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ReynoDeGranada
Seguimos quedándonos en los títulos sin estudiar los contenidos. Y seguimos sin entender que las palabras tienen distinto significado dependiendo del contexto (temporal y espacial).
La "eugenesia" del Dr. Vallejo Nájera es un antieugenesia. Echando un vistazo al libro enlazado se ven cosas de lo más curiosas.
En defensa de los imbéciles:
XIV
En defensa de los imbéciles
Los imbéciles o inferiores mentales están condenados a la segregación, y más modernamente a la esterilización, contra la que se revuelven sociólogos, economistas, filósofos, moralistas y hasta teólogos, sin que falten denodados paladines que defiendan los postulados eugenésicos geneticistas.
Es muy difícil decidirse por uno u otro campo: en primer lugar, por los amplios grados de la deficiencia mental, y en [52] segundo lugar, por la variedad y complejidad de los factores etiológicos de la oligofrenia congénita o adquirida en los primeros años de la vida.
Algunos propugnan la esterilización de los individuos que no alcancen determinado grado de inteligencia, porque el déficit intelectual coloca en condiciones de inferioridad para la lucha por la vida, incapacita para subvenir a las necesidades materiales de los hijos, e inhabilita para proporcionar a la prole la necesaria educación. Adúcese también que la oligofrenia suele ser compañera inseparable de la miseria, del alcoholismo, de la sífilis y de toda suerte de lacras sociales. Como además suele ser muy numerosa la descendencia de los débiles mentales, todavía aumentan las dificultades para criar y atender la prole.
Admitimos que el progenitor deficiente mental está en condiciones de inferioridad respecto de las personas inteligentes para mantener y educar a sus hijos; pero ¿sólo prosperan en la vida los inteligentes? Creemos todo lo contrario, pues observamos frecuentemente que las dotes éticas y la constancia en el trabajo suplen con exceso las escasas facultades intelectuales, logrando mucho más el oligofrénico trabajador que el holgazán inteligente. Son muchos los que desperdician sus talentos y aptitudes, derrochando preciosas facultades en la frivolidad y el escándalo, mientras que mediocres afanosos logran ascender en jerarquía social gracias a la continuidad en el esfuerzo. Tenemos el ejemplo de nuestros «indianos», aldeanos ni muy cultos ni muy inteligentes, que han llevado a cabo magníficos negocios en Sudamérica y hoy ocupan puestos de decisiva influencia social.
La herencia de la debilidad mental de grado mediano o leve está por demostrarse de un modo concluyente. Únicamente sabemos que el promedio de buenas capacidades es mayor cuanto más elevado el nivel social de una familia; pero ello no quiere decir otra cosa sino que las familias que tienen [53] medios para educar a sus hijos con buenos maestros logran en el transcurso de las generaciones la elevación del nivel mental familiar.
El análisis de numerosos trabajos dedicados al estudio de la herencia de la debilidad mental llévanos a la conclusión de que la transmisión hereditaria no es un hecho fatal. Cierto es que en las familias oligofrénicas abundan los inferiores mentales, los psicópatas, los delincuentes, los amorales; pero escapan a la tara hereditaria elevado porcentaje de individuos. La abundancia en tales familias de degenerados débese más bien a la influencia de variadas causas exógenas, sobre las que debe intervenir tanto la eugenesia como la higiene mental, la higiene general, la sociología y la economía.
Curiosa eugenesia esta:
Dice Nietzsche en una de sus obras más vulgarizadas, en el Ocaso de los Dioses, que «la compasión hacia los degenerados, la igualdad de los derechos de los inferiores, constituye la mayor de las inmoralidades, pues se tiene por moral lo contrario a la naturaleza». Inhumano el concepto, tampoco refleja exactamente los principios de la moral, al menos de la moral cristiana, predominante en el mundo civilizado. Los inferiores orgánicos y mentales tienen tanto derecho a reproducirse como los selectos, encargándose la Naturaleza de velar por estos derechos con sus numerosas excepciones a las llamadas leyes de la herencia.
A nuestro entender, para impulsar la regeneración de la raza, mejor que selección de los biotipos, perfeccionamiento de los fenotipos, mediante una acción constante sobre cada individuo para mejorarlo física y moralmente. En esta acción consiste la eugenesia positiva, pues otra es materialmente imposible, y más imposible todavía reglamentar la reproducción de los humanos como la de los animales.
Parécenos que mucho más que las condiciones antropológicas de los progenitores influyen en la descendencia, por razones que ampliamente expondremos, las ideas morales y culturales del pueblo. Han fracasado los intentos de mejorar artificialmente la calidad biológica de los inferiores. No creemos que haya sido seguido de resultados prácticos el ensayo propuesto por Lossen de actuar mediante los rayos Roentgen sobre los elementos germinales contenidos en las glándulas sexuales. La técnica biológica moderna ha de tardar mucho en lograr mediante artificios que una tara hereditaria de carácter dominante se transforme en recesiva.
Observamos, por otra parte, que un cuerpo social entregado a la baja sensualidad de las naciones decadentes, una sociedad preocupada exclusivamente de su mejoramiento material, una cultura fomentadora del egoísmo, una moral subjetiva e individualista, podrán proporcionar, en el mejor de los casos, [78] padres capaces de engendrar magníficos ejemplares humanos desde el punto de vista de la salud corporal, triunfadores en las olimpíadas, hércules atléticos; pero también creará un pueblo bárbaro y materializado, de potentes músculos y cerebro microgiro, esclavo de su fuerza física.
