Habrá que juzgar sobre lo que García Moya escribe y ver si miente o no. Algunos artículos cogidos aleatoriamente (estos sí, y no las manipuladas imagenes que nos quería meter Hug):

Cantimploras, borrachos y galdirots



Ricardo García Moya



En 1411, el Cancionero de Baena aludía a los admirados reinos europeos de: “Inglaterra, Francia e Valencia” (468, v.12). Con fronteras geográficas y culturales definidas y defendidas, el Reino de Valencia tenía capacidad para armar flotas (locomprobaron la república de Génova, el reino dé Granada, los corsarios de Tedeliç, etc.), así como ejército para ahuyentar moscones (p.e.: en 1462 los catalanes proclaman conde de Cataluña al rey castellano, pretendiendo con las armas que los valencianos lo aceptaran como rey. La caballería valenciana de la Or­den de Montesa solucionó el problema el 3 de septiembre de 1463, al aniquilar a las fuerzas catalanas junto al Ebro). Los humanistas como Canals diferenciaban entre valenciano y catalán en 1395 y, en el Compromiso de Caspe, las actas aparecen en idioma valenciano; el mismo que en 1411 usa Vicent Ferrer (en 1445, Razzano re­cuerda que sus sermones “sua valentina ac materna lingua fuerit semper locutus”). En el XV éramos un pueblo respetado y de idioma tan vigoroso que exportaba léxico a sus vecinos.

La voz valenciana cantimplora sugiere aventuras en desiertos y selvas, aunque los ejemplares de 1411 no eran como los de las películas de Indiana Jones, sino unos alambicados recipientes de cobre o estaño que servían para enfriar el agua. Así las describe el Diccionario de Autoridades en 1729, añadiendo una cita de la “Dorotea” (1632) de Lope de Vega, donde se compara el ruido de chapines (calzado femenino de corcho forrado de piel) con el raro murmullo del agua en las cantimploras. La lengua castellana y la catalana habían asimilado la voz com­puesta “cantimplora” de la lengua valenciana, pues ya en 1460 los valencianos elaboraban metáforas sobre las volubles mujeres que cantan y lloran con facilidad, asociándolo al sonido del agua cuando se desliza en el interior del recipiente o es derramada. La primera documentación aparece en idioma valenciano como “cantiplora” (después se añadiría la nasal m), en los versos de Roig (Espill, 1460), y en los de Gaçull en el mismo siglo XV; posteriormente se extendería al castellano y catalán.

Hoy, los lexicógrafos afirman que es de origen catalán (también podría ser castellano, pues “plorar” era un arcaísmo en Castilla); pero la documentación -para infortunio de cleptómanos -, no admite dudas.

Del agua pasamos al vino y sus efectos, concretamente al origen del adjetivo “borracho”, que no procede del “ebrius” latino. Si usted consulta, por desgracia, el “Origen de las palabras estrafalarias” de José Calles, creerá que es voz condal, al relacionar “borracho” con el catalán “morratxa”; o que “viene de las borras que deja el vino en reposo...viendo que los bebedores apuraban las borras, los españoles llamaron borrachos a esos individuos” (p.53). Hasta aquí las aclaraciones de Calles que, simplemente, sintetiza textos de Covarrubias y Corominas, cuidándose de silenciar referencias a la lengua valenciana; aunque conste en las obras que fusila.

Así, en 1611, Covarrubias no asociaba borracho con nada catalán; sino con la bota de cuero llamada “borracha” en Valencia, Aragón e Italia. El lexicógrafo usaba diversas expresiones para referirse a nuestro idioma: “belitre, en lengua valenciana”, “murciélago en castellano, el valenciano le llama rat pennat” (Tesoro,1611). Por su parte, Corominas tira para casa y apunta que el catalán “borratxo” originaría el castellano “borracho”; pero él sabía que esta voz, por el sufijo “acho”, señala un proceso morfológico que no se daba en los condados barceloneses, sino en el caldo de cultivo mozárabe de un Reino de Valencia idiomáticamente “fecundíssim” (Corominas dixit). Esa “ch” tan perseguida por la academia de Hauf y Ascensión es la que marcaba al politizado filólogo. Por ejemplo: de la voz valenciana “fachida” documentada en el XIV, razonaba que la “ch, tan rarament pertanyent al fons primitiu del catalá, es una senyal gairebé infal-lible que una forma o mot ens ve d’un llenguatge afí peró distint de la nostra llengua” (DECLLC), añadiendo que el origen sólo podía ser “mossàrab”. El sabio explica que “fachida” subiría, valga la expresión, desde el Reino por la ruta a Lérida: “des de València, pujant per Cardona i Solsona es degué propagar fins a Cerdanya”. El culto idioma se extendía hacia el norte, no a la inversa.

