Respuesta: Cuando se deja de creer en Dios...
Cuanto más se extiende el uso de tecnologías avanzadas, cuanto más se extiende el alcance de la educación reglada, mayor es la ignorancia, ¿por qué?
La respuesta es muy compleja y abarcaría más dimensiones a considerar de las que se puedan comentar aquí, pero yo resumo la cuestión de este modo: el ser humano es por naturaleza un "homo religiosus", luego necesita creer en algo. Tanto la tecnología, como la pedagogia de la educación "inventan" un materialismo y ateísmo irreales pero evidentes. Lo importante de la fiesta de Los Reyes Magos no es que los niños "crean", sino que "consuman" y para aquéllos que ya no creen "pues que siga la fiesta con el icono de la gaseosa", la cuestión es que sigan consumiendo.
De este modo, esta cultura del materialismo más hedonista "ha desterrado" de la vida social, tanto pública como privada, la dimensión espiritual del hombre. El individuo entonces, inmerso en su inimaginable ignorancia, llega a suponer que si bien creer en Dios es absurdo, no plantea problema alguno creer en el animismo o en la magia simpatética. Llegan a estar convencidos de que eso es moderno, cuando pertenece al ámbito de las pre-religiones, es decir, hunde su origen en el Paleolítico.
La otra causa yo la encuentro en que la velocidad con la que aparece continuamente la renovación tecnológica, hace imposible que el hombre medio pueda seguirla. Se convierte en un consumidor pasivo de cualquier cosa que la tecnología le ofrezca: ¿qué es lo último en juegos de ordenador, los mundos imaginarios de Dragones y Mazmorras? Pues eso es lo que hay que dar a ese consumidor que se parece cada vez más a un autista social, no importando su disminución como persona mientras sea útil, no dé problemas, produzca y consuma.
Por eso, la pata de conejo, la higa de azabache, el cascabel, el mechón de pelo, o el "abracadabra, pata de cabra", tienen tanto predicamento en una sociedad descompuesta y podrida como ésta. El individuo actual carece de la primera y necesaria condición para defenderse de esta tiranía: la capacidad para la interiorización consciente. De ahí a la comunicación espiritual con Dios sólo hay un paso, pero antes se ha de empezar por uno mismo.
Última edición por Valmadian; 12/09/2009 a las 02:18
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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