Paganismo Británico
Hola foreros, ¿sabéis algo sobre el paganismo británico o podéis darme alguna referencia?
El otro día en una conversación un inglés me soltó que ellos no conocían o tenían "demonios" hasta que no se los introdujeron los "malditos" jesuitas. Que el concepto del mal viene del Medio Oriente y que ellos tenían gigantes pero que no eran malos de por sí, sino que a veces se enfadaban o eran descuidados. Es decir, que eran conceptos bonitos hasta que los cristianos les llenamos su vida de "horrores". También dijo que el mal provenía de un estadio de civilización en donde los filósofos eran capaces de razonar, y no se una religion folk tradicional. Añadió que los conceptos del Bien y el Mal son dualistas mientras que su sistemas eran multipolares.
Dentro de mi ignorancia sobre el paganismo le contesté que los Griegos helenísticos YA dividieron a los demonios en las categorías buenas y malas: agatodemones (αγαθοδαίμονες) y cacodemones (κακοδαίμονες), respectivamente y que lo cierto es que la percepción dual del Bien y del Mal es tan antigua como la manera que tenemos de construir y conocer el mundo. De ello dan testimonio los mitos de muy diversas culturas. Esopo nos cuenta que aprovechándose de la flaqueza de los Bienes, los Males los expulsaron de la tierra, y aquéllos subieron a los Cielos. Una vez allí preguntaron a Zeus cuál debía ser su conducta con los hombres. Les respondió el dios que no se presentaran todos juntos, sino uno tras otro. Ésta es la causa de que los Males, que viven entre los hombres, les asedien sin descanso, en tanto que los Bienes, como descienden de lo alto, sólo se les acercan de tarde en tarde.
La dualidad bien-mal, es indisoluble, común a todas las tradiciones como La china (el ying y el yang) o la griega antigua.
También le pregunté si sus "conceptos bonitos" eran los de las fantasías de lo románticos amasonados o el mundo de horror en que a los paganos reales les tocó vivir...
Saludos.
“La verdadera fe es incolora, por decirlo así, como el aire y el agua; medio transparente a través del cual el alma ve a Cristo. Nuestros ojos no ven el aire y de la misma manera nuestra alma no se detiene a contemplar su propia fe. Cuando, por consiguiente, los hombres toman esta fe como si dijéramos en las manos, la inspeccionan curiosamente, la analizan, se absorben en ella, se ven forzados a materializarla, a darle color para que pueda ser tocada y vista. En otros términos, sustituyen a ella, colocan sobre ella, cierto sentimiento, cierta impresión, cierta idea, cierta convicción, algo en fin en que la atención pueda prenderse. Cristo les interesa menos que lo que llaman ellos sus experiencias. Los vemos trabajando para seguir en sí mismos los signos de la conversión, la variación de sus sentimientos aspiraciones y deseos: los vemos ponerse a conversar con los demás sobre todo esto. ”. John Henry Newman
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