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Tema: Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

  1. #1
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    Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

    Esta serie de mensajes fue escrita originalmente en el foto STM, de donde han sido borrados por la administración del mismo sin mediar explicación, por lo que no se puede indicar fuente original más de allá del apodo del autor en ese foro: Pt_Barruel.

    Se trata de un análisis muy bueno, desde un punto de vista católico, de defectos fundacionales e intrínsecos a propio carisma del Opus Dei, y no está disponibles en ninguna otra parte asi que quedan aquí copiados para referencia futura.

    Los mensajes a continuación. Negritas y subrayados son del autor:

    -------------------------------------

    "Vamos a ver; hay dos tipos de críticas a la cofradía del marquesado de Peralta y el Banco P-opus-lar. Una es la que procede de la izquierda mediática y del catolicismo progre, que considera que el Opus es una especie de vanguardia de la Iglesia, aristocracia espiritual del Papa y conservador de las genuinas tradiciones católicas. También dice que Losantos y César Vidal son peligrosos integristas de extrema derecha. El problema es que hay gente del lado católico que se lo cree. Con los mismos parámetros podrían ser juzgados los mormones: ultraconservadores, antiabortistas, etc, y desde luego que en mi carro no van.
    La otra fuente de críticas son las que vienen de Hermandad de San Pio X, sedevacantistas, que dicen que el Opus es una invención judío-sionista para infiltrarse en la Iglesia y todo lo que hace y dice es simulación. Otras, de ambientes políticos tradicionales es que el Opus es liberal. Tampoco me parece a mi el "meollo" de la crítica que el Opus merece. Pues en eso, efectivamente están como los salesianos.
    Lo que me interesa subrayar son los aspectos negativos del Opus pero no por la crisis eclesial que puedan padecer los salesianos. Sino desde el punto de vista simplemente eclesial, y de elementos que son fundacionales. Es decir, que si en una parroquia hay un cura del Opus que va de paisano, le encanta la comunión en la mano o habla de los republicanos católicos, no es significativo de los problemas de fondo del Opus Dei, que son eclesiales y teológicos. De hecho estas "boutades" de algunos miembros del Opus, se toleran para mostrar de cara a la galería esa multiplicidad de caracteres que ad intra no existe.
    Me voy a permitir ir por partes, señalando los puntos donde se ve la irregularidad del Opus dentro de la Iglesia, tanto según la ley canónica vigente como según el antiguo código canónico. Pero lo esencial para saber lo que es el Opus hay que entender algo trascendental (en sentido kantiano): el Opus que vemos y que es presentado a las autoridades de la Iglesia es una cosa, y el Opus "por dentro" es otra. No es que nieguen lo que hacen públicamente, es que por dentro se entiende por qué proceden así. Quien puede comprender esto mejor es quien está /ha estado dentro o quien tiene relación y percibe cosas llamativas. El que conoce el Opus por "El país" su distorsión sobre el problema será total.
    Dicho lo cual, comienzo por lo primero. El estatuto jurídico del Opus Dei en la Iglesia. El Opus Dei es una prelatura personal, y según dice en su página "Las prelaturas personales —auspiciadas por el Concilio Vaticano II, como se ha dicho— son entidades al frente de las cuales hay un Pastor (un prelado, que puede ser obispo, que es nombrado por el Papa y que gobierna la prelatura con potestad de régimen o jurisdicción); junto al prelado hay un presbiterio, compuesto de sacerdotes seculares, y los fieles laicos, hombres y mujeres.

    Las prelaturas personales son, por tanto, instituciones pertenecientes a la estructura jerárquica de la Iglesia, es decir, son uno de los modos de auto-organización que la Iglesia se da en orden a la consecución de los fines que Cristo le asignó, con la característica de que sus fieles continúan perteneciendo también a las iglesias locales o diócesis donde tienen su domicilio. " Léase esto con calma pues es bastante importante. El Opus como prelatura personal es por tanto una iglesia particular con obispo, presbiterio y fieles propios. Por eso desde su ereccion canónica como prelatura dejaron de llamarse "socios" para designarse "fieles", y el "Padre" dejo de llamarse "Presidente general" para ser denominado como "prelado".
    Sin embargo, leamos lo que dice el Código de Derecho canónico de 1983 sobre las prelaturas personales : " c.294: Con el fin de promover una conveniente distribución de los presbíteros o de llevar a cabo peculiares obras pastorales o misionales en favor de varias regiones o diversos grupos sociales, la Sede Apostólica, oídas las Conferencias Episcopales interesadas, puede erigir Prelaturas personales que consten de presbíteros y diáconos del clero secular"; c.296. Mediante acuerdos establecidos con la prelatura, los laicos pueden dedicarse a las obras apostólicas de la prelatura personal; pero han de determinarse adecuadamente en los estatutos el modo de esta cooperación orgánica y los principales derechos y deberes anejos a ella;c. 297. Los estatutos determinarán las relaciones de la prelatura personal con los Ordinarios locales de aquellas iglesias particulares en las cuales la prelatura ejerce o desea ejercer sus obras pastorales o misionales, previo consentimiento del Obispo diocesano". Esto es muy importante: en primer lugar, según el código los que pertenecen la la prelatura son "presbíteros y diáconos del clero secular" (c.296), en segundo lugar, los laicos sólo pueden ser "cooperadores orgánicos", y el c. 297 habla de la relación de la prelatura dentro de las "iglesias particulares en las que la prelatura ejerce sus obras pastorales". O sea que tampoco sería una iglesia particular. Además, en el nuevo código, las prelaturas personales no se contemplan en la parte segunda del libro primero "sobre la constitución jerárquica de la Iglesia", sino en la primera "de los fieles cristianos" , entre el título III "de los ministros sagrados" y el cuarto "de las asociaciones de fieles".
    El mismo cardenal Ratzinger, en la comisión preparatoria del nuevo código había afirmado "la prelatura personal no es una iglesia particular sino una determinada asociación". En sentido análogo se posicionaron otros miembros de la comisión, cuyo parecer pasó al código. ¿Por qué la Opus dice entonces estas cosas de sí misma? Pues porque su erección como prelatura se rige por la bula ut sit, que efectivamente contempla que la Opus sea una iglesia particular, perteneciente a la constitución jerárquica de la Iglesia, con obispo, presbiterio, fieles propios y botes en las salas de estar donde echar las colillas. Se agarran a que la bula ut sit fue promulgada antes del código, y por tener carácter retroactivo pueden atribuirle tales carácterísticas. Lo que sucede es que entró en vigor después de la promulgación del Código, y por lo tanto debiera estar completamente sujeta a él. (Ejemplo, el motu proprio de la misa tridentina se promulgó en julio y entró en vigor en septiembre, algo así).
    Aunque la Santa Sede hiciera la vista gorda, y tan gorda, tanto don Álvaro del Portillo Díez de Sollano y los grandes tranvías y expresos norteafricanos, y don Javier Echevarría Rodríguez cuando fueron ordenados obispos, fueron ordenados con el título de diócesis históricas que ya no existen, y no con el título de "obispos del Opus Dei", como hacen con los obispos auxiliares, que no tienen potestad jurisdiccional sobre fieles ni clérigos. Por eso, "Obispo-Prelado del Opus Dei" es una ficción villateverense; d. Javier Echevarría es prelado del Opus Dei, y obispo titular de nosedonde.
    A algunos igual les resulte un poco complicado; a otros les parecerá !imposible! ¿como? !si fuera esto así ya habrían actuado!. Es así.
    Última edición por Donoso; 15/09/2010 a las 21:57
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  2. #2
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    Re: Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

