Pues eso mismo, Cirujeda, por sus frutos los conoceréis. Y el fruto ha sido abrumadoramente malo, aunque haya habido alguna excepción. No te discuto que conozcas a algunos que sean bellísimas personas y formen parte del movimiento neocatecumenal. También entre los evangélicos hay muchos que aman muy sinceramente al Señor y son unas personas encantadoras, pero no por eso vamos a aceptar sus creencias o su forma de dar culto. Es posible estar sinceramente engañado, es decir, en el error. Sinceros, pero engañados. A la larga (y a veces también a la corta) esa onda de los neocatecumenales solo sirve para ir perdiendo la fe. Para empezar se le pierde el respeto a Dios y a lo sagrado, se pierde el sentido del misterio, de lo sagrado. Con todos comulgando sentados alrededor de una mesa, ¿cómo va a ser uno consciente de la presencia de Jesús en el sacramento, si es una comida como otra cualquiera? ¿Cómo va a recibirlo uno con fervor en un ambiente tan campechano? Y así con muchas cosas más.