Habría que revisar los actos de los responsables de Patrimonio por sospecha de prevaricación en unas cuantas de sus actuaciones. Y es que este organismo, al igual que otros muchos que sostenemos con nuestros impuestos, no debería estar en manos de la gentuza de turno que ocupa el Poder en un momento dado.

Evidentemente el mencionado proyecto de establecimiento turístico para chorizos, barraganas y ganapanes lameculos acabará por abrirse, pero del mismo modo, y en aplicación de la Ley del Patrimonio Histórico de 1985 en vigor, se podrá reclamar el inmueble secular robado y restaurar la verdadera misión del edificio, lo que se traduciría en una placentera expropiación forzosa ausente de toda indemnización a sus explotadores. La esperanza que queda es que esta desagradable y repugnante individua sea cesada ya de una vez en las próximas semanas, pues ya va siendo hora.