Re: Estado de Israel = Estado Criminal
Hace muchos años cuando mi mujer y yo tomamos la decisión de casarnos, fuimos a buscar a un Padre Franciscano que era muy amigo de mis padres. Nuestra tristeza fue enterarnos que había fallecido. Él ya estaba retirado en San Francisco el Grande y había sido Procurador general para los Santos Lugares. Tenía tomado el nombre "Isaías de Andrés", y ante la pregunta que mis padres le habían hecho acerca de como eran judíos y palestinos, él respondió en más de una ocasión: "mala gente, son todos mala gente".
Jasarhez deja de usar enlaces como el anterior con la opinión del Patriarca Emérito de Jerusalém para reforzar tus opiniones. Lo que dice ya lo sabemos, pero lo que no dice es que NO ES TODA LA FRANJA DE GAZA, sino sólo la zona Norte controlada por HAMÁS. La zona Centro Y Sur está tranquila, relativamente tranquila, porque son las zonas controladas por la autoridad nacional palestina. No ha sido HAMÁS la que logró que la Franja de Gaza obtuviese su estatus, como no va a ser dicha organización TERRORISTA la que logre más objetivos que masacre tras masacre.
El problema no es que Israel no acepte un Estado palestino, sino que a cambio lo que se pretende es la destrucción de Israel. Ni con Juan Manuel de Prada, que ni es mi padre, ni es el Papa, a favor de lo que dices, se puede cambiar la Historia y las intenciones de TODOS los actores que intervienen en Oriente Medio. Cuando se lleva negociando casi un siglo sobre cómo resolver un problema que NO TIENE SOLUCIÓN, no se va a lograr nada y menos con posturas maniqueistas, falaces muchas veces cuando no injustas, porque el problema de extiende a la calle y enciende los ánimos de gentes que no tienen relación alguna con el conflicto. Cuando lo mismo que los políticos, los periodistas también encienden los ánimos en lugar de explicar racionalmente la situación.
Lo que hace Israel es una masacre, pero lo que hace HAMÁS es dar conferencias sobre como criar hortensias y para eso tiene un arsenal de 5000 cohetes (lo dicen ellos y presumen). Prueba a contar hasta cinco mil, prueba a hacerlo sin caer en el desánimo, porque cada número que digas se referirá a un artefacto explosivo que también mata gente. No, las cosas no son blancas ni negras, hay muchos grises entre medias y hay dos cosas que no son de recibo: la ocultación de la maldad de una de las partes (HAMÁS) al tiempo que delatas la de la otra; y, ese pensamiento único que si practicas y que lleva a que casi de miedo a expresar una postura que no coincida con la tuya. Así que no me vengas con malos rollos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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