El sufijo “acho” es acorde con la derivación valenciana: “amigachos ¿com va?” (Relació de Pepe Canelles, h.1784); “Ii diguí amigacho”(Coloqui dels poticaris, B. Nic. Primitiu, h.1790); “alguns atres amigachos” (Baldoví: Un fandanguet en Paiporta, 1855). Como es sabido, hay voces patrimoniales valencianas que enlazan con el mozarabismo prejaimino, como “fardacho”, que posee el sufijo citado. Según Corominas sería resultado del “cruce del árabe hardún, lagarto, con el preislámico valenciano de origen bizantino sarvacho” (DCECH). El vocablo, con tal grafía, era popular de Morella a Oriola en idioma valenciano: “com está el fardacho” (Les marors de una fadrina. 1860); “un fardacho de pell tostorrida” (Lorente, Lluis: Ramona o una perla. Elig, 1887). En catalán es “llangardaix”, sustantivo que los colaboracionistas enseñan a nuestros hijos.

Hasta Corominas, en un descuido, da a entender que “borracho” ­es creación del mozarabismo valenciano: “Borratxo... el catalán tomaría verosímilmente el vocablo del mozárabe valenciano” (DCECH). Pero algo falla en estos lexicógrafos, pues dan “borratxo” con tx como voz nuestra, y servidor no lo ha visto en ningún texto de escritor valenciano (y no me refiero a los catalaneros del XX). No obstante, el DCVB de Alcover, Guarner y Moll no ofrece otra documentación, que sí existe y aquí la mostramos: “qui está borracho” (Pou: Thesaurus, Valencia, 1675); “prengueren al borracho” (Porcar: Coses, 1617); “cabró, borracho” (Mulet: Poesies a Maciana, 1643); “quant hu s’emborracha” (Galiana: Refrans valencians, h. 1760); “crec que estabes borracho” (Coloqui de Tito y Santo, h. 1790); “y els tres ultims de borrachos” (Rafelo de Picasent ignora la novetat, 1813); “borrachonets son els que trauen el cap” (Conv. entre Saro Perrengue, 1820); “borracho de aiguardent... borrachera del mon” (El Mole, 1837); “un instant de borrachera” (Lorente: Ramona. Elig, 1887); “borracho” (Fullana. Voc. 1921); “borracho” (Dicc. Real Academia Valenciana, 1997). Y habría que añadir “Borrachez”, mote de un alegre morisco valenciano del 1500 (Labarta: Onomástica. CSIC, 1987, p.118)

Nuestros antepasados también crearon adjetivos curiosos, corno “galdirot”, inútil parásito que quiere medrar: “un galdirot aprenent de mariscal” (Bib. Nac. Coloqui del Tio Pelut, 1801, f.24 v.). Ahora podríamos preguntar ¿cuántos “galdirots” están haciéndose millonarios con la inmersión catalana que nos ahoga? Aquí todo es engañar, desde la lengua a la bandera, ¿vieron qué poco exhibían la Real Señera en el Congreso del PP? Se avergüenzan de la misma y la humillan hasta en los actos del 9 de Octubre, al tratarla como bandera municipal y denigrarla con música de ridículos pasodobles.

