Me enseñaron desde pequeño que el Santo Padre es el Vicario de Cristo en la Tierra. Que es quien conduce la Iglesia y así lo han venido haciendo desde su institución por Nuestro Señor en el Apóstol Pedro hace ya casi dos mil años. En consecuencia no soy nada inclinado a cuestionar las decisiones que emanan de los papas, aunque en ocasiones puedan sorprender. Tampoco es que sea el clásico "papólatra", sino un católico de a pie que considera que no hay que juzgar para no ser juzgados, que muchas cuestiones de esas altas esferas eclesiales se nos escapan a los fieles comunes. Ciertamente, hay papas que me han gustado más que otros, y algunos si de mi dependiera posiblemente nunca se hubiesen sentado en el trono de Pedro. Pero el caso de este Papa actual me tiene completamente desconcertado. Su permanente afán de que se rece es muy positivo, la insistencia en el amor al prójimo también, y así un listado de obligaciones que tenemos los católicos. Pero, por otro lado, me sorprende que habla en exceso, que se vale de los medios de comunicación para entablar debates, en lugar de hacerlo en el ámbito correcto y adecuado, que se mete en camisa ajena y en consecuencia mete la pata. En ocasiones parece olvidar Los Evangelios con su pertinaz actitud ecuménica, aparentemente muy mal entendida, pues ya lo dice Jesucristo: "tengo otras ovejas que no son de este aprisco, y es preciso que yo las traiga, y oirán mi voz, y habrá un sólo rebaño y un sólo pastor." (Jn. 10-16) Por tanto, no correspondería a ningún papa tal misión, sino que es exclusiva de Nuestro Señor.

Y así, no hay día que el Papa Francisco no nos salga con alguna suya, alguna nueva que lo único que parece estar logrando es una honda brecha entre los católicos del mundo entero. Algunas de tales cuestiones quedan para expertos, otras están al alcance de cualquier católico con una formación básica aunque suficiente y otras pueden resultar escandalosas para cualquiera que ha sido bautizado en la fe de Cristo sin necesidad de grandes luces. En conclusión yo no sé hacia dónde va el Papa Francisco, pero no me parece que su camino sea recto precisamente. A continuación tenemos una de esas situaciones y bien reciente, por cierto.




El Papa arremete contra los “rigoristas” a los que acusa de “insatisfacciones personales”

INFOVATICANA 18 noviembre, 2016


En una entrevista al diario Avvenire, el Papa sostiene que ciertas maneras de contraponer las cosas de la doctrina frente a las cosas de la caridad pastoral no siguen el Evangelio y crean confusión. También afirma que se ve inmediatamente cuando “ciertos rigorismos nacen de una falta, de querer ocultar dentro de una armadura la propia y triste insatisfacción”.


El Papa Francisco ha concedido una entrevista al diario católico italiano Avvenire, reproducida por Andrea Tornielli en Vatican Insider, pocos días antes de la clausura del Año de la Misericordia y en el momento en el que se ha hecho pública la carta de cuatro cardenales dirigida al pontífice en la que piden que se aclare una serie de dudas sobre la exhortación apostólica Amoris Laetitia.

El Papa sostiene que en el Concilio, la Iglesia sintió la responsabilidad de estar en el mundo como un signo vivo del amor del Padre y con la Lumen Gentium volvió a las fuentes de su naturaleza, al Evangelio. Según el Santo Padre, esto desplaza el eje de la concepción cristiana “de cierto legalismo, que puede ser ideológico, a la Persona de Dios que se hizo misericordia en la encarnación del Hijo”.

“Algunos siguen sin comprender, o blanco o negro, aunque sea en el flujo de la vida en donde hay que discernir. El Concilio nos ha dado esto, pero los historiadores dicen que un Concilio, para que lo absorba bien el cuerpo de la Iglesia, necesita un siglo… Estamos a la mitad”, ha afirmado Francisco.

El Papa también ha querido recalcar que “la Iglesia existe sólo como una herramienta para comunicarse con las personas del plan misericordioso de Dios”.

Sobre las acusaciones de intentar “protestantizar” a la Iglesia católica, especialmente tras su visita a Suecia para la conmemoración de los 500 años de la Reforma, el Papa ha asegurado: “No me quita el sueño. Yo prosigo por el camino de quienes me precedieron, sigo el Concilio”.

El Santo Padre ha considerado necesario distinguir el espíritu con el que se dicen las opiniones: “Cuando no hay un espíritu malvado, ayudan a caminar. Otras veces se ve inmediatamente que las críticas salen de acá o de allá para justificar una postura ya asumida, no son honestas, están hechas con espíritu malvado para fomentar división”.

“Se ve inmediatamente cuando ciertos rigorismos nacen de una falta, de querer ocultar dentro de una armadura la propia y triste insatisfacción“, ha agregado.

‘El proselitismo entre los cristianos es un pecado grave’


En la entrevista, el Papa ha vuelto a calificar como “pecado grave” el proselitismo entre los cristianos: “El proselitismo entre los cristianos, entonces, es en sí mismo un pecado grave, porque contradice la dinámica misma de cómo volverse cristianos y seguir siéndolo. La Iglesia no es un equipo de fútbol que busca hinchas”.

“Pienso en el trabajo que después del encuentro en Lund pueden hacer juntas Cáritas y las organizaciones luteranas de caridad. (…) Ciertas maneras de contraponer las cosas de la doctrina frente a las cosas de la caridad pastoral, en cambio, no siguen el Evangelio y crean confusión”, ha añadido.

Asimismo, Francisco ha subrayado que el cáncer en la Iglesia es “glorificarse recíprocamente”: “Si uno no sabe quién es Jesús, o nunca lo ha encontrado, siempre lo puede encontrar; pero si uno está en la Iglesia, y se mueve en ella justamente en el ámbito de la Iglesia, cultiva y alimenta su hambre de domino y afirmación de sí, tiene una enfermedad espiritual, cree que la Iglesia es una realidad humana autosuficiente, en la que todo se mueve según lógicas de ambición y de poder”.

Respecto a Lutero, el Papa ha afirmado que en su reacción estaba el rechazo de una imagen de Iglesia como organización que podía seguir adelante sin la gracia del Señor, o considerándola algo descontado, garantizado a priori. “Y esta tentación de construir una Iglesia autorreferencial, que lleva a la contraposición y por lo tanto a la división, siempre vuelve”, ha señalado.


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