Lo que publicó la prensa sevillana
LA UNIÓN
Diario católico tradicionalista
(16 de abril de 1934)
La jira campestre
A las once de la mañana apenas quedaban excursionistas por trasladar al lugar donde había de celebrarse la solemne entrega de la bandera a los requetés, y a la fiesta taurina y almuerzo.
En camiones (muchos impacientes jóvenes a pie), y los del requeté en autos particulares, todos fueron transportados al lugar señalado para el acto.
El reporter, amablemente invitado por el admirado director del "Diario Católico" de Jaén, señor Ureña, ocupó un asiento en su coche.
El Quintillo. Emocionante acto de la entrega de la Bandera al Requeté
Cuando llegamos a Quintillo -cuya finca había sido cedida muy galantemente por sus dueños para festejar a los jóvenes tradicionalistas con motivo de la entrega con motivo de la entrega de la bandera a su Requeté-, presentaba un aspecto deslumbrador. Imposible reflejar en su exacta justeza el grado de emoción que embargaba a los presentes, todos simpatizantes y fervorosos amantes de la cuasa de la Tradición, en un día tan luminoso, congregados en franca camaradería ricos y pobres, figuras destacadas de la Comunión, generales, diputados, viejos senadores, recibiendo el saludo de la juventud tradicionalista sevillana.
La fiesta deportiva resultó agradabilísima para cuantos tuvieron la dicha de presenciarla. Incansables los requetés por demostrar sus aptitudes y disciplinados en su actuación, causando la admiración de propios y extraños.
Estaban representados en la fiesta los requetés de Huelva, Cádiz, Jerez, Sanlucar la Mayor, Puerto de Santa María, Orihuela, Murcia, Córdoba, Jaén y el de Madrid, que también envió una nutridísima representación de jóvenes.
El General Díez de la Cortina pasando revista al Requeté de Sevilla
La entrega de la Bandera. Un momento de gran emoción. La presencia del General Díez de la Cortina, es acogida por los requetés con un respetuoso saludo.
Al llegar cerca de donde evolucionaban los requetés el general del ejército carlista, señor Díez de la Cortina, los requetés hicieron un alto en sus ejercicios deportivos y saludaron, como cumplía su elevada categoría en la Comunión Tradicionalista, al anciano general.
Seguidamente, el padre Pereda bendijo la bandera que en sus manos mostraba orgullosa la señorita Pilar Campo Rey, madrina en el solemne acto del Requeté sevillano, en representación de la serenísima Baronesa de Sangarren; y mientras tocaba la banda del Requeté el Himno de Oriamendi, admirablemente ejecutado por los jóvenes profesores, dio lectura a unas cuartillas que dicen así:
"¡Boinas Rojas! Es piadosa costumbre en España la bendición de las banderas de los ejércitos antes de entrar en la batalla, desde que en el siglo xv mandó bendecirlas por primera vez el católico Rey de Castilla don Juan II.
Si toda bandera es como el retrato de la madre, la bandera bendecida es, además, atributo de la religión.
Esta que os entrego, en nombre de la ilustrísima señora Baronesa de Sangarren, que imposibilitada de venir, me ha honrado con su representación, lleva el sacrosanto signo de la Redención. Esta es la cruz que Iñigo Arista, el primer Rey católico de la Reconquista, vió refulgente en el cielo antes de un combate con la morisma, y alumbrado con sus resplandores peleó bravamente y triunfó.
Os entrego, por tanto, un símbolo de la Patria, bendecido por nuestra religión y que lleva en su más excelente lugar el signo augusto de la Cruz.
Pero mirad como la Cruz no se os presenta sola, sino que está rodeada de las tres flechas que la sostienen y la defienden. Son las flechas anagrama de don Fernando el Católico, y que representan: la primera, la unidad religiosa; la segunda la unidad nacional, y la tercera, la unidad de mando; o sea, la Monarquía , porque en España no se concibe la Cruz como no esté sostenida por el brazo fuerte de los Reyes que supieron poner su poder al servicio de Dios y su corazón al amor de sus súbditos.
