¿Será por ignorancia o por impías intenciones que los herejes protestantes dicen estas cosas? Esperemos que sea por lo primero.
Muchísimo antes del Papa San Gregorio Magno la Doctrina del Purgatorio como verdad de fe era creída por los primeros cristianos y de esto nos da razón la Sagrada Tradición Apostólica:
Santa Perpetua Mártir del siglo III nos dice que tuvo una visión de su hermano que se encontraba en el purgatorio, y ella orando por él, nos dice que pronto lo vio de nuevo en la Gloria (La pasión de Perpetua y Felicidad, 2:3-4)
Abercio cristiano del siglo II, antes de morir escribió un epitafio en donde pide que oren por él (Traducido de Inscripción de Abercio (A.D. 190),in PAT,I:172)
Los Hechos de Tecla y Pablo (año 160) aunque sea obra apócrifa (cosa que no estamos debatiendo aquí), nos dan claro testimonio de que los primeros cristianos ya tenían la creencia en el Purgatorio.
San Clemente de Alejandría nos habla de la purificación por fuego en su Stromata: “Pero nosotros decimos que el fuego santifica no la carne, sino las almas pecadoras; refiriéndose no al fuego vulgar sino al de la sabiduría, que penetra el alma que pasa por el fuego”( Stromata VIII, 6)
El testimonio de Tertuliano como escritor e historiador eclesiastico nos dan también otra prueba contundente: en su obra De anima (Sobre el alma) habla de la purificación del alma después de la muerte. En De monogamia (La monogamia) habla de cómo las oraciones por los difuntos pueden ayudarles, y en De corona (La corona) menciona la costumbre de la Iglesia de celebrar la Eucaristía por el descanso eterno de los difuntos (Tertuliano, Sobre el alma, 58: PL 2,751; Patrología I, Johannes Quasten, pag. 311; También en El más allá en los padres de la Iglesia, Guillermo Pons, pág. 69; Tertuliano, Sobre la resurrección de la carne. 43; Patrología I, Johannes Quasten, pag. 311; La monogamia. 10, Ibid.; De la corona, 3, PL 2,79; El más allá en los padres de la Iglesia, Guillermo Pons, pág. 69 ).
San Cipriano de Cartago escribe cuatro siglos antes de San Gregorio Magno: Una cosa es pedir perdón, otra cosa alcanzar la gloria. Una cosa es estar prisionero sin poder salir hasta que haya sido pagado el último centavo y otra recibir al mismo tiempo el salario de la fe y el valor. Una cosa es ser torturado con el largo sufrimiento por los pecados, para ser limpiado y completamente purgado por el fuego, otra es haber sido purgado de todos los pecados por el sufrimiento. Una cosa es estar en suspenso hasta la sentencia de Dios en el Día del Juicio, otra ser coronado por el Señor” (Epístola 51,20; Epistle 51 [55], To Antonianus About Cornelius and Novatian, 20; ANF, Vol. V, 332)
Orígenes comentando el pasaje bíblico de 1ª de Corintios3 (que es la que avala la doctrina del purgatorio) dice: Porque si sobre la base de Cristo, haz construido no sólo oro y plata sino piedras preciosas; sino también madera, caña o paja ¿qué es lo que esperas cuando el alma sea separada del cuerpo? ¿Entrarías al cielo con tu madera y caña y paja y de este modo manchar el reino de Dios? ¿O en razón de estos obstáculos podrías quedarte sin recibir premio por tu oro y plata y piedras preciosas? Ninguno de estos casos es justo.Queda entonces, que serás sometido al fuego que quemará los materiales livianos; para nuestro Dios, a aquellos que pueden comprender las cosas del cielo está llamado el fuego purificador
Pero este fuego no consume a la creatura, sino lo que ella ha construido, madera, caña o paja. Es manifiesto que el fuego destruye la madera de nuestras trasgresiones y luego nos devuelve con el premio de nuestras grandes obras.” (P. G., XIII, col. 445, 448).
Así también Lactancio, San Efrén Sirio, San Basilio, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio de Nisa, San Juan Crisóstomo, San Agustín y todos los demás Padres de la Iglesia, nunca han cuestionado esta Doctrina tanto bíblica como apostólica del Purgatorio, sino que al contrario todos la creen y todos la defienden por proceder de las enseñanzas apostólicas. Y por supuesto todos anteriores por siglos a San Gregorio Magno.
30.La doctrina del purgatorio fue proclamada como dogma de fe en el concilio de Florencia en 1439 d.C. No hay una sola palabra en la Biblia que enseñe sobre el purgatorio. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado (1ª Juan 1:7-9; 2:1-2; Juan 5:24; Romanos 8:1).
FALSO: La doctrina del Purgatorio ya había sido definida de manera diáfana en el primer y segundo concilio ecuménico de Lyon en 1245 y en 1274 respectivamente, en los cuales se afirma que los que murieron en la caridad de Dios "con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho por ellos con verdaderos frutos de penitencia», son purificados después de la muerte con «penas purgatorias».
En el segundo conclio lyonense se afirma también la validez de los sufragios (Profesión de fe de Miguel Paleólogo: DS 856).
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