Dificultad (14)
Los facinerosos de quienes al presente se trata, puesto que son hombres para quienes la vida está llena de peligros de muerte y gravísimas molestias, no temen la muerte como el mayor de los males, pues están ya medio acostumbrados a verla de cerca muchas veces; y por esto, al contrario, mucho más temen la cárcel perpetua o la infamia.
Por tanto, esas penas son las más a propósito para atemorizarlos y apartarlos del crimen; y así no hay que recurrir a la muerte.
Respuesta:
La vida es el mayor bien, porque es el fundamento de todos los demás; luego la muerte es el mayor mal, porque priva de todos los bienes; y por consiguiente la pena de muerte, de suyo, siempre ha sido y siempre será la más temida de todas las penas.
Todo lo demás que se diga contra este sencillísimo y evidentísimo razonamiento, es razonar con los pies; porque es ir contra la naturaleza y contra la experiencia diaria, la cual muestra que todos los reos reciben con alegría el indulto de la pena de muerte, conmutada aun por la máxima de condena perpetua.
Y si alguna vez parece que los criminales no temen la pena de muerte, es porque al cometer el crimen atienden no sólo al gran provecho que, según su estimación, pretenden sacar de su delito; el cual parece como que les alucina y no les deja ver con claridad el mal de la pena; sino que se fijan principalmente en la esperanza que tienen de poder evadirse de la muerte de cualquier manera que sea.
Y si con todo hubiera realmente alguno que efectivamente no temiera la muerte, no dejaría de ser una excepción que confirma la regla, y no habría que tenerle en cuenta para nada.
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