El amanecer de Dios
Tú no nos elegiste Señor, para que fuéramos delincuentes contra los delincuentes, sino soldados ejemplares. Aparta pues de nosotros, todo lo que otros quisieran que hiciésemos, pues solo Tú sabes con palabra de profecía para qué deben estar agudizadas las flechas y tendidos los arcos.
Si, somos muy pocos y en ocasiones caemos en la desesperanza, pues ¿qué puede hacer incluso uno, contra el propio orbe? Sin embargo, solo al reconocer la oscuridad que hoy nos rodea, viendo que por todas partes nos ciñe el destierro del mundo, es cuando entonces y solo entonces, somos capaces de atisbar con todo matiz el amanecer diario de Dios.
COR UNUM ET ANIMA UNA.
EL BANDIDO REALISTA
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