Votar en conciencia
Nos alegra sobremanera la decidida actitud pastoral de Monseñor Sebastián, Arzobispo de Pamplona y Tudela, en su declaración sobre el voto católico para las elecciones del próximo 27 de mayo. Si bien esas orientaciones se dirigen al pueblo navarro en particular, hay que subrayar, en palabras del propio Monseñor Sebastián, que: "las afirmaciones doctrinales y las orientaciones pastorales de un Obispo no son ni pretenden ser infalibles, pero, para los católicos, sí tienen el valor que les da la comunión expresamente buscada con el resto de los Pastores de la Iglesia, especialmente con el Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, y, sobre todo, la prometida asistencia del Señor a sus Pastores, para favorecer el bien de los fieles y de la misma Iglesia, todo ello al servicio de la sociedad entera, pues el Señor Jesús es Señor y Salvador de todos. "
Cuando Monseñor Sebastián decidió ir por España, dando a conocer las "Orientaciones Morales sobre la situación actual de España" de la Conferencia Episcopal Española, se encontró con el punto de la decisión política del sufragio en nuestro ordenamiento , y se lamentaba que en España no hubiera opciones políticas que recogieran la rica y secular doctrina social de la Iglesia. Y así lo declaraba. El Representante General del Tercio, Francisco Requena, en carta de sincera comunión eclesial, le expuso a Monseñor Sebastián que esas opciones existían, y si bien sus programas podrían gustar más o menos en lo contingente y opinable, no se les podía negar el reconocimiento que las mismas hacían expresamente de la Iglesia como Madre y Maestra, y como ese reconocimiento expreso las relegaba a la marginalidad. El Representante General del Tercio, asimismo, no expuso sólo la opción del Tercio Católico de Acción Política, ni siquiera en primer número de orden, sino que la acompañaba de otras tres referencias más. Monseñor Sebastián, en un gesto que le está convirtiendo en centro de iras y rencores, pero que le está erigiendo como referente moral de un católico de a pie que anda indigente de doctrina, modificó su línea expositiva de la predicación y sin paliativos reconoció el valor de esas opciones, entre ellas, el Tercio Católico de Acción Política.
La conciencia moral, como el propio Catecismo define, es un juicio de la razón por el que la persona humana reconoce la cualidad moral de un acto concreto que piensa hacer, está haciendo o ha hecho. En todo lo que dice y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y recto. Mediante el dictamen de su conciencia el hombre percibe y reconoce las prescripciones de la ley divina. "Retorna a tu conciencia, interrógala. Retornad, hermanos, al interior, y en todo lo que hagáis mirad al testigo, Dios." (S. Agustín).
Por eso, Monseñor Sebastián, en el acto del voto, nos recuerda a los católicos: "El criterio fundamental para configurar la propia conciencia es la obligación de evitar el mal y de favorecer el bien. En temas que afectan a la vida y los derechos de la persona, el criterio básico es el de aceptar y favorecer lo que esté conforme con la ley natural, según una valoración moral apoyada en la misma naturaleza humana que favorece el desarrollo de las potencialidades humanas de acuerdo con el bien de la persona, en verdad y justicia. Según este criterio difícilmente discutible, LOS CATOLICOS TENEMOS CLARO QUE NO PODEMOS APOYAR PROGRAMAS O PROYECTOS POLITICOS QUE AMENAZAN EL DERECHO A LA VIDA de los seres humanos desde su concepción hasta la muerte natural, alteran esencialmente la concepción del matrimonio desprotegiendo la realidad de la familia, debilitan las bases de la convivencia."
El que mal actúa no puede estar alegre ni mostrar alegría. La alegría, como el amor, se difunde por contagio. Desde siempre ha sido una seña de identidad del cristiano, como decía el santo Don Bosco, fundador de la Sociedad de la Alegría: "Tristeza y melancolía fuera de la casa mía."
Por eso, Monseñor Sebastián resume: "para votar responsablemente, es preciso anteponer los criterios morales a las cuestiones y preferencias opinables y contingentes de orden estrictamente político."
Y es cierto, y eso hará que, termina Monseñor Sebastián: "Dios nos ilumine y nos guíe por el camino del buen sentido y de la justicia, pilares de la paz y del verdadero progreso."
Que el acto de votar no se convierta en la triste desesperanza del que, alejando a Dios de su vida, se cree feliz siendo el más desgraciado de los seres, sino que actuando correctamente podamos decir:
"La alegría de votar en conciencia", que es un bien necesario y además es posible.
Gracias al Buen Pastor.
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