No has de pensar, hermano Julio Cesar, que todos los islamistas son fuertes en su fé, arraigados en su credo, y practicantes consuetudinarios. Los hay también tibios, vacilantes y desencantados.
Es ahí donde debemos atacar.
Tengo una idea que puede pareceros peregrina, pero que tal vez aplique a estas conversiones en masa: Cuando se pretendía atraer a una comunidad al catolicismo, se buscaba primero convencer al miembro más respetado, al más oído por su gente. Converso éste, la tarea de hacerse oír por los demás miembros era mucho más fácil, y más grandes los frutos.
No lo afirmo: pero, y si así fuera?