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Tema: Habemus Papam - Francisco I

  1. #461
    Avatar de Montealegre
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Francisco ha sido elegido el hombre mejor vestido del mundo en el 2013.
    La noticia puede ser considerada como insustancial, ridícula, hasta patética. Pero, también dice sobre varias cosas: sobre el romance de los medios con Francisco, de la banalización y "mundanización" de la institución papal, etc.

    Papa Francisco es el hombre mejor vestido del mundo [Vaticano] - 28/12/2013 | Periódico Zócalo
    The Best Dressed Man of 2013: Pope Francis - Best Dressed Men 2013 - Esquire

  2. #462
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    MAGISTERIO MORTAL

    Hay un entretenimiento (sin dudas cruel) al que se aplican nuestros paisanos en estas tórridas y húmedas noches del verano austral, y consiste en arrojar las colillas encendidas de los cigarrillos a los sapos que se concitan a la caza de bichos bajo el farol de la vereda, a la entrada del boliche. Se trata de una especie de cacería pasiva, en la que más cuenta la ingenuidad de la víctima que la destreza del cazador. El sapo, en efecto, persuadido tal vez de hallarse ante luciérnaga, engulle agradecido lo que pronto será su perdición.

    Algo así ocurre con la feligresía entusiasta que sorbe las perlas de doctrina que Francisco le lanza con notorio cálculo y diseño. Y no se tenga lo de sapos por alegoría remota, inapropiada: si algo ha logrado tanta anfibología diseminada en el magisterio post-conciliar es crear anfibios, esto es, seres cuyo elemento vital es doble, seres -digamos- de tierra y agua a la vez. Es lo que cabalmente ocurrió: si, en virtud del desenvolvimiento arrollador de ese proceso llamado "secularización" parecía correrse el albur de que un abismo infranqueable se abriera entre Iglesia y mundo, no faltaron operarios solícitos que se ocuparon en llenar el hueco, prohijando a una generación de neo-cristianos de doble morada, bilingües, ambidextros. Averroes tuvo así sus personeros en la ya secular puja contra el tomismo, y el zigzagueo y el bamboleo vinieron a ser el modo correcto de andar. En esa constante marcha pendular y simultánea entre Evangelio y siglo, con un pie aquí y el otro allá (tan propio de órdenes surgidas en este especial contexto de época, como el Opus Dei), con tan rendida concesión a las tesis del "doble principio" derivantes en un improbable "doble servicio" (nemo potest duobus dominis servire, Mt 6, 24), el equilibrio psíquico ha venido a menudo a menos, y el Evangelio -al que se termina prestando una adhesión meramente emocional, sin soporte en la inteligencia- mudó en fraseología sin sustancia.

    Sólo la astucia del demonio podía valerse de asociar dos cosas tan contrapuestas como la atávica devoción al Pontífice (reforzada en el último siglo y medio por la proclamación solemne del dogma de la infalibilidad) y el culto de la personalidad, tal como ha sido éste explotado por el star system. Aprovechando lo que ambas tienen de análogo, de coincidencia si apenas tangencial y aparente, se alcanzó una colusión genial que no excluye el "factor sorpresa", con el resultado visible de la adhesión histérica de las masas al Papa en la más completa abstracción del contenido concreto de su enseñanza. El «caso Francisco», precedido por una escalada de "popularidad" que afectó a los dos pontificados precedentes (con las JMJ, la cobertura mediática de los más nimios asuntos del Papa, el cotillón alusivo y, finalmente, el twitter) acaba por significar, no sin ironía, la demolición del papado por las vías más imprevistas, justo cuando la figura pública del Papa alcanza la cresta de la ola de la popularidad.

    La demolición del papado por vía, de todas, la menos sospechada: a instancias del mismísimo Papa. Que, apenas elegido, emprendió una tenaz guerra de nervios contra todo aquel que, conservándose católico, aún tenga «oídos para oír» el menoscabo de la doctrina, y ojos para horrorizarse ante la ruina abrupta de todos los símbolos denotativos de esa Monarquía de raigambre celestial a la que la persona del Papa debería servir, y de la que no le es lícito servirse. Que no deja pasar la ocasión (sean discursos, homilías o entrevistas gustosamente concedidas) para introducir una o varias locuciones de esas sobre las que, antaño, hubiese pesado anatema: cuando no por heréticas, al menos por «temerarias, escandalosas, ofensivas a los oídos píos». ¡Y prorrumpen de los labios mismos del pontífice!


    Hasta los guardias suizos guardaron una mayor compostura
    que el Papa durante la bendición Urbi et Orbi

    Mundo al revés en el que vinimos a parar, éste es el balance sucinto que nos deja este año, ya que se acostumbra para estas fechas hacer los balances. Año que, a poco comenzar, nos deparó la bomba de la renuncia de Benedicto, a la que el todavía cardenal Bergoglio saludó como a «gesto revolucionario» y que el canadiense cardenal Ouellet (¡y éste es uno de los que se tenían por más potables entre los papables!) acaba de calificar como «la novedad más grande en la historia de la Iglesia» (sic!), que nos obliga a «estar muy agradecidos al papa Benedicto XVI por haber abierto este horizonte y por hacer posible esta novedad del papa Francisco».

    Año que, para concluir, a la zaga del magisterio demasiado ordinario -quasi stridor horribilis- del jesuita entronizado, nos ofrece con ocasión de la Navidad un discurso de lo más insulso que haya salido de un sucesor de Pedro, un centón de alusiones al deseo de paz entre las naciones (con especial referencia a Siria, República Centroafricana, Sudán, Palestina, Irak, Congo, Nigeria, Cuerno de África) y al drama de las emigraciones, la trata de personas, los desastres naturales, etc., dejando apenas lugar para alguna que otra arrastrada mención -y flaca de toda consideración que toque al Misterio- al Nacimiento de Cristo. Lo mismo se diga del discurso inspirado por la evocación de los Santos Inocentes: «no es posible que todavía haya injusticias como las que sucedían hace 2000 años (...) Hay que respetar las vidas, y más las de los niños (...) Tenemos que hacer un mundo como el que nos dijo Jesús que hiciéramos», logorrea cuyo estribillo versó sobre los niños muertos en conflictos bélicos, omitiendo cuidadosamente toda alusión a los niños masacrados por las prácticas abortivas. Ya lo dijo Francisco alguna vez: no creo necesario insistir sobre ciertos temas.

    Bien lo anticipó el padre Julio Meinvielle al tratar del mysterium iniquitatis de que se habla en II Thess. 2, 7: «el misterio de iniquidad consiste precisamente en que el "Aparato publicitado de la Iglesia" que debía servir para llevar las almas a Jesucristo, sirve en cambio para perderlas y esclavizarlas al demonio. Aquí está el "misterio de perversidad": que la sal se corrompa y deje de salar (Mt 5, 13)». Es el trueque del contenido sobrenatural y revelado de la fe por otro de carácter estrechamente naturalista, tal como desde hace más de cien años lo viene preconizando el modernismo. Vale decir: puchos encendidos para los sapos.

    Flavio Infante

    In exspectatione: MAGISTERIO MORTAL
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  3. #463
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    Sólo la astucia del demonio podía valerse de asociar dos cosas tan contrapuestas como la atávica devoción al Pontífice (reforzada en el último siglo y medio por la proclamación solemne del dogma de la infalibilidad) y el culto de la personalidad, tal como ha sido éste explotado por el star system.
    Este asunto me parece importante. El dogma de la infabilidad papal se que se proclama en el concilio vaticano I como una medida para reforzar la Iglesia contra el modernismo,y por lo que veo fue una medida excepcional en ese cometido. Pero lo que no se es en que consiste exactamente esa infabilidad (no se si sólo se refiere a cuando el papa habla excathedra o siempre). Aunque si que veo claro es que con el añadido del fenomeno fan ha hecho una combinación explosiva.

  4. #464
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Jesuita critica Evangelii Gaudium sobre el Islam

    InfoCaótica: Jesuita critica Evangelii Gaudium sobre el Islam

  5. #465
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Scalfarii Gaudium

    Fray Gerundio
    A punto de terminar el año, para que no quede ninguna duda acerca de la tremenda crisis que padecemos y al mismo tiempo nos vayamos preparando para las nuevas demoliciones programadas para el año entrante, el ateo Scalfari nos ha regalado una nueva Exhortación Ateo-Apostólica, que viene a completar la del Papa Francisco. En realidad, más que a completarla, viene a interpretarla según la hermenéutica del ateísmo que es muy parecida a la de la continuidad (de la que, por cierto, ya no habla nadie). He de reconocer que esta interpretación es la que más se acerca a la realidad, pues observo una íntima sintonía con las palabras del documento pontificio. No es extraño, viniendo de este periférico ateoescéptico, elegido hace unos meses para dialogar sobre esos temas, en un ambiente de cordial amistad y complicidad. Ya tuve que escribir entonces en esta misma columna el impacto que para Scalfari representó la formulación de la frase Dios no es católico. Era conveniente hacer esta entrevista, dados los méritos de este periodista que ha machacado sistemáticamente a la Iglesia Católica y a los católicos italianos en los últimos decenios.

