Increible artículo, se me han erizado los vellos del brazo. Es muy cierto que muchos han vaticinado el fin de la Iglesia católica, y que esta "los ha enterrado a todos". Un gran artículo que reanima la esperanza en la Fe de Cristo.
Excelente artículo de Juan del Río Marín, obispo de Jerez. Tomado de zenit.org a través de hispanidad.com
El pesimismo contagioso
El católico en la actualidad tiene que luchar contra la plaga de una lectura sesgada y negativa del ser y quehacer de la Iglesia. Ello produce pesimismo y desánimo en muchos espíritus acerca del futuro de la fe cristiana en España y en el entorno cultural europeo. Abundan los «profetas de calamidades» que, bajo un barniz de intelectualidad, citan estudios sociológicos, espléndidamente subvencionados y fuertemente manipulados, para poner en evidencia lo mal que les va a los católicos en la modernidad. Por supuesto, esos mismos concienzudos y costosos informes no se hacen tanto de otras confesiones cristianas, ni de otras religiones, ni de otros grupos sociales o políticos y, en el caso que se hagan, no se les da la publicidad de la que gozan los que se refieren a la Iglesia católica.
Raro es el informativo de cualquier medio que abre su primera página con una noticia positiva de la Iglesia o de los católicos, que hay muchas y muy buenas. Lo corriente es poner el énfasis en las escandalosas o en la ridiculización de determinados mensajes y personas. Esto es sencillamente desinformación, orientada a potenciar la desmoralización en las filas de los cristianos católicos. Es patente la intención de difundir la idea de que la Iglesia tiene «los días contados», que es una «reliquia ideológica del pasado» y que, además, son incompatibles democracia con cristianismo.
El demócrata de moda ha de ser relativista en lo religioso y en lo moral y, por supuesto, crítico con la doctrina y la jerarquía de la Iglesia. Se olvida o calla que los principios que rigen la vida democrática han nacido del cristianismo, y que quienes los defienden son hijos de la tradición y de la cultura cristiana. Se silencia la labor social de la Iglesia, que actúa sobre los más desfavorecidos, sobre los que nadie quiere o sobre los que ya no interesan desde el punto de vista económico.
Para algunos poderes, y España no es una excepción, la democracia será adulta cuando el catolicismo pierda su implantación sociológica porque así lo exige su «ingeniería social» por encima de la realidad ciudadana. Detrás hay enmascarados nacional-laicismos, totalitarios y nihilistas.
Nada de esto es nuevo; ya lo vimos en tiempo de la Ilustración cuando Voltaire dijo: «Por fin se ha acabado esta antigua Iglesia, vive la humanidad». Y ¿qué sucedió, en cambio? Pues como dice el Papa Ratzinger, la Iglesia se renovó y en el siglo XIX florecieron grandes santos, hubo una nueva vitalidad misionera, docente y caritativa con nuevas congregaciones religiosas. Lo mismo sucedió en el siglo pasado. Hitler dijo en cierta ocasión: «La Providencia me ha llamado a mí, un católico, para acabar con el catolicismo. Sólo un católico puede destruir el catolicismo». Igualmente la gran corriente marxista estaba segura de realizar la revisión científica del mundo y de abrir las puertas del futuro: «La Iglesia está llamada a su fin, está acabada». Son muchos los que han vaticinado el final del cristianismo: ellos han desaparecido y la Iglesia sigue peregrinando «entre las persecuciones de este mundo y las consolaciones de Dios» (san Agustín). Pero «ésta es la fuerza victoriosa que ha vencido al mundo: nuestra fe» (1Jn 4,4-5). Es la vida de Cristo la que vence en su Iglesia. Ella está viva entre nosotros y, en medio de las crisis resurge con nueva juventud y lozanía. No hay que desanimarse, sino mostrar la alegría de ser católico en tiempos de inclemencia. Es urgente recobrar la confianza en la capacidad de la fe para incidir positivamente en la configuración de una nueva cultura. Debemos aprender a no tener miedo, recuperando un espíritu de esperanza y confianza en el Señor que va por delante de nosotros y nos dice: ¡Ánimo, que yo estaré con vosotros hasta el final de los siglos!
Increible artículo, se me han erizado los vellos del brazo. Es muy cierto que muchos han vaticinado el fin de la Iglesia católica, y que esta "los ha enterrado a todos". Un gran artículo que reanima la esperanza en la Fe de Cristo.
España, tierra de María.
Bueno, otra vez que me toca salir a la palestra.
Perdón de antemano a los que esto ofende, pero es que para oir este tipo de tesis ya hay muchos sitios.
