El paraíso en la Tierra.
Prometían en tiempo del Santo la felicidad en esta vida los begardos y las beguinas, así como en todo tiempo la falsa mística, y en los nuestros las herejías máximas del liberalismo, modernismo y comunismo; que son, como las famosas hijas de Elena, tres macanas distintas y un solo error verdadero.
El liberalismo inventó el dogma del Progreso Inevitable, que enseñaba que las naciones tienen que progresar por fuerza y a grandes pasos hacia un estado de prosperidad material miraculoso, y por ende a una gran santidad moral con sólo dar a la gente la Libertad. Y en cuanto a ese Paraíso en la tierra, sin guerras, sin pestes, sin hambres, sin opresión, sin tiranos y hasta sin vejez, y creo que sin muerte, no estaba lejos para los creyentes, de acuerdo a aquellos versos de Victor Hugo, que dicen:
Ya llegó el tiempo núbil de las naciones,
Va al Progreso pisándole los talones.
En lo cual quizá profetizó, sin saberlo, como la burra de Balaán, porque el tiempo de las naciones designa en la Sagrada Escritura la proximidad del fin del mundo.
El modernismo es la última evolución del protestantismo liberal y es la herejía más sutil y compleja que ha existido y puede existir, de modo que sin duda será la religión del Anticristo; porque concilia en sí las dos notas antagónicas con que San Pablo describe misteriosamente al Hombre de Pecado, y que hasta hoy parecían incompatibles: 1°, será adversario de toda religión y culto; 2°, se sentará en el templo haciéndose adorar como Dios. El modernismo deshace toda religión existente, apropiándose empero de sus formas exteriores, a las cuales vacía de contenido para rellenarlas con la idolatría del Hombre. Promete también la felicidad en esta vida, y quien quiera ver de qué delirante modo, puede leer el apocalipsis de H.G. Wells titulado The Shape of the Things to Come.
El comunismo, que es una forma del modernismo y está llamado un día a fundirse con él, sabemos cómo está impregnado de un mesianismo de raíz judía, que promete la Edad de Oro, en el día en que disponga de la Dictadura la Clase Elegida, a saber, el Proletariado. El comunismo ruso ha hecho suyos en uno de sus himnos los versos de E. Heine:
A la tierra conquistaremos
a la tierra y todos sus dones.
El cielo se lo dejaremos,
a lo ángeles y gorriones.
R. P. Leonardo Castellani, Comentarios en la Suma de Teología de Santo Tomás, el tomo V, Ed. Club de Lectores.
STAT VERITAS
Esto de la premonición, el profetismo, la adivinación del acontecer futuro, que lo es para nosotros no para Dios ya que en Él no tiene influencia el tiempo, son cuestiones cuando menos no de fe, excepto las del dogma neotestamentario. Pues ya sabemos, o deberíamos saber, que las últimas profecías válidas son las contenidas en Los Evangelios, pues se trata de cuestiones afirmadas por el propio Cristo o inspiradas por Dios. Sólo en base a un análisis de la realidad mundana, alguien puede atreverse a realizar un pronóstico de las cosas, así como su posible evolución a causa de sus consecuencias. Pero en ocasiones surgen "profetas" sorprendentes, tal como es el caso de Stephen Hawking. Pareciendo que se le ha agotado la vía de la especulación científica de la Física cuántica y los agujeros negros, ahora lleva un tiempo dedicado a un catastrofismo digno de una película de efectos especiales.
Santo Tomás y el P. Castellani advierten de lo que supone la pérdida de la fe y de volver toda esperanza hacia un progreso material que sólo lleva a la esclavitud espiritual del hombre, y a su degradación moral. Claves en cualquier caso y condición necesaria para que se dé el cumplimiento de lo que nos avisan Los Evangelios. Sus contenidos no son una amenaza, sino una advertencia de lo que acontecerá si se sigue por un camino que, a la vista está, ha resultado inevitable. En las profecías de Los Evangelios, Dios nos dice lo que Él ve que va a ocurrir a causa de nuestros actos.
Stephen Hawking, por contra, es un agorero, un modernista que de pronto se asusta de lo que su ideal de mundo ha provocado. Coincide con Santo Tomás y con el P. Castellani, pero por razones distintas, en Hawking hay contradicción, pronostica un futuro de autodestrucción a causa del desarrollo incontrolado de la tecnología, al tiempo que propugna mucha más tecnología para escapar de la amenaza de la misma en una huida hacia ninguna parte. Sorprende que alguien como él, con sus conocimientos de Cosmología y Astrofísica, hable como lo haría un adolescente colegial que no sabe nada de Física, que pese a estar en clase, su mente está perdida en cualquier otra parte no enterándose de las explicaciones de la pizarra.