    Ciertamente, Scalfari no tiene que hacer los requiebros y malabarismos que han hecho todos los medios católicos con la Evangelii Gaudium. El enfrentamiento con el disparate teológico-pastoral, se ha solucionado en dichas publicaciones filo-pánfilas, con las elaboradas técnicas del no-quiso-decir-lo-que-dijo y las del aquí-no-pasa-nada o el por-fin-se-entiende-una-exhortación-papal. Técnicas todas tan burdas, como encaramadas en la mentira voluntaria. Así que por fin –y gracias a un declarado ateo-, creo que podemos apreciar mejor esta obra maestra de los Documentos Pontificios.
    La base de la Scalfarii Gaudium (se puede ver traducida al español, aquí), se fundamenta en que por fin, el Papa ha abolido el pecado, después de tantos años de reformas que no llegaron al núcleo fundamental. Scalfari hace un recorrido histórico-bíblico para ilustrarnos sobre lo que era el Dios del Antiguo Testamento, lo que fue Jesús de Nazareth, y lo que luego ha hecho la Iglesia con la figura de este tipo tan humanamente maravilloso. No entiendo por qué les ha dado ahora a los ateos y enemigos tradicionales de la Iglesia esta manía por Jesús de Nazareth y por adoctrinar a los católicos sobre su verdadera doctrina y personalidad, pero lo cierto es que las palabras del papa adquieren especial resonancia entre estos ateos, emocionadamente embobados con el Pontífice y dándose codazos por nombrarle hombre del año. El último nombramiento –por cierto–, viene nada menos que desde el periódico El País. No digo más, porque es el que mis novicios llevan siempre bajo el brazo.
    Pero no hay que preocuparse. Lengua de Serpiente Lombardi ha salido al paso, diciendo que hay que seguir dialogando, porque Scalfari no ha acabado de entender el tema: El Papa ha hablado y sigue hablando mucho del pecado, porque si no, no podría hablar de la misericordia.
    Estaba yo en mi celda escuchando estas palabras, cuando ví con claridad que ésta es precisamente la clave de la cuestión. Solamente se habla del pecado para hablar de la misericordia. Pero el pecado está ahí. No se habla del aborto, no se habla del divorcio, no se habla de la homosexualidad… sino para hablar de la misericordia que hay que tener con todos estos. No se habla del pecado como grave ofensa a Dios (hasta ahora no lo he escuchado nunca en estos nueve meses), y solamente he oído hablar de ofensa a Dios cuando se maltrata la naturaleza, cuando no se acoge a los inmigrantes o cuando se deja que maten a los niños de la guerra (aunque a los muertos por el aborto se les deje de lado, y no se diga una palabra sobre ello). Me parece que esto de la misericordia es otro gran negocio, que da mucho de sí y que como el gran negocio de la humildad, explota muy bien los sentimientos de los oyentes, aunque por otra parte se les esté negando la verdadera doctrina. Es mucho más bonito hablar de la misericordia que hablar del pecado y de la responsabilidad personal. El Señor llego a decirle a Pilato sobre los judíos: Si no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero porque he hablado por eso mismo ya no tienen excusa de su pecado (Jn. 15, 22). Claro que Jesús de Nazareth no había leido los dos últimos documentos Gaudii.
    Así que mira por dónde, y en medio de una cantidad disparatada de disparates, Scalfari parece que tiene razón. El pecado fue abolido del lenguaje de la Iglesia hace cuarenta años en cuanto a gestos y costumbres (la principal de ellas quitar los confesonarios de las iglesias y conseguir una casi total unanimidad entre los sacerdotes de que no hace falta confesar). Pero ahora, en esta nueva y feliz etapa, el pecado también ha sido abolido con palabras oficiales. Máxime si todo ello va adornado con una consideración pontificia muy peculiar sobre la conciencia libre.
    No quiero ponerme triste en este final de año. Tampoco quiero celebrar con jolgorio el comienzo del próximo. Creo que habría que encerrrarse a orar, porque mucho me temo que va a ser de cuidado. Si estos nueve meses han sido infernales, no sé lo que pueda ocurrir en el futuro. Y luego dicen que los expertos vaticanistas auguran nuevos cambios fundamentrales en la Iglesia para el 2014. ¡¡Se deben haber tenido que tomar unas cuantas píldoras para el dolor de cabeza, después de tamaña conclusión!!
    Yo considero que los expertos vaticanistas no saben por dónde van los tiros. Mientras los ateos y enemigos de la Iglesia alaban al Papa (porque saben muy bien por dónde van los tiros), y los pánfilo-católicos hacen palmas y echan globitos focolares y encienden velas judeo-catecumenales, (porque no quieren ver por dónde van los tiros o porque les gustan los tiros así), los pobres tradicionalistas periféricos y neopelagianos se echan las manos a la cabeza. Veremos quien tiene razón dentro de no mucho tiempo.
    Mientras tanto, voy a decirle a mi Provincial que escriba a Roma para proponer a Scalfari como integrante del Grupo de los 8 Cardenales, y que de paso se le conceda en febrero un capelo cardenalicio. Seguro que le agradará recibirlo. Sería una verdadera muestra de amor al diálogo con otros creyentes y no creyentes. Se lo merece, porque ha sabido interpretar la Evangelii Gaudium mejor que todos los Cardenales de la Santa Iglesia.

    Eugenio, cardenal Scalfari

    Scalfarii Gaudium | Tradición Digital

  6. #466
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Pensamientos abstractos

    Fray Gerundio

    Con el nuevo año, han recomenzado las homilías en Santa Marta, y con ellas esas pequeñas pullas con las que se va minando la doctrina clara y verdadera, diluyéndola entre las dudas, o sumergiéndola al menos en una ambigüedad que muchas veces me provoca cierta indignación, sobretodo porque de aquí salen luego las innumerables citas del Santo Padre acumuladas por los tontos, que admiten una infalibilidad infalible en estas palabras, mientras niegan los dogmas con la mayor tranquilidad del mundo.

    Hay quien me dice que ando obsesionado con todos estos discursos y alocuciones. Es verdad, porque para mí son algo más que eso: son verdaderas arengas y proclamas, que se van acumulando y que van debilitando y destruyendo la doctrina sana, mientras los asistentes a la susodicha misa de Santa Marta (vean si no, los videos diarios), escuchan como si estuvieran ante la Zarza Mosaica ardiendo, con cara de petimetres embobados, con una admiración que para sí la hubieran querido los filósofos presocráticos. Menos mal que no se descalzan, pero a lo mejor algún día llegamos a eso.
    El caso es que el nuevo año nos trae ya una perla que me parece llamativa, aunque pocos hayan reparado en ella. Creo que la puedo comentar con mis lectores, ya que todo el mundo se siente llamado a interpretar las palabras de Francisco. Siempre abundan las interpretaciones maximalistas y exaltadoras del Genio. Estoy convencido de poder hacerlo así, porque ya nos dijo él mismo que pidiéramos por él y que él también necesita confesarse, porque también tiene defectos. Y de paso conservamos su humildad, que puede verse quebrantada por tantas palabras laudatorias sobre su persona en estos benditos últimos diez meses.
    De todos modos, yo digo lo que pienso; a la espera de que se publique algo en La Civiltà Cattolica, que es ahora por lo visto la que lleva la voz cantante en contar lo que dice el Papa. Algo así como la nueva Acta Apostolicae Sedis, pero en versión diálogo-entrevista-compadreo, bebiendo un mate y sin ceremonias papales absurdas. Y es que ya se sabe que los jesuítas se entienden entre ellos a las mil maravillas y están en una sintonía con el nuevo Pontífice, que no se conocía desde los tiempos de San Ignacio.
    Pues bien, volvamos a la perla subliminal. Resulta que siguiendo las instrucciones de San Juan, el Papa explica cuál debe ser el criterio para conocer si una cosa viene de Cristo o del anticristo. Me alegro que nos lo diga, porque estamos en tiempos propicios para andar entrenados en el tema. La respuesta está –se dice–, en que debemos conocer lo que sucede en nuestro corazón y en él discernir si una cosa viene del Señor o no.
    Nuestro corazón siempre tiene deseos, tiene ganas, tiene pensamientos. (…) Si va en la línea del Señor, así irá bien, si no, no va…(…) Y el espíritu que reconoce que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios (…) y reconocer el camino de Jesucristo es reconocer que Él, siendo Dios, se ha abajado, se ha humillado hasta la muerte de cruz…
    No se preocupen si piensan que no se entiende nada. Parece que se nos quiere decir que para saber si algo es de Dios o no lo es, hay que consultar a nuestro corazón. Como ya ha quedado establecido meses atrás que no hacen falta seguridades, ni verdades inmutables, ¿para qué se va a hacer referencia a ellas? Parece que lo importante es la acción, lo que aquí se llama el abajamiento, la humillación… pero yo no veo por ninguna parte las seguridades objetivas. Una de las cosas que yo siempre había creído que nos daba la seguridad de que procede de Dios, es precisamente el hecho incontestable de que la Iglesia lo refrende y lo corrobore. O sea, el Magisterio (no el de Santa Marta, sino el auténtico). Ese Magisterio que ahora se niega de hecho con tanta facilidad.
    Me ha traido a la mente lo que estudiábamos en mis tiempos jóvenes acerca de la filosofía de la acción de Maurice Blondel, con su método apologético del umbral, en el que el acto de fe no es la aceptación de un contenido propuesto por una autoridad exterior, sino la expresión exterior de un sentimiento religioso. De esta forma, la verdad no es otra cosa que el acuerdo perfecto del pensamiento con la vida. Por eso está Blondel tan dentro de Rahner y por eso está Blondel indirectamente citado en la Pascendi de San Pío X.
    Seguro que yo estoy exagerando, pero la verdadera pulla se entremezcla en la siguiente cita:
    “Ese es el camino de Jesucristo: el abajamiento, la humildad, la humillación también. Si un pensamiento, si un deseo te lleva por ese camino de humildad, de abajamiento, de servicio a los demás, es de Jesús. Pero si te lleva por el camino de la suficiencia, de la vanidad, del orgullo, por el camino de un pensamiento abstracto, no es de Jesús.
    O sea, que cero a la izquierda para el pensamiento abstracto. ¿He de entender por ello la formulación de verdades intelectuales? ¿El pensamiento abstracto no es de Jesús? ¿Y por qué razón? ¿Hay que poner en la misma altura la suficiencia, la vanidad, el orgullo… (y así, como si nada)… el pensamiento abstracto?
    Voy a poner solamente un par de ejemplos, porque aquí hay que espabilarse para que no nos las den con queso. ¿Son de Jesús estas expresiones que admito plenamente en mi corazón?
    En Jesucristo hay una Persona Divina y dos naturalezas: una divina y otra humana.

    La Santísima Trinidad son tres Personas distintas y un solo Dios verdadero
    En Jesucristo hay dos voluntades
    ….
    ¿Estos pensamientos son de Jesús? Porque aquí no hay abajamiento, humillación, amor a los pobres….
    Mucho me temo que queda bien entendido lo que se llama pensamiento abstracto en este discurso. Repito: introducido como si nada. Como el pensamiento abstracto no es abajamiento ni humillación, sino seguridad, pretensión de conocer a Dios,es por tanto rechazable. La religión como un conjunto de fórmulas impuestas desde fuera, deja paso inevitablemente a una fe que proviene de nuestro interior. Todo muy aparentemente místico, pero de una inmanencia impresionante.
    Mis novicios se ríen de estas cosas. Lo importante, dicen, es el amor a los demás, la humildad, la comprensión y apoyo a los marginados… y no esa absurda manía de presentarlo todo en fórmulas cuadriculadas.
    Los demás escándalos con los que nos desayunamos ya todos los días, no llevan a la vanidad ni al orgullo; o sea, que por lo visto son de Dios y hay que mantenerlos alegremente en nuestro corazón. El abajamiento de subir a algún colega al papamóvil, eso sí es síntoma claro de que la cosa funciona. Yo, como no tengo papamóvil, no sé lo que haré para demostrar mi cristianismo fetén. Ya pensaré algo que impacte a mis frailes.

    Pensamientos abstractos | Tradición Digital
    Xaxi dio el Víctor.

  7. #467
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Mario Berglogio sabe muy bien que los que queremos ser fieles a la Iglesia Católica verdadera nos vemos en la obligación de rechazar la Iglesia de hoy, lo cual implica un acto de soberbia y protesta. Para ser obedientes a la primera debemos ser soberbios con la segunda.

    Cuando Mario habla de falsos profetas se refiere a la FSSPX y a todos los que proclaman la Iglesia de siempre, por eso insiste en el abajamiento y en la humillación (que debemos practicar,sí, pero no cuando nos proponen doctrinas heréticas).

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    Nuestro corazón siempre tiene deseos, tiene ganas, tiene pensamientos. (…) Si va en la línea del Señor, así irá bien, si no, no va…(…) Y el espíritu que reconoce que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios (…) y reconocer el camino de Jesucristo es reconocer que Él, siendo Dios, se ha abajado(1), se ha humillado(2) hasta la muerte de cruz…
    Parece muy humilde lo que dice, pero en realidad no lo es. Humilde sería decir: Señor, no soy merecedor de tan tremendo sacrificio que hiciste por mi alma pecadora y por todos los renegados hijos de Adán y Eva. Muchas Gracias, Señor.

    Pero lo del sacrificio no lo dice por ningún lado, pero en cambio si dice:

    1-Dios se ha abajado: Como bien dice Fray Gerundio Jesucristo es una persona Divina con dos naturalezas: una divina y otra humana. Ambas conviven pero no se mezclan. Dios hijo no pierde ninguna de sus cualidades divinas. Por tanto, no se "abaja", no se rebaja, porque no pierde su esencia. Diremos que se baja del cielo a la tierra, es decir, que se personifica, uniendo a su naturaleza divina una naturaleza humana.

    Yo creo que es importante este punto, porque de tanto "abajar" a Dios al final va a dar la impresión de que Jesucristo era sólo un hombre.

    Que la naturaleza humana comparada con Dios es pura mediocridad, está claro; sobretodo después de la caída de Adán. Pero por eso Dios eligió a la Santísima Virgen María, Inmaculadamente concebida, sin rastro del pecado original. Esto quiere decir que Dios hijo se encarnó en un cuerpo desprovisto de pecado y por tanto (corregidme si no) en igualdad de condiciones a Adán y Eva.