    Prosigo; según lo que he expuesto más arriba, si apareciese en este momento otra prelatura personal según lo indicado por la ley canónica, sólo podría estar compuesta como tal de clérigos y no constituiría en ningún caso una iglesia particular (en sentido canónico técnico) al estilo de una diócesis. Esto es, lo contrario de lo que el Opus dice de sí misma que es.
    Siendo el tema canónico mucho más que interpretable rozando claramente la irregularidad (consentida, no cabe duda) hay aspectos más graves. Me voy a centrar en uno de ellos, tal como es el de la ordenación sacerdotal de miembros laicos pertenecientes a la prelatura (numerarios, agregados), en donde la discrepancia con respecto a la teología del sacramento del orden es sobrecogedora.
    Sintetizando mucho todo lo que es la teología y la ascética referente al sacerdocio católico, establezcamos que en la Iglesia hay clérigos y laicos. La distinción entre los que son sacerdotes y los que no lo son, aunque participan del sacerdocio común de Cristo, no sólo es de grado, sino de naturaleza. Esto es algo que hay que comprender bien; para acceder al sacerdocio es precisa la elección divina, la "vocación", que debe ser manifestada por el candidato y corroborada por la Iglesia. La Iglesia esto lo hace a través de instituciones surgidas para este fin (seminarios, noviciados) para discernir los signos externos e internos de la posible vocación del candidato. Me explico, si alguien quiere acceder al sacerdocio, porque considera que tiene vocación, pero carece de la ciencia divina, tiene desdén por lo relativo al culto, o ideas contrarias a la Iglesia, la Iglesia puede indicar que la vocación no es verdadera, porque ésta incluye aquello. Dado que la vocación sacerdotal es específicamente y ontológicamente distinta a la vocación común de todo bautizado, la Iglesia siempre se ha esmerado en que los candidatos adquieran el "modo de ser sacerdotal", a nivel interno y externo. Teniendo en cuenta todas estas condiciones, la Iglesia reconoce la vocación de suyo el día de la ordenación sacerdotal. Hace falta, por así decirlo, la llamada de Dios y la de la Iglesia. Alguien se puede sentir llamado, pero concurrir circunstancias que establezcan dudas sobre la veracidad de tal vocación. Síntesis muy sintetizada.
    Pasemos al caso del Opus. Aquí la irregularidad es completa, y no es algo derivado de crisis postconciliar alguna, sino que es algo que está en el "espíritu fundacional". Por activa, pasiva y perifrástica, el fundador de La Cosa ha repetido hasta la saciedad que "en el Opus Dei la vocación de sacerdotes y laicos es la misma". Se podría aceptar que sacerdotes y laicos participaran de un mismo carisma, espiritualidad o costumbres si se quiere, pero equiparar la vocación sacerdotal y la vocación cristiana derivada del bautismo es una carga de profundidad contra la especificidad de la vocación sacerdotal con respecto a la bautismal y su diferencia en grado y naturaleza. Asimismo, antes de unas ordenaciones sacerdotales de miembros laicos del marquesado, mons. Escrivá afirmaba : "estos hermanos vuestros se hacen sacerdotes porque les da la gana, que es la razón más sobrenatural". A mi me parece la razón más estúpida; nadie se hace sacerdote porque le dé la gana, sino porque siente la llamada de Dios, la Iglesia lo ha discernido y lo ha considerado apto para la vida sacerdotal. Si alguien efectivamente tiene vocación sacerdotal, y es verdadera a juicio de la Iglesia, ha de ordenarse, en caso contrario, no ha de ordenarse por mucho "que le dé la gana". Las mismas experiencias vertidas por el Fundador son harto ambiguas. Él dice que se hizo sacerdote "porque creí que así sería más fácil cumplir la voluntad de Dios, que no conocía. Desde unos ocho años antes de la ordenación la barruntaba , pero no sabía lo que era, y no lo supe hasta 1928 (en referencia a la fundación del Opus).Por eso me hice sacerdote" . Yo jamás he oído esta expresión por parte de ningún escritor ascético sobre la vida sacerdotal, ni a ningún cura ni fraile que hablase sobre estas cuestiones, sin hacer referencia a la vocación sacerdotal y a su importancia para el propio llamado y para la Iglesia.
    Pero pasemos al modo seguido para que un laico del Opus llegue a sacerdote. Cuando se inscribe uno en el Opus es por tener vocación al Opus, excluyendo explícitamente la vocación al sacerdocio y a la vida religiosa. Los estudios teológicos que se realizan durante los veranos en convivencias y demás carecen de una finalidad exclusiva referente a la ordenación, sino según el Opus, a la formación doctrinal-religiosa. Unos cursos que por lo que he sabido dejan mucho que desear, y en donde hasta algunos copian en los exámenes. Para aprobarlos hay que sacar como mínimo un nueve, y es la nota que todos suelen llevar. Así han de ser también. Sin embargo, los laicos no plantean su posible vocación sacerdotal, sino que son designados por "cooptación" por parte del prelado que los "invita" a acceder al sacerdocio. Es una broma. Por una parte estos que acceden al sacerdocio no han manifestado jamás ninguna orientación por la vida religiosa; en segundo lugar el prelado designa a gente que no conoce de nada; tercero, estos pueden decir que sí o que no. Es decir lo importante no es tener vocación sacerdotal o no tenerla, sino estar disponible al prelado o no estarlo. La mayoría de los casos suele responder afirmativamente, con lo que nos encontramos: profesionales que jamás han tenido inclinación alguna por la vida sacerdotal, de un día para otro aparecen ordenados sacerdotes. Es realmente singular lo que dice el Fundador al respecto en un grupo de obras de uso interno llamado "Meditaciones" : "Para nosotros el sacerdocio es una circunstancia, un accidente, porque la vocación de sacerdotes y laicos es la misma" (Meditaciones,V, p.479).
    ¿Cómo se explica todo esto? Pues del mismo modo que muchas más incongruencias teológicas y eclesiales de este estilo:1. La Obra ha sido fundada por inspiración divina;2. El Espíritu Santo ha inspirado al fundador todas las normas, prácticas, costumbres;3. El Padre tiene gracia de estado para cumplir su misión;4. Si el Padre invita a alguien a ordenarse y acepta es que Dios quiere que sea así. Me parece un planteamiento peligroso. Y aquí funciona muy bien el doble lenguaje, según se hable para miembros o para gente de fuera.
    Un numerario sacerdote nunca hablará de su "vocación sacerdotal", sino de su "vocación al Opus Dei", lo cual es harto sospechoso. Habría que conectar esto con el tema, más peliagudo si cabe de la "vocación al Opus Dei", pero lo dejo para otro momento.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

