Aunque como creyente desearía que no hubiera tal ley
El abad de Montserrat comprende que el estado democrático regule «de alguna manera» el aborto
El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, afirmó este jueves por la mañana que «como creyente», está «a favor de la vida, desde el inicio hasta el final de la existencia», y que no cree que el aborto sea «un derecho». «Otra cosa –continuó– es que un Estado democrático, si se dan estas situaciones de aborto, no tenga que regular el tema del aborto de alguna manera». El Abad dijo también que la nueva ley «en algún aspecto puede reducir el número de abortos», respecto a la anterior, aunque «en otros no».
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(Agencias/InfoCatólica) Además de la cuestión del aborto, que ha surgido en el turno de preguntas y respuestas, en el desayuno convocado por el Fórum Europa Tribuna Catalunya, el abad ha centrado su discurso, ante representantes políticos y civiles de la sociedad catalana, en la necesidad de aplicar un “humanismo cristiano” en la economía actual, frente la crisis actual que, a su juicio, esconde una “crisis de valores”.
Además, el abad ha considerado “normal” la presencia de senyeres (banderas catalanas)en los actos masivos durante la visita del Papa a Barcelona el 6 y 7 de noviembre para dedicar el templo de la Sagrada Familia al culto. El Abad se ha referido a esta cuestión calificando de “normal el hecho de que haya banderas del país que lo recibe”. “Como creo que las habrá también gallegas en Santiago de Compostela”, ha añadido, al tiempo que ha apuntado la posibilidad de que también haya banderas españolas.
En cualquier caso, ha señalado que “lo importante” no son las banderas, sino el mensaje y la reflexión que estimulará Benedicto XVI con su viaje a la capital catalana.
La nueva Ley de Aborto, condenada expresamente por la CEE en varias ocasiones
Sobre la “Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo”, de 3 de marzo 2010, la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha realizado varias declaraciones condenando la nueva Ley de Aborto. Así, en la Declaración de la Comisión Permanente de la CEE, de 17 de junio de 2009, Sobre el Anteproyecto de “Ley del aborto”: atentar contra la vida de los que van a nacer, convertido en “derecho”, los obispos españoles afirmaban con rotundidad que “de llegar a convertirse en Ley, supondrían un serio retroceso en la protección del derecho a la vida de los que van a nacer, un mayor abandono de las madres gestantes y, en definitiva, un daño muy serio para el bien común”.
También en la Nota de prensa tras la 94º reunión de la Asamblea Plenaria, el 27 de noviembre de 2009, la CEE reiteraba que “este Proyecto de Ley ‘constituye un serio retroceso respecto de la actual legislación despenalizadora, ya de por sí injusta’”, por lo que “nadie que atienda a los imperativos de la recta razón puede aprobar ni dar su voto a este proyecto de ley”. Por el contrario, proseguía,
“los católicos estamos por el “sí” a la vida de los seres humanos inocentes e indefensos que tienen derecho a nacer; por el “sí” a una adecuada educación afectivo-sexual que capacite para el amor verdadero; por el “sí” a la mujer gestante, que ha de ser eficazmente apoyada en su derecho a la maternidad; por el “sí” a leyes justas que favorezcan el bien común y no confundan la injusticia con el derecho”.Finalmente, en la fecha de su entrada en vigor, el 5 de julio de este año, una Nota de la CEE afirmaba tajantemente que
“Es necesario recordar que se trata de una ley objetivamente incompatible con la recta conciencia moral -en particular, la católica- ya que, desde el punto de vista ético, empeora la legislación vigente por los siguientes motivos fundamentales. Primero, y sobre todo, porque considera la eliminación de la vida de los que van a nacer como un derecho de la gestante durante las primeras catorce semanas del embarazo, dejando prácticamente sin protección alguna esas vidas humanas, justo en el tiempo en el que se producen la gran mayo ría de los abortos. En segundo lugar, porque establece un concepto de salud tan ambiguo que equivale a la introducción de las llamadas indicaciones social y eugenésica como justificación legal del aborto. En tercer lugar, porque impone en el sistema educativo obligatorio la ideología abortista y de género”.Mons. Pujol reiteró en septiembre la obligación de no obedecer en conciencia a las leyes que van en contra de la vida humana
Se da además la circunstancia de que hace sólo un mes, en su carta Religión y sociedad civil, el arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol precisaba, en relación con obligación de obedecer a las autoridades y las leyes, que los católicos deben prestar como ciudadanos, que “esto implica también la obligación de no obedecer en conciencia cuando las leyes de las autoridades civiles se oponen a las exigencias del orden moral”, lo cual “es especialmente grave si esas leyes van en contra de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural”.
