fotos gravemente ofensivas a los sentimientos religiosos de una inmensa mayoría de los españoles.
Señores: una cosa es la BLASFEMIA; y otra cosa son los “sentimientos religiosos”. La blasfemia atenta contra los derechos de DIOS, que son infinitamente superiores a los del “derechos del hombre”.para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa
Ahora bien, (la pregunta del millón): ¿hay algún cristiano (incluído el papa…) que defienda HOY DIA realmente los Derechos de Dios (o de Cristo, la Virgen o los santos)?
Pues así nos está yendo (y lo que nos queda…)
Por otra parte el llamado “sentimiento religioso” es una patraña modernista (en lo religioso) y progresista (en lo social) que lo mismo sirve para un roto que para un descosido. Cualquier “adorador del gato” o de “maradona” o “de los ovnis”, etc, por ejemplo, podría alegarlos para justificar cualquier particular estupidez que le contrariara.
Es una mera ofensa que queda en el ámbito estrictamente humano (y solo para el que se sienta ofendido); y el bien jurídico protegido en tal caso no trasciende de un mero “sentimiento”.
Realmente su esencia es completamente distinta de la esencia de la blasfemia.
Hoy, y desde hace algunas décadas, hay impunidad para la blasfemia en España.
Pero nadie dice ni dirá nada para quejarse de esa situación (otra de tantas y tantas).
Según el Presidente del Centro Jurídico Tomás Moro, «los autores y responsables de ese libro parecen olvidar que tal artículo protege la dignidad humana, ya que la Religión es una parte constitutiva del hombre, es "esencial de la persona,
Discurso políticamente correctísimo, para que a ese Presidente y a su Centro, la jauría izquierdosa no les despedace por su osadía denunciatoria, sí señor… Nada puede alegar contra esas palabras el progresismo, que es de lo que se trata.
Pero al menos ese señor se la juega en solitario, lo que ya es algo.
Porque si hubiera que esperar a que los “pastores del rebaño” hicieran algo contra el lobo, lo íbamos a llevar claro.
A ver qué entendemos por “intolerancia”.Los responsables de estos libros demuestran una intolerancia que creíamos desaparecida y que trajo a Europa, entre los años 1939-1945 las mayores desgracias de las que tenemos memoria».
La tolerancia o la intolerancia en sí mismas, no son buenas ni malas. Dependen del bien o el mal a que obedezcan.
Y contra el mal, la intolerancia siempre es buena; la tolerancia, mala.
¿Y qué tiene que ver la publicación legal de blasfemias con la intolerancia? ¿No tendrá, acaso, más que ver con la tolerancia?
Claro, pero es que se quiere dejar por sentado que la (falsa) libertad del sistema ( la auténtica y única culpable) sí es buena, …pero que se abusa de ella.
Y es que como la tesis correcta (“hay que ser intolerantes con la blasfemia”) es tabú y delito en la democracia liberal, se retuerce dicha tesis, por los católicos, de forma inverosímil para hacerla encajar en los postulados de lo políticamente correcto: o sea, se hace “intolerante” (¡qué "horror"!) …al enemigo, y para más redundancia, se le sataniza… ¿¿como nazi?? (…para que lo “entiendan” los progresistas, claro).
O sea, el católico, en democracia, ya ni puede mencionar que la blasfemia es una ofensa a Dios, y que es un hecho monstruoso y malo en sí mismo. Es decir, podría ...hasta ser algo bueno... pero el caso es que (de momento) "ofende" a una mayoría... (¿Y NO A DIOS?) ...cuando ya no "ofenda" a esos "sentimientos", ...pues entonces ya nada, ¿no es eso?
En fin, es el mismo caso, acostumbrado, de los que en las manifestaciones, disimulando, vocean “libertad en la enseñanza”, cuando lo que quieren decir (pero no se atreven) es: sí a la enseñanza religiosa.
Estos vergonzantes juegos de palabras y equívocos (que evidencian, hasta la náusea, la ausencia incluso hasta de libertad de expresión católica) son el castigo que aquella cacareada “libertad sin ira” (de mediados de los 70) reservaba a la actual ¿libertad? de los católicos que, ingenua y estúpidamente, contribuyeron a crear el monstruo que ahora nos devora.
En fin, creo que cambiando un par de palabras, queda mejor la frasecita:
“los responsables de ese silencio (o sea, los “pastores”, que siempre miran para otro lado en estos casos) demuestran una tolerancia que creíamos desaparecida y que trajo a España, entre los años 1931-1939 las mayores desgracias de las que tenemos memoria”.
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