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  3. #3
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    Re: Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

    3º cuestión controvertida: La pretendida "vocación" al Opus Dei (en conexión con el tema de la ordenación sacerdotal de los fieles laicos del Opus, sacado de un blog que elaboré acerca del Opus Dei desde una perspectiva católica):

    "Lo he llevado a la oración, y ! he visto que tienes vocación¡ (Los que conocen el Opus con más detenimiento entenderán mucho mejor el comentario):

    Quizás muchos de vosotros hayáis oído esto al numerario de turno. Como todo lo que sucede en las labores de proselitismo/captación, no se trata de algo espontáneo. Es uno de los recursos que se suelen utilizar. Algo completamente inaudito en la historia de la espiritualidad católica, que sea otro el que "vea" (¿Qué significa eso?) si otro tiene vocación.
    Otro recurso que suele utilizarse bastante es: "Si no quieres pitar, ve al oratorio y díselo al Señor, díselo". Estas frases estereotipadas harían las delicias de cualquier lingüista, pues son frases que realmente no quieren decir nada: son pseudo-frases. Veámoslo. Sustituyamos la palabra "si no quieres pitar", con cualquier otra y veremos que es completamente intercambiable, del mismo modo que la expresión "Señor/sagrario u oratorio". Exempla: "Si no quieres ir a comprar el pan, ve al sagrario y díselo al Señor". Seguramente acabarás yendo a comprar el pan. "Si no quieres estudiar, ve y díselo a tu madre". "Si no quieres salir esta noche, ve y díselo a tu amigo Jonan, que hoy está especialmente susceptible". Son frases nada más, para extraer del pensamiento de la víctima expiatoria en cuestión un sentimiento de falta de generosidad y de frustración, que debe llevarle a hacer aquello que se le dice para que se considere una persona generosa. Un análisis lingüistico y psicológico de estas frases sería realmente provechoso.
    No nos olvidemos del recurrente : "Si no tienes vocación, pídesela al Señor que te la dará". Buen chiste. Aquí se ve más claramente que el apelar a la vocación es solo un recurso intimidatorio más. Indica la frivolidad con que se trata un asunto tan delicado para una persona como es la vocación, y la consagración del "todo vale" para que la gente pite. Es verdad que algunos escritores espirituales han afirmado que en el caso del sacerdocio, si alguien -inconscientemente- accede al sacerdocio sin vocación, si es fiel y trata de desarrollar sus labores con piedad, Dios le puede dar la vocación. Esto es muy distinto a decir "No tienes vocación/vale/pídesela al Señor/que te la dará". ¿Ellos como saben que Dios reparte indiscriminadamente la vocación al Opus a quienquiera que se la pida? Quienquiera que se la pida, claro está, movido por el numerario/director de turno. La Iglesia siempre ha indicado que el asunto de la vocación es un asunto muy serio; tiene la categoría de misterio, un misterio que se da en el alma rozada por la voluntad de Dios de pedirle a esa persona un seguimiento cercano. Son cosas que caen en el santuario de la conciencia, siendo distinto cada caso, porque cada persona es distinta a los ojos de Dios en cuanto a la elección, circunstancias, discernimiento,etc. El Opus para meter a alguien en el redil, rebaja la importancia del hecho de la vocación. Para salir le da una importancia apocalíptica.
    Sin embargo se dan demasiadas cosas por supuestas. Demasiadas. Una es, que la gente entienda realmente aquello a lo que la Iglesia ha llamado siempre "vocación". Y por supuesto, plantear si existe realmente una "vocación al Opus Dei". Adelantamos que nuestra conclusión es que no.
    Que quede claro que no existe absolutamente ningún documento, oficial ni extraoficial de la Iglesia que recoja el reconocimiento de la pretendida vocación al Opus. Al ser una realidad asociativa, no se exige el planteamiento vocacional para pertenecer a la misma. Sin embargo, el Opus habla de "vocación divina".
    Pero, ¿Qué es la vocación? Por institución divina, la Iglesia católica consta de sacerdotes y laicos. Hay dos sentidos en que podemos hablar de vocación: en el sentido natural, y el sobrenatural. En el sentido natural, hablamos de vocación como la inclinación natural dominante de una persona en orden a la propia realización personal determinada por circunstancias dadas por la naturaleza misma: vocación de médico, de filósofo, de ingeniero, de futbolista o de macarra. En el sentido sobrenatural, la vocación es un especial designio de Dios para la persona con el fin de desarrollar la gracia recibida en el Bautismo, en una misión específica en favor de la Iglesia y del prójimo. Así, existe una vocación fundamental, que es la vocación a la fe. Dentro de eso se dan ramificaciones específicas en cuanto a los diversos estados dentro de la Iglesia que divergen esencialmente. Como decíamos, por institución divina, la Iglesia consta de sacerdotes y seglares. La vocación propia del seglar, del laico, según la constitución dogmática Lumen Gentium, consiste en lo siguiente :" A los laicos corresponde por propia vocación buscar el Reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales" (LG, 31). En otro lugar de la Gaudium et Spes se habla de la "instauracion cristiana del orden temporal". En definitiva, la santificación de las realidades terrenas. En el caso de la vocación sacerdotal, se trata de ejercer sacramentalmente la misión del mismo Cristo, que confió a la Iglesia el triple oficio de "pastorear, santificar y enseñar". Esto lo hacen los sacerdotes, en virtud de la configuración sacramental con Cristo, que reciben el día de su ordenación, de modo que entre los laicos y los sacerdotes existe una diferencia no gradual, sino esencial. Debido a tal especificidad esencial, hablamos de la vocación bautismal, o la vocación propia de los laicos, y la vocación sacerdotal. La vocación religiosa, que también pertenece a la naturaleza misma de la Iglesia fundada por Cristo, consiste en, siguiendo los consejos evangélicos (votos), configurarse más perfectamente con Cristo siendo un signo de consagración para el mundo. Someramente.
    Entonces ¿Qué es lo que añade la presunta vocación al Opus a la vocacion bautismal? Pues nada. Porque "santificar el trabajo ordinario", va incluido dentro de la vocación genérica de "santificar las realidades terrenales". ¿Hacer normas de piedad? Tampoco, porque el oficio sacerdotal de la Iglesia pertenece a su naturaleza, no es algo específico. ¿Hacer apostolado? La Iglesia, por fundación es apostólica, y el mandato de Jesús de evangelizar a todas las gentes va dirigida a la Iglesia entera. ¿Qué añade la presunta vocación al Opus a la vocación del bautizado? Nadaaaaaaaa. No se puede hablar de una vocación específica por tanto.
    Pero héte aquí que el tema se complica un poco más, cuando se dice que "en la Obra la vocación de sacerdotes y laicos es la misma". Vamos a ver. La vocación de un laico es distinta esencialmente a la de un sacerdote. Esencialmente. Además que teóricamente esa vocación al Opus es una vocación secular, y laical. De ahí su insistencia en la santificación de las realidades terrenas. ¿Cómo es posible que un señor que se hace del Opus, que tenga esa vocación, que por lo demás coincide con la vocación de todo bautizado, resulta que pasan unos años y se ordena sacerdote? ¿Tiene vocación laical y sacerdotal? Acaso Dios ha alterado la misma constitución divina de la Iglesia al aparecer el Opus haciendo que la vocación al Opus, vocación secular, laical y todo esa retahíla, incluya la posibilidad de la vocación sacerdotal siempre que al prelado se le ocurra designar a un individuo para las sagradas órdenes? Individuo al cual el prelado no conoce de nada. Eso nos hace sospechar acerca de que el concepto de vocación sacerdotal quede eliminado por el concepto de vocación al Opus. ¿Cómo resuelven este lio? Fácil. Pasando por encima de la doctrina de la Iglesia, y su tradición espiritual sobre este punto: a)el Opus fue fundado por inspiración divina;b) todo lo que se hace en el Opus responde a lo que Dios quiere que el Opus sea;c) El Padre tiene gracia de estado;d) de este modo, si designa a un señor para el sacerdocio, es que quiere que ese señor sea sacerdote. Punto. No deja de ser significativo que los curas-numerarios del Opus nunca hablen de su "vocación sacerdotal", sino de su "vocación a la Obra". Por lo demás el carácter esencial del sacerdocio queda muy oscurecido, cuando dice el fundeitor que "estos hijos míos se ordenan porque les da la gana, que es la razón más sobrenatural". Pues no señor. Una persona ha de saber si tiene vocación al sacerdocio para ordenarse, en caso contrario, no debe ordenarse. Esto es lo que la Iglesia ha dicho siempre. En el libro V de "meditaciones" que se encuentra en los centros, el fundeitor incluso llega a afirmar que "para nosotros el sacerdocio es algo accidental", incluso llega a decir que los numerarios cuando se ordenan "cambian de trabajo profesional". Según el espíritu del Opus, un cura-numerario "santifica su trabajo profesional". Pero vamos a ver, entonces, cuando dice Misa, ¿santifica la Misa?Lo que dice la Teología católica es lo contrario, es que los sacramentos fueron instituidos para la santificación de los fieles. Única vocación para sacerdotes y laicos: un camelo.
    Lamentablemente lo que el Opus consigue es defenestrar esta palabra tan importante para la espiritualidad católica. La utiliza como instrumento de presión: para entrar, para permanecer, para evitar la salida. Todo esto nos lleva a plantear no solamente muy fundadas dudas sobre la existencia de una "vocación al Opus", sino que, por lo dicho anteriormente, permite inducir la cuestión acerca de si esto rebasa los límites de la misma ortodoxia de la Iglesia Católica. Que el Opus Dei sea una iglesia dentro de la Iglesia no sería el problema, sino si acaso se haya constitutido solapadamente en una religión dentro de otra religión.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