No serán posibles tales viajes a otros sistemas planetarios ya que las dificultades son inmensas, casi, casi, tan grandes como el salvar razonablemente las distancias que nos separan de esos mundos hipotéticos, pura fantasía pues, pura amenaza de una mayor deshumanización, ya que la destrucción de la civilización cristiana ya es de por si el apocalipsis de nuestro tiempo. Pero Hawking es incapaz de ver que no hace falta tecnología alguna para salvar a la Humanidad, que ese no es el camino, que sería suficiente el viaje interior hacia la conciencia de cada uno y a un propósito de cambiar radicalmente la vida que se lleva y que nos conduce hacia ese abismo. Y él debería empezar dando ejemplo, renegando de una vez de su absurdo ateísmo, reconociendo que esa vía de locos de atar junto el del materialismo, sea liberal, sea marxista, sea simplemente la inanidad personal, son la vía directa a la hecatombe que tanto teme.
El terrible pronóstico de Stephen Hawking para la humanidad
Desde la antigüedad, han existido profetas que han vaticinado el fin de los tiempos. Se pueden encontrar profecías de este tipo en diferentes religiones en el mundo, pero a pesar de que ha habido profetas influyentes como Nostradamus o Baba Vanga, que hablan sobre el fin de la humanidad, no han creado una preocupación en la mayoría de las personas, pues son profecías sin evidencia.
Pero ¿qué ocurre cuando uno de los científicos más importantes de la actualidad, Stephen Hawking, pronostica el fin de la humanidad en menos de 100 años?
Stephen Hawking es un científico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico y es considerado como uno de los más importantes en la actualidad por sus grandes aportes en teoremas respecto a las singularidades del espacio- tiempo en el marco de la relatividad general, además de predecir con éxito que los agujeros negros emitían radiación.
Su enfermedad motoneuronal no lo ha detenido de lograr cosas increíbles y es considerado por muchos como una de las personas más inteligentes de nuestro planeta.
Las profecías como las de Nostradamus o Baba Vanga suelen tener un origen místico; una creencia sobrenatural sin evidencia. Si estudiamos a fondo las profecías de estos personajes podemos encontrar varias de ellas incumplidas, además de ambigüedades que pueden ser aplicadas a cualquier cosa. Pero los pronósticos de los científicos, como Hawking, suelen tener un gran peso, pues se basan en nuestra realidad.
Según comenta, la humanidad se autodestruiría en menos de 100 años. Y es que según comenta, estamos creciendo demasiado rápido en tecnología. Cada día, tenemos mejores armas, cada vez más destructivas y las guerras serán más mortales, por lo que la única solución que tiene la raza humana para sobrevivir es colonizar otros planetas en menos de dicho tiempo.
Hawking afirma que no sólo debemos de construir naves capaces de viajar entre estrellas a una gran velocidad, sino que también debemos encontrar otros planetas habitables como el nuestro. Según se cree, existen millones de planetas habitables, sólo en nuestra galaxia; el problema, sería llegar a ellos.
Hace poco, se confirmó la existencia de ondas gravitacionales. Si fuese posible crear un motor que generara este tipo de ondas, podría aprovecharse para viajar a una velocidad increíble, así como se ha visto en las series de Star Trek o en la película Interstellar. Lo que antes se pensaba como ciencia ficción, podría estar convirtiéndose en realidad.
Pero ¿qué provocaría el fin de nuestra humanidad? Existen varios posibles panoramas. Hawking aseguró que una inteligencia artificial (o una raza extraterrestre) podría terminar aniquilándonos. También existe la posibilidad de una guerra nuclear en el futuro entre grandes potencias, ya que cada día surgen grupos extremistas que tienen usos de armas muy destructivas.
Pero Hawking no es el único que ha pronosticado un futuro tan terrible. También científicos, como Richard C. Duncan, quien creó la Teoría de Olduvai, la cual establece que la civilización industrial actual tendría una duración máxima de 100 años, desde el año 1930 hasta el 2030; luego de este tiempo, la humanidad comenzaría a retroceder.
Según la teoría de Duncan, por el año 3000 los humanos vivirían como en el tiempo antiguo. Tendrían que cazar para vivir y todo el desarrollo actual sería cosa del pasado. Esta teoría afirma que lo que creará esta decadencia será la producción de energía mundial y la crisis por el petróleo.
Lo interesante de esta teoría es que varias personas afirman que ya ha ocurrido anteriormente y que nuestra civilización actual no ha sido la primera conformada por humanos en nuestro planeta, ya que al igual que nosotros, otros llegaron a su punto máximo de desarrollo y luego comenzaron a retroceder.
Sin duda, el fin de la humanidad es un tema muy interesante y a su vez preocupante . ¿Realmente será cierta la teoría de Hawking y que la única solución será viajar a otros planetas? ¿Podremos utilizar las ondas gravitacionales para trasladarnos entre estrellas en el futuro? ¿Ustedes qué opinan?
El terrible pronóstico de Stephen Hawking para la humanidad
Última edición por Valmadian; 02/04/2016 a las 15:17
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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