Re: Crítica del evolucionismo católico
Iniciado por
jasarhez
Aunque inicialmente fuí educado en el evolucionismo darwinista (como todo el mundo aquí), siempre me produjo esa misma contradicción, cada vez que el profesor después de dibujar el árbol de la evolución partiendo de una célula, en la rama del árbol en la que escribía la palabra 'antropoide', justamente encima dibujaba una cruz que partía la rama y dibujaba al homo sapiens. Jamás me pude creer esa tontería. Y en mi mentalidad juvenil, casi con malicia, me preguntaba: "¿o sea, que el barro del que nos habla la biblia con que Dios moldeó al primer hombre, no era barro inerte, sino que era un mono que vivía, se reproducía, saltaba por los árboles y se moría de viejo o de tuberculosis miliar?". Y siempre terminaba diciéndome para mi mismo: "Pues, no me lo creo. O una cosa o la otra, pero no las dos al mismo tiempo".
Recuerdo que una vez hasta le plantee estas mismas dudas que ahora aquí, retóricamente ahora, rememoro. Y me dijo: "La Biblia hay que saber entenderla, muchas cosas no son apropiadas para una interpretación literal en ella". Entonces... ¿si muchas cosas no hay que interpretarlas con la literalidad con que están escritas, quizás Jesús tampoco resucitó y también sea una fábula con la que Dios pretende explicar otra cosa?. Respuesta del profesor que, además de licenciado en biología, era teólogo y miembro de una orden religiosa: "No, eso no... eso sí que es literal". A lo que yo le preguntaba: "¿Por qué eso sí y lo otro no...?, ¿cómo se distingue aquello que ha de ser tomado en su literalidad más absoluta y aquello de lo que solamente hay que leer como si fuera una fábula para niños?". Ni que decir tiene que lo siguiente que le iba a replicar era que, al menos, en la Biblia debería de quedar bien claro en la redacción del texto (al igual que estaba bien claro cuando Jesús hablaba en forma de parábola y cuando no) qué partes había que tomarlas como una verdad literal y qué partes eran algo así como una composición literaria más o menos escrita en forma de fábula. Pero no pude hacerlo, porque el profesor se enfadó conmigo y me ordenó callar de inmediato.
Lo que sí, tengo que decir es que cosas como esas (y otras que ya he contado) me llevaron a una terrible pérdida de fé que tuve que sufrir durante casi veinte años...
Por favor, no mezcles las cosas pues eso es precisamente a lo lleva generar discusiones estériles. Además, te recuerdo que el Nuevo Testamento es testimonio vivo, mientras que el Antiguo contiene muchos relatos alegóricos, sin precisión alguna en las fechas y ocasionalmente hasta en las localizaciones.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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