No creais que en España puede sustentarse la Cruz Redentora de Jesucristo sobre las falsedades de las democracias republicanas. Cruz y flechas, que es como decir "Rey para Dios".
En el anverso se os presenta el escudo de Sevilla, en el que tan hermosamente se hermanan la religión, representada por nuestros ilustres Prelados San Leandro y San Isidoro, y la monarquía representada por el Rey Santo. Pero también se hermanan estas dos representaciones con la lealtad de Sevilla a su legítimo Rey.
Veíase el Rey Alfonso X dejado de casi toda España, que se había puesto de parte del hijo rebelado, y sólo en Sevilla encontró los caballeros fieles y esforzados que defendieron sus derechos, que poco después él mandó respetar y acatar.
Emprended, boinas rojas sevillanos, la campaña de Sevilla leal a los Reyes de España, para bien de la Patria y gloria de Dios; la campaña de la restauración de la Monárquía católica.
Salga de aquí, guiado por esta enseña, el movimiento restaurador, para que mientras tantos niegan sus juramentos y se acomodan a los poderes tiránicos, el Requeté sevillano perpetúe para Sevilla su gloriosa divisa, y de ella siempre pueda decir el Rey el no me han dejado."
Una atronadora ovación subrayó las últimas frases de la exquisita alocución, admirablemente expresada por la señorita de Campo Rey. La banda del Requeté apretó una vez más sus compases con el himno de las boinas rojas.
La señorita Pilar Campo Rey con el banderín del Requeté de Sevilla, en representación de la madrina señora Baronesa de Sangarren, y a su izquierda el general Díez de la Cortina.
La contestación del Jefe de las fuerzas del Requeté
El jefe instructor de las fuerzas del requeté, contestó a la alocución de su madrina con el siguiente y respetuoso discurso:
"Hemos entendido, ilustre madrina de este Requeté, todo el significado de este bendito símbolo que nos habeis entregado, y medimos toda la responsabilidad que sobre nosotros habéis cargado al hacernos depositarios del mismo.
Sabemos, por tanto, que el acto de recibirlo envuelve toda la fuerza de un sagrado juramento, que prestamos ante Dios, mirando a la Patria y, como caballeros, poniéndolo en las manos de una ilustre madrina, representada aquí dignísimamente por una distinguida señorita, tan fervorosamente tradicionalista.
Es el juramento de fidelidad al rey, como instrumento adecuado para los designios del sagrado Corazón en España, como el único medio para salvar esa sociedad que se desmorona, como el único sostén eficaz de la Patria más gloriosa del mundo.
Esta Cruz triunfó en nuestras guerras, porque fueron nuestras guerras, como fué orientada toda nuestra historia, para la Gloria de Dios; y esa Cruz será la que triunfará en España, porque esta Comunión santa de los buenos españoles sólo quiere restaurar la Monarquía para servir a Dios, convencida como está, por la experiencia de un siglo, de que toda la democracia y todo el mecanismo liberal sólo puede sewrvir para lo que es medio: para perder a las almas con sus libertades y poner a los poderes públicos en frente de Dios.
Queden tranquilas nuestras ilustres madrina y su distinguida representante, que con nuestra gratitud reciben nuestra promesa más firme de que antes morir que servir a instituciones políticas liberales, enemigas de España y de Jesucristo; antes morir, con la honra, con que supieron morir tantos héroes de nuestras guerras. Nos juntamos en estas filas, prontos a acudir a la lucha cuando el momento llegue, para que delante de todos los estandartes leales vaya como el más leal y más fiel, este bendito guión de la victoria.
Morir no importa si esa Cruz, con los resplandores milagrosos que un Rey español viera en el cielo, alumbre nuestro aliento, que será con el nombre santo de Jesús, el nombre bendito de la Patria española."
Presentación del Banderín a los requetés sevillanos equipados con uniforme de campaña.