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    Re: Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

    Más sobre el punto primero sobre la naturaleza juridica del Opus Dei y su presunta pertenencia a la estructura jerárquica de la Iglesia, formada por un obispo, presbiterio y fieles. Cuando sale la constitución apostólica "anglicanorum coetibus", junto a una serie de principios normativos de su aplicación, reaparece la duda sobre la naturaleza jurídica en la Iglesia del Opus Dei, porque estos grupos anglicanos se incorporarían a la Iglesia agrupados en "ordinariatos personales". En "l´osservatore romano" aparece un comentario sobre el tema del P. Ghirlanda, canonista de la pontificia universidad gregoriana, con estas palabras : "Estos Ordinariatos Personales [...] tampoco pueden considerarse Prelaturas personales, ya que, según el canon 294 [del Código de Derecho Canónico] las Prelaturas personales están formadas por sacerdotes y diáconos del clero secular, mientras que los laicos, de acuerdo con el canon 296, pueden simplemente dedicarse a las obras apostólicas de dichas prelaturas mediante acuerdos con las mismas." Según el capellán de la CEU- CEH, y canonista, P. Castelló, "dado el lugar y la fecha en que se publicó, podríamos decir que se trata de una especie de interpretación doctrinal autorizada del conjunto normativo". Precisamente, la elección del ordinariato personal para estas agrupaciones es precisamente para permitir la pertenencia de fieles a las mismas, al modo de una "diócesis peculiar". Justamente la desestimación de la forma de prelatura personal indicaría que en este caso no podría aglutinar fieles, sino simplemente presbíteros y diáconos.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

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    Re: Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

    4ª cuestión: la "dirección espiritual" en el Opus de Dei (tomado de un artículo elaborado para un blog sobre el Opus desde una perspectiva católica):

