30 años han tenido que pasar para que los algunos de los responsables de uno de los peores genocidios del siglo XX, el de Camboya , se sienten ante un tribunal. Este martes ha comenzado el proceso contra uno de los líderes de los Jemeres Rojos en un Tribunal Internacional, auspiciado por la ONU, y otros cuatro esperan su turno. Sin embargo, será un proceso descafeinado pues el principal responsable de aquella atrocidad el líder Pol Pot, jamás llegará a responder por sus crímenes.
Los Jemeres Rojos, liderados por Pol Pot, lideraron entre 1975 y 1979 un régimen de corte maoísta en Camboya. Su ideología mezclaba una interpretación muy particular y de extrema izquierda del maoísmo, centrándose en su exaltación del campesinado, con las ideas anticolonialistas propias de las guerras de liberación nacional.
El régimen prohibió todo signo de modernidad en el país. Las ciudades fueron desalojadas por la fuerza y los camboyanos fueron obligados a trasladarse a campos de trabajo. Según las cifras que se manejan, la población de la capital, Phnom Penh, descendió de dos millones a 25.000 en sólo tres días.
El dinero quedó prohibido y el banco central desapareció. También se prohibieron los coches y el carro de bueyes fue instaurado como vehículo oficial del país. Los Jemeres Rojos abolieron la propiedad privada, prohibieron la religión, aislaron al país cortando las comunicaciones con el exterior y eliminando el servicio postal, suprimieron la educación y clausuraron los hospitales.
Todas aquellas que llevaban gafas o que hablaban un idioma extranjero o los que tenían una enseñanza superior debían ser "reeducados" y muchos fueron asesinados por ser considerados enemigos de la revolución que lideraba Pol Pot.
Un genocidio sin explicación
Pol Pot murió en la selva exiliado y sin haber explicado el por qué de aquella campaña sistemática de muerte. Este martes en la que fuera capital de su régimen de terror se sentará Kaing Guek Eav, conocido como el camarada Duch, de 66 años, fue el comandante de la prisión de Tuol Sleng, por la que pasaron unas 14.000 personas para ser interrogadas, torturadas, y ejecutadas entre los muros del recinto o en el campo de exterminio de Choeung Ek, a unos 15 kilómetros de Phnom Penh.
Mataron a mi mujer y mi hijo. Incluso mataron a niños de tan solo meses de edad
Duch tendrá que afrontar casos como el de Chum Manh, quien ahora tiene 78 años. Era mecánico cuando fue detenido por las autoridades del régimen. Acusado de ser espía de la CIA, fue encerrado en una celda minúscula, con espacio sólo para una cama, encadenado con grilletes y torturado casi a diario. "Una vez me fustigaron 200 veces con alambres electrificados", afirma.
"Mataron a mi mujer y mi hijo. Incluso mataron a niños de tan solo meses de edad", añade Chum, quien señala que el "odio" que siente hacia los Jemeres Rojos le hace desear que ejecuten a Duch, pero remarca que esto "no es aceptable" en el budismo, la religión que practica. Por lo tanto, cree que el tribunal debe ser "indulgente" con el ex director de la prisión S-21 si éste "cuenta la verdad sobre el régimen".
Los Jemeres Rojos mataron a un cuarto de la población del país
No fue el único, entre abril de 1975 y enero de 1979 unos 1,7 millones de camboyanos por consecuencias directas o indirectas de la represión de los Jemeres Rojos. O lo que es lo mismo, el régimen eliminó a una cuarta parte de la población del país en aquella fecha.
Tras Duch pasarán por el banquillo el ex viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Ieng Sary, de 83 años, su esposa, Ieng Thirit, de 76 años, quien era titular de Asuntos Sociales, y el que fue presidente del régimen, Khieu Samphan, de 77 años.
Un genocidio olvidado ante la justicia
Los 17 juristas, camboyanos y de otras partes del mundo,que forman el tribunal tendrán la responsabilidad de impartir justicia y de hacer recordar a un pueblo dormido lo que sucedió hace sólo tres décadas.
Cuando preguntamos a los estudiantes acerca del genocidio de los Jemeres Rojos, no creen en ello y creen que se trata de ficción
"Cuando preguntamos a los estudiantes acerca del genocidio de los Jemeres Rojos, no creen en ello y creen que se trata de ficción", explicó el viceministro de Educación de Camboya, Ton Sa Im. "Pero ahora, cuando ven que Naciones Unidas ayuda a Camboya a llevar a juicio a los Jemeres Rojos, comienzan a creérselo", añadió refiriéndose este proceso judicial.
Esto y un libro de texto que hará que por primera vez se estudie el genocidio en los institutos del país intentarán enseñar a una población de 14 millones en la que más de la mitad nació después del fin del régimen.
http://www.20minutos.es/noticia/4509...mboya/jemeres/
Esperemos que este sea el primer paso para una larguísima cadena de juicios contra el marxismo en cualquiera de sus vertientes y en todo el mundo. Aún falta la justicia que reclaman otros 148 millones más que también fueron asesinados. En España los genocidas tienen nombre y apellidos y algunos todavía están vivos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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