Por algún motivo su página web oficial me sale como web atacante: :: Fray Leopoldo de Alpandeire ::
Biografía de Fray Leopoldo de AlpandeireEn 1864 el 24 de junio, Nace en Alpendeire (Málaga). Sus padres, Diego Márquez y Jerónima Sánchez.
El 29 de junio es bautizado por el párroco Antonio Vallecillo Sánchez, se le impusieron los nombres de Francisco, Tomás de san Juan Bautista.
El 11 de septiembre recibe el sacramento de la Confirmación en Alpendeire. Le es administrado por el Excmo. Sr, D. Marcelo Spínola y Maestre, obispo de Málaga.
En Mayo de1895 en Ronda, se celebra un solemne triduo en honor del Reo, Diego José de Cádiz, con motivo de su beatitificación. Durante estos días decide seriamente llevar a cabo su propósito de consagrarse a Dios en la vida religiosa.
En el mes de agosto de 1899 ingresa como postulante en el convento de capuchinos de Sevilla. . Vistió el hábito capuchino, en el convento de Sevilla, de manos del P, Diego de Valencina, guardián y maestro de novicios. Su nombre de religión, desde aquél día, será Fray Leopoldo de Alpandeire. El 16 de noviembre de1900 emite sus votos simples en Sevilla. Los recibe el mismo P. Diego de Valencina.
En los meses de otoño de 1903 fue trasladado al convento de Granada, aunque oficialmente, su traslado no es confirmado hasta el 13 de enero de 1905. Antes residió varios meses en Antequera. Durante sus primeros años en Granada lo dedicaron al cultivo de la huerta. Años más tarde comenzó a ejercer de limosnero, cargo que desempeñaría hasta poco antes de su muerte. El 23 de noviembre. Hace su profesión solemne en manos del P. Francisco de Mendata, guardián.
18 de noviembre de 1913 es trasladado al convento de Sevilla.
En 1914, el 21 de febrero. Le destinan de nuevo al convento de Granada donde permanecerá el resto de su vida. En 1950, el 16 de noviembre celebra sus bodas de oro de profesión religiosa.
El acto tuvo lugar en la iglesia conventual de Granada. Reno"ó sus votos en manos del P. Provincial, fray Buenaventura de Cogollos Vega.
En 1953, el 9 de febrero. Sufre una caída, con fractura de fémur, que le retendrá en el convento durante tres años exactos; hasta su muerte.
En 1956, el 9 de febrero a la una y cuarenta minutos entregó su alma al Creador.
El 26 de junio de 1961 se inicia su Proceso de Beatificación y Canonización que preside el Excmo. Sr. Arzobispo de Granada, U. Rafael García y García de Castro.
Milagros de Fray Leopoldo:
Uno de los tantos milagros fue la de un joven que padecía varias enfermedades delicadas que lo llevaron a la muerte certificados por dos médicos granadinos. El padre del joven al recibir la noticia se fue a una habitación continua y empezó a orar a una estampita de Fray Leopoldo y estuvo en oración 20 minutos repitiendo las oraciones escritas en la estampa de Fray Leopoldo y pidiéndole el milagro de no ver muerto a su hijo.
Entre tanto llegaron de la parroquia para administrarle la extremaunción, cuando se fue el sacerdote, pudieron observar que el hijo comenzaba a respirar nuevamente ante la sorpresa de todos.
Curiosamente esta historia no termina aquí, al cabo de unas horas el hijo le dice al padre que no veía y este sin perder tiempo, volvió a la habitación continua y volvió a encomendarse a fray Leopoldo para que el hijo volviera a ver. De pronto sintió una voz de la habitación de al lado, era su hijo, diciendo -Papá, el milagro completo: Ya veo igual que antes.
Increíble, no es cierto, pero pienso que estos grandes hombres que han encontrado los cielos aquí en la tierra no se les puede negar nada.
Recomendamos un libro que narra estas historias de la vida Fray Leopoldo que se llama "Mendigo por Dios" que deja constancia de la disciplina y conducta de este hombre de Dios.