    Una de nuestras principales preocupaciones sobre el tema de la Opus de Dei es la vinculación -intencionada- que se hace entre Opus y doctrina/tradición de la Iglesia. Ha llegado un momento en que parecía que la correcta interpretación entre lo que es una adhesión fiel a la Iglesia y a su tradición frente a corrientes más o menos heterodoxas la tenía la Opus. Es un tema poliédrico, y por eso me detendré en una somera exposición general. Habitualmente, de manera solapada -para variar- los miembros del Opus presentan a la susodicha organización como el ancla de salvación frente a cierta progresía dentro de la Iglesia. Tanto es así, que el Opus se presenta ante los sacerdotes de línea conservadora como "lo de siempre, pero ahora".
    Esta es la teoría, dirección espiritual, ejercicios espirituales, confesión frecuente, misa, lectura etc, etc, se presentan como prácticas seculares de la Iglesia y se incide en que el opus "no ha inventado nada". Bueno, pues esto no es verdad. Es cierto que el opus ha asumido toda una serie de elementos propios del catolicismo tradicional, pero los ha "opusdeizado" y de una manera muy rara. Los ha desnaturalizado, los ha convertido en cargas y los ha hecho odiosos. De un tiempo a esta parte la opus ha intentado presentarse como "la cara ortodoxa del Vaticano II". El opus no es integrista, pero tampoco es pro-vaticano II. La opus está por encima de todo eso, y según el lugar, el tiempo o la circunstancia los utiliza a su antojo. ¿Con qué finalidad? sobrevivir y utilizar las claves que sean necesarias para utilizar proselitismo. Hay que distinguir el típico cura "carca" o de "los de antes" del típico "fanático del opus". Creo que son cosas distintas y no es muy difícil demostrarlo.
    Voy a anotar en esta primera entrada por encima un tema muy recurrente. Lo que podríamos llamar "doble lenguaje" o "simulación". El opus busca miembros de entre gentes con una cierta tradición religiosa católica y un pensamiento que tiende más o menos claramente hacia el conservadurismo social y político. A este tipo de personas se les plantea un discurso con categorías que le resulten familiares. Pongamos un ejemplo: "la dirección espiritual". Cuando una persona de cierto bagaje religioso católico interpreta dirección espiritual en un determinado sentido: los consejos que pueden darse en el seno de la confesión frecuente, tal como se ha dado tradicionalmente en la Iglesia. Entonces la opus indica que la dirección espiritual en la opus es corporativa, quien dirige es la opus. En ese instante esa persona lo que interpreta es que esa dirección se imparte desde un determinado carisma. Y así lo cree, y lo puede seguir creyendo años despues de etar dentro de la organización. ¿Dónde está el doble lenguaje? Que la opus cuando habla de dirección espiritual, o "unidad" en la dirección, no se refiere a lo que podría interpretarse desde las costumbres y práctica de la Iglesia, sino algo completamente distinto, como se puede ver:

    1. Que es la obra quien dirige, lo que quiere decir es que es el director local, en nombre del padre quien la ejerce,
    2. Por ello los que reciben la dirección espiritual, en el consejo local pueden dar indicaciones al director local señalando los progresos del sujeto en orden a una posible solicitación para que pida la admisión,
    3. De ahí que a nivel interno se hable de "charla fraterna" y no de "dirección espiritual", para que ya dentro se distinga de la dirección espiritual tal como se practica en la Iglesia,
    4. Se contraviene por tanto esa norma eclesiástica que viene desde León XIII (1) de que el miembro de un instituto determinado no tiene obligación alguna de abrir su conciencia a quien ostenta cargos de gobierno
    5. Lo más grave, estos procedimientos son desconocidos a quien se le piede que ingrese en la opus, y en una amplìsima proporción de sus miembros

    De hecho aquí entra la distinción fuero interno y fuero externo, y la Iglesia ha insistido siempre en que se evite en lo máximo posible la confusión entre ambos aspectos. Un director, superior, etc, puede exigir y ordenar cuestiones relativas al fuero externo, sin embargo, no puede, quien ostenta cargos de gobierno indagar en el fuero interno, a no ser que la persona quiera hacerlo espontáneamente sin que medie presión, coacción, halagos o miedos. Todo lo relativo al fuero interno pertenece al ámbito de la dirección espiritual; para evitar la confusión entre ambos fueros y preservar el secreto de oficio relativo a las cuestiones de fuero interno, la dirección espiritual siempre se ha desarrollado en el ámbito de la confesión. Sin embargo, en el Opus se rompe esta distinción de modo que se distingue la confesión con el sacerdote con la "charla fraterna-dirección espiritual", en donde cuestiones de fuero interno pueden ser comentadas, siquiera "in genere" en el consejo local, para que el director local esté al tanto, violando de manera flagrante y sin conocimiento del dirigido el secreto de oficio en lo que al fuero interno se refiere. Es muy significativo al respecto el documento interno del Opus Dei llamado "experiencias sobre el modo de llevar charlas fraternas" (Roma, 2001): "Si se entiende bien que quien imparte la dirección espiritual es el Opus Dei, fácilmente se comprende que no tendría sentido, por ejemplo, que al hacer la charla fraterna alguien pusiera como condición, para tratar un tema determinado, que quien la recibe se comprometiera a “no contar a nadie” lo que va a decirle; o que éste último, pensando facilitar la sinceridad, equivocadamente dijera al que hace la charla: “cuéntamelo todo y no te preocupes, porque no se lo voy a decir a nadie más”. En estos casos hipotéticos, la persona que recibiera la charla dejaría de ser instrumento para hacer llegar la ayuda de la Obra: esa conversación no seria una charla fraterna de dirección espiritual"
    El Papa actual ha pedido explicaciones al Prelado de la manera de realizar la dirección espiritual en el Opus. El prelado ha respondido diciendo que en la opus "cada uno se dirige con quien le da la gana". Los que hemos estado ahí sabemos que miente doblemente. Miente porque sabemos perfectamente que en la opus no se habla de dirección, sino de charla fraterna (para curarse en salud y justificar este tipo de prácticas distinguiéndolas de la dirección espiritual), y segundo, que no es verdad que el personal elija con quien se dirige. Más bien uno es "elegido" para ser "dirigido/charlado" vía codo del opus y solicitaciones emotivistas estilo "quedamos para hablar?" sin que se hable en ningún momento entre director y dirigido de "dirección espiritual".
    Se sabe asimismo que el grado de indiscreción sobre las conciencias de los dirigidos varían dependiendo de los integrantes de los consejos locales y de los directores, pero en todo caso el problema no es si se es más o menos explícito al hablar de las conciencias de los "pitables" o de los "pitados", sino que ellos no lo saben. Es el secreto, que es lo característico de las sectas.
    ¿Lo que ha hecho la Iglesia siempre? Mentira.