Diario de Valencia 6 de Octubre de 2002


Covarrubias, la lengua valenciana y la Cancillería Real
Por Ricardo García Moya
Hace años localicé un documento dirigido a la Cancillería Real, para que el vicecanciller lo hiciera llegar a su verdadero destinatario, el rey Felipe III. En el mismo se advertía al monarca de que la relación adjunta, "escrita en lengua valenciana", podría traducirla el Marqués de Denia. EI texto, relativo a festejos en honor del monarca en 1599, presagiaba el valenciano moderno: joyes (no joies), llonja (no llotja ni llotjeta); esta Ciutat (no aquesta); triunphants (que daría triumfant, no el triomfat barcelonés); acudixquen ab dos (no amb dues) y los enfronts de ses cases (no i les façanes de las sevas casas). EI documento también citaba la tradición del Reino de ofrecer al rey "confitures, piules, cohets y tronadors".
EI testimonio fue despreciado por los inmersores con el argumento de que el autor sería un escribano ignorante o chauvinista. Ultimamente, revisando el manuscrito descubrí con agradable asombro que el supuesto funcionario analfabeto era, ni más ni menos, que Sebàstián de Covarrubias; el mayor erudito en léxico en tiempos de Cervantes; experto en desenredar orígenes enmarañados por cruces de árabe, latín o francés; el mismo que en 1.997 es consultado obligatoriamente para realizar cualquier tesis doctoral sobre las lenguas hispánicas del Siglo de Oro.
EI licenciado Covarrubias, nacido en 1539, fue autor del primer diccionario etimológico con rigor científico. De sólida formación universitaria y conocedor del griego, latín, francés, castellano e italiano, su Thesoro de la lengua, publicado en 1611, fue calificado por Martí de Riquer como "obra capital para el conocimiento del idioma en los tiempos en que más brilló nuestra literatura". Así que no fue un anodino escribiente quien escribiera aquellos documentos sobre la lengua valenciana, y hay que puntualizar que el lingüista no debía nada a los valencianos; pues, debido a su carácter fuerte, tuvo roces con el retor Assoris de Cocentaina, los jurados de Valencia, el Cabildo de Gandía y el arcediano Andreu de Morvedre. Este distanciamiento afectivo valora más la asepsia de sus apreciaciones idiomáticas.
Tras estudiar en Salamanca, el licenciado se convirtió en un comisionado real capaz de solucionar problemas con moriscos, preparar bodas reales o recibir princesas. Su poliglotismo le permitía tratar con italianos en Roma (1579), con catalanes en Barcelona (1581 ) y con valencianos en el Reino, donde residió desde 1595 hasta 1601. Covarrubias también hace referencia en el Thesoro de la lengua a , nuestro idioma: "Alazor. Cartamus cuicis, açafrán romi; en Valencia, safrá bort". En otros vocablos no es tan lacónico: "Fusta, Los oficiales della se Ilaman en lengua valenciana fusters".
La lista es extensa: "Albayalde, en valenciano blanquet; Chulla es vocablo valenciano; Camaroja, especie de endivia o achicoria, es vocablo valenciano; albacora, por ese nombre Iláman en Valencia a la breva". Covarrubias anota más palabras valencianas sin especificar, al ser compartidas por otros idiomas peninsulares: cava o fosa, espital, foguera, ferir, galochas, garbillar, gavia, gola, gorja o cueIlo, almud, Almudi en Valencia, alcarchofa, chirivía, almorçar, çaragüelles, çaida, etc.
La correspondencia que Covarrubias y los estamentos valencianos dirigen a la Cancillería Real es abundante (ACA. C. 1: 1350), y demuestra que la lengua valenciana estaba reconocida al más alto nivel. EI cuento de hadas de que "la Cancillería Real sólo reconocía la lengua catalana, no la valenciana", propagado por el Institut d'Estudis Catalans, choca con la realidad. Desde 1276 - cuando Jaime I ordena arromançar fueros- hasta el decreto de 1707, se usaba el latín y el romance o lengua valenciana, como testimonian documentos similares a los remitidos por Covarrubias al vicecanciller del Consejo de Aragón y al rey de Valencia. Otra cosa es que algún despistado Ilame provenzal, aragonés, castellano o catalán a nuestra lengua. Hay ejemplos: "Guarden les forces", lema de Alfons el Magnanim, era "aragonese" para un tal B. Degenhart (Pisanello. Torino 1945, p. 79).
Covarrubias dejó también un manuscrito (BNM, Ms. 6159) sobre nombres propios u Onomastikon. Aunque sólo abarca hasta la dicción Moisés, ofrece comentarios valiosos: "Alpuche. Que en Lengua Valenciana antigua se Ilamó el Puig, que vale tanto como monteciquo (sic) pequeño, de la palabra italiana Poggio" (BNM, Ms. 6159). EI matiz sobre "lengua valenciana antigua" remite al romance usado en tiempos de la Conquista, ya que Covarrubias está refiriéndose a los avatares del Puig coetáneo de Jaime I.
Por tanto, los valencianos tenemos el testimonio del serio Covarrubias, que ridiculiza a los "seriosos" (?) del Institut d'Estudis Catalans que afirman que la lengua valenciana sólo existió en la mente de viscerales chauvinistas. En 1599, por lo visto, eran legión: el rey de Valencia, los Estamentos del Reino, las autoridades eclesiásticas, el Consejo y Cancillería de la Corona de Aragón, el licenciado Sebastíán de Covarrubias, el mismo Cervantes, etc.
Las Provincias 7 de Marzo de 1997