Sería absurdo un programa de mejoramiento eugenésico del pueblo fundamentado en la eliminación de los indeseables. Hay que mejorar los más aptos para el perfeccionamiento de la raza, lo cual reclama una previa selección, por otra parte no siempre fácil de efectuar. Frente a la selección natural, dominante en los gobiernos oligárquicos y aristocráticos, tenemos la selección artificial, que únicamente es factible en los países de organización estatal y marxista. La experiencia esta a favor de la selección natural, de la aristocrática, que favorece a los superdotados, pero simultáneamente también a los inferiores biológicos, aunque sin perjudicarlos.
Lo que entiende por raza el Dr. Vallejo Nájera (algo muy parecido a lo que algunos llaman "mesticisimo"):
XXXIV
Concepto de la raza
Los intelectuales materialistas se han revuelto contra el concepto, netamente genérico, de la raza, que quieren aplicar en un sentido estrictamente biológico. Todavía existen algunos pueblos, indios, negros, judíos, japoneses, que, gracias a un aislamiento endogámico, conservan relativa pureza. La mayoría de los pueblos hállanse constituidos por el cruzamiento de genotipos diferentes y numerosos, no pudiendo hablarse en ellos de raza, si concedemos al concepto una aplicación exclusivamente zoológica.
Cuando Oswald Spengler habla de raza, no lo hace en el sentido que hoy está de moda entre los semitas de Europa y América, esto es, en un sentido darwinista-materialista. Dice el mencionado filósofo que la pureza de raza es un término grotesco, ante el hecho de que hace milenios que se han mezclado todas las especies y estirpes, habiendo acogido gustosas al extranjero, precisamente las estirpes guerreras, las más ricas y sanas en su porvenir. Lo que importa no es la raza pura, sino la raza fuerte que un pueblo integra. La mujer de raza no quiere ser «compañera» o «amante», sino «madre», y madre de muchos hijos. La mera reflexión sobre el número de hijos deseado o temido delata la extinción del instinto de perduración de la raza. El hombre quiere tener hijos esforzados que continúen y acrecienten en el futuro, más allá de su propia muerte, su nombre y sus hechos, lo mismo que él se siente heredero del renombre y de la obra de sus mayores. [108]
Creemos, con Spengler, que lo que importa es la raza fuerte que integra el pueblo o nación. Raza fuerte en cuerpo y en espíritu, como tantas veces hemos repetido. Al hablar nosotros de raza, nos referimos a la raza hispana, al genotipo ibérico, que en el momento cronológico presente ha experimentado las más variadas mezclas a causa del contacto y relación con otros pueblos. Desde nuestro punto de vista racista, nos interesan más los valores espirituales de la raza, que nos permitieron civilizar tierras inmensas e influir intelectualmente sobre el mundo. De aquí que nuestro concepto de la raza se confunda casi con el de la «hispanidad».
No podemos los españoles hablar de pureza del genotipo racial, menos quizás que otros pueblos, pues las repetidas invasiones que ha experimentado la península han dejado sedimento de variadísimos genotipos. Mezclados los antiguos iberos con griegos y latinos, han sufrido las invasiones africanas, las infiltraciones judía, germana, gala e incluso nórdica, de manera que más que de una raza trátase de un pueblo sometido a muchas influencias civilizadoras y cruces de genotipos.
En la raza ibérica no existe unidad en el biotipo, y así el vasco nos ofrece una figura corporal, un temperamento y un carácter que le hacen muy distinto del andaluz, del catalán, del gallego y del castellano. Pero la raza ha rebasado los límites territoriales y ha poblado o repoblado muchas naciones americanas, infundiéndoles no solamente caracteres biológicos, sino ideas, hábitos, idioma, religión y cultura, de manera que el argentino, el peruano, el chileno, el mejicano, ofrecen tales semejanzas con el castellano, por ejemplo, que podemos hablar de unidad racial. Empero repetimos que no hemos de dar importancia ni al ángulo facial ni al color de la piel, porque lo que llamamos raza no está constituido exclusivamente por las características biológicas que pueden transmitirse al través del plasma germinal, sino por aquellas que son luz del espíritu, como el pensamiento y el idioma. [109]
Depurada la civilización ibérica primeramente en el crisol hispano-romano-visigótico, pulimentada por la influencia arábiga, alcanza el máximo esplendor en el Siglo de Oro, para declinar, a partir de entonces, en triste decadencia. A pesar de la decadencia política internacional y de la merma del poderío guerrero, el pensamiento español subsiste vigoroso y mantienen los pensadores españoles su prestigio hasta mediado el siglo XVIII. Todavía iluminan el mundo chispazos del ingenio hispano después de los grandes desastres que nublaron los postreros años del rey inmortalizado por Velázquez y el reinado de su cretino vástago. Consúmase la decadencia con la guerra de sucesión, comenzando con la dinastía borbónica una invasión de aventureros, cortesanos y lacayos franceses, irlandeses y saboyanos, carcoma de España, culpables de la ruina de la filosofía hispana, baluarte de la raza.
"Pulimentada por la influencia arábiga": ahí es nada
En otros artículos de Acción Española critica las medidas de esterilización que se estaban adoptando en Alemania. Está claro que lo que propone Vallejo Nájera es una antieugenesia.
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