Que la entrega de los misioneros católicos es hasta las últimas consecuencias es un hecho que nadie pone en duda. Prueba de ello es que sólo en el pasado mes fueron asesinados tres religiosos mientras desarrollaba su labor pastoral en países de misión. El caso más conocido es el de la monja italiana Leonella Sgorbati, de 65 años, asesinada en Somalia por unos integristas islámicos, tras la polémica suscitada por el discurso del Papa en la Universidad de Ratisbona. Sor Leonella llevaba décadas en el país africano y había permanecido en él incluso durante los dieciséis años que duró la sangrienta guerra civil. Junto a otras hermanas de su congregación dirigía una escuela y un hospital pediátrico en la capital somalí, Mogadiscio. Precisamente allí fue asesinada junto al vigilante del centro, Mohamed Mahamud.
Por otra parte, el padre Agustine Taiwa, de la congregación de San Juan de Dios, murió a consecuencia de una agresión en los alrededores de la capital de Papua Nueva Guinea, Port-Moresby. Nacido hace 40 años en Reino Unido, el misionero fue atacado mientras conducía su furgoneta de regreso al seminario de Bomana, en donde era coordinador de pastoral. La violencia injustificada también segó la vida del sacerdote salvadoreño Ricardo Romero, asesinado a golpes de piedras y palos por unos desconocidos. Tenía 53 años y era párroco de Santa Catarina, una comunidad indígena al oeste del país.
http://www.larazon.es/noticias/noti_rel15172.htm
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Que no me abandone la Fe,cuando toque a bayoneta,que en tres días sitiamos Madridy en otros quince la capital, Lisboa.
Sic Semper Tyrannis
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