Ermita del Rocío (Almonte, Huelva)
Leyenda e historia:
(Tomado de Juan José Oña y José Luis Gozálvez, Huelva, Everest, 1991)
Cuenta la leyenda que, en el siglo XV, un pastor vecino de Almonte, encontró en el hueco de un tronco la hermosa imagen de una Virgen. El esfuerzo por sacarla de tan singular altar y el peso de la jornada hicieron que quedase dormido en el camino de regreso al pueblo. Al despertar, la imagen había desaparecido. Puesto a buscarla, la encontró de nuevo en el mismo tronco donde la halló por primera vez. Alertadas las autoridades y el pueblo de Almonte, se trasladaron al lugar, adoraron la imagen y, en tanto se erigió una ermita en aquel sitio, la llevaron en procesión hasta el pueblo en donde quedó custodiada.
En el camino real que unía las posesiones del Condado de Niebla con los dominios gaditanos de los Medinasidonia, se levantó la ermita bajo la advocación de Nuestra Señora de las Rocinas.
Sobre 1580, ya funciona regladamente la Principal Hermandad de Almonte, y durante el barroco se crean varias hermandades filiales en distintos pueblos de los alrededores. A mediados del siglo XVII, la Virgen es proclamada Patrona de Almonte y comienza a ser llamada con el nombre que sintetiza la vocación mariana del andaluz: Virgen del Rocío. A principios de este siglo es coronada canónicamente por el entonces cardenal arzobispo de Sevilla, Don Enrique Almaraz y Santos.
La primitiva ermita medieval, impelida por la necesidad de aumentar su capacidad, conforme crecía la devoción popular, ha ido sufriendo modificaciones a lo largo del tiempo. Incluso llegó a ser demolida en dos ocasiones (una por el terremoto de 1755 y, otra, en 1963, debido a su mal estado) y levantado de nuevo en otras tantas. Lo última remodelación comenzó en 1963, ampliando de nuevo su capacidad y confiriéndole su espléndido aspecto actual.
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