Es patente la intención de difundir la idea de que ....son incompatibles democracia con cristianismo.
Ya estamos con los equívocos y con los malentendidos sobre la “democracia”…
Efectivamente, la democracia tradicional (¡¡ojo!! la medieval de las ciudades-estado italianas, o la tradicional de los suizos, o la “castellana” alto-medieval… p.ej,) siempre fue compatible con el cristianismo, sí… porque era una mera forma de gobierno, tan lícita como la monarquía, en tanto que se sobreentendia que se elegían representantes católicos (o un rey católico en caso de monarquía), pero no lícita si hubiera sido para plebiscitar y representar ideologías (algo que es ajeno y contrario a la tesis católica) lo que es precisamente la “democracia” nacida de la revolución francesa
Ahora bien, la democracia “liberal”, la de la Revolución Francesa, que no es una forma de gobierno sino un régimen y una ideología, (pero que todos conocemos hoy como “democracia” a secas) y que tiraniza a los cristianos y a la Iglesia desde entonces, ¿es “compatible” con el cristianismo? Bueno, sí, …pero a costa de aplastarlo con su bota.
Otra cosa son las elucubraciones de los “teólogos” contemporáneos para hacer compatible cristianismo y liberalismo… pero eso es querer la cuadratura del círculo: los demócrata-liberales tienen siempre la sartén por el mango y siguen golpeando duro y a la cabeza a los jerarcas católicos que, estas últimas décadas, confiando en supuestas bondades “demócratas” se habían quitado el casco.
Por supuesto, los obispos parecen creer compatibles “su” idea de democracia con el cristianismo (o sea una pretendida democracia liberal sui generis, o pseudo-liberal, la que han imaginado sus jerarcas y teólogos; no la siniestra que nos envuelve, que es la única “de facto”): el problema es que a los masones eso no les gusta ni les interesa (ni tampoco les conviene, prefieren imaginar una Iglesia rival y enemiga para mantener su particular pin-pan-pun propagandístico “anti-carca”)
Aunque los obispos parezcan vanagloriarse de que sí “son compatibles”, el Magisterio condenó el liberalismo y por tanto condenó esta democracia liberal en que ese liberalismo se plasma, y que (no hay otra) es la que el obispo defiende.
Se olvida o calla que los principios que rigen la vida democrática han nacido del cristianismo, y que quienes los defienden son hijos de la tradición y de la cultura cristiana
Más de lo mismo.Es al revés.
“Los principios que rigen la vida democrática (liberal)” han nacido de la masonería, el enemigo jurado de la Iglesia: esos principios no son sino (dicho más bien teológicamente) la puesta en plural del pecado original, mediante leyes: no son sino la imposición, mediante la demagogia del número y de la cantidad, de leyes pensadas para satisfacer mejor los instintos más bajos de ese ser humano que decide endiosarse haciendo ley de sus propios caprichos y vicios. O sea el "seréis como dioses" de la serpiente en el Paraíso.
Pero tiene razón el obispo en un sentido (y sin proponérselo): que del cristianismo (accidentalmente) nacieron los revolucionarios franceses del siglo XVIII, los primeros masones de los países protestantes, así como Lamennais y su catolicismo liberal, condenado por el Magisterio,( pero “dogma de fe” actualmente en el universo católico).
Si eso es un mérito para los cristianos....
Al obispo, a los obispos, toda esa génesis “cristiana” de la democracia liberal parece como si les emocionara y les indignara su no reconocimiento.
...Pues los masones, a la vista está, no se lo creen... y, curiosamente, los Papas anteriores a Juan XXIII jamás lo hubieran imaginado.
¡¡¡Cuánta "ingenuidad" la de los obispos!!!
Última edición por Gothico; 25/01/2007 a las 01:12
Estoy de acuerdo contigo, Gothico. De todos modos, lo que me gustó del artículo (aunque no estuviera de acuerdo al 100%) era la tesis de que a pesar de los pesares a la Iglesia no hay quien la pare y el cristianismo seguirá adelante cuando todos esos desgraciados ya no estén. Exceptuando esas dos citas, casi todo lo demás yo diría que está bien.
Los que hablan de la "desaparición" de la Iglesia en España deberían (si fueran objetivos) ver que pasa con la decadencia del protestantismo en países como Inglaterra, Escocia, u Holanda donde hay inmobiliarias especializadas en la venta ¡de iglesias!* y tenemos la iglesia-shopping de Edimburgo. Sin comentarios
*Porque ya no va nadie, obvio.
Imperium Hispaniae
"En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."
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