    (1) Decreto quemadmodum
    II. Es más: a los mencionados Superiores o Superioras de cualquier grado o preeminencia, rigurosamente se les prohíbe que induzcan a sus súbditos directa o indirectamente, por precepto, consejo, miedo, amenazas o halagos, [507] a que les hagan a ellos mismos una manifestación de la conciencia de ese tipo. Y, correlativamente, se manda a los súbditos que ante los Superiores mayores denuncien a los Superiores menores que a ellos osaran inducirlos a tales conductas. Y, si los inductores fuesen el Director o la Directora General, <se manda entonces> que ellos hagan la denuncia ante esta Sagrada Congregación. Evidentemente, lo que arguyen los dirigentes del Opus Dei es en la obra "cada uno se dirige y se confiesa con quien quiere". Esto es falso. Son múltiples las referencias del fundador a confesarse únicamente con sacerdotes del Opus: pero dicho de manera subrepticia: primero dice "podeis confesaros con quien queráis", para añadir después "pero para un miembro de la obra solo son buenos pastores los que entienden el espíritu de la Obra y su vocación específica". Es de hecho el director el que indica a cada miembro con quien debe hacer la "charla fraterna". ¿Puede la persona oponerse a ello? Sí puede, pero recibirá probablemente una explicación de las razones y que se le indicará que es de "mal espíritu" esa actitud con quien es "buen pastor" para con él. Con respecto a la dirección espiritual, quien la ejerce, en nombre del padre es el director (laico) local -confundiéndose así en la misma persona tareas de gobierno y de dirección espiritual, algo que está canónicamente prohibido- a través del consejo local, donde los que imparten la dirección espiritual de los miembros comentan aspectos del fuero interno. El decreto de León XIII se encuentra literalmente reproducido en el canon 630 del código actual, pero el Opus indica que eso es para los religiosos y que a ellos no les afecta. ¡Jaja!
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  6. #6
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    Re: Una crítica, católica y razonable, al Opus Dei

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    y 5º: Principio y fundamento:


