Re: Crítica del evolucionismo católico
Iniciado por
Donoso
Conviene recordar que el tema es evolucionismo católico, no evolución biológica de las especies como hecho científico, para lo cual hay otro tema ya señalado.
Aquí debe primera el aspecto teológico de la cuestión.
Si pero el propio título del hilo ya induce a que se mezclen. Y el motivo principal radica más en la creación del hombre que es donde chocan la concepción creacionista y la positivista. Para mi el problema se plantea así:
1.- Los creacionistas saben quién ha creado, por qué y para qué.
2.- Los positivistas conocen el cómo, pero ignoran por qué y para qué.
Los primeros hablan de Dios como causa primera, los segundo sostienen que esa causa es el azar.
Mientras unos y otros no se entiendan y aúnen esfuerzos, jamás dejarán sus respectivas posiciones. En lo único que coinciden es en el qué, o sea, que hay creación.
Si hablamos de evolución católica en sentido general, lo cierto es que la Iglesia ha venido siendo bastante ambigua desde hace ya más de cien años. Pero habría que especificar antes algunas cuestiones:
1.- El concepto de evolución ni es católico, ni es darwinista. Se le atribuye a Anaximandro en Plutarco (Quast. conv., 730)
2.- Darwin lo que hizo fue teorizar lo que ya se intuía.
3.- El mal llamado evolucionismo católico viene de la aceptación de las tesis de Teilhard de Chardin que, teológicamente, son un puro disparate. Pues viene a afirmar que la ortogénesis (sentido ineludible e irreversible de la evolución) tiende a la formación del hombre y a su culminación organizándose socialmente que acaba por conectarse con Dios. Dicho en otros términos, el proceso evolutivo y el proceso de hominización coinciden, como también coincide él con Engels quien afirmó que "la naturaleza llega a la conciencia de sí misma". Por supuesto, en la tesis de Teilhard de Chardin no aparece la Creación del Hombre por ninguna parte.
4.- Para Oswaldo Spengler la mano hizo al hombre, pero no explicó por qué los simios teniendo manos también no evolucionaron a seres pensantes. Algo debió de haber para que el ser humano sea como es y no de otro modo.
5.- Pero todo católico debería tener claro que en la manera de creación del hombre hay que diferenciar que se dan dos "creaciones": por un lado el origen del alma y por otro el origen del cuerpo. Es de fe, es dogma, que el alma del primer Hombre fue creada inmediatamente por Dios (Gén., versículo 7 capítulo 2) Y no se puede discutir que en la creación del cuerpo del primer Hombre, Dios se valió de la materia preexistente (de limo terrae, Gén., 2,7) De aquí se deduce que la creación especial del Hombre no fue una creación ex nihilo. La duda puede plantearse si para crearlo se valió de la tierra (en sentido alegórico) o de algún organismo viviente al que poder insuflarle el alma y hacerlo humano. Personalmente considero que tal consideración resulta excesivamente antropocéntrica y es que no me imagino al hombre descendiendo de algún homínido que por el acto creativo pasase súbitamente de tener rasgos simiescos a los propios del género humano.
6.- Desde mi punto de vista la frase "Hagamos al Hombre a nuestra imagen. Según nuestra propia semejanza" (Gén. 2, 26) es quizás la más intrigante de todo el proceso de Creación. Es obvio que Dios no debe parecerse a un simio, más aún, ¿a quién se puede parecer? Si nos atenemos a lo que nos dice la Teología es un ser simple e infinito, es espíritu y no materia. Por tanto, ¿a qué se refiere con la expresión "nuestra imagen"? Tal vez a la espiritual, pero si nos atenemos al Evangelio "El que me ha visto a mi, ha visto al Padre" (Jn. 14, 9), debe tener una imagen que reconoceríamos como humana. Ahora bien, Dios no evoluciona, no procede de nada anterior a Él. Después, ¿en qué nos asemejamos? Semejante significa parecido, mas no necesariamente igual. En mi opinión la semejanza se refiere a la espiritualidad, a la capacidad consciente acerca de Dios y de sí mismo y a las capacidades intelectivas. No puede haber "Bien" o "Mal" si el Hombre no tiene facultades para discernir y la virtud y el pecado devienen de ello. Es lo que sucede en el Paraíso al comer del árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
7.- Pero estas imágenes no encajan en la visión de los positivistas. Ellos sustituyen a Dios por el azar sin caer en la cuenta de que la Primera Causa es algo inevitable y que ésta nunca jamás puede ser objeto de azar, sencillamente porque no hay azar posible sin contingencia previa: "o si, o no", "o esto, o aquello" y que siempre resulta excluyente. Por eso la dicotomía entre "creación y evolución" se excluyen entre sí generando un problema imaginario.
8.- Los continuos esfuerzos que se han hecho buscando las raíces del género humano en unos antepasados simiescos, han venido fracasando uno detrás de otro. A la Eva mitocondrial africana, que tantos buenos resultados aparentes estaba dando, se le opuso según recientes descubrimientos que también hay un hombre mitocondrial. ¿Qué significa esto? Pues que según las investigaciones que se hacían presupusieron que el ADN mitocondrial (algo así como 60 céntimos entre 240.000 euros del código genético humano) fue heredado de esa hembra. Pero, todo se vino abajo cuando otro equipo de investigadores se encontró con que las investigaciones acabaron demostrando que el macho también transmite los mismos genes mitocondriales MHC ( Complejo Mayor de Histocompatibilidad). Y tampoco ha servido de nada Atapuerca, el más fabuloso yacimiento de todo el mundo, pues continúa el mismo misterio sobre el origen del Hombre.
9.- Lo cierto es que la antigüedad del homo sapiens sapiens es de unos 50.000 años, cifra ésta más o menos aceptada porque no hay manera de poner de acuerdo a dos investigadores. Se trataría de una cronología basada en los descubrimientos de nuestros antepasados verdaderos y que parece que surgieron súbitamente en diversos puntos de la Tierra. Anteriormente a esa cifra no parece haber resto alguno, o no se han encontrado todavía, aunque no deja de ser sorprendente que no aparezcan con más antigüedad. Así pues, yo me inclino a pensar que hay otra explicación, algo así como una conjunción entre creación explicada en sentido literal y otra más científica. Guardo el artículo de una entrevista que le hizo el Diario "ABC" a un señor llamado Ian TATTERSAL el 11 de abril de 2005. Era entonces, o sigue siendo, el Director de Antropología del Museo de Historia Natural de Nueva York; profesor en la Universidad de Columbia; Doctor en Paleontología por Yale; autor de 250 publicaciones científicas y 14 libros. Y éstas fueron palabras suyas colocadas en el encabezado del artículo de la entrevista: "El Homo sapiens es una especie que parece haber surgido de la nada.", frase que está descontextualizada de este párrafo:
¿Cuál es el descubrimiento que más le gustaría hacer?
"Oh, Dios mío... Lo que me gustaría de verdad... es descubrir al ancestro del Homo sapiens, aunque es algo que creo que nunca podremos hacer. Si analizamos otras especies, cualquiera de ellas, encontraremos que todas tienen algún pariente cercano. Pero Homo sapiens no, parece haber surgido de la nada. Tenemos restos de homínidos que se relacionan con nosotros de manera genérica, pero no hay ninguna forma que sea claramente el antecedente del Homo sapiens."
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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