El edetano que pudo gobernar Roma


Caldarium femenino de las termas de Mura, Llíria (Valencia)


No hay cordobés que no presuma de la sapiencia de su Séneca, ni calagurritano que no esté orgulloso de su Quintiliano, ni bilbilitano que no cite a su satírico Marcial, ni poncino que no elogie las glorias de su amado Trajano, cuatro ilustres exponentes de nuestra fecunda Hispania romana, pero… ¿Somos conscientes los valencianos que estas tierras también vieron nacer a un hombre tan carismático e importante como todos los anteriormente citados?.


La mayoría no, por desgracia. Descubramos un gran nombre para la historia de este rincón del mundo, merecedor de calles, plazas y estatuas en todo el Camp del Turia. A finales del siglo I d.C., con más de un siglo de paz y prosperidad en tierras edetanas, el comercio y las actividades agropecuarias se habían repuesto de la desastrosa rebelión de Quinto Sertorio. Durante el principado de Augusto se renovó la gran calzada que cruzaba la actual Comunitat Valenciana de norte a sur, se le concedió el título de Municipium Civium Romanorum a la nueva Edeta/Lauro (la antigua ciudad ibera fue incendiada y abandonada tras el asalto sertoriano) y la colonia Valentia se refundó y repobló. Así pues, el valle del Turius se convirtió en un territorio tan intensamente romanizado que pronto dio al Imperio un hombre para estar muy orgulloso. Estamos hablando del gran Nigrino.





Marco Cornelio Nigrino Curiacio Materno, de la tribu Galeria, nació en Edeta sobre el 40 d.C. De familia presumiblemente indígena, tal vez descendiente de segunda generación de aquellos auxiliares edetanos que sirvieron con el princeps en las guerras civiles y que obtuvieron ciudadanía y tierras con la Pax Romana, fue hijo de M. Cornelio Nigrino y Curiacia Materna y fruto de un matrimonio que juntaba a dos familias pudientes de la Tarraconense y Bética respectivamente. En el caso de estos Cornelio, su buena posición económica era debida a la propiedad de minas de lapis specularis (espejuelo, el yeso translúcido que se utilizaba como cristal en las ventanas) en Segobriga (hoy Saélices, Cuenca) Los muchos sestercios que obtenían de una explotación así en plena euforia constructiva romana, algo que lamentablemente nos suena, le catapultaron al gobierno local de Edeta, formando parte como joven decurión en el ordo equester hasta que fue designado como tribuno militar de la Legio XIV Gemina en Britania.


En la isla de las brumas empieza el meteórico cursus honorum de este insigne edetano: Entre el 63 y el 69 pasó al limes del Danubio, donde el propio emperador Vespasiano le concedió el privilegio honorífico Adlectio Inter Praetorios. Después de esta etapa ascendió a legado, sirviendo en la VI y VIII Augusta en Germania y Aquitania respectivamente. En el año 83 fue a Roma en condición de cónsul suplente, partiendo un año después como gobernador de Moesia (aprox. hoy Bulgaria) Allí se destacó guerreando contra los dacios, los fieros habitantes de la actual Rumania, que no eran unos bárbaros, sino un reino estable y civilizado que rivalizaba con Roma sobre el control de las riberas del Danubio.

Entre su llegada a Moesia y su segundo y tercer consulado entre el 86 y 89 consiguió más condecoraciones que ningún otro militar de la época: dos coronas vallaris (el primero en asaltar un campamento enemigo), dos muralis (el primero en subir a una muralla enemiga, dos civiles (el primero en salvarle la vida a un compañero), dos navalis (el primero en abordar una nave enemiga) y ocho estandartes… El edetano Marco Cornelio Nigrino fue uno de los únicos cinco senadores el lograr dichas condecoraciones juntas (solo mejorado por Vespasiano y delante de su coetáneo y gran competidor, Marco Ulpio Trajano), además de ser uno de los únicos senadores que obtuvo tres consulados sin ser de la familia imperial y no acabó siendo sentándose en el trono de Roma.


Domiciano, segundo hijo de Vespasiano y uno de los gobernantes más psicópatas que dio la antigua Roma, se obsesionó al final de sus días con poner hombres de lealtad intachable al frente de las provincias más relevantes. Dentro de aquel despliegue, Nigrino fue enviado a Siria, el baluarte de Roma frente a su enemigo secular, el Imperio Parto, donde ejerció como pretor entre el 95 y 97. Este año en concreto, el 97, marca el abrupto final de la carrera política y militar de nuestro héroe, fecha que coincide con la adopción de Trajano por el anciano emperador Nerva.