Los “maulets” fueron castellanistas
Por Ricardo García Moya

En Cataluña y en plena Guerra de Sucesión, el 11 de mayo de 1710, se celebró la festividad de la patrona del reino en el Monasterio de San Pedro de las Puellas de Barcelona, cantando melodías el coro del Palacio de la Condesa, siendo maestro el sacerdote Tomás Milans. EI acto tenía su trascendencia, al ser promotores del mismo los doscientos valencianos huidos del reino tras la ocupación de éste por las tropas borbónicas.
En Barcelona -con paraguas militar de ingleses y portugueses-, los fugitivos de Valencia, Castilla, Aragón y Navarra soñaban con regresar a sus tierras.
En los años de espera, cada colectivo mantuvo celosamente sus tradiciones, sin integrarse en la cultura catalana.
Quizá a ello responda que, en Barcelona, los "maulets" valencianos usaran la lengua castellana o española en los actos festivos. La pantomima lingüística de hablar valenciano y que les contestaran en catalán no les placía, por lo que la lengua española era la vehicular para todos. .
EI mismo archiduque "maulet" Carlos de Austria, en 1712, después de siete años de estar en tierras valencianas y catalanas, siempre se dirigía en castellano a sus súbditos, fueran los Comunes de Barcelona o el humillado Basset.
Jamás utilizó el valenciano o el catalán en cartas y alocuciones.
En consecuencia, el 11 de mayo de 1710, por deseo de los "maulets" valencianos, las voces catalanas que componían el coro del Palacio de la Condesa interpretaron en la festividad de la Mare de Deu dels Desamparats una serie de coplas compuestas para la ocasión que, entre líneas, reflejaban el angustioso estado de ánimo en que se encontraban.
EI tema que rige los cánticos es la añoranza del Reino de Valencia, al sentirse extranjeros en Cataluña:
"Viendo que en María tienen / su Amparo los valencianos / hoy le buscan en María / porque están desamparados". Las súplicas al poder celestial por estar "en triste y larga ausencia, rendidos, postrados, desterrados" no eran simple retórica.
La suspicacia catalana hacía difícil la estancia de los "maulets" en Barcelona. Cualquier conversación intranscendente podía suponer cárcel o muerte.
Así, en el Dietari del Consell Barceloní leemos que el sábado, a 26 de agosto de 1713, "los Concelleres fueron a la prisión a presenciar el juicio de un preso que se Ilama Vicente Martínez, valenciano de nación.
Fue condenado por espía a cortarle la cabeza, hacerle cuartos, la cabeza puesta en jaula de hiérro, atormentado in capite sociorum y confiscación de bienes".
Lo que más gustó a los Consellers era la confiscación de bienes, pero el espectáculo del lunes siguiente tampoco lo despreciaron.
Tal día, después de ser atormentado lentamente, una jaula con la cabeza del valenciano Vicente Martínez adornaba las calles barcelonesas.
La realidad que ofrecen los documentos "maulets" contradice la propaganda cada 25 de abril por los agentes catalaneros.
Los "maulets" jamás se preocuparon de defender la lengua valenciana, a la que no consideraban en peligro; pero también es cierto que jamás en la historia del Reino de Valencia se promovió tanto la lengua de Cervantes.
Los textos del régimen repiten el tópico de la inmersión castellana de la reina Germana, ocultando que fue cosa de niños si se compara con la efectuada por los "maulets".
Valga de ejemplo que los "maulets", los auténticos, autorizaron e impulsaron la representación de obras teatrales exclusivamente en castellano en plena Guerra de Sucesión, entre 1705 y 1707, en Valencia.
EI general Basset y sus compinches asistían complacidos a las comedias y dramas de Calderón, Moréto, Matos Fragoso, Rojas Zorrilla, etc.
EI colectivo "maulet" -en vísperas de la Batalla de Almansa llenaba el corral de comedias para presenciar "EI genízaro de Hungría", "Los amantes de Teruel" o "Los tejedores de Segovia"; es decir, obras que ensalzaban la lengua española del Imperio y la grandeza de la dinastía austríaca.
Igual actuaban los "maulets" catalanes en Barcelona. En 1708, cuando ningún gobierno de Madrid les obligaba a editar obras en español, publicaron los "Anales de Cataluña" en castellano.
Se trataba de una obra lujosa, editada "oficialmente" y dedicada al "venerado monarca Carlos III de Austria".
Es curioso que el autor rechazara el autóctono Narcís, firmando la obra como "Narciso Feliu y Farell, caballero de la Orden de Santiago", presumiendo de pertenecer a una orden del reino de Castilla.
Igual actuaba el Correo Mayor de Valencia, un "maulet" llamado Jacinto Oliver que estaba en 1708 en Barcelona y recibió el título de Caballero de Alcántara -de la orden castellana homóni mapor voluntad del archiduque Carlos III.
Lo anterior -cantos a la Virgen de los Desamparados o la edición de los "Anales de Cataluña" en castellano contradice el cliché del "maulet" catalanero impuesto en nuestros días por la Universidad, demostrando que los infalibles dogmas académicos pueden rozar el ridículo a poco que se investigue.
Aunque esto no sucederá mientras tengan los medios de comunicación social o informativos en sus manos.
Las Provincias 25 de Abril de 1996


