Los leonesistas ponen en marcha la campaña «León por bandera» para sembrar la provincia de emblemas púrpura y dar el contrapunto a la enseña autonómica de cara al 23 de abril
Hartos de ver cómo la Junta llena de «trapos» (sic) la provincia, en referencia a la bandera autonómica, los líderes de la UPL, -en concreto su secretario general, Joaquín Otero-, presentaron ayer una iniciativa para que ningún leonés se quede con las ganas de mostrar el orgullo de León, es decir, su bandera, a diestro y siniestro, y más teniendo a tiro de piedra, como quien dice, el 23 de abril, el día de la fiesta de Castilla y León -«para quien sea fiesta, claro», matiza Otero-. Dice el líder de la UPL que están preparando alguna cosilla para el gran día, aunque de momento no ha revelado cuál será la travesura de la UPL para amargarle el brindis a Herrera. Y mientras se perfila la idea, han puesto en marcha una campaña para repartir entre los leoneses 50.000 banderas de León -«a dos euros, oiga, precio de coste»-, y para convencer a quienes estén poco predispuestos a hacerse con el emblema, Otero se ha dispuesto a desgranar las excelencias del blasón.
Cuenta que fueron los emperadores del Imperio Romano los que, en su día, inspiraron a los Reyes de León para que tiñeran la bandera del discreto color púrpura, por ser este, al parecer, el color preferido de Caesar y compañía. Eso y teniendo en cuenta que el león rampante es el «rey de la selva, dice Otero, el rey de reyes, el mejor, lo máximo», -salvo porque el león por la selva se pasea poco, le va más el rollo de la sabana-, pues le pone un plus de grandeza a la bandera, especialmente si se tiene en cuenta que el símbolo felino es más antiguo que el castillo de Castilla. Tampoco se le olvidó al líder leonesista recordar en su arenga que la enseña leonesa es la más antigua de Europa, datada en el siglo XI, a la par, si acaso, que algunas banderas francesas.
Una vez vendida la campaña, a la que han puesto por lema «León por bandera», los leonesistas distribuirán la enseña en los eventos deportivos de la provincia, el rastro dominical, los mercadillos y, en general, los actos en los que se prevea gran afluencia de público, hasta agotar las existencias, algo que pretenden tener finiquitado antes del 23 de abril, para que se luzca bien en el Día de Castilla y León. Y es que, dicen, los leoneses debemos estar orgullosos de nuestro emblema y por ello, debemos poner una bandera en nuestra casa -no en la cocina, sino en el balcón, donde se vea-, por supuesto, quien quiera, y al margen de partidos políticos, que el que sea una iniciativa de la UPL no pone -ni quita- leonesismo al asunto.
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