    A la hora de abordar una perspectiva crítica sobre el Opus Dei, debemos, como hacía San Ignacio al principio de los Ejercicios Espirituales, buscar un principio y fundamento sobre el que edificar el edificio. Más concretamente, encontrar ese principio interpretativo que nos va a permitir entender todas las acciones, formas de obrar y aspectos espirituales de la Obra fundada por monseñor Escrivá de Balaguer. Se trata de un principio interpretativo ambiguo, que suele funcionar para encubrir todo aquello que no se desea aclarar. Y como ambiguo, también grave, pues compromete la misma autoridad de la Iglesia católica. Ese principio podríamos formularlo así: "Dado que el Opus Dei ha sido reconocido por la Iglesia, indicando que el fundador actuó movido por el Espíritu Santo para fundarla en 1928, entonces, la explicación última de toda doctrina, actuación y comportamiento de la institución viene ratificada por ese designio divino".
    Un argumento, que desde la Teología y espiritualidad católicas no hay por donde cogerlo. Y no hay por donde cogerlo, porque si bien es cierto que la Iglesia declara que los santos al desarrollar obras apostólicas han sido movidos por el Espíritu Santo, ello no implica una declaración de que todos los aspectos de sus obras hayan sido objeto de una novísima "revelación". La revelación concluye con la muerte del último apóstol, o a lo sumo, con la muerte del último discípulo del último apóstol. No hay más. Sería adecuado decir que Dios inspiró a San Ignacio un profundo celo apóstolico para fundar la Compañía de Jesús. Por contra, sería inadecuado decir que el libro de los Ejercicios le fue inspirado como camino seguro de santidad ratificado por Dios, revelado por Él mismo para quienes entrasen a formar parte de su compañía, ni tampoco que la hora de oración diaria que San Ignacio prescribe entre en esos parámetros. Más bien, son cosas que pertenecen a la Iglesia como depositaria de los oficios que Cristo le encomendó en orden a la santificación de los fieles. Es decir, cuando un fundador de una orden prescribe unas normas de piedad, la eficacia de éstas están en relación de dependencia con ese oficio sacerdotal de la Iglesia, y en absoluto con una pretendida "virtud" contenida en esas mismas normas, derivada de una revelación otorgada al fundador de dicho instituto.
    Esto cae de cajón. Sin embargo no sucede así en el Opus Dei. Cualquier miembro del Opus Dei aceptaría esto en principio. Pero lo aceptaría para todas las demás instituciones y obras de la Iglesia. Cuando se trata del Opus Dei, esto es distinto. Cada norma de piedad, cada costumbre, hasta incluso la manera de decorar una habitación, lo "vió" el fundador. Con estas metáforas floridas lo que se dice es algo sumamente ajeno a la enseñanza pública de la Iglesia sobre tales puntos, y crea en muchos de los miembros del Opus o bien una soberbia espiritual completamente endogámica acerca del sentido que estas cosas tienen en la vida de la Iglesia, o bien un escrúpulo insuperable cuando se trata del cumplimiento de dichas normas. Se olvida la función que tales prácticas tienen en la realidad, centrándose en el hecho de que son lo que "Dios ha querido para que hiciesen los miembros de la Obra".
    Este principio lo veremos repetido en muchos otros casos. Cuando la estructura misma del Opus Dei no coincide con lo que la Iglesia en el derecho dice lo que es el Opus Dei, el Opus lo acepta de cara a la galería. Hacia adentro lo que se considera es que "no comprenden el espíritu" y actúan siguiendo estrictamente el principio enunciado. Tanto es así, que al contemplar la vida del fundador, no existen hechos arbitrarios, o simplemente neutros; absolutamente todos los hechos acaecidos en la vida del fundador son fruto de la intervención divina para estructurar el Opus Dei tal como se le conoce a día de hoy. De ahí que muchas veces esta convicción tenga primacía sobre aspectos básicos de la moral, como es la distinción entre fuero interno y externo, el deber de veracidad y transparencia sobre aquellos sobre los que se tiene una responsabilidad espiritual, etc. Si algo va a resultar extraño, se oculta hasta que la persona lo entienda o lo asuma, en definitiva porque Dios lo ha querido así, porque nos lo ha manifestado a través de la persona del Padre.
    Pondré un ejemplo bien conocido de este asunto: el paso de los Pirineos. El paso de los Pirineos siempre se ha presentado como una moción del Espíritu Santo para que el fundador pasara de la zona republicana a la zona llamada nacional. Entre toda esa maraña de anécdotas, la rosa de Rialp, etc, se olvida algo muy básico. Lo que hizo monseñor Escrivá fue algo muy común, que no era sino "pasarse" al bando en el que podría evitar represión política por su condición de sacerdote. Algo tan básico que jamás se dice. Parece demasiado obvio y demasiado humano. Si el Padre lo hizo, tiene que haber sido fruto de la voluntad de Dios.
    "
    Un argumento, que desde la Teología y espiritualidad católicas no hay por donde cogerlo. Y no hay por donde cogerlo, porque si bien es cierto que la Iglesia declara que los santos al desarrollar obras apostólicas han sido movidos por el Espíritu Santo, ello no implica una declaración de que todos los aspectos de sus obras hayan sido objeto de una novísima "revelación". La revelación concluye con la muerte del último apóstol, o a lo sumo, con la muerte del último discípulo del último apóstol. No hay más. Sería adecuado decir que Dios inspiró a San Ignacio un profundo celo apóstolico para fundar la Compañía de Jesús. Por contra, sería inadecuado decir que el libro de los Ejercicios le fue inspirado como camino seguro de santidad ratificado por Dios, revelado por Él mismo para quienes entrasen a formar parte de su compañía, ni tampoco que la hora de oración diaria que San Ignacio prescribe entre en esos parámetros. Más bien, son cosas que pertenecen a la Iglesia como depositaria de los oficios que Cristo le encomendó en orden a la santificación de los fieles. Es decir, cuando un fundador de una orden prescribe unas normas de piedad, la eficacia de éstas están en relación de dependencia con ese oficio sacerdotal de la Iglesia, y en absoluto con una pretendida "virtud" contenida en esas mismas normas, derivada de una revelación otorgada al fundador de dicho instituto.
    Esto cae de cajón. Sin embargo no sucede así en el Opus Dei. Cualquier miembro del Opus Dei aceptaría esto en principio. Pero lo aceptaría para todas las demás instituciones y obras de la Iglesia. Cuando se trata del Opus Dei, esto es distinto. Cada norma de piedad, cada costumbre, hasta incluso la manera de decorar una habitación, lo "vió" el fundador. Con estas metáforas floridas lo que se dice es algo sumamente ajeno a la enseñanza pública de la Iglesia sobre tales puntos, y crea en muchos de los miembros del Opus o bien una soberbia espiritual completamente endogámica acerca del sentido que estas cosas tienen en la vida de la Iglesia, o bien un escrúpulo insuperable cuando se trata del cumplimiento de dichas normas. Se olvida la función que tales prácticas tienen en la realidad, centrándose en el hecho de que son lo que "Dios ha querido para que hiciesen los miembros de la Obra".
    Este principio lo veremos repetido en muchos otros casos. Cuando la estructura misma del Opus Dei no coincide con lo que la Iglesia en el derecho dice lo que es el Opus Dei, el Opus lo acepta de cara a la galería. Hacia adentro lo que se considera es que "no comprenden el espíritu" y actúan siguiendo estrictamente el principio enunciado. Tanto es así, que al contemplar la vida del fundador, no existen hechos arbitrarios, o simplemente neutros; absolutamente todos los hechos acaecidos en la vida del fundador son fruto de la intervención divina para estructurar el Opus Dei tal como se le conoce a día de hoy. De ahí que muchas veces esta convicción tenga primacía sobre aspectos básicos de la moral, como es la distinción entre fuero interno y externo, el deber de veracidad y transparencia sobre aquellos sobre los que se tiene una responsabilidad espiritual, etc. Si algo va a resultar extraño, se oculta hasta que la persona lo entienda o lo asuma, en definitiva porque Dios lo ha querido así, porque nos lo ha manifestado a través de la persona del Padre.
    Pondré un ejemplo bien conocido de este asunto: el paso de los Pirineos. El paso de los Pirineos siempre se ha presentado como una moción del Espíritu Santo para que el fundador pasara de la zona republicana a la zona llamada nacional. Entre toda esa maraña de anécdotas, la rosa de Rialp, etc, se olvida algo muy básico. Lo que hizo monseñor Escrivá fue algo muy común, que no era sino "pasarse" al bando en el que podría evitar represión política por su condición de sacerdote. Algo tan básico que jamás se dice. Parece demasiado obvio y demasiado humano. Si el Padre lo hizo, tiene que haber sido fruto de la voluntad de Dios.

    P.S. Como se puede ver, el problema no está, como se ha dicho varias veces en este hilo de determinar la ideología político-social del OD. Ese suele ser el problema para entender correctamente esta institución. Quienes se mueven por la ideología, habitualmente su objeto de comprensión suele ser su idea, y eso les lleva a interpretarlo todo desde ese parámetro. Para comprender el OD, hay que entenderlo "desde dentro", y la crítica no puede ser sino desde una perspectiva teológica y eclesial; si superara ésta, todo lo que se dice del OD podría, en efecto achacarse a problemas personales o a frustraciones de personas muy ideologizadas. Pero no es así, y es justamente esto último lo que utiliza el OD como "arma disuasoria". Si entramos en los testimonios de ex-miembros, algunos con cargos importantes en la institución, como directores locales, miembros de asesorías regionales, o incluso algún vicario regional, vemos que todas las críticas confluyen de uno u otro modo en estos puntos que acabo de indicar, amén de que se distancian ostensiblemente de la doctrina y praxis católica acerca de los mismos. Nótese además la ausencia de ideologización en tales testimonios, pues podemos encontrarnos desde clerigos a personas que debido a la irritación que el OD les ha producido, han quedado como cadáveres a su paso, no queriendo pensar más en un posible camino de vida cristiana: el "rejalgar" del que hablaba del fundador, efectivamente les ha producido un sentimiento de aversión a todo lo que les recuerde al paso por ea institución. Esta coincidencia de testimonios no es casual, y el mecanicismo espiritual, el puritanismo ascético e ideológico, la postura cínica, la corrección social y el "si te he visto no me acuerdo", no son sino consecuencias de praxis inadecuadas desde la praxis católica, sino desde los requisitos mínimos de una vida humanamente saludable desde el punto de vista psíquico y emotivo. Quisiera dejar aqui un testimonio, hecho con grandes dosis de ironía -y alguna vulgaridad también- de un ex-numerario que abandonó la institución después de muchos años, sin rencores, siguió con su vida cristiana sacramental, y en los lugares en que escribe, raro es cuando no cita los escritos de autores como Chesterton o documentos de Benedicto XVI, con lo que quiero decir, que el OD no le dejó dañado hasta ciertos extremos, pero me parece que es muy interesante su testimonio:
    Querida Opus:
    Se dice que la mujer de Lot quedó convertida en estatua de sal no porque fuese una cotilla paleta y de pueblo que no pudo resistir la curiosidad de contemplar aquel dramático espectáculo, sino porque en esa ciudad ardía el corazón que ella amaba…
    También cuentan que no fue exactamente por esa razón, sino porque al girarse comenzó a gritar: "¡hala,guarros de mieeeerda, os lo tenéis bien ganado, cochinos, más que cochinos, piernas y sinvergüenzas! ¡¡¡Maricas!!!, que os lo tenéis bien merecido y que os den pol…". No pudo terminar la frase… pimba, estatua de sal que se quedó...