Biografa de Fray Leopoldo de Alpandeire
“La verdadera fe es incolora, por decirlo así, como el aire y el agua; medio transparente a través del cual el alma ve a Cristo. Nuestros ojos no ven el aire y de la misma manera nuestra alma no se detiene a contemplar su propia fe. Cuando, por consiguiente, los hombres toman esta fe como si dijéramos en las manos, la inspeccionan curiosamente, la analizan, se absorben en ella, se ven forzados a materializarla, a darle color para que pueda ser tocada y vista. En otros términos, sustituyen a ella, colocan sobre ella, cierto sentimiento, cierta impresión, cierta idea, cierta convicción, algo en fin en que la atención pueda prenderse. Cristo les interesa menos que lo que llaman ellos sus experiencias. Los vemos trabajando para seguir en sí mismos los signos de la conversión, la variación de sus sentimientos aspiraciones y deseos: los vemos ponerse a conversar con los demás sobre todo esto. ”. John Henry Newman
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“La verdadera fe es incolora, por decirlo así, como el aire y el agua; medio transparente a través del cual el alma ve a Cristo. Nuestros ojos no ven el aire y de la misma manera nuestra alma no se detiene a contemplar su propia fe. Cuando, por consiguiente, los hombres toman esta fe como si dijéramos en las manos, la inspeccionan curiosamente, la analizan, se absorben en ella, se ven forzados a materializarla, a darle color para que pueda ser tocada y vista. En otros términos, sustituyen a ella, colocan sobre ella, cierto sentimiento, cierta impresión, cierta idea, cierta convicción, algo en fin en que la atención pueda prenderse. Cristo les interesa menos que lo que llaman ellos sus experiencias. Los vemos trabajando para seguir en sí mismos los signos de la conversión, la variación de sus sentimientos aspiraciones y deseos: los vemos ponerse a conversar con los demás sobre todo esto. ”. John Henry Newman
Fray Leopoldo
Es tan familiar, tan de casa, que su foto (su estampa) aparece en cualquier cajón, entre las páginas de un libro, en el bolsillo de una chaqueta, en una cartera, en la cómoda, en el tocador, en las bandejas del ropero. En cualquier sitio. Por lo menos en mi casa.
Mi casa es particular, y se llueve y se moja como las demás. Ya no tenemos la casa grande y familiar, la antigua que tuvimos mientras pudimos. Se perdió con la decadencia de papá y nunca se recuperó. Pero en el piso de mi madre se conservó lo que se pudo, con detalles tan rancios como remotos. Por ejemplo el lararium.
El lararium romano era el altarcillo doméstico en el que se les rendía culto a los Lares, las divinidades del hogar. Se componía con figurillas e idolillos y otros objetos, de más o menso valor y calidad según la casa y su dueño; y se les presentaban ofrendas sencillas, caseras. Pues en mi casa el lararium pagano romano existe bautizado en cristiano: Un cuadro con estampas religiosas del Señor, la Virgen y los Santos, como un collage caprichoso, sin especial orden en su composición. Están las estampas de las devociones familiares. Y debajo de los Santos, una galería con fotos de los difuntos de la familia, tamaño carnet, recortadas de fotografías. Pues entre los Santos y la familia, Fray Leopoldo ha estado desde que yo tengo memoria del larario.
El larario es transportable, y se acomoda a cualquier circunstancia y en cualquier sitio. Yo lo he conocido en lo alto de la cómoda, encima del tocador, sobre un arca, en una repisa, encima del velador, en la mesilla de noche...Ahora mi tía lo coloca en una de las mesas de la cocina (y si sale y le tiene encendida una mariposa o un velón, lo mete en la bañera, hasta que vuelve a casa - "...no se vaya a volcar y se arme un fuego!", explica ella).
Se le encienden mariposas de aceite o velillas para cualquier cosa que necesita "refuerzo" de oración, por motivos de salud, de exámenes, de apuros en casa o la familia, por viajes, por enredos, porque se pierde algo, porque es un aniversario, porque es mes de difuntos, porque es dia del Santo, por algo que no se cuenta y no se sabe y mejor no saberlo, por las cosas que pasaron y para que no pasen cosas...Por todas esas cosas y mil cosas más. Como los romanos. Pero en cristiano, netamente católico, para horror y escalofrío de los herejes impíos protestantes y demás calaña infiel. Nosotros, en mi casa, católicos y romanos, con larario.
