El primer papa peronista, pero anti K
Jorge Mario Bergoglio ya había sido descartado como opción. Primero, porque "perdió" frente a Ratzinger en su mayor oportunidad de haberse transformado en "el sucesor de Pedro". Luego, porque fue perdiendo batallas a lo largo de su "gestión" al frente de la Iglesia en Buenos Aires, con la apertura inicial de la Ciudad de Buenos Aires al matrimonio igualitario y la posterior sanción de una ley que lo permitió en todo el país. La curia argentina no pudo impedirlo. Perdió.
De ser papa, Bergoglio sería el primer jesuita en serlo.
Pero hay algo más nacional y popular como análisis colateral: sería el primer "papa peronista".
Reconocido peronista, según su máximo detractor, el periodista Horacio Verbitsky, "se acercó a Guardia de Hierro en los años 70". El periodista porteño ventiló el pasado turbulento del "aspirante a papa" en un libro, El silencio.
"Bergoglio -escribió "El Perro"- reúne en sí dos rasgos que no siempre van juntos: es un conservador extremo en materias dogmáticas y posee una marcada sensibilidad social. Es lo que en la política argentina se conoce como un conservador popular".
Quién es
Los vínculos hacia adentro del peronismo en los años previos a la dictadura lo ubican, entonces, fuera del ámbito reivindicado ahora como propio por el kirchnerismo. Su ámbito estuvo delimitado, según el mencionado autor, tanto por María estela Martínez de Perón como por Emilio Eduardo Massera.
Bergoglio se enojó profundamente por la investigación de Verbistky, al punto que le respondió con otro libro, El jesuita. Allí relató cómo salvó a perseguidos por la dictadura.
En diálogo con el diario Perfil, los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti le preguntaron y él respondió:
—Cardenal: usted deslizó antes que durante la dictadura, escondió gente que estaba siendo perseguida. ¿Cómo fue aquello? ¿A cuántos protegió?
—En el colegio Máximo de la Compañía de Jesús, en San Miguel, en el Gran Buenos Aires, donde residía, escondí a unos cuantos. No recuerdo exactamente el número, pero fueron varios. Luego de la muerte de monseñor Enrique Angelelli (el obispo de La Rioja, que se caracterizó por su compromiso con los pobres), cobijé en el colegio Máximo a tres seminaristas de su diócesis que estudiaban teología. No estaban escondidos, pero sí cuidados, protegidos. Yendo a La Rioja para participar de un homenaje a Angelelli con motivo de cumplirse 30 años de su muerte, el obispo de Bariloche, Fernando Maletti, se encontró en el micro con uno de esos tres curas que está viviendo actualmente en Villa Eloísa, en la provincia de Santa Fe. Maletti no lo conocía, pero al ponerse a charlar, éste le contó que él y los otros dos sacerdotes veían en el colegio Máximo a personas que hacían “largos ejercicios espirituales de 20 días” y que, con el paso del tiempo, se dieron cuenta de que eso era una pantalla para esconder gente. Maletti después me lo contó, me dijo que no sabía toda esta historia y que habría que difundirla.
—Aparte de esconder gente, ¿hizo algunas otras cosas?
—Saqué del país, por Foz de Iguazú, a un joven que era bastante parecido a mí con mi cédula de identidad, vestido de sacerdote, con el clergiman y, de esa forma, pudo salvar su vida. Además, hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas. Llegué a ver dos veces al general (Jorge) Videla y al almirante (Emilio) Massera. En uno de mis intentos de conversar con Videla, me las arreglé para averiguar qué capellán militar le oficiaba la misa y lo convencí para que dijera que se había enfermado y me enviara a mí en su reemplazo. Recuerdo que oficié en la residencia del comandante en Jefe del Ejército ante toda la familia de Videla, un sábado a la tarde. Después, le pedí a Videla hablar con él, siempre en plan de averiguar el paradero de los curas detenidos. A lugares de detención no fui, salvo una vez que concurrí a una base aeronáutica, cercana a San Miguel, de la vecina localidad de José C. Paz, para averiguar sobre la suerte de un muchacho.
Bergoglio, del "papa negro" al "papa oscuro"
Verbitsky, en cambio, lo ubica como un papable "oscuro". Los términos usados en su libro y en sus artículos en Página/12 son lapidarios. Dice, entre otras cosas, citando a fuentes jesuitas:
- “A los nuevos que entraban, Bergoglio les dio un marco de contención más rígido y estructurado. Esto se agudizó después de 1976, cuando su opción se inclinó por lo más tradicional. Esto produjo un tipo de estructura jesuítica diferente a la del resto de América Latina y generó mucho aislamiento de la Provincia argentina” de esa organización.
-
Los jesuitas formados por Bergoglio siguen una línea dogmática tradicional, pero “hacen la pastoral de fin de semana con los pobres. Les infundió una visión sacramentalista, acrítica y muy asistencialista”.
- “Cultiva el bajo perfil.
Está honestamente preocupado por los pobres, vive su espiritualidad. Es encantador, conquistador, muy austero, lleva siempre el mismo traje viejo, anda con zapatos gastados, viaja en colectivo y en subterráneo.”
- Con el fin de la dictadura, su poder se eclipsó y quedó en una atípica relación: sigue siendo jesuita, aunque sin obediencia a la Compañía. En 1985 fue trasladado a una Casa de la Compañía en Córdoba. Personas próximas a él cuentan que allí estuvo virtualmente secuestrado. “Decían que estaba loco y lo tenían encerrado, no le pasaban las llamadas, presuntamente para protegerlo.”
- Una de las más altas autoridades de la Compañía no niega los hechos, aunque les da una explicación diferente. “Puede ser, no digo que no haya ocurrido así. Los conflictos internos fueron muy serios, tanto por la línea seguida como por el modo de gobierno y por cierto maquiavelismo. Para él, vale todo. Si se estaba tratando de cambiar la orientación de la Compañía, es probable que no le pasaran llamadas de los estudiantes, porque hubiera perturbado ese trabajo de cambio”, admite.
-
“Bergoglio es el responsable de que la Compañía de Jesús argentina sea retrógrada, espiritualista, conservadora, con una postura cercana al integrismo, lo cual es un caso único en el mundo, donde los jesuitas se destacan por lo contrario”, afirma un estudioso de la Compañía.
Un papa que no se irá en helicóptero
Si se sigue el relato del peronismo en cualquiera de sus asepciones, concluiremos todos peleados. "Bergoglio héroe" versus "Bergoglio víctima" y así, seguiremos peleando indefinidamente, pero sin poder ponerle freno a la escalada por el poder. Así, al papa anti K deberá sucederle un papa K y -de confirmarse la sospecha de los periodistas de AP- los argentinos tendremos mucha, pero muchísima tela para cortar.
Por ahora, "los que saben" de la vida y la muerte en el Vaticano, piensan que lo de un papa argentino sería tan sólo un accidente en el camino ya iniciado por la política interna del Catolicismo de retornar a las fuentes italianas, dejando para otro momento la moda de mostrarse abiertos a papas polacos, alemanes o de cualqueir otra parte.
Pero, por lo pronto, hay que atender a todas las versiones y hacerle un lugar al debate.
Marcadores