    Teniendo esto en cuenta, decir que Dios se ha abajado, se ha humillado al tomar forma humana (una sin pecado original, como hemos dicho) es como decir que se avergüenza de la creación primigenia que hizo. Pero si miramos la biblia dice:

    Vividque Deus cuncta quae fecerat: et erant valdè bona.


    Y vió Dios todas las cosas que había hecho: y eran muy buenas.

    2-se ha humillado hasta la muerte de cruz
    : al utilizar la palabra "hasta" confiere un matiz temporal que provoca que el "se ha humillado" se extienda a toda su predicación. Lo cual es erróneo, ya que Jesus se glorifico con todas sus palabras y obras. Y cuando venían los fariseos a molestarle no se abajaba sino que les respondía con autoridad.

    Por último me gustaría comentar una última palabra que he sacado directamente del artículo:

    Pensemos en las tentaciones de Jesús en el desierto: las tres propuestas que hace el demonio a Jesús son propuestas que querían alejarlo de este camino, el camino del servicio, de la humildad, de la humillación, de la caridad. Pero la caridad hecha con su vida, ¿no? A las tres tentaciones Jesús dice no: ‘¡No, éste no es mi camino!’”.
    Da la sensación de que nuestro fin ya no es conocer, servir y alabar a Dios, para gozarle después en su gloria. No, ahora al parecer es Dios quien nos sirve a nosotros.

    Normal que ya no quemen Iglesias y maten curas.
    Última edición por tintaverde; 10/01/2014 a las 19:04

  8. #468
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Curioso artículo de columnista invitado en la sección de Humor político de Clarín (el que hace esta columna está de vacaciones):


    Opinión

    Columnista invitado


    Francisco, un Papa fuera de molde

    Por Alberto Amato


    El papa Francisco empezó el 2014 como si el mundo no lo hubiera consagrado personaje del año en 2013. Su Santidad no busca la gloria, que ya alcanzó con los buenos oficios del Espíritu Santo que lo hizo vicario de Cristo en la Tierra. Simplemente no tiene paz, aunque la propone y la defiende.


    El 1° de enero hizo un llamado no sólo a esa paz, sino a “frenar el camino de la violencia”. La fórmula “Paz en la Tierra” tiene desde entonces dimensiones más humanas: hagamos algo, que con los enunciados no alcanza.


    Al día siguiente, a conciencia pura de lo que implicaban sus palabras, ordenó más que aconsejó “no predicar con bastonazos inquisidores”. Y a quien le quepa el sayo, que se lo ponga.


    El 3 de enero donó cinco millones de dólares a la Iglesia brasileña, para paliar los gastos de la fiesta de Carnaval que fue su visita cuando la Jornada Mundial de la Juventud. Como se sabe, el Papa quiere una Iglesia pobre y no vacila en recurrir a las arcas vaticanas para sacar de apuro a sus hermanos.


    El 6 de enero se dejó fotografiar muy divertido con un corderito al hombro, en la fiesta de la Epifanía.


    Y el miércoles 8, en la audiencia pública de la Plaza San Pedro, divisó entre la multitud a un sacerdote porteño, el padre Fabián Báez, hizo frenar al papamóvil, invitó a subir a Báez y compartió su viaje por esa ciudadela de Dios. Después, dijo de Báez: “Es un gran confesor”. Lo que Francisco dijo en realidad, fue que el trono de Pedro está al alcance de todos.


    Un Papa fuera de molde.


    ¿Qué inspira a este hombre que el 19 de diciembre cumplió 77 años, que tiene un título alejado de todo lo celestial como el de técnico químico, que desgrana con paciencia la sabiduría que dan los libros y la calle, la fe y el tablón, que vibra con San Lorenzo de Almagro y bajo la advocación de San Ignacio de Loyola celebra a Dios y a René Pontoni, mientras desata en el Vaticano un revuelo de palomas y campanas que obliga a los sesudos intérpretes de la Fe, a dilucidar si el Papa no estará por abolir el pecado?


    Francisco contestó el año pasado con una humorada muy seria: recetó “Misericorditis”. Con lo que, según parece, Francisco está quitando del lomo de la Iglesia el viejo concepto de pecado, enraizado por las teologías conservadoras y los anatemas, para tornar con santa paciencia al concepto del pecado de Jesús, que lo condenaba pero abrazaba y perdonaba a los pecadores.


    ¿Habrá leído el Papa Las Sandalias del Pescador? El australiano Morris West escribió esa fantástica novela en 1968 y hubo una gran película, protagonizada por Anthony Quinn, que se estrenó en 1969, cuando Jorge Bergoglio fue ordenado sacerdote. Es la historia de Cirilo Lakota, el primer Papa del Este de la historia; un esclavo en los gulags de la entonces Unión Soviética, que llega a la silla de Pedro con el ansia de reformar la Iglesia, de deshacerse de sus incontables riquezas para intentar paliar una epidemia de hambre que se avecina en el mundo y cuando su verdugo en el gulag es el primer ministro de la URSS.


    Como Francisco, también el cardenal Lakota de la ficción quería una Iglesia pobre. Y en el momento de su coronación eligió ser llamado Cirilo, como ningún papa antes, tal como Bergoglio eligió ser el primer Francisco de la historia.


    La profecía de Morris West, un conocedor profundo de los recovecos vaticanos, se cumplió con la llegada al papado en 1978 del cardenal polaco Karol Wojtyla, Juan Pablo II. Pero el espíritu que animaba a Wojtyla no era ni el del Cirilo de la ficción, ni el del Francisco de la realidad.


    Tal vez el sacerdote Bergoglio haya leído otra ficción de Morris West: Eminencia. Es la historia de un Papa argentino, el sacerdote Lucas Rossini. West, que murió en 1999 al año de publicar esta novela, amasa, como el experto que era, dictadura militar argentina, cúpula eclesiástica colaboracionista y sacerdotes disconformes que marchan al exilio. En la fantasía de West, el cura Rossini es elegido Papa en medio de las internas feroces de la curia romana. Pero Rossini declina el cargo y cede su sitial al obispo de Milán.


    Algo parecido hizo Bergoglio cuando declinó sus votos en favor de Joseph Ratzinger en el cónclave que terminó por elegir a Benedicto XVI, en abril de 2005.


    Lo que sí leyó en su juventud el hoy papa Francisco, fue la encíclica “Mater et Magistra” (Madre y Maestra) con la que el entonces papa Juan XXIII enfocó la cuestión social a la luz de la doctrina de la Iglesia. Es un gran documento de la Iglesia que el papa anunció en un discurso dirigido “a todos los trabajadores del mundo” en mayo de 1961, cuando Bergoglio llevaba cuatro años en el seminario de Devoto. La encíclica reafirmaba el carácter de “derecho natural” de la propiedad privada y su efectiva difusión entre todas las clases sociales: “La dignidad de la persona humana exige normalmente, como fundamento natural para vivir, el derecho al uso de los bienes de la tierra, al cual corresponde la obligación fundamental de otorgar a todos, en cuanto posible sea, una propiedad privada”.


    No es una prédica tan diferente a la que proclamó Francisco en el Angelus del 22 de diciembre pasado: “En estos días de Navidad, invito a todas las personas, entes sociales y autoridades, a hacer todo lo posible para que todas las familias puedan tener una casa”.


    Si en aquel lejano 1961 el Papa Juan fue calificado por los cavernarios de turno poco menos que como un papa comunista, Francisco se curó en salud hace poco menos de un mes: “La ideología marxista está equivocada. Pero no me ofendo si me acusan”.


    Por último, otra fuente de inspiración para el Papa tiene que ser una extraña obra de ficción del padre Leonardo Castellani, un jesuita como Bergoglio, que en 1964 publicó una novela llamada Juan XXIII (XXIV) Una fantasía, en la que también cifra, como una profecía, a un papa argentino y jesuita.


    Castellani, exponente del más crudo nacionalismo católico no peronista, fue el sacerdote que acompañó a Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y Horacio Ratti, presidente de la SADE, al controvertido almuerzo con el dictador Jorge Videla, el 19 de mayo de 1976, donde el sacerdote pidió, en vano, por la vida del escritor Haroldo Conti, un ex seminarista. Cuando apareció la novela de Castellani, Bergoglio era profesor de Literatura y Psicología en Colegio del Salvador y estaba a punto de unirse a otros jesuitas para guiar en lo espiritual a un grupo de jóvenes católicos peronistas de la agrupación “Guardia de Hierro”.


    Castellani, que murió en 1981, imagina al padre Pío Ducadelia convertido en un inesperado Papa, un audaz reformista que no quiere perder el contacto con la gente e intenta desburocratizar a la Iglesia. Tres características del Papa Francisco. Y en una de sus obras de no ficción, El Evangelio de Jesucristo, Castellani explica que Jesús alude crítico a los pastores que usaban una chaqueta de piel de oveja para hacerse seguir por el olor. El 28 de marzo pasado, quince días después de su elección, el papa Francisco pidió a los sacerdotes: “Sed pastores con olor a oveja”. Pero esta no puede ser sino una mera coincidencia.



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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    La polémica por las ideas económico-sociales del Pontífice:

    Otra vez, el Papa Francisco


    Por Alberto Benegas Lynch (h)

    El Cato

    Esta es la sexta vez que me pronuncio sobre las ideas económico-sociales del actual Pontífice de la Iglesia católica: la primera vez, en diciembre de 2011 (“Mensaje del Arzobispo de Buenos Aires” en Diario de América de New York), la segunda en marzo de 2013 en un reportaje que me hicieron en CNN, la tercera en octubre de 2013 (“La malvinización del Papa” en La Nación de Buenos Aires), la cuarta en noviembre de 2013 (“Teología de la Liberación” en El Diario de Caracas), la quinta en otra entrevista en CNN en este mes de diciembre y ahora lo hago nuevamente a raíz de la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” recién promulgada.

    En este último caso, el Papa Francisco lamentablemente vuelva a insistir con sus ideas estatistas y contrarias a la sociedad abierta reflejada en los mercados libres. Sin duda esto tiene una clara dimensión moral puesto que la tradición del liberalismo clásico y sus continuadores modernos se basan en el respeto recíproco y la asignación de los derechos de propiedad como sustento moral de sus propuestas filosóficas, jurídicas y económicas. De allí es que el primer libro de Adam Smith, ya en 1759, se tituló The Theory of Moral Sentiments, preocupación mantenida por los más destacados exponentes de esa noble tradición.

    No quiero repetir aquí argumentos que ya consigné en mis antes referidos trabajos, solo me circunscribo a los aspectos más sobresalientes del nuevo documento del actual Papa en materia económico-social.

    El aspecto medular del documento (que comentaremos brevemente puesto que el espacio no nos permite abarcar todos los aspectos) se encuentra en el segundo capitulo. Para darnos una idea del espíritu que prima, se hace necesario comenzar con una cita algo extensa para que el lector compruebe lo dicho en palabras del texto oficial.

    “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. […] Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida.

    En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del ‘derrame’, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera”.

    En verdad, las reflexiones del Papa resultan sorprendentes debido a las inexactitudes que contienen. En primer lugar y antes que nada, debe precisarse que el mundo está muy lejos de vivir sistemas de competencia y mercados abiertos sino que en menor o mayor medida ha adoptado las recetas del estatismo más extremo en cuyo contexto el Leviatán es cada vez más adiposo y cada vez atropella con mayor vehemencia los derechos de las personas a través de múltiples regulaciones absurdas, gastos y deudas públicas colosales, impuestos insoportables e interferencias gubernamentales cada vez más agresivas, todo lo cual no es siquiera mencionado por el Papa en su nuevo documento.