Solicito la intervención de Roma ante las declaraciones del Abad de Montserrat
A las 10:48 AM, por Luis Fernando
El Abad de Montserrat, el P. Josep María Soler, dio ayer una charla-conferencia ante los presentes en el desayuno convocado por el Fórum Europa Tribuna Catalunya. Aunque habría muchas cosas que comentar de la totalidad de sus palabras, el escándalo llegó en el turno de preguntas. Preguntado por la ley del aborto, el abad respondió que como creyente está a favor de la vida, desde el inicio hasta el final de la existencia de la persona. También dijo que la nueva ley convierte al aborto en un derecho, algo con lo que él no está de acuerdo. Hasta ahí, todo bien. Pero justo tras decir eso, el abad afirmó que otra cosa es que un estado democrático, si se da la situación de que se producen abortos, no haya de regular de alguna manera el tema del aborto. No contento con eso, aseguró que la nueva ley puede reducir el número de abortos en algunos casos e incrementarlos en otros. Finalizó sus palabras volviendo a apelar a su condición de creyente para resaltar que lo ideal sería que no hubiera ley del aborto ni abortos.
Como fieles católicos que acatamos la totalidad del magisterio, yo creo que tenemos el derecho e incluso el deber de solicitar a nuestros pastores que hagan todo lo que está en su mano para impedir que sacerdotes y religiosos que ocupan cargos de gran relevancia no solo eclesial sino también social, hagan manifestaciones que chocan de frente con la enseñanza de la Iglesia. No sé si en España hay algún obispo que tenga autoridad directa sobre el abad de Montserrat. Sinceramente no sé si en la orden benedictina existe algún superior que pueda poner coto al escándalo provocado por las declaraciones de don Josep María. Lo que sí sé es que el Papa o más concretamente la Congregación romana de los Religiosos sí tienen dicha autoridad. Y el Papa va a visitar Barcelona en breves días. Montserrat es para la Iglesia en Cataluña algo muy importante. Por tanto, no creo que sea casual que el abad diga eso justo antes de que llegue el Vicario de Cristo a su tierra. Es evidente que está queriendo transmitir la idea de que el discurso de un sector muy importante de la Iglesia en Cataluña es “otro” en una cuestión tan fundamental como el aborto.
Por supuesto, sus palabras chocan de frente con las del arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol, quien recientemente llamó a los fieles a oponerse y a desobedecer las leyes de los hombres contrarias a la ley de Dios, especialmente cuando aquellas van “contra la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural". Es obvio que en este asunto los fieles católicos estamos en comunión con el arzobispo de Tarragona y no con el abad. Pero la Iglesia no es el lugar donde se puedan dar posturas opuestas en temas de gravedad. El magisterio ha sido siempre radical en todo lo relacionado al aborto. De ninguna de las maneras se puede permitir la existencia de un marco legal que lo regule para permitirlo en uno, en muchos o en todos los supuestos. Las declaraciones del Abad de Montserrat se alejan de lo que enseña el Papa y los obispos. Si don Josep María Soler fuera un señor de Santa Eugènia de Ter, poco importaría lo que dijera. Pero no es un señor cualquiera. Es el abad de una de las abadías más importantes de Cataluña, de España y de Europa.
Si las declaraciones del Abad quedan sin respuesta y sin consecuencias, el problema no estará en el Abad sino en la Iglesia. Es por ello que solicito la intervención de la Santa Sede para cortar de raíz el escándalo que nos produce en muchos fieles el contemplar como uno de sus abades más importantes se muestra comprensivo con las legislaciones abortistas. Nosotros, los fieles, sólo podemos protestar y pedir a nuestros pastores que intervengan. No tenemos la autoridad para poner fin a este tipo de atropellos. No le queremos decir al Papa ni a la curia lo que tiene que hacer. No es nuestro cometido. Pero sí les pedimos que hagan algo. Y que lo hagan ya, antes de que el Santo Padre venga a España, a Cataluña, a Barcelona. De lo contrario, los fieles que estamos combatiendo con todas nuestras fuerzas contra cualquier ley que permita el aborto nos sentiremos abandonados, olvidados y despreciados. Y eso no nos conviene ni a nosotros ni a la Iglesia. Por el bien de la misma, por amor a Cristo, por amor a los no nacidos que mueren gracias a esas leyes, hagan el favor de intervenir ante las declaraciones del Abad de Montserrat.
Luis Fernando Pérez Bustamante
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