Estimado amigo, afirmas que la materia humana está sujeta a la evolución. Pero la evolución implica transformación de una especie en otra; luego, entraña un cambio de forma substancial, fenómeno inmaterial. Por consiguiente si hay evolución, ésta afecta principalmente a la forma humana no a su materia. El problema es que las substancias espirituales son inmutables. ¿Cómo queda en pie entonces la teoría (jamás demostrada) de la evolución?
Otro problema grave. Según lo que escribes sostienes el mal como un principio. Pero el mal es la ausencia de un bien debido. Ergo, el mal absoluto no existe, es puro no ser. El mal siempre radica en bien como en su sujeto. El mal del ciego es que, siendo pertinente a la naturaleza humana ver, no ve; está privado de algo que su naturaleza reclama; nadie está privado de algo que no le corresponde.
Sólo existe el ser. La nada no sólo es no ser sino que es imposible que sea. El mal no tiene una naturaleza, se da sólo como un accidente. Aquí cabe señalar que para conocer el bien no es necesario en absoluto conocer el mal. El bien es un trascendental del ser. El bien no es otra cosa qu el ser en cuanto apetecido por la voluntad.
En pocas palabras y sin querer ofenderte, tu escrito se opone a radice a la Fe Católica. Hay materia para rato, en la medida que tenga tiempo podré comentarte más puntos. Por el momento, aprovcho de indicarte que la creació a partir de la nada es dogma de Fe, así como el hecho de haber sidos creados Adán y Eva en estado de gracia. En el caso de ellos se llamaba el estado de justicia original y entrañaba las virtudes preternaturales que, en pocas palabras, implicaban un completo dominio del espíritu sobre el cuerpo.
Saludos.
LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI
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