    Sin embargo, la emprende contra la competencia y los mercados libres que dice “matan” como consecuencia de la supervivencia de los más aptos, sin percatarse que los que mayores riquezas acumulan hoy, en gran medida no son los empresarios más eficientes para atender las demandas de su prójimo sino, en general, son los profesionales del lobby que, aliados al poder político, explotan miserablemente a los más necesitados. También omite decir que la desocupación es una consecuencia inevitable de legislaciones que demagógicamente pretenden salarios superiores a los que las tasas de capitalización permiten como si se pudiera hacer ricos por decreto. Tasas que desafortunadamente son combatidas por las políticas gubernamentales que prevalecen. Dichas tasas constituyen la única causa de la elevación en el nivel de vida de la gente. Si no somos racistas y nos damos cuenta que las causas no residen en el clima imperante ni en los recursos naturales (recordemos que África es el continente que exhibe la mayor dosis y que Japón es un cascote donde solo el veinte por ciento es habitable), podremos concluir que dichas tasas permiten incrementar salarios e ingresos en términos reales.

    Si un pintor de brocha gorda de Angola se muda a Canadá percibirá un aumento en sus ingresos cuatro veces superior al que venía obteniendo. No es que el canadiense sea más generoso que el angolés, es que está obligado a abonar esos salarios debido a las tasas de inversión en su país. Es por ello que en lugares donde las aludidas tasas son elevadas, en general no existe tal cosa como “servicio doméstico”. No es que el ama de casa estadounidense no le gustaría contar con ese servicio, es que, salvo contadas excepciones, no lo pueden afrontar.

    Llama la atención que el Papa se refiera a la compasión del modo en que lo hace, puesto que, precisamente, aquella contradicción en términos denominada “Estado Benefactor” es lo que no solo ha arruinado especialmente a los más necesitados y provocado la consecuente y creciente exclusión, sino que se ha degradado la noción de caridad que, como es sabido, remite a la entrega voluntaria de recursos propios y no el recurrir a la tercera persona del plural para echar mano compulsivamente al fruto del trabajo ajeno.

    En resumen, los valores y principios de una sociedad abierta no matan, lo que aniquila es el estatismo vigente desde hace ya mucho tiempo. Es importante citar el Mandamiento de “no matar”, pero debe también recordarse los que se refieren a “no robar” y “no codiciar los bienes ajenos”. En este sentido, estimo de una peligrosidad inusual el consejo papal basado en una cita de San Juan Crisóstomo cuando escribe el Papa: “animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: ‘No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos’”.

    ¿Ese es el consejo agresivo al derecho de propiedad que el actual Pontífice les tramite a los líderes políticos del momento? ¿No es suficiente el descalabro que vive el mundo por desconocer los valores de la libertad? ¿Está invitando a que se usurpen las riquezas del Vaticano o solo se refiere a las de quienes están fuera de sus muros y la han adquirido lícitamente?

    A continuación el Papa escribe que “Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. […] Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz”.

    Debe precisarse, por un lado, que en una sociedad libre la desigualdad de rentas y patrimonios es inexorable consecuencia de las compras y abstenciones de comprar que lleva a cabo la gente en los supermercados y equivalentes en la medida que considere lo satisface o no el empresario en cuestión. El comerciante que acierta obtiene beneficios y el que yerra incurre en quebrantos. Por otra parte, las desigualdades fruto del privilegio significan un asalto al fruto del trabajo ajeno por parte de ladrones de guante blanco a través de bailouts y otros fraudes con el apoyo de instituciones nefastas como el FMI, del mismo modo que ocurre con los gobernantes que roban al contribuyente para abrir cuentas numeradas en países más civilizados al efecto de poder salvar su patrimonio mal habido que surge de las políticas irresponsables que ellos mismos ejecutan.

    Pero lo que resulta más preocupante es que, puesto todo en contexto, el Papa parece estar insinuando una justificación a la violencia como reacción a lo que estima es el sistema competitivo, de mercados abiertos y del respeto a los derechos de propiedad.

    También es pertinente apuntar que la llamada “igualdad de oportunidades” es incompatible con la igualdad ante la ley. Si un jugador de tennis mediocre jugara con un profesional y se pretende otorgarle al primero igualdad de oportunidades, habrá que, por ejemplo, maniatar al segundo con lo que se lesionaría su derecho. La cuestión es que todos mejoren sus oportunidades pero no igualarlas desde que cada uno es diferente, único e irrepetible. La igualdad es ante la ley, no mediante ella.

    En definitiva, la sana preocupación por la pobreza no se resuelve intensificando las recetas estatistas y socializantes sino en aconsejar el establecimiento de marcos institucionales por el que se respeten los derechos de todos. Si se hiciera la alabanza de la pobreza material y no la evangélica referida al espíritu, la beneficencia quedaría excluida puesto que con ello se mejora la condición del receptor. Y si se dice que la Iglesia es de los pobres, debería dedicarse a los ricos puesto que los pobres estarían salvados. Además, todos somos ricos o pobres según con quien nos comparemos. Desde luego que repugna y alarma sobremanera el observar la miseria en la que muchos viven, pero es urgente comprender que esa situación es consecuencia de los permanentes ataques al progreso que infringen los gobiernos que, en lugar de limitarse a garantizar derechos destruyen las posibilidades de elevar la condición de tanta gente herida en su dignidad a través de inflaciones monetarias, presiones fiscales inauditas y tremendos bloqueos a los arreglos contractuales pacíficos que no lesionan derechos de terceros. En la medida en que esas políticas empobrecedoras no han tenido lugar, en esa media es que se ha permitido mejorar la situación de miseria en cuanto a la producción de alimentos, de medicamentos, de educación, de vivienda y tantas otras manifestaciones de progreso que sacaron a nuestros ancestros de la condición original de las cavernas y la miseria que no se logra por arte de magia sino con trabajo, ahorro y perseverancia en el sistema de la libertad que incentiva la creatividad y el respeto al prójimo.

    En esta línea argumental, es de gran importancia tener presente consideraciones bíblicas sobre pobreza y riqueza material para constatar el significado de estos términos en el contexto de los valores morales que deben primar sobre toda otra consideración, en concordancia con los dos Mandamientos antes mencionados que hacen referencia a la trascendencia de la propiedad privada, lo cual es del todo armónico con los postulados de una sociedad abierta. Así, en Deuteronomio (viii-18) “acuérdate que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (v-8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. En Mateo (v-3) “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras al que “no es rico a los ojos de Dios” (Lucas xii-21), lo cual aclara la Enciclopedia de la Biblia (con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del Arzobispo de Barcelona): “fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento” y que “ la clara fórmula de Mateo —bienaventurados los pobres de espíritu— da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo vi, págs. 240/241). En Proverbios (11-18) “quien confía en su riqueza, ese caerá”. En Salmos (62-11) “a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón”. Este es también el sentido de la parábola del joven rico (Marcos x, 24-25) ya que “nadie puede servir a dos señores” (Mateo vi-24).

    Se que el Papa está imbuido de las mejores intenciones, pero las intenciones y la bondad de la persona —como es el caso— no son relevantes, lo importante son las políticas que se llevan a cabo. En este cuadro de situación, por último, es de interés tener presente lo estipulado por la Comisión Teológica Internacional de la Santa Sede que consignó el 30 de junio de 1977 en su Declaración sobre la promoción humana y la salvación cristiana que “De por sí, la teología es incapaz de deducir de sus principios específicos normas concretas de acción política; del mismo modo, el teólogo no está habilitado para resolver con sus propias luces los debates fundamentales en materia social […] Las teorías sociológicas se reducen de hecho a simples conjeturas y no es raro que contengan elementos ideológicos, explícitos o implícitos, fundados sobre presupuestos filosóficos discutibles o sobre una errónea concepción antropológica. Tal es el caso, por ejemplo, de una notable parte de los análisis inspirados por el marxismo y leninismo […] Si se recurre a análisis de este género, ellos no adquieren suplemento alguno de certeza por el hecho de que una teología los inserte en la trama de sus enunciados”.

    Los fanáticos que siempre dicen amén a todo son cómplices del problema, puesto que como ha dicho el actual Papa refiriéndose a los cortesanos: "son la lepra de la Iglesia". Si fuera por ellos —salvando las distancias— todavía estaríamos con los Borgia.

    El presente artículo encargado al autor en inglés y en castellano por Cato Institute.
    FUENTE



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  10. #470
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    “Así como el mandamiento de ‘no matar’ pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir ‘no a una economía de la exclusión y la inequidad’. Esa economía mata. […] Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida.

    En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del ‘derrame’, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera”.

    Extracto de http://www.vatican.va/holy_father/fr...gaudium_sp.pdf
    Pues yo no puedo estar más de acuerdo con estas palabras del Papa Francisco... Estoy un poco hasta las narices de todos esos a los que no les gusta que el Papa critique el capitalismo. Otra cosa es que no coincida con él en cuestiones dogmático-doctrinales. Pero, Francisco tiene razón: "EL CAPITALISMO MATA".

    Y ahora que venga el forero ese que tanto gusta describirnos a algunos de los que por aquí escribimos como 'un vulgar atajo de bolcheviques rodeados de curas...'. Le estoy esperando para despacharme a gusto.


    Un saludo
    Última edición por jasarhez; 13/01/2014 a las 23:41

  11. #471
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Financistas podrían quitar apoyo a Francisco por críticas al capitalismo

    "Varios empresarios financistas de Estados Unidos podrían quitar el apoyo económico y las importantes donaciones a la Iglesia, molestos por declaraciones del Papa Francisco sobre el capitalismo..."

    Financistas podrían quitar apoyo a Francisco por críticas al capitalismo

  12. #472
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El papa Francisco critica el aborto como parte de “la cultura del desecho”

    "El papa Francisco ha condenado el aborto por considerarlo una muestra de “la cultura del desecho" que se libra de la comida igual que de la gente, una mentalidad que -asegura- representa una amenaza para la paz mundial. Francisco también pidió un mayor respeto para los migrantes y criticó la persecución a la que se ven sometidos los católicos en Asia, África y Oriente Medio en su análisis sobre las crisis mundiales presentado a los diplomáticos acreditados ante la Santa Sede".

    El papa Francisco critica el aborto como parte de “la cultura del desecho”

  13. #473
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    La "Iglesia pobre" de Francisco


    Parece que sale más para las multinacionales que para la caridad



    Sandro Magister



    La "Iglesia pobre", el sonado slogan de los progresistas, sigue en uso, más que nunca. Mientras, salen millones al año de las arcas de la Santa Sede para pagar las "multinacionales de la transparencia". Asimísmo, la inversión "imagen y comunicación" sigue tan grande como siempre. Hay que quedar bien con el mundo, cueste lo que cueste.


    ROMA, 17 de enero de 2014 – Será también "pobre y para los pobres" la Iglesia soñada por el Papa Francisco, pero mientras tanto el Vaticano se está convirtiendo en el País de Bengodi de las más prestigiosas y costosas fábricas de sistemas organizativos y financieros en el mundo.


    La última que ha sido enrolada es la legendaria McKinsey & Company, con el encargo de crear "un plan integrado para hacer que la organización de los medios de comunicación de la Santa Sede sea más funcional, eficaz y moderna". Esto ha sido suficiente para sembrar el pánico entre los expertos, que en los últimos tiempos en el Vaticano no han disminuido sino que han aumentado, aumentando también la confusión.


    Al padre Federico Lombardi, director de la sala de prensa y portavoz oficial, se le ha añadido un "senior communications adviser" en la persona del periodista estadounidense Greg Burke, miembro del Opus Dei, con un despacho en la secretaría de Estado.


