Islam y pedofilia en Gran Bretaña
Lancashire
Pedido de reglas estrictas en las escuelas, que reciben cada día a alrededor de 250 000 niños musulmanes para darles clases sobre el Corán
Marco Tosatti
Roma Las escuelas islámicas británicas (madrazas) enfrentan más de 400 acusaciones de abusos sexuales en los últimos tres años, de acuerdo con una investigación llevada a cabo por la BBC; sin embargo, solo unas pocas de estas causas ha llevado a una indagación judicial con final exitoso. Esta situación ha conducido al pedido de un estatuto que regule formalmente la actividad de estas escuelas, que reciben cada día a alrededor de 250 000 niños musulmanes para darles clases sobre el Corán. La situación parece ser de tal gravedad que el presidente del Consejo de Imanes y Mezquitas del Reino Unido dijo que trataría el problema con carácter de urgencia.
Un problema dentro del problema es el que tiene que ver con el comportamiento de las comunidades y de las familias de los niños víctimas de los abusos. En muchos casos, las familias fueron sometidas a fuertes presiones con el fin de que no acudieran a la magistratura o que incluso se abstuvieran de presentar siquiera una protesta o una denuncia formal dentro de la escuela. Y, según un magistrado, las cifras citadas representarían solo la punta del iceberg, de dimensiones mucho mayores.
Un programa de la BBC Radio, File on 4, preguntó a más de doscientos exponentes locales en Inglaterra, Escocia y Gales, sobre la cantidad de casos de abuso físico o sexual que habían recibido, o que se hubieran hecho públicos en los últimos tres años. Ciento noventa y uno de éstos accedieron a proporcionar información, lo que dio a conocer un total de 421 casos de abuso físico. Pero solo diez de estos episodios llegaron a la magistratura; y solo dos concluyeron con una imputación. Los diferentes Consejos han revelado también que hubo treinta denuncias en las escuelas complementarias islámicas, denuncias que llevaron a cuatro indagaciones judiciales, pero solo a una imputación.
El responsable en ese caso era Mohammed Hanif Khan, un imán de Stoke-on-Trent, que fue condenado a 16 años de prisión en marzo de este año por haber violado a un niño de doce años y haber acosado sexualmente a un joven de quince. Algunas de las autoridades locales contactadas afirmaron que la presión de las comunidades islámicas obligó a las familias a retirar las denuncias. En un caso de abuso físico en Lambeth, dos miembros del equipo de una mezquita fueron acusados de haber agredido a niños con lápices y un cable telefónico. Más tarde, sin embargo, las víctimas se negaron a continuar con la denuncia, y con el pedido de justicia.
En Lancashire, la policía agregó que niños de seis años dijeron haber recibido golpes en la espalda, haber sido abofeteados y pateados, y que les tiraron del cabello. En muchos casos, los alumnos declararon haber sido golpeados con bastones u otros objetos. Y lo que resulta más preocupante es que la cantidad de episodios de violencia, sexual o de otro tipo, parece ir en constante aumento. Es un elemento que se verifica gracias a los datos proporcionados por las autoridades locales, que los dividieron por año. En el 2009, las denuncias por abusos fueron 89; en el 2010, se duplicaron, y alcanzaron las 178; en los primeros nueve meses de este año, el número llegó a 146, lo que hace prever que para fines del 2011 se llegará a los 200 casos.
La población musulmana en Gran Bretaña es de alrededor de dos millones y medio de personas, y más de la mitad de ellas tiene menos de veinticinco años. La cantidad de madrazas está creciendo rápidamente, precisamente gracias a esta fuerte población juvenil, y los niños pasan en ellas aproximadamente diez horas por semana, aprendiendo a recitar el árabe del Corán, es decir, el árabe clásico.
Estas cifras, que representan un verdadero impacto a nivel de opinión pública, han hecho que Mohammad Shahid Raza. presidente del Consejo de Imanes y Mezquitas del Reino Unido, creado por las organizaciones islámicas para elevar el estándar de los servicios ofrecidos por las instituciones religiosas, afirme que tratará la cuestión como un problema de urgencia. «Estas cifras son muy, muy alarmantes —declaró—. No existe justificación alguna para castigos de este tipo dentro de nuestras mezquitas ni de nuestras escuelas. No sé cuánto pueda estar difundida esta práctica inaceptable, pero es nuestra responsabilidad hacer que aquellos que conducen las mezquitas entiendan que vivimos en una sociedad civilizada, y que esto es inaceptable, en cualquier caso.»
El presidente declaró que deseaba que el problema se tratase sobre la base de una autorreglamentación, pero existen pedidos de acción por parte del gobierno. Un líder de la inteligencia musulmana en el país, Ghayasuddin Siddiqui, dijo que existen muchas organizaciones no reglamentadas que abren madrazas en el Reino Unido, la mayor parte en las mezquitas, pero algunas en garajes, bares abandonados o casas privadas. Y los abusos son demasiado comunes. «Estamos destruyendo la vida de nuestros jóvenes», declaró a la BBC. «Es necesario poner en vigor un sistema que asegure no solo que allí solo se enseñe, sino que no haya abusos ni sexuales ni físicos.» Según Nazir Afzal, procurador jefe de la Corona en Inglaterra noroccidental, las cifras proporcionadas por la emisora británica «han sido significativamente subestimadas». «Tenemos el deber de hacer que las personas tengan confianza y denuncien. Si hay una víctima, habrá otras, y por este motivo es esencial que todas salgan a la luz, que los padres las apoyen y que quien sea responsable de la justicia criminal tome en serio estos incidentes.»
El castigo corporal es legal en un ambiente religioso, pero solo si no excede un «castigo razonable». Un informe oficial, publicado el año pasado, pedía la prohibición legal de esta práctica, pero al pedido no le siguió acción alguna. Sir Roger Singleton, autor del informe, después de nuevos hallazgos, declaró: «No nos encontramos frente a casos aislados. Y me preocupa el hecho de que a las denuncias no les siga un número aún mayor de indagaciones judiciales».
Que no se trata de un problema aislado, ni que concierne solo a Gran Bretaña, resulta evidente por la intervención llevada a cabo en tiempos insospechados por Shaista Gohir, directora ejecutiva de la Red de Mujeres Musulmanas en el Reino Unido, que en el periódico Guardian condenaba «la hipocresía de los abusos a niños en muchos países musulmanes».
Escribe Shaista: «Algunos musulmanes aman condenar la inmoralidad occidental: alcoholismo, desnudez, sexo prematrimonial y homosexualidad, todos citados como ejemplos. Pero los musulmanes no tienen un monopolio sobre la moralidad. En Occidente, el matrimonio con los niños y el sexo con los niños son ilegales. Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de muchos países musulmanes». Gohir cita el caso de los «bacha bazi» de Afganistán, niños comprados a familias pobres, vestidos de mujer y obligados a bailar en fiestas y festines antes de ser utilizados sexualmente. En un país que no solo condena sino que castiga la homosexualidad entre adultos, «hombres que sodomizan niños no son considerados homosexuales ni pederastas. No es un fenómeno restringido a Afganistán: la pederastia homosexual es común en el vecino Pakistán.» Y concluye: «Me pregunto cómo pueden los musulmanes quedarse en silencio frente al abuso sexual de los niños.»
http://vaticaninsider.lastampa.it/es...l-escola-9280/
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