Al hilo de los últimos debates habidos en este foro sobre Portugal y España, aquí otro tema no tocado en estos pagos. Los territorios del Reino de León hoy en Portugal.
Parece que solo se habla del tema de Olivenza, pero desde el separatismo leonés se acusa de centralismo al gobierno de Lisboa.
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El Mundo - La Crónica
El modelo territorial leonesista
El pilar fundamental sobre el que se plantean los programas de desarrollo económico, estratégico y funcionales es fijar, como premisa de partida, el ámbito territorial al que se circunscriben. Cualquier planificación en ese sentido plantea como uno de los escenarios óptimos la homogeneidad de territorios para, así, aplicar políticas homogéneas, íntegras, y que proporcionen mayor calidad de vida y bienestar a los ciudadanos que habitan en esas demarcaciones.
En el caso del País Leonés nos encontramos con un territorio absolutamente desarticulado, dividido artificialmente en dos estados, varias provincias, y que no cuenta con ninguna administración propia ni siquiera para una parte mayoritaria del territorio. Es por ello que las políticas que se aplican en un país como el nuestro son de diverso calado, pero en todo caso inapropiadas para solucionar las problemáticas concretas.
De entrada el País Leonés no dispone de una administración propia dotada de competencias que permitan generar recursos y partidas presupuestarias que permitan realizar inversiones. Tampoco cuenta con ningún tipo de organismo capaz de diseñar programas, propuestas, o tan siquiera realizar análisis globales o sectoriales. Necesitamos, por ello, planteamientos que sean capaces de poner encima de la mesa soluciones eficaces para resolver los problemas de los ciudadanos. Y la carencia de este modelo es, sin duda, el mayor handicap con el que nos encontramos los leoneses a la hora de planificar nuestro desarrollo.
Por otro lado, y como consecuencia de la completa ausencia de una administración propia, los leoneses somos gobernados por administraciones que nos son ajenas, y por tanto las políticas son divergentes en un territorio homogéneo. Ello implica que para problemas comunes a todo el territorio, se aplican políticas diferentes dependiendo de la administración que ejecute competencias. Y son nada menos que dos estados los que en estos momentos tienen competencia sobre territorio leonés: el español y el portugués.
Por la estructura centralista de Portugal, los territorios leoneses del Distrito de Braganza se administran directamente desde Lisboa, con criterios absolutamente dependientes de la capital de un estado centralista, para la que el nordeste trasmontano es poco más que un territorio ultraperiférico como Madeira o las Azores. Las comunicaciones transfronterizas apenas despegan, la IP-4 no es una solución óptima, y las conexiones con el resto del País Leonés no son eficaces; y la consecuencia es que se está lastrando el desarrollo de Braganza. La comunicación, los servicios, la educación y la sanidad están de espaldas entre Braganza y Sanabria, entre Aliste y la Tierra de Miranda, y ello a pesar de que la distancia entre estas regiones leonesas haría aconsejable un modelo integrador de políticas y servicios.
Los territorios leoneses administrados por el estado portugués no gozan en la actualidad del más mínimo grado de autonomía, y carecen de administraciones, organizaciones o propuestas de desarrollo no ya conjuntas con el resto de los leoneses, sino incluso específicas dentro de Portugal. Eso sí, al menos, todos ellos forman parte del Distrito de Braganza, aunque sin contenido ni competencias.
El panorama al otro lado de la frontera es aún más desalentador. Centrándonos en el grueso de nuestro territorio, éste fue dividido principalmente en las provincias de León, Zamora y Salamanca, y fue integrado en una Comunidad, la de Castilla y León, aún más extensa y centralista que el propio Portugal. No sólo no existe tampoco una administración para esta región, sino que no hay ningún tipo de organismo capaz de defender propuestas, proyectos o simplemente líneas de desarrollo. Los programas se hacen para dos territorios heterogéneos, pero son homogéneas, es decir, la base del antidesarrollo, la base del desequilibrio, la base de la desigualdad, y todos sabemos quién ha salido perjudicado en esta homogenización.
Los leonesistas hemos de tener bien claro cuál es nuestro modelo territorial, y defenderlo. No es de recibo que un partido político leonesista, que una organización leonesista, que un colectivo leonesista, plantee un modelo de desarrollo, un modelo educativo, un modelo sanitario o un modelo político que no tenga en cuenta a la totalidad de los leoneses. Los leonesistas hemos de crear para todos los leoneses estructuras propias, organismos propios, modelos de país hechos desde y para el País Leonés, y ello es el único camino que nos conducirá a tener administraciones propias, que gobiernen a la totalidad de los leoneses.
Sólo así, con una administración leonesa, que plantee políticas para todos leoneses, garantizaremos una mayor calidad de vida para los ciudadanos. Y ése ha de ser, sin duda, el objetivo de los políticos leonesistas.
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