Panteón
Real

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A los pies del templo se encuentra el Panteón de los reyes de León, con pilares cruciformes que sostienen bóvedas de aristas capialzadas. Allí están enterrados Alfonso IV, Ramiro II, Ramiro III, Alfonso V, Sancho I, Fernando II, Bermudo I, doña Sancha, mujer de Fernando I, y su hija doña Urraca. El panteón alberga un total de veintitrés reyes, doce infantes y nueve condes. Las tropas francesas profanaron las tumbas en 1808.Si los capiteles son soberbios en su talla, este panteón es famoso por el conjunto de pinturas murales de gran calidad que cubren las seis bóvedas, hasta tal punto que es llamado «la Capilla Sixtina del arte románico».
Los temas son religiosos y van desde la Anunciación a los Pastores hasta la visión apocalíptica de la glorificación de Cristo entre las siete iglesias de Asia, el Pantocrátor (Cristo en majestad rodeado por los cuatro evangelistas, representados con cabeza zoomórfica), pasando por la Degollación de los Inocentes, la Última Cena (donde, curiosamente, Cristo ofrece pan a Judas) y el Prendimiento y la negación de san Pedro.
En los arcos, destaca la representación del calendario agrícola. Además, hay pintados profetas, ángeles y santos. En el muro sur, de peor calidad, se representan las escenas de la Anunciación, la Visitación, la Natividad y la Epifanía. En el oriental, una Crucifixión con los donantes, el rey (seguramente Fernando I, aunque pintado posteriormente a su época) y la reina Sancha.
El conjunto denota carácter estático, de influencia bizantina (salvo en la primera escena mencionada), con representaciones de gran colorismo que destacan sobre el blanco de fondo.
El reconocimiento de personajes (Marcialis Pincerna en la Cena, el copero real identificado con san Marcial de Limoges; san Gil de Languedoc como alfarero; y el obispo san Martín de Tours como soldado) plantea su posible vinculación con el arte francés. Para otros especialistas, los puntos de contacto que presenta con la miniatura leonesa de mediados del siglo XII, hacen que sea considerado como la culminación de una escuela leonesa de antecedentes perdidos.
Williams sitúa su construcción en torno al primer tercio del siglo XII. Esta propuesta cronológica, aceptada por Moralejo y Yarza, adelanta la datación de la historiografía anterior. El hecho de que al abrir una puerta en 1124 a la nueva iglesia se mutilaran las pinturas, ratifica esta fecha.





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