A partir de aquí ya son especulaciones sobre porqué Marco Cornelio Nigrino es relegado de sus funciones y desaparece de la vida pública, suponiendo que volvió a su Edeta natal y falleció sobre el cambio de siglo. Algunos historiadores hablan de una damnatio memoriae, el borrado de toda muestra o recuerdo de la existencia de alguien que era decretado por el Senado o por el princeps de turno para eliminar a sus enemigos hasta de la memoria. En mi opinión, quizá así fue y el nuevo princeps Trajano, temeroso de que su mayor competidor pudiese representar una futura amenaza, lo dejara sin pretura y sin trabajo y lo mandase de vuelta a casa, o tal vez el propio Nigrino, ya cerca de los sesenta años y más de cuarenta fuera de Edeta sirviendo a las águilas desde Britania a Siria, desease un merecido retiro en su villa junto a las rumorosas riberas del Turius. El caso curioso es que sólo en Llíria se han encontrado cinco inscripciones relacionadas con Nigrino, donde se enumeran sus cargos públicos y condecoraciones, pues ni Dion Casio ni Plinio comentan nada sobre él en sus textos contemporáneos (siendo un héroe militar sin parangón en sus tiempos), ni hay en toda Roma inscripción alguna sobre él… Sí que parece una damnatio memoriae, salvo por la bravura o inconsciencia edetana de lo que supone ignorar una ley así de estricta. Se piensa que el complejo termal de Mura, en el Pla de L’Arc, fue una fastuosa obra civil muy probablemente promovida y financiada por Nigrino para dotar a su pequeña ciudad natal de unos baños y centro cívico propio de una gran urbe. De hecho, es el complejo lúdico-religioso de este tipo más extenso de toda Hispania.




Esta es la inscripción más completa de las encontradas en Llíria:

CIL 02, 03788:


[M Cornelio] M f Ga[l Nigrino] / [Curiatio Ma]terno co [s] / [trib mi]l leg

XIIII ge[minae adlecto] / [inter praetorios a]b Imp Caesar[e
Vespasiano Aug] / e[t Tit]o Imp Caesare A[u]g f ab eis prae/libus
emendandis leg Aug leg VIII Au[gust leg Aug pro pr] / provinc
Aquitania leg pro pr M[oesiae donato bello Da]/cico co[ro]nis
mura[l]ibus duabus et [coronis vallaribus du]/abus e[t coro]nis
classic[is] duabus et coro[nis aureis duabus hastis] / [puris octo
vexillis oc]to leg Aug pro [pr provinc Syriae]
Completo: [M(arco) Cornelio] M(arci) f(ilio) Ga[l(eria) Nigrino] /
[Curiatio Ma]terno co(n)[s(uli)] / [trib(uno) mi]l(itum) leg(ionis) XIIII
ge[minae adlecto] / [inter praetorios a]b Imp(eratore) Caesar[e
Vespasiano Aug(usto)] / e[t Tit]o Imp(eratore) Caesare A[u]g(usti)
f(ilio) ab eis prae/libus emendandis leg(ato) Aug(usti) leg(ionis) VIII
Au[gust(ae) leg(ato) Aug(usti) pro pr(aetore)] / provinc(iae) Aquitania
leg(ato) pro pr(aetore) M[oesiae donato bello Da]/cico co[ro]nis
mura[l]ibus duabus et [coronis vallaribus du]/abus e[t coro]nis
classic[is] duabus et coro[nis aureis duabus hastis] / [puris octo
vexillis oc]to leg(ato) Aug(usti) pro [pr(aetore) provinc(iae) Syriae]
Marco Cornelio, hijo de Marco de la tribu Galeria, Nigrino Curiatio
Materno, cónsul, tribuno militar de la legión XIII gemina, pretor con
los emperadores Vespasiano y Tito, legado augusto de la legión VIII
Augusta, propretor de la Provincia Aquitania, legado propretor de la
provincia de Moesia, recibió por la guerra en la Dacia dos coronas
murales y dos coronas vallares y dos coronas clásicas y dos
coronas áureas y hasta ocho hasta purae y ocho vexiliae, legado
augusto propretor de la provincia de Siria.

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