    Por no hablar de los dos agregados de prensa que el presidente del Instituto para las Obras de Religión, Ernst von Freyberg, ha llevado a Roma la primavera pasada desde su Alemania natal: Max Hohenberg y Markus Wieser, ambos de la Communications & Network Consulting.


    Después tenemos la Radio Vaticana, dirigida por el mismo Lombardi, con 30 millones de dólares de pasivo anual y tantos periodistas como eran necesarios en el pasado, cuando se transmitía en ondas cortas en los idiomas y para las regiones más remotas del globo, pero que ahora son demasiados.


    También está "L'Osservatore Romano" que, con las pocas miles de copias diarias de su edición principal, es otra vorágine de costes.


    Está el Centro Televisivo Vaticano, que tiene buenos ingresos gracias a la exclusiva mundial de las imágenes del Papa, pero que debe enfrentarse a gastos prohibitivos con la Sony y otras grandes marcas para la modernización de sus tecnologías.


    Y después tenemos el pontificio consejo para las comunicaciones sociales, otro armatoste burocrático que tendría que haber hecho el trabajo que ahora se ha confiado a McKinsey, pero que evidentemente no ha sido capaz de llevar a cabo.


    En este desorden se ha entendido desde hace tiempo que el Papa Francisco actúa según su propia voluntad. De las tres entrevistas que más ruido han causado, dos las ha concedido a los jesuitas de "La Civiltà Cattolica" y una al superlaico fundador de "la Repubblica" sin que el padre Lombardi, ni Burke, ni otros tuvieran nada que hacer.


    Otra marca reclutada por el Vaticano es el Promontory Financial Group, con sede central en Washington. Desde el mes de mayo, una docena de sus operadores se han instalado en los locales del IOR y pasan al cedazo, una por una, las cuentas del instituto en busca de operaciones ilegales. Actúan del mismo modo con las cuentas del APSA, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica.


    No solo. Directivos de renombre de Promontory ya forman parte de manera estable del vértice del IOR. Estaba en Promontory Rodolfo Marranci, el nuevo director general del "banco" vaticano. Y se han convertido en consultores senior del IOR Elizabeth McCaul y Raffaele Cosimo, jefes respectivamente de las sedes de Nueva York y para Europa de Promontory. Del otro lado del Atlántico viene también Antonio Montaresi, llamado para dirigir la oficina de riesgos, una función que antes no existía en el IOR.


    Un análoga multiplicación de las funciones y del personal atañe en el Vaticano a la Autoridad de Información Financiera, creada a finales del 2010 por Benedicto XVI, hoy dirigida por el suizo René Brülhart, costosa estrella internacional en esta materia, que próximamente duplicará su personal.


    Para certificar los balances del IOR está Ernst & Young, a la cual el Vaticano le ha confiado recientemente la verificación y la modernización de las actividades económicas y de gestión del governatorato del pequeño Estado.


    A otra premiada multinacional, KPMG, se le ha pedido que nivele a los estándares internacionales la contabilidad de todos los institutos y oficinas con sede en la Ciudad del Vaticano.


    A pesar de la tan decantada transparencia nada se filtra sobre el coste que implica este recurso a operadores externos, coste que se presume ingente, en especial el que atañe al IOR.


    Como si esto no fuera suficiente, el "banco" vaticano ha tenido que cubrir con 3,6 millones de euros una parte de la deuda de 28,3 millones de la jornada mundial de la juventud de Rio de Janeiro, deuda detectada por Ernst & Young.


    Y con unos diez de millones de euros ha tenido que colmar mitad de la vorágine dejada en la diócesis de Terni por su ex obispo Vincenzo Paglia, actual presidente del pontificio consejo para la familia.

    Fuente: Chiesa

    Comentario Druídico: el IOR es un "banquito", o más bien, una caja cooperativa, que podría controlar cualquier técnico con experiencia. Basta con atender las cuentas de los empleados del Vaticano, las órdenes religiosas y un par de asuntos más. No es la Reserva Federal. Si hubo lavado y cosas por el estilo es porque todo era un descontrol. Con controlar debidamente, ya está. Pero no, hay que hacer del asunto un galimatías infernal para dar lugar a que todos cobren su aporte al proceso de erradicación de la "corrupción". Todos estos nombramientos tienen más pinta de "curro" que de organización


    ¿Me pregunto si alguien podría llegar -en medio de tanto movimiento de plata- a quedarse con un vuelto o dos. La gestión de Bergoglio como administrador de los cuantiosos bienes del Arzobispado es bastante oscura. El entorno arzobispal era -y debe ser aún- un festival de dineros perdidos. Caritas, Uca, Centro Televisivo, laboratorios farmacéuticos ("Etica al servicio de la Salud"), playas de estacionamiento, fondos que salen de aquí y van para allá... y no siempre llegan.


    Como dice un amigo reo que tengo, "mucha guita, che".

    Fuente: PANORAMA CATÓLICO INTERNACIONAL
    Última edición por Martin Ant; 20/01/2014 a las 20:20

  14. #474
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Más críticas a las ideas económico-sociales del Papa, esta vez de una revista de la U.C.R. (Unión Cívica Radical):

    LOS USOS POPULISTAS DEL MARXISMO

    Publicado el 14/01/2014
    Por Gabriel Palumbo


    En muy pocos lugares del mundo el marxismo tiene una presencia cotidiana, más allá de las arqueologías académicas. Incluso en esos ámbitos, independientemente de ser revisitado con alguna frecuencia, el pensamiento de Marx tiene una relevancia menor frente a otras formas de mirar lo social y lo político. Curiosamente, entre nosotros no es así. En los últimos tiempos, dos casos resonantes han puesto al pensamiento del filósofo de Tréveris en la consideración pública, en la prensa y en la pluma de los intelectuales.

    Tanto el ministro de economía Axel Kicillof como el mismísimo Papa Francisco han desarrollado curiosas interpretaciones con eje en el marxismo. Uno y otro negaron de un modo sinuoso ser marxistas pero al mismo tiempo reconocieron cierto gusto en ser vistos por el ojo ajeno como miembros de ese club. El ministro de economía insiste en que su postura frente a su profesión tiene que ver más con las ideas Keynesianas, pero de todas formas, la calificación de marxista a la obstinadamente se ve enfrentado, no lo incomoda. El Papa fue crítico con las ideas marxistas, incluso llegó a decir que estaban equivocadas, sin embargo, dijo conocer a marxistas que resultaron ser muy buena gente y que por esa razón no se vería ofendido si alguien viera en él un marxista.

    Cuando se alude al marxismo en estos casos, ¿Se está pensando en el corpus de ideas del materialismo histórico y en las experiencias políticas del socialismo real? ¿O se está hablando de algo diferente?


    Identidad virtuosa

    A primera vista, pareciera que toda aproximación política que se imagina de izquierda o que se piensa a sí misma como portadora de valores populares, se cree, de algún modo, marxista. Esta hipótesis de identidad virtuosa se construye sobre cuatro pilares: un rechazo entusiasta a las ideas liberales, una fuerte vocación estatalista y antimercado, un riguroso espíritu crítico frente a todo lo que provenga de los Estados Unidos y un discurso cargado de menciones hacia el pueblo. Estos rasgos, presentes también en opciones como el nazismo y el fascismo, dibujan el perfil de un izquierdismo bastante torpe -con el que incluso el propio Marx marcaría diferencias- pero sencillo de instrumentar con economía de gestos y un lenguaje acotado.

    La versión del marxismo de aeropuerto a la que se alude en estos casos, opera como una suerte de sustitución teórica de ideales. Curiosamente, los ideales cientifistas, racionalistas y positivistas de la literatura marxiana quedan reducidos a unos pocos tópicos identificables con los del populismo. Las referencias a este marxismo invertebrado que hacen Kicillof y el Papa Francisco son, en realidad, la continuación del populismo por otros medios. Es hacer realidad el sueño de cualquier argentino que cree hacer política por izquierda. Mezclar a Perón con Marx, y si se puede sazonar con alguna pizca freudiana, después de todo, ha sido una de las constantes de la política y la academia argentina desde hace más de 50 años. Los resultados, medidos en términos democráticos, son desalentadores.

    Corrección política

    Las posiciones de izquierda tienen, entre nuestros profesionales de la política, un revestimiento de corrección desproporcionado frente a lo que sucede en la realidad. La pregunta que se impone en este caso es muy clara: ¿Cómo es posible que, en un país donde casi todas las opciones políticas se definen como de izquierda, haya cada vez mayor desigualdad? Esto admite una respuesta doble: O bien los políticos no son todo lo de izquierda que dicen ser o bien la izquierda no es portadora de las virtudes que románticamente anuncia. Para cerrar el círculo ideológico del sistema político argentino, la derecha prácticamente no existe, al menos enunciativamente, y ningún político se reivindica desde este lugar ideológico, en algún punto cargado de vergüenza. Todo esto en un país conservador, provinciano, cerrado sobre sí mismo y con fuertes prácticas feudales y clientelares.


    El resultado de la alquimias política de mezclar marxismo y populismo se mide en términos de atraso. Al atraso que supone el populismo se le adiciona el retroceso de una mirada ostensiblemente marcada por el fracaso como es la del marxismo. Las sociedades a las que les ha ido mejor en las últimas décadas no tomaron ninguno de estos caminos. Ni minimizaron el papel de la democracia como experiencia ni resumieron los criterios de igualdad y libertad al dogmatismo de un credo izquierdista. Por el contrario, se reconciliaron con la dimensión liberal de la democracia y desde allí asumieron compromisos reales de mejoras sociales, avances culturales e inclusión política. Ninguna de las sociedades que miramos con atención se funda en el desprecio al mercado y en un estatismo ciego. Tampoco generan sociedades en donde la beligerancia sustituye al diálogo y empequeñece el debate.


    Cuando Kicillof, Bergoglio y la izquierda cultural argentina se visten de este marxismo liviano asumen, inadvertidamente, las condiciones estructurales del fracaso de la democracia argentina y obstaculizan una mirada esperanzada y creativa. Los ideales invocados no se alcanzan por los caminos elegidos. Ni la igualdad ni la libertad llegaron, históricamente, de la mano del marxismo o del populismo, mal podrían llegar del maridaje planteado antojadizamente en nuestro país.

    El equívoco más fuerte en términos teóricos es suponer que la búsqueda de la igualdad y la libertad están resumidas y recluídas en las ideas y las prácticas del marxismo o en las del populismo. Las distintas realidades políticas se obstinan en señalar ese error mostrando que las formas teóricas que intentan mejorar la vida de las personas no se encuentran acotadas por las fronteras axiomáticas y actitudinales de estas tradiciones.


    No es mala idea preguntarle a cualquier ciudadano de Europa del Este, a las damas de blanco en Cuba o al gran artista Ai Wei Wei en China, si el marxismo es sinónimo de justicia, igualdad y libertad.

    Fuente: Proyecto Quilt
    FUENTE: Escenarios Alternativos



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  15. #475
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    ¿El Papa malinterpretado?