Boabdil Camps
Ricardo García Moya
Asomado a la ventana mediá­tica, Boabdil Camps, lloras a otras comunidades para que defiendan el 'valenciano'. ¿Pre­tendes, infeliz, que Extrema­dura o Melilla se opongan a la catalanización que has ampara­do desde que fuiste Inmersiomán de Educación? Tú eres responsable del lodazal, no Pu­jol, ni Carod. En la Universidad se frotan las manos. Saben que cuanto más baladroneas, más dinero público quemarás para implantar el catalán desde Monóver a Morella, diariamente, por voluntad tuya y dinero nuestro, Canal 9 y Punt 2 afian­zan la lengua catalana. ¡Ni el Cipriano te superaría! Ahora, gracias a ti, los colaboracionis­tas controlan todo. Los niños siguen consultando textos como la Gran Enciclopedia Catalana (que habéis distribuido), donde dicen que sólo existe el catalán no el valenciano; y que somos catalanes. Y tú, ¿qué haces?, ca­llar, cobrar y subvencionar. En ciertos centros oficiales, que conoces desde que eras Inmersiomán, todavía se niegan a izar la Real Senyera y la nacional. Esperan a que aprobéis la ban­dera catalana en algún pacto de esos que practicáis a hurtadi­llas. Así que no nos humilles llo­riqueando a Madrid o La Rioja.
El otro sábado hubo examen de 'valencià' en la Universitat d´Alacant. En realidad fue un trágala del catalán más nausea­bundo del IEC. Boabdil Camps: o eres el mayor inútil para atajar este atropello, o eres el cerebro del mismo, o estás ciego, sordo y mudo. En Correos me ofrecen anuncios de tu Generalitat sobre 'desenvolupament de la infante­sa'. El primer sustantivo no exis­te en valenciano, al ser un pastel catalán del XX; y el 'infantesa' es arcaísmo de los romances peninsulares, como vemos en la Gran Crónica de España de 1385. Tu objetivo es ciscarte en el idioma creado por nuestros antepasados. Así, en textos clási­cos ya figuraba el sufijo 'ea' que establecería diferencia entre el catalán 'infantesa', el castellano infancia y el valenciano 'infantea´. Ahora, Boabdil Camps, pro­hibes este signo de identidad lin­güística presente en bellea, riquea, vellea, noblea, altea, fran­quea, pobrea,.. ¿Por qué no te vas a Barcelona y te unes a Carod? El sustantivo abstracto 'infantea', vetado por los peperos tuyos, es valenciano desde tiempos clásicos: 'infantea' (Ca­nals, A.: traducció al valencià del Valen Máxim, 1395); `la infantea´ (Ferrer, St. Vicent: Quaresma, 1413); 'ab saviea-.. infantea' (Roig: Espill, 1460). Veo impresos de tu Generalidad con engendros como `l´emplenament d'aquest'. ¿Lo ves, Camps? No nos hagas más daño y vete a casa con el pastón vitalicio. Eres inca­paz de enfrentarte a los filólogos fascistas que, conocedores de tu complicidad, nos introducen el catalán por cierto sitio. El verbo 'emplenar' no existe en idioma valenciano, aunque sí en catalán por documentarse oralmente en el siglo XX en Puigcerdá y l´Empordá. Además, en `l´emplenament d´aquest' figura 'aquest´ arcaísmo que voluntariamente los valencianos susti­tuimos por 'este7, y no en el siglo XX.