    A ti te va a pasar lo mismo. Con esa visión rancia y negativa que profetizas a todo el que te deja, con esa formación cristalizada, lejos de la caridad más elemental, que desea -y así lo dejas escrito- una vida llena de miedo, de inseguridad, de tristeza a quien un día te dijo "oye, que no puedo, que esto no es lo mío", te mereces convertirte en estatua de sal. ¡Qué deplorables son las instituciones -y las personas- cuando intentan ser como Dios, cuando tratan a su peña como si los hubiera sacado de la nada, ejerciendo sobre ellos los derechos del creador!.
    Algo de estatua de sal ya comienzas a tener. Debe de ser que la cosa se cristaliza poco a poco. Te estás volviendo como muy seca, muy institucionalizada y muy aburrida. Uno se pasea por y aquello parece un "Manual de Buenas Maneras Vaticanas: usos y decoros". No sé. San Josema cuando escribía sus cartas no andaba con citas de Pablo VI, ni de Juan XXIII, ni del Acetato, ni glosaba la Populorum Progresio, o la Rerum Novarum, o la carta de Pío XII a los prelados Arapajoes de la diócesis de Dakota "Acascala totum". Escrivá no era nada institucional y le iba mucho el darle a la pluma y, venga, lo que saliera. Así le ha ido, que hay varias cartas bien guardadas porque con el paso del tiempo suenan como muy fuertes y no se las lee ni Magoo.
    Pero era un tipo nada institucional. Iba directo a lo que le interesaba. Era, por decirlo de algún modo, ciento por ciento vocacional. Y, aviso a navegantes, muy crítico con la Iglesia de su tiempo, con el Papa de su tiempo y con bastantes obispos. No faltan testimonios que avalen lo escrito.
    Y algunas de sus frases hoy a más de un lector/a de orejas le dejarían muy dolidos. Pero, claro, Pablo VI no era Juan Pablo II… ni, por poner un ejemplo, el cardenal Bueno Monreal, gran amigo de Escrivá, pero "pobrín, al final de su vida perdió la cabeza y está haciendo muchas tonterías", no era Rouco.

    Todo eso ha cambiado y te has vuelto muy Prelatura. Lees los textos del Prelado y son como el Chiti chiti bang bang. Todo tan potito, tan acaramelado, tan de escaparate, tan oficialmente correcto. Tienes un doble código: el interno y el externo. Todos los textos del prelado en Romana son de una doctrina muy poco arriesgada, muy poco comprometida: frases hechas, lugares comunes mezclados, eso sí, de cientos de referencias a San Josemaría y citas a mayor gloria de Juan Pablo II a quien, por cierto, amo, respeto, admiro.
    Lo que me joroba es la sutil adulación. Lo que me deja absolutamente frús es comprobar lo que Compaq y Brian demostraron con los cambios en la redacción del punto 115 de Camino, "Minutos de silencio- Quédese eso para los ateos, masones y protestantes que tienen el corazón seco…", y años después "minutos de silencio -quédese para los que tienen el corazón seco…". Eres una pelota de mil pares. ¿Qué harás ahora cuando el Papa advierte del resurgir de un laicismo agresivo en España?, ¿ponemos a los ateos de nuevo en el punto 115 para que vea el Papa que ya lo advirtió el santo hace años?. O cuando se vuelve a denunciar en algunos ámbitos eclesiásticos la influencia masónica en la sociedad, qué, ¿te apuntas a volver a colocar a los masones… ¡¡¡Mira que eres pelota!!! Y si eso te atreves a hacerlo con un texto del santo -que mira que eres rígida con las cosas del Fundador -, qué no harás por mayor gloria de la Prelatura. Pelota.
    En los comentarios a la Semana Santa que Echevarría escribió y que emitió la cadena de radio EWTN de Miami se dicen cosas realmente preciosas… muy distintas del tono que se refleja en los vademecums, en las glosas y las cartas. Cuando se refiere a la entrada triunfante de Jesús en Jerusalem glosa el texto del burrito y dice "¡Qué pobre cabalgadura elige Nuestro Señor! Quizá nosotros, engreídos, habríamos escogido un brioso corcel. Pero Jesús no se guía por razones meramente humanas, sino por criterios divinos".
    Muy bonito, sí señor. Ahora no sé qué "brioso corcel" usa el Prelado… Pero dudo mucho que sea un burrito SEAT Ibiza, por ejemplo. Y ya no digamos del nivel de vida de los numerarios de la prelatura, burritos ellos que sobreviven en pajares cinco espigas.
    Y añade, "hay cientos de animales más hermosos, más hábiles y más crueles. Pero Cristo se fijó en él, para presentarse como rey ante el pueblo que lo aclamaba. Porque Jesús no sabe qué hacer con la astucia calculadora, con la crueldad de corazones fríos, con la hermosura vistosa pero hueca. Nuestro Señor estima la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete, los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño. Así reina en el alma".
    Muy bien dicho, y a ver si te aplicas el cuento, porque exactamente esa es la imagen que comienza a esculpirte el paso del tiempo y el tono que te das: astucia calculadora, peloteo, crueldad de corazones -a los textos me remito-, hermosura vistosa, pero hueca… y no es fácil encontrar en ti, a nivel institucional, la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, los ojos limpios y el oído atento no sólo a las palabras de cariño de Dios sino, también, a las palabras de auxilio de aquellos que te amaron y te necesitaron, que también son Dios que llora, que está solo, que está triste o enfermo.
    Y es que eres como eres."
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


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