    Hace unos días, desde el Vaticano se advertía a los lectores de la necesidad de consultar las fuentes informativas oficiales para tener ulterior confirmación sobre las declaraciones del Papa Francisco. Porque si las palabras atribuidas al Papa no aparecen en los medios oficiales, significa que las fuentes informativas reportan noticias no verdaderas. Esto es cierto en algunos casos pero no es la verdad completa. En efecto, no basta con afirmar que si las palabras atribuidas al Papa no aparecen en los medios oficiales del Vaticano consiguientemente son falsas. ¿En qué quedan los reportes que medios de comunicación, diferentes a los oficiales del Vaticano, han hecho sobre las innumerables llamadas telefónicas sorpresivas que el Papa Francisco ha hecho a diversas personas? Vamos a citar otro ejemplo más concreto, ¿qué pasa con esta espontánea entrevista, así sea corta, concedida por Francisco a un periodista durante su visita a Asís? ¿Y qué sucede con las homilías del Papa Francisco durante la Misa diaria en la Casa Santa Marta? Quienes asisten a ellas pueden reportar palabras efectivamente dichas por el Pontífice durante el curso de las mismas, que los medios oficiales del Vaticano no consignan por motivos que el portavoz vaticano explicó en su momento. ¿Entonces las reportadas palabras, por no aparecer en los medios oficiales del Vaticano, serían falsas? No sabemos si los colaboradores del Papa tienen una clara estrategia de comunicación. Lo que sí parece bastante claro es que la verborragia de Pontífice los pone en la necesidad de dar explicaciones que no se corresponden plenamente con la realidad, para salvar declaraciones muchas veces ambiguas o poco prudentes. Ofrecemos hoy nuestra traducción de un artículo que enfoca estos problemas de comunicación con saludable realismo.


    New Oxford Review, Noviembre de 2013.


    “Si somos demasiado explícitos, corremos el riesgo de equivocarnos”, admitió el Papa Francisco en su larga entrevista con el P. Antonio Spadaro, S.J., publicada este septiembre por las revistas jesuitas de todo el mundo. Entonces, ¿el Santo Padre ha sido malinterpretado? Es sorprendente observar a comentadores impasibles tratando de explicar las entrevistas del Papa, impostando sus voces: “Los medios sacan al Papa de contexto” o “sólo quiere una Iglesia más pastoral”. Pero tenemos que hacer una pregunta difícil: ¿Por qué los defensores de los derechos de los gays y los promotores del aborto alaban al Papa Francisco por sus palabras, mientras que muchos fieles católicos quedan perplejos y aprensivos?

    Comentadores católicos conservadores han hecho lo imposible por asegurarnos de que el Santo Padre no ha contradicho la enseñanza de la Iglesia o cambiado Su doctrina. Hasta ahí esto es cierto. Cuando los Papas dan entrevistas típicamente no dicen “nada nuevo” —nos referimos a que no están definiendo ninguna doctrina católica en materia de Fe y moral. Las entrevistas, sin embargo, pueden producir un montón de problemas (recordemos el famoso comentario del Papa Benedicto XVI sobre los condones; ver la nota de la New Oxford con el título “Condón-manía, el regreso”, enero-febrero de 2011), especialmente cuando la Iglesia no está preparada para los efectos colaterales. Esta vez, aunque las agencias de noticias seculares recibieron copias del texto por anticipado con prohibición de publicarlas antes, ni los obispos ni sus voceros lo hicieron.
    El arzobispo Charles Chaput de Filadelfia, por ejemplo, dijo que fue una “bendición” estar “fuera de los Estados Unidos el 19 de septiembre cuando las revistas jesuitas de todo el mundo publicaron las afirmaciones del Papa”. A su regreso se encontró con una catarata de correos electrónicos. “Algunas personas se agarraban de la entrevista como si se tratara de un plan de vida… o una reivindicación”, escribió en el Catholic Philadelphia del 25 de septiembre. “Una persona alababa al Espíritu Santo por remarcar que ‘la Iglesia debe enfocarse más en la compasión y la misericordia, y no en las reglas de mentes estrechas’. Ella agregaba que ‘al final nos hemos liberado de las cadenas de odio que han gobernado la Iglesia Católica por tantos años y que me llevaron a dudar si criar a mis hijos en la Iglesia’.” Pero la mayoría de los correos que recibió el arzobispo fueron de catequistas, sacerdotes y laicos que se sentían confundidos o desilusionados por la entrevista: “Un sacerdote decía que el Papa ‘implícitamente había acusado a sus hermanos sacerdotes más serios en cuestiones de moral de ser gente de mente estrecha’, y que ‘[si eres un sacerdote] que se toma en serio la moral, ahora serás visto públicamente como un problema’. Otro sacerdote escribió que ‘el problema es que [el Santo Padre] hace felices a toda la gente equivocada, gente que nunca creerá en el Evangelio y que seguirá persiguiendo a la Iglesia’.”
    Consideremos que la Liga Nacional de Acción sobre Derecho al Aborto (NARAL por sus siglas en inglés) dio un salto de alegría y posteó en su muro de Facebook un “Gracias” a Francisco en nombre de “las mujeres pro-elección de todo el mundo”, mientras que la Campaña de Derechos Humanos, un grupo de presión de “lesbianas, gays, bisexuales y transexuales”, tuiteó una imagen que las palabras, “Querido Papa Francisco, gracias.- Gente LGBT de todo el mundo”.
    El arzobispo Chaput cree que la mayoría de estas preocupaciones se deben al resultado de los titulares de los medios enfocados en estos temas (“El Papa: La Iglesia demasiado enfocada en los gays y el aborto: ‘Tenemos que encontrar un balance en vez de obsesionarnos con estos asuntos’,USA Today; “El Papa contra ‘las reglas de mente estrecha’”, Chicago Tribune), y probablemente esté en lo cierto. Pero una lectura cuidadosa de le entrevista hace muy poco por aliviar las preocupaciones. De hecho, tomadas en contexto, las palabras del Papa crean mayor confusión y generan preocupaciones adicionales.
    Lo que los expertos católicos conservadores han estado diciendo es cierto: el Papa no ha cambiado la enseñanza de la Iglesia. Pero mientras que Francisco no niega la verdad o la Fe, implícitamente pone algo de ella en cuestión, no sólo por su llamado a reordenar prioridades, sino también por su lenguaje incierto e inexacto. Uno tiene la esperanza de que este uso de la ambigüedad no sea a propósito, pero aunque no nos guste la mayor parte de su ya famosa entrevista es ambigua.
    Con frecuencia los poetas se apoyan en la ambigüedad para tocar una multiplicidad de significados y connotaciones, para adicionar una riqueza que suele faltar en la prosa y la comunicación práctica de todos los días. Pero para los científicos, los teólogos y los Papas, la ambigüedad es obstructiva, una fuente potencial de confusión. Tomemos por ejemplo la respuesta de Francisco a la pregunta ¿qué significa “sentir con la iglesia”? (nota del editor: en la entrevista original, la iglesia universal aparece escrita como “iglesia” sin “I” mayúscula). El Santo Padre primero afirma que no significa “sentir con su parte jerárquica”. Explica que “el conjunto de fieles es infalible cuando cree, y manifiesta esta infalibilidad suya al creer, mediante el sentido sobrenatural de la fe de todo el pueblo que camina” (“todos los fieles, considerados como un todo, son infalibles en materia de Fe, y el pueblo despliega esta infallibilitas in credendo” decía el original). Dado que el concepto de infalibilidad en el contexto católico casi siempre se refiere al Papado, ¿sorprendente acaso que la mayoría de los lectores interpreten esto en el sentido de que los deseos de la mayoría de los católicos de a pié en “materia de Fe” gocen de un cierto nivel de infalibilidad? ¿El contenido de la Fe será ahora determinado democráticamente? Esto sería música para los oídos de los católicos progresistas. Pero esperemos un minuto, Francisco insiste en que él no está hablando de “una forma de populismo”. Si no está hablando de una forma de populismo, ¿de qué habla? La respuesta del Papa es ambigua, sus términos definidos en forma insuficiente. Y esto es irónico cuando dice que formula su respuesta “para evitar ser malentendido”.
    Las afirmaciones más ambiguas —y más controversiales— de la entrevista vienen como respuesta de la pregunta del P. Spadaro, “¿con qué tipo de iglesia sueña?” El Santo Padre responde extensamente, comparando la Iglesia a un “hospital de campaña tras una batalla” cuya primera función es sanar a los heridos. “¡Qué inútil es preguntarle a un herido si tiene altos el colesterol o el azúcar! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto.” ¡Qué metáfora! El problema es que este vago lenguaje del Papa invita a los intérpretes a llenar las palabras con su propio significado. Deseamos pensar que la “batalla” representa el combate espiritual y que los “heridos” son aquellos capturados por las garras del mal. Pero también los heridos pueden representar a aquéllos que se sienten marginados de la Iglesia, aquéllos que ponen en duda la misma naturaleza de lo que la batalla representa. En cualquier caso, parece claro —creemos— que aquéllos que insisten en hablar con los heridos de guerra acerca de sus niveles de colesterol son los ministros, los sacerdotes, los evangelistas y los apologistas de la propia Iglesia.
    Seamos honestos: Francisco no es un poeta. Su ambigüedad no aporta ninguna riqueza. Sino que genera confusión, especialmente cuando continúa diciendo: “la iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos”. Esta frase, “pequeños preceptos”, incursiona en terreno peligroso; no definecuáles preceptos son pequeños. Tal vez quiera referirse a la enseñanza de la Iglesia en materias de moral sexual. ¿Quién sabe? El problema es que prosigue en el mismo sentido diciendo que “no podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos”. ¿Podemos echarle la culpa al New York Times y al Huffington Post por sus titulares provocativos cuando los dichos del Papa dan crédito a quienes piensan que estos “pequeños preceptos” son las enseñanzas de la Iglesia sobre el aborto, el matrimonio del mismo sexo y la anticoncepción? Pareciera deshonesto acusar a los medios por la mala interpretación de las palabras del Papa, ¿o era, en verdad, el de los medios su verdadero sentido?
    La mayoría de los católicos que han estado prestando atención las últimas cuatro décadas sabrán bien que, en realidad, demasiado poco se ha expuesto la enseñanza de la Iglesia en materia de moral sexual. El mensaje de la Humanae Vitae de Pablo VI y la Evangelium Vitae de Juan Pablo II rara vez han llegado al católico de a pié. Tal vez Francisco sugiere que la emisión de este mensaje desde Roma no ha sido efectiva y que se necesita un nuevo enfoque. Pero esta interpretación no es más que una especulación. Decir que la Iglesia no puede “seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto…” no ayuda —ni a los católicos provida que trabajan en centro de embarazadas en crisis o que dan su consejo en las veredas de las clínicas abortistas, ni a las mujeres que sufren tras haber abortado, ni a los lobbies como NARAL que sienten una falsa confirmación de sus esfuerzos por expandir el aborto por todo el mundo.
    ¿Realmente el Santo Padre cree que la Iglesia de hoy se enfoca sólo en asuntos como el aborto y la moral sexual? Si es así, entonces se traga la vieja mentira que los católicos heterodoxos favorables a una moral sexual más relajada han estado dando de comer a los medios. La única razón por la que alguien puede creer que la Iglesia está “obsesionada” con el aborto y los asuntos de moral sexual es porque los medios se enfocan en estos temas. Sexo + Iglesia vende. Seguramente el Santo Padre debe saber de los innumerables católicos que trabajan en obras caritativas, en proximidad con los pobres y, además, no como los fariseos que él pretende ver en ellos, sino como servidores desinteresados que “curan heridas” en la línea del frente.
    Además de los fieles “obsesivos”, Francisco tiene más pescado para freír: Esta vez específicamente apunta a los sacerdotes. El Santo Padre señala que el “confesionario no es una sala de tortura, sino aquel lugar de misericordia en el que el Señor nos empuja a hacer lo mejor que podamos”. No ofrece ningún contexto para este comentario. ¿No sabemos si se está dirigiendo a católicos no practicantes para alentarlos a no tener miedo al sacramento de la Reconciliación, o si, por el contrario, está exponiendo a los viejos sacerdotes malvados —¿o a los jóvenes salidos de los seminarios inspirados por Benedicto?—quienes supuestamente ven su sacerdocio como una licencia para recrear la Inquisición? Bueno, no podemos saberlo. Nuevamente las palabras son el problema. Nos comenzamos a preguntar si realmente cree que muchos sacerdotes católicos del siglo XXI se enfocan en “pequeños preceptos”. Las palabras del Papa permiten esta simple inferencia: No os preocupéis en pecados específicos como el aborto o el comportamiento homosexual; sólo enfocados en “hacer el bien”.
    Pero, un momento que hay más. El Santo Padre también ve un problema con la “pastoral misionera” de la Iglesia y éste empieza con sacerdotes que están obsesionados “por transmitir de modo desestructurado un conjunto de doctrinas para imponerlas insistentemente”. De nuevo, sólo podemos presuponer que las doctrinas a las que se refiere son las relacionadas a la moral sexual debido a que son las únicas sobre las que ha hablado especialmente. Pero uno se pregunta, ¿dónde es que están estos sacerdotes que son taninsistentes? Respondiendo a la entrevista, el obispo Rober Vasa de Santa Rosa (California) dio su voz a la experiencia de la mayoría cuando dijo que la “vasta mayoría” de los sacerdotes “jamás habla [de estos temas]” (The Press Democrat, 21 de septiembre). El cardenal Raymond Burke, superior de la Signatura Apostólica Vaticana (pero, tal vez, no por mucho tiempo), se hizo eco del sentimiento del obispo Vasa cuando dijo a The Catholic Servant (septiembre) que la Iglesia no ha hablado lo suficiente de temas controversiales como la homosexualidad. Expresó que ha existido “una catequesis deficiente tanto de los niños como de los jóvenes durante los últimos cincuenta años… Ha habido demasiado silencio —la gente no quiere hablar de ello porque no es políticamente correcto.”
    Claramente Francisco tiene una concepción diferente sobre lo que ha estado ocurriendo en la Iglesia. Tiene un problema con la predicación católica —hace campaña contra ella— pero no es el mismo problema que el obispo Vasa, el cardenal Burke y la mayoría de los católicos de misa habitual han notado en las últimas décadas. Mientras que los católicos de los Estados Unidos continúan lamentándose por las homilías tibias y turbias caracterizadas por la falta de catequesis y de predicación sobre temas morales, el Papa Francisco toma su hacha contra los miles de Savonarolas invisibles que dedican sus domingos en condenar el vicio y despotricar contra la vida inmoral, vanidosa y plácida. Estos sacerdotes celosos y atronadores están completamente equivocados, dice el Santo Padre: los sacerdotes desde el púlpito deberían primero proclamar el “amor salvífico de Dios” (primer acto), luego “una catequesis” (segundo acto) y finalmente delinear la “consecuencia moral” (tercer acto). En la parroquia típica, sin embargo, los sacerdotes jamás pasan del primer acto: después de decir alguna broma, relatar alguna anécdota inicua y alabar al equipo local de fútbol (para demostrar su “cercanía y proximidad… con los fieles”), se sumerge en las profundas aguas de los clichés del “Dios te ama” que frecuentemente se interpreta como “haz lo que quieras porque las reglas morales de mentes estrechas poco le importan a Dios”. Obviamente, existen sacerdotes que son excepciones bienvenidas a la norma, pero la mayoría de éstos tienden más o menos a seguir la formulación homilética en tres actos del Papa más que a predicar fuego y muerte antes de regresar a sus cámaras de tortura confesionales.
    Y luego está el asunto de la homosexualidad y el matrimonio del mismo sexo. El Santo Padre utiliza el mismo nivel de ambigüedad, sumergiéndonos en aguas pantanosas de la moral. “Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla”, explica en la entrevista. “Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo… no es posible una injerencia espiritual en la vida personal.” Como si sus comentarios iniciales en el vuelo desde Río de Janeiro no hubiese provocado suficiente confusión, el Papa trata de explicarse apelando a la autoridad del Catecismo. Bueno, el Papa pudo querer decir lo que el Catecismo dice, pero ni se acerca adecir lo que el Catecismo enseña (confrontar los números 2357-2359 si de verdad uno quiere saber lo que el Catecismo dice sobre este tópico). Muchos interpretarán las palabras del Papa no como una reiteración del Catecismo sino como un visto bueno implícito al estilo de vida homosexual. Francisco no se refiere específicamente al hombre que lucha internamente con la atracción por el mismo sexo. Habla de la “persona gay” y de la “persona homosexual”, dejando que el lector interprete libremente el significado de esto. Más aún, ¿qué quiere decir el Papa cuando dijo “no es posible una injerencia espiritual en la vida personal”? ¿Predicar la verdad en la caridad cuenta como “interferencia”? ¿Es “interferencia” oponerse a las leyes que promueven maldades intrínsecas?
    Refiriéndose al asunto de la homosexualidad, que el Papa exhorta a los fieles a pasar menos tiempo haciendo, continúa:
    “Una vez una persona, para provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’. Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna.”
    Entonces, aunque el cardenal Bergoglio estuviese intentando ser inteligentemente socrático, tal vez incluso intentar reiterar la enseñanza del Catecismo, su respuesta arriesga dejar a quien pregunta con el sentimiento de que, sí, tal vez este tipo sí aprueba la “homosexualidad” —sea lo que sea que significa con ello. De nuevo, no lo sabemos porque no lo dice. Pero sí sabemos que no utiliza cuidadosamente la terminología precisa del Catecismo, que claramente define la homosexualidad como “relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo” (n. 2357). Es importante notar aquí que el Papa Francisco no aprueba el sexo homosexual ni el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero juzgando por la elección de sus palabras en la entrevista, el lector no puede saberlo. Nuevamente aquí, sus palabras son el problema, no su interpretación.
    En una cuestión el Santo Padre es claro, y es éste sin duda el punto principal de la entrevista: No ganamos demasiados conversos al hacer sobresalir las reglas de la Iglesia por sobre la misericordia de Jesús. Éste es el aspecto fundamental de la Fe. Pero una vez que el corazón se convierte, el cuerpo, digamos, también debe seguir. Y es aquí donde la enseñanza de la Iglesia acerca de la moral sexual entra en el juego. De lo contrario, todo lo que podemos ofrecer a un converso es, a la manera protestante, una oportunidad de hacer una profesión de fe por única vez y luego seguir con sus vidas mundanas. Una vida católica, por el contrario, ofrece mucho más, si uno está dispuesto a meterse en los detalles —detalles que el Papa deja al margen como si no importaran.
    Juzgando por esta entrevista y otros indicios, el Papa está tratando de que la Iglesia hable menos para sí misma y más para los de afuera. Quiere “dialogar” con el mundo, convertir el mundo. La audiencia a la que se dirige, parece, no es su rebaño sino que son los acatólicos. El objetivo es admirable pero el método es imprudente. No es suficiente decir, como dice el Papa, “ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia”. La “opinión de la Iglesia” está clara para aquéllos que la conocen y aceptan, que es una minoría de los creyentes de hoy. Los católicos bautizados ya no tienen una única opinión sobre estas cosas. En vez de producir la unidad en materia de Fe y moral, el Papa está dejando a los católicos a su suerte, confundidos acerca de lo que significa vivir una vida consistente con las exigencias del Evangelio. La gente necesita distinciones; necesita que el Papa una misericordia y verdad. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI hicieron esto bastante bien.
    Entonces, ¿se ha malinterpretado al Papa Francisco? Para poder responder esta pregunta, deberíamos poder hacer una fundamental: ¿Qué está diciendo el Papa? La respuesta es: No lo sabemos. Peor aún, llegados a este punto: No podemos saberlo. Pero es significante que el Papa Francisco esté diciendo un montón de cosas ambiguas con gran emotividad. Este Papa evidentemente no ve su rol como ser claro, enseñar la verdad de una manera que pueda ser entendida por la simple lectura de su mensaje. La ironía es que utiliza muchas palabras para decir muy poco. Porque sus palabras son consistentemente oscuras, son por este hecho retórica vacía. El Papa parece pensar que debe ser más un retórico que un maestro. ¡Qué triste! Uno podría decir que un maestro necesita emplear la retórica, pero sólo al servicio de la verdad. Cuando la misma verdad se oscurece, entonces el maestro no está haciendo demasiado bien su trabajo. Si un maestro oscurece la verdad a propósito, está abandonando sus obligaciones.
    Las palabras de Francisco nos indican que él no es un Benedicto XVI ni un Juan Pablo II. Con frecuencia han existido Papas que cambiaron de dirección o de énfasis respecto a sus predecesores: León XIII no promulgó ningún “sílabo de errores”, al contrario de Pío IX antes que él o Pío X después, y en general fue más “abierto” al mundo de manera positiva. Pero no hubo afirmaciones moral o doctrinalmente ambiguas saliendo de la boca de León XIII. No “corrigió” implícitamente el ejemplo y la enseñanza de los santos Papas de los que fue sucesor. Enfatizó verdades distintas que un predecesor inmediato —pero, como él, enseñó la verdad con claridad.
    El Papa Francisco debería cuidar más de cerca este “cambio de énfasis”. Arriesga convertirse en el sacerdote de parroquia que usa clichés vacuos y grandes gestos como un intento de ganarse a sus parroquianos disgustados, inmorales y heréticos. La historia reciente de la Iglesia posterior al Vaticano II demuestra que esta estrategia nunca funciona. Una y otra vez hemos sido testigos de que las iglesias no se llenan cuando la doctrina es disuelta; eventualmente las iglesias se vacían, tal vez son abandonadas por completo. Si el Papa Francisco no percibe esto, entonces serán muchos los sufrimientos que la Iglesia deberá soportar. Pero si él no lo sabe, y persiste sin embargo en esta ambigüedad, las penas serán mucho mayores.