Por supuesto, Fray Leopoldo es de los que más velillas y mariposas gasta, con predilección. La querencia por Fray Leopoldo se inició en unas misiones populares que predicaron en mi pueblo los capuchinos, allá por 1960, más o menos, cuando empezaba a difundirse la devoción. Desde entonces no faltaron las estampitas, los almanaques, algunos ejemplares del Adalid Seráfico. Y la lotería de Fray Leopoldo que organizaba nosequién, y la rifa de Fray Leopoldo, y todo lo demás. En mi pueblo salen todos los años seis o siete excursiones a Granada, a ver a Fray Leopoldo (que no se ve porque está dentro de un catafalco de piedra pulida, que de grande que es ocupa toda la cripta). Se dice así: - "Han ido a ver a Fray Leopoldo". Y cuando vuelven del viaje traen estampitas y demás suvenires devotos que reparten entre las devotas.
Mi madre gastaba estampitas con reliquias de Fray Leopoldo constantemente. Se las prendía debajo del vestido, en el pecho, desde una vez que tuvieron que operarla. Era un elemento más de su vestuario devocional personal. Mi padre se molestaba, pero ella ni caso. La gracia era que le metía a mi padre estampitas de Fray Leopoldo en todas las chaquetas, en la cartera, en el maletín, en el buró de la oficina. Cuando papá cayó malo tuvo siempre la estampita de Fray Leopoldo debajo de la almohada.
A mí me lo daba para los exámenes, aquellos terribles exámenes finales de Junio del bachiller elemental, que nos examinaba - nosotros chiquillos de 10 años - un tribunal de catedráticos y catedráticas que imponían, catatúas y estafermos más malos que el saúco. Por lo menos eso nos parecían a nosotros, tiernos infantes impresionables. Pues frente a aquellos estrados fantasmagórico-académicos Fray Leopoldo era un abogado, un recurso, un auxiliador en el bolsillo del pantalón corto. Yo lo llevaba en estampa plastificada, y recuerdo que algún amiguete de clase lo portaba en medalla, y otro que lo usaba en llavero. Un año, Mª Loli Barrán se llevó un almanaque de pared completo, porque en su casa no tenían otro Fray Leopoldo a mano, y en mitad del exámen final de francés la catedrática, Doña María Lysén, creyó que escondía una chuleta y le tiró de una punta de papel sospechoso que le asomaba por debajo del suéter...¡y salió el almanaque de Fray Leopoldo completo! La pobre Mª Loli lloraba, nosotros nos sofocábamos de risa nerviosa, y la Lysén no sabía qué decir, impresionada (digo yo) con las barbas patriarcales del venerable siervo de Dios Fray Leopoldo de Alpandeire.
Fue un Santo de gente buena y sencilla, tan bueno y sencillo él. Nunca hizo milagros espectaculares, pero no paraba de hacer milagros chicos, caseros, de remedio y apaño, los milagros bienaventurados de los sencillos de fe, los de alma de niño y pecados de hombre. Pedía limosna para el convento, daba limosna a los pobres, y las limosnas que recogía y las que él daba eran pobres. Nadie le dio un millón, y si se lo hubieran dado imagino que no habría sabido que hacer con él. Y no era tonto, al contrario: Era santo. Rezaba y sabía hacer rezar. Tres sencillas Avemarías eran su receta más frecuente para todo y para todos.
Yo le guardo y profeso la simpatía devota que aprendí en mi casa, por contagio. Y me alegro de su beatificación (que no le añade -entiéndaseme- más santidad que la que tenía ya, en el larario de mi casa). Y espero y quiero que lo canonicen pronto (aunque en el lararium de mi casa ya sea santo entre los Santos, por intuición).
Por eso escribo esto, como un sencillo Ex Voto al bendito Fray Leopoldo.
+T.
EX ORBE: Fray Leopoldo
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