Cuando en 1521 realiza latraducción a la lengua valenciana del Blanquerna, el humanista Bonlabi sustituye construcciones y léxico del provenzal de Llull por equivalentes valencia­nos. Donde el manuscrito dice 'aquestes paraules', lo traduce a 'estes paraules'; es decir, sustituye el demostrativo y mantiene `paraules'. Hoy, Boabdil Camps, obligas escribir en catalán 'aquests mots´, acción que no entendería Bonlabi, culto rena­centista que traducía `febre' en `febra'; `remembrant´ en `recordant´; 'pobretat´ en 'pobrea'; 'jo' en 'yo': 'mentre' en `mentres'; 'infants' en `chics', `altrejat' en 'atorgal'; 'plus pobre' en `mes pobre'; `fredor' en 'fret´; `servei' en 'servici'; `vestiments' en 'vestidures', etc. En 1521, sin teatreros como tú, se busca­ba el genuino vocablo valencia­no, el giro adecuado, la cons­trucción exacta. Bonlabi usaba el 'lo' que prohibes a tus funcio­narios: `y dirli lo contrari´ (Blanquerna, trad. al valencià, 1521, f. XXX). Huí, diu mon amic, escoltem per Canal 9 al colaboracíoniste que, en conter de dir '1o que´ marmola `el que passará' y -en ulls com a paelles- mos preguntem quin personage pasará: ¿Gotzila en la bu­fanda del Valencia CF? ¿Consuelín Pitiminí? ¿El depósit de gas fet dona y en quatre barres?¿Conillet meló d'Alcher chillant Vixca la Mare de...? ¿Chiquillo de la Calzada dient chistes roins? En 1521 nadie suplicaba que nos defendiera la lengua, o el trasero, a Melilla o Asturias.
Mosatros, en valencià, tenim páraules com un 'millo'; en cátala tenen `milió'; y en castellá, 'millón' ¿Cómo actúa Boab-dil para unificar la lengua? Muy fácil, tiene a su servicio la aca­demia de catalán Canal 9 y, con programar un bodrio titulado 'Un milió' a las 20 horas, ya es­tá, La misión de Boabdil es obe­decer al IEC, El arcaísmo 'milió' es un cadáver resucitado por el IEC hacia 1920; pero si Barce­lona hubiera impuesto otra gra­fía, Boabdil Camps la aceptaría. bailándoles la danza del vientre. Nosotros tenemos tendencia a palatalizar la lateral alveolar 'l´ en 'll', de ahí que el sustantivo `milló' presente raíces medieva­les: 'millons de animes´ (Ferrer, St. Vicent: Sermons, c. 1400). La grafía se afianzó, aunque los fascistas de la Universidad ocul­tan o alteran esta documenta­ción valenciana del vocablo y sus derivados: 'dos millons en festes' (Porcar: Ms. Dietari, 1623); 'un millo de soldats' (Coloqui de Tito y Sento, 2a part, 1789); `en mes de trenta mi­llons' (B. Nic. Primitiu. Ms. 420. c-1790); `un milló en mal estat' (Col. de la leva, c. 1795); `un milló de homens' (Bib. Nac. Ms. Jorge Palacios, 1801); 'mil remillons nom faça desbaratar' (Conversació del tío Senent, 1808); 'conta un milló' (Conv, de Saro, 1820); `li falten els millons' (Els chics educats, 1846); 'milló' (Mentres pasa la diana. Alcoy, 1855); `fora guapo y mi­llonari' (Palanca: Secanistes de Bixquert. Xátiva, 1867); 'un millonari' (Colom y Sales: Tal es Cualis, 1872); imillonésim' (Escrig: Dicc. 1871); 'millons de gracies' (Casademunt: Un bateig en Burriana, 1871); 'un milló de pesetes' (Escrig: Dicc. 1887); 'alguna tafarrera millonaria" (Escalante: Un buen moso, 1889); 'tots els millons' (Bernat, Lluis: El terreno del honor, 1894); 'els Estats Units tenen millons' (Semanari El Cullerot d'Alacant, 24 abril 1898); `un millonari de poblet' (Gadea: Ti­pos, 1908); '¿Ytots eixos millons que diuen?'(Canyisaes, Monóver,1909); `milló, millonari' (Fullana: Voc. 1921), etc.
Boabdil Camps: ¿llamarás a Canal 9 para que cambien 'milío' por un `milló´? ¿No puedes? ¡Ah, te entiendo! El IEC ordena, 'milió' por aquello de la unidad del catalán y tú no pintas nada. No patixques, máscle, mos donem conter de que te duen com a president per sequía. Aixina mos expliquem que plores a atres de fora, ¿quí sap si Ceuta o, a lo millor, Cantabria…?
Diario de Valencia 28 de noviembre de 2004