    InfoCaótica: ¿El Papa malinterpretado?

  16. #476
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Apoyo del rabino Skorka y la DAIA a decisión del Papa en investigar a Pío XII.



    ¿Peligra la canonización de Pío XII debido a presiones externas?


    Noticia aparecida en AJN, 20-Ene-2014.


    Francisco/Pio XII. Apoyo del rabino Skorka y la DAIA a decisión del Papa en investigar a Pío XII.


    AJN.- El vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolff, y el rabino y amigo íntimo del Papa Francisco, Abraham Skorka, expresaron hoy a la Agencia Judía de Noticias su apoyo a la decisión de Bergoglio de abrir los archivos de la Segunda Guerra Mundial, para así decidir si Pío XII recibirá la beatificación.


    El Papa Francisco podría abrir pronto los archivos secretos del Vaticano de la época del Holocausto, antes de decidir si se debe avanzar en la consagración a Pío XII. Según informaron hoy diferentes medios de comunicación en todo el mundo.

    En este marco, el vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolff expresó en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN): “No tengo ninguna duda de que el Papa Francisco abrirá los archivos”. “Primero porque así se comprometió y segundo porque es un hombre que está marcando el rumbo del mundo con sus acciones y entendió que está llamado a actuar en función de procesos superadores”,agregó.

    Para Wolff, “saber la verdad es un valor universal que va en línea con los procesos superadores”. En este sentido agregó: “Venimos de una reunión que además de impactar por la sencillez, impacta por el ejemplo e icono que significa trabajar por un mundo en el que hagamos acciones para superar momentos”.

    “Si Pío XII cometió acciones por las que debe ser juzgado, habla muy bien de quienes hoy conducen la Iglesia en poner sobre la mesa aquellas acciones que deben ser revisadas”, remarcó al ser consultado sobre la apertura de archivos del Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial.

    “Estamos al lado de Francisco en esta y todas las acciones que promuevan un mundo donde la verdad sea lo que guía”, indicó.

    Para Wolff, “el Holocausto no tiene un culpable único y hay muchas personas que lideraron instituciones que tuvieron un gran influencia en lo que terminó siendo uno de los momentos más terribles de la historia de la humanidad. Razón por la cual entendemos que, entre otras personas, quienes condujeron al Vaticano en aquélla época tienen mucho para demostrar qué es lo que pasó”.

