El tema es muy sencillo: de una parte, el poder que concede o tolera la libertad de cultos de hecho actúa como ateo o como pagano, al que le es indiferente la verdad de cada culto, y solo le preocupa la verdad práctica de su absolutismo político y que las verdades religiosas estén limitadas externamente por esa ideología política suprema que él entiende incontestable.
El fenómeno moderno de "libertad de cultos", se diga lo que se diga, es el mismo que el del Imperio Romano: una única ideología plasmada como UNICO Sistema Político Absoluto, (la democracia liberal, inatacable bajo pena de delito, y que subrepticiamente equivale a una religión) que "concede" libertad para ser católico, budista, judío etc. Si se le desacata o cuestiona, ese Sistema Político Absoluto se considera legitimado para revolverse inquisitorialmente, prohibiendo, encarcelando y censurando, no menos que una religión de esas “malditas y totalitarias” a que él obliga a subordinarsele.
Antiguamente hasta Pio XII (1958) siempre fue la tesis política católica tradicional que debía haber una sola Religión católica oficial (en una nación católica mayoritaria), y había libertad de regímenes políticos dentro de ella (que fueran compatibles con el catolicismo, claro).
Desde el Vaticano II es al revés: hay un único sistema político mundial absoluto y "libertad" para las religiones... siempre que acepten no cuestionar ese Sistema político y estarle subordinadas (aunque se nos venda esa idea con el eufemismo de "libertad religiosa" para la Iglesia).
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