Valencia, 7 julio 2006. En la festividad de San Fermín, víspera de la llegada a Valencia de Su Santidad el Papa con ocasión del Congreso Mundial de la Familia, se hace público el mensaje que con este motivo le ha dirigido S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón.

Santidad:

En la Pascua de Resurrección de 2003, con motivo de la que sería su última visita a España, tuve el privilegio -como depositario de la legitimidad dinástica en la Monarquía hispánica- de dirigirme a Vuestro Venerable Predecesor Su Santidad Juan Pablo II. Ahora, con ocasión del que ha de ser Vuestro primer viaje a nuestra patria en calidad de Vicario de Nuestro Señor Jesucristo, no puedo ni dejar de saludaros respetuosa y devotamente, ni reiterar alguna de las consideraciones que me permití hacer en la ocasión evocada.

La secularización profunda al tiempo que acelerada que ha padecido España en los últimos tiempos tiene sin duda causas de gran envergadura teológica, metafísica y moral, que presentan aspectos de calado político. En la propia dinámica del orden natural, más allá de las implicaciones sobrenaturales que también porta, está impreso que no pueden subsistir pueblos cristianos sin instituciones cristianas que los cobijen. Un deseo quizá bienintencionado pero equivocado de purificar la Iglesia de Jesucristo de ciertas adherencias mundanas, ha concluido en cambio por arrojar a la intemperie a las masas más indefensas. Pues donde el problema de la verdad se torna secundario es imposible aprehender el bien, menos aún el bien común. No puede haber ordenamiento político o jurídico humano digno de tal nombre que no se funde en un orden metafísico. De ahí que el problema del Estado católico toque a la razón más que a la fe, sea -en algún sentido- laico antes que religioso. El magisterio tradicional sobre las relaciones entre la Iglesia y la comunidad política lo comprendió en toda su hondura y lo expuso con tintes a veces proféticos. ¿No será hora, Santidad, de volver a pensar en los fundamentos perennes de ese magisterio, una vez que el tribunal de la praxis ha juzgado de forma tajante los intentos de conciliación con el liberalismo y el mundo moderno?

Son muchas las cuestiones que desearía poder consultar con Vuestra Santidad. Y aunque me hago cargo de los innumerables empeños que Os rodean, sería para mí un honor poder presentaros personalmente mis respetos más devotos en la Sede de Vuestra Santidad cuando lo dispongáis.
Siempre a los pies de Vuestra Santidad, suplica vuestra bendición apostólica,

Sixto Enrique de Borbón

En Lignières, a veintitrés de mayo de dos mil seis, festividad de la aparición del Apóstol Santiago en la Batalla de Clavijo, mes de la Santísima Virgen