    Siempre en diálogo con AJN, el dirigente celebró la acción de Francisco porque “en poco tiempo está creando un paradigma ubicando a los líderes del mundo en un lugar que está más allá de lo protocolar y está más centrado en la acción”.

    Al ser consultado sobre la reunión que el jueves pasado mantuvieron dirigentes de la comunidad judía argentina y el Papa, el vicepresidente de la DAIA respondió: “Anoche me encontré con Skorka y le dije que si hubiese habido más reuniones de la dirigencia del judía con los dirigentes de otras religiones seguramente la historia hubiera sido otra”.

    “Si bien somos gente que miramos para adelante, entendemos que construimos un mundo mejor porque hoy están dadas las condiciones como para garantizar a nuestros hijos de que el mundo y sus responsables , liderados entre otros por el Papa, no se quedarán de brazos cruzados y no permitirán que esto vuelva a ocurrir”, remarcó.

    También en diálogo con AJN, el rabino Abraham Skorka, aseguró que “él- por Bergoglio- va a informar en su debido momento”. “Todo lo que él dice, siempre mantiene su palabra con coherencia y seguramente será un tema de investigación”, agregó sobre la futura investigación sobre la figura de Pío XII, quien condujo la Iglesia Católica desde 1939 hasta 1958.

    “En el libro que nosotros escribimos - por “Sobre el cielo y la Tierra”, publicado en 2010- él (por el Papa Francisco) manifiesta claramente que este es un tema que debe ser investigado y que debemos conocer la verdad. Él es muy coherente con todo aquello que dice y que manifiesta”, destacó a AJN. “Seguramente seguirá adelante con este tema”, aseguró.

    Consultado sobre el encuentro que Francisco mantuvo con varios representantes de la comunidad judía argentina, el jueves pasado, el íntimo amigo del Papa expresó: “Fue muy positivo, sosegado, con mucha energía y con una actitud firme y profunda”.




    FO
    STAT VERITAS: Apoyo del rabino Skorka y la DAIA a decisión del Papa en investigar a Pío XII.

  17. #477
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Pues si la investigación es objetiva, creo que supondría por fin la limpieza del nombre de aquel gran papa que fue Pio XII. Otra cosa sería lo que pasó con Isabel la católica, que por presiones externas y correcciones políticas estúpidas no la canonizaron, aceptando de forma infusa la estúpida leyenda negra. Esperemos que Francisco no se deje mangonear como lo hiciera Juan Pablo II. Miles de judios tienen mucho que aradecer a Pio XII.
    Valmadian y Alejandro Farnesio dieron el Víctor.
    TU REGERE IMPERIO FLUCTUS HISPANE MEMENTO

    El Rincón de Don Rodrigo

  18. #478
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    De hecho, creo que llegaron a procamarlo "justo entre las naciones", que es una especie de equivalente a la canonización que tienen para aquellos que sin ser judíos se han portado muy bien con ellos. Y esto fue por los muchos judíos a los que salvó de los nazis escondiéndolos en conventos. Pero como ya nadie se acuerda y además fue el último gran papa y el último papa santo, además de lo estrictamente ortodoxo que era en cuanto a doctrina, se la tienen jurada y fomentan una leyenda negra contra él.
    Mefistofeles dio el Víctor.

  19. #479
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Aquí hay un hilo sobre la leyenda negra contra Pío XII:

    De la leyenda negra contra S.S. Pío XII

  20. #480
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Una a favor*:

    La bofetada de Francisco a los capitalistas católicos


    Massimo Borghesi

    A muchos en Estados Unidos no les ha gustado. La Evangelii Gaudium, la Exhortación Apostólica del Papa Francisco que en Europa ya corre el riesgo de caer en el olvido, como todos los documentos papales pasados y futuros, en Norteamérica está dando mucho que hablar.

    Según el periodista radiofónico Rush Limbaugh, que goza de una audiencia de veinte millones de oyentes y de un contrato millonario, el Papa «no sabe de qué habla cuando se refiere al capitalismo y al socialismo». Califica las afirmaciones de su Carta como «puro marxismo en boca de un Papa». En su opinión, no existe un capitalismo sin límites como el que describe Francisco, ni tampoco la Iglesia católica está en condiciones de dar lecciones sobre este tema.

    Consideraciones de las que se ha hecho eco uno de los líderes del Tea Party, Jonathon Moseley, para quien «Jesús está llorando en el cielo por las palabras del Papa», ese Jesús que «hablaba al individuo, nunca al Estado o a la política de un gobierno. Era un capitalista que predicaba la libertad personal, no un socialista».

    Pero estas posiciones de Limbaugh y Moseley no están aisladas. Frente a opiniones positivas como las expresadas por The Guardian, el periódico de los laboristas ingleses, y el Washington Post, expresión del ala liberal norteamericana, la revista económica Forbes ha dedicado a la Evangelii Gaudium una serie de artículos muy críticos. En su opinión, sobre este Papa pesa la ascendencia peronista, su búsqueda de una “tercera vía” entre capitalismo y socialismo, la sugestión de la teología de la liberación, la cercanía con los análisis del Premio Nobel Joseph Stiglitz, muy valorado por Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, el canciller argentino de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales. Como guinda de todas estas críticas, destaca la postura del más ilustre exponente del capitalismo católico norteamericano, Michael Novak, autor de “The Spirit of Democratic Capitalism”, que marcó el punto de encuentro entre católicos y republicanos en la gran alianza político-religiosa patrocinada por el presidente Reagan en los años ochenta contra el comunismo mundial.

    Novak se ha mostrado sorprendido por ciertas afirmaciones «sesgadas y sin fundamento» por parte del Pontífice: «algunas de las críticas más duras lanzadas por este texto resultan tan apasionadas e intencionadas que hacen perder de vista la habitual serenidad y generosidad de espíritu que caracterizan al Papa Francisco. Naturalmente, a estas críticas han dedicado su atención los medios, como Reuters y The Guardian. Entre ellas destacan “las teorías de la recaída favorable”, la “tiranía invisible”, la “idolatría del dinero”, la “inequidad”, y la necesidad de una “vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano"». Según Novak, se trata de afirmaciones sobre el sistema capitalista que no son de recibo. «De Max Weber en adelante, el pensamiento social católico ha sido acusado de ser la causa de la pobreza en muchas naciones católicas. Y precisamente sobre esta vertiente, el Papa Francisco refuerza casi de un modo desapercibido las tesis de Weber».

    El resentimiento de Novak es comprensible. Conocido como el Weber católico, aquel que en el lugar de La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Weber ponía la ética “católica” como verdadero fundamento del capitalismo “democrático”, se encuentra ahora con un pontificado que desconfía de ese sistema que él, desde siempre, contribuyó a legitimar y a librar de cualquier posible acusación. Hay un punto, entre los muchos de la Evangelii Gaudium, que resulta inaceptable para Novak: «su superficial alusión a las teorías de la “recaída favorable”». Es la teoría del trickle-down, punto central del modelo liberal.

    Como escribe el Papa en su Carta: «En este contexto, algunos todavía defienden las teorías de la “recaída favorable”, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia» (Evangelii gaudium, 54). Una crítica que no ha gustado a Novak. Sobre todo la idea de que el modelo capitalista no haya sido confirmado por los hechos como fuente generalizada de bienestar. La respuesta, incómoda, dada la nacionalidad del Papa, reside en el hecho de que en «Argentina y en otros sistemas estáticos, privados de cualquier mecanismo de movilidad social, este comentario sería comprensible. Sin embargo, allí donde generaciones enteras, como en Norteamérica, demuestran la eficacia de la movilidad social, la afirmación del Papa no se corresponde en absoluto con la verdad. La movilidad social promovida por ciertos sistemas capitalistas representa la realidad vivida y experimentada de un vasto porcentaje de la población americana y no una “confianza burda e ingenua”».

    La crítica de Novak, es decir, del más ilustre católico capitalista en los USA, demuestra, en su nerviosismo, de qué modo la Evangelii gaudium ha dado en el blanco. Hasta el punto de que el propio pontífice, en su entrevista con Andrea Tornielli para La Stampa (“Jamás tener miedo a la ternura”, 15 de diciembre de 2013), tuvo que puntualizar el controvertido punto señalado por Novak: «En la Exhortación no hay nada que no se encuentre en la Doctrina social de la Iglesia. No hablé desde un punto de vista técnico, traté de presentar una fotografía de lo que sucede. La única cita específica fue sobre las teorías de la “recaída favorable”, que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Se prometía que, cuando el vaso hubiera estado lleno, se habría desbordado y los pobres se habrían beneficiado. En cambio sucede que, cuando está lleno, el vaso, por arte de magia, crece y así nunca sale nada para los pobres. Esta fue la única referencia a una teoría específica. Repito, no hablé como técnico, sino según la Doctrina social de la Iglesia. Y esto no significa ser marxista».

    Lo que llama la atención es la aclaración final. Acostumbrados, después de 1989, a una legitimación sin condiciones de la globalización capitalista, celebrada como “fin de la historia” y como panacea de todos los males, cualquier crítica contra ella asume el sentido de una posición cripto-comunista. La Evangelii Gaudium rompe el muro de silencio y lanza una piedra, potente, al estanque de las ideas. Ya lo había intentado Benedicto XVI en su Caritas in Veritate, una encíclica que contenía grandes novedades y óptimas puntualizaciones críticas. En comparación con ella, la exhortación apostólica parece más resuelta, toma el toro por los cuernos y no teme gritar al mundo los límites, evidentes para todos después de la debacle financiera de 2008, de un modelo económico que, confiado a sí mismo, corre el riesgo de arrastrar el mundo entero.

    Límites estructurales y no periféricos. Hasta Novak reconoce que los potenciales efectos deshumanizantes del capitalismo pueden mitigarse, a los márgenes del sistema, con la actividad caritativa y asistencial propia del cristianismo. Pero no admite que la caridad pueda traducirse en política, de modo que pueda afrontar las causas “estructurales” que, según el Papa Bergoglio, amenazan actualmente la concordia interna y externa de los pueblos, la paz. «Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del “descarte” que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son “explotados” sino desechos, “sobrantes”» (Evangelii gaudium, 53).

    La crítica al sistema capitalista-financiero impuesto después del 89 es una crítica a un sistema “asocial”, fundado sobre la exclusión. Exclusión de los desempleados, de los jóvenes, de los pobres, de los invisibles. Exclusión de la ética y de la política.

    «¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia» (Evangelii Gaudium, 203). Para el Papa Francisco, la cuestión está clara: «Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado» (Evangelii gaudium, 204).

    Hay que intervenir activamente para promover una equidad que no coincide con el mero crecimiento económico. «Estoy lejos –escribe el Papa– de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos» (Ibidem). La esfera económica no puede reivindicar una autonomía absoluta, ni mucho menos una prioridad sobre la política.

    Es necesario un retorno al primado de la política, que tenga como horizonte el bien común social. «La política, tan denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común. Tenemos que convencernos de que la caridad “no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas”. ¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!» (Evangelii gaudium, 205).

    Una cosa es cierta: raramente un texto del magisterio social de la Iglesia ha hablado con más fuerza. Llama la atención, en la exhortación de Francisco, el tono, el paso del análisis descriptivo a la primera persona, la implicación directa del pontífice, la cólera frente a un mundo que tendría todos los medios posibles para aliviar los sufrimientos y la marginación de millones de seres humanos y no lo hace. «El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos» (Evangelii Gaudium, 58). Una provocación que, por lo que parece, ni Forbes ni Michael Novak han recibido con agrado.
    FUENTE

    *Para comentarios más "jugosos" ver el mismo artículo en infoCaótica.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







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