La entrega
La magnífica bandera que sobre raso blanco bordaron distinguidas señoritas de Guipúzcoa, fué puesta en manos del abanderado del Requeté sevillano. El momento resultó solemnísimo. Los requetés recibieron con la emoción que el caso requería la preciada enseña.
Recibido el Banderín por el Requeté, el Jefe Regional del Requeté de Andalucía Occidental, Comandante don Luis Redondo, contesta al discurso de la madrina.
El entusiasmo de la comisión madrileña.
Tuvimos ocasión de hablar con uno de los representantes de la Juventud Tradicionalista madrileña, llegados a Sevilla para asistir al acto. El joven Amezúa nos dice:
-Esto es algo maravilloso. Sevilla es la cuna del Requeté español, pues si en el Norte ya existe arraigado como algo consustancial con las costumbres de nuestra Comunión, en el resto de España esta manifestación de los requetés sevillanos es toda una revelación. ¡Si en Madrid los vieran! Ya nos encargaremos de decirles a todos los compañeros de Madrid la emoción que en este momento inolvidable nos ha producido y la pujanza del Requeté sevillano.
-¿...?
-Una media centena formamos la representación madrileña. Entre ellos, el presidente de la Juventud, González de Gregorio; Lucendo, Rodríguez (deportado que fué a Villa Cisneros); F. Pérez (hijo); Cobián... y muchos de nuestros más destacados militantes jóvenes.
-¿...?
-Es maravillosa la resistencia de los requetés de Sevilla. Con la alta temperatura que acompañó a estos actos y los ejercicios de estos muchachos, parece que podían quedar rendidos, y ya los ve: todo lo contrario. Ahora mismo se ocupan en colocar las mesas y servir el almuerzo, como si su obligación fuera el agotar sus energías en obsequio de sus hermanos de otras provincias y de los invitados. Claro que el elogio más sincero podía dedicarse (si no hiriésemos su modestia) al incansable jefe de la Comunión del sur de España y África, don Manuel Fal, que ha sabido forjar diputados requetés y propagandistas de nuestra Causa, y que es uno de los más destacados jefes que registra la Historia del Tradicionalismo Español.
Formaban el Requeté de Sevilla 300, y los grupos de otros Requetés representados, cerca de 350.
La Banda
Bajo la dirección del experto don Hilario peral, la banda del Requeté, compuesta de 25 músicos y de ocho cornetas y tambores, dirigidos por el "Tubero", se acreditó de organizada y capacitada.
Uniformados igual que el Requeté, y desfilando gallardamente, como durante el almuerzo tocando escogidas composiciones, mereció varias ovaciones.
El almuerzo
Ante todo fué bendecida la mesa. Fué sobrio, pero sustancioso y bien condimentado. Una comida campera, adecuada al ambiente y a la ocasión. Presidía la mesa la señorita de Campo Rey, con los diputados señores Martínez de Pinillos, Zamanillo, don Luis de Arellano, don Jesús Comín, don José María Lamamié, don Ginés Martínez, don Domingo Tejera, y el senador y vocal del Tribunal de Garantías, don Victor Pradera. También se sentaron el jefe de la Comunión andaluza, señor Fal, y el presbítero, señor Pereda.
Durante el almuerzo, la banda del Requeté no cesó de interpretar escogidas composiciones.
A más de un millar de comensales sirvieron los cocineros tradicionalistas, pues el Requeté se encargó de todo lo concerniente al menú y a su distribución.
El festejo taurino
Dos becerras se encerraron; una de la ganadería de don Esteban González, donada por el entusiasta tradicionalista don Antonio Jones, hijo político del acreditado ganadero. Mucho se distinguió toreando el joven Angel Prados.
Merece capítulo aparte la labor del joven requeté Campos, "Campitos", que no cesó de recibir ovaciones por su exquisita manera de torear con el capote y la muleta.
De auxiliares estuvieron bregando toda la tarde los profesionales "Isla" y don Angel Monasterio, novillero pundonoroso.
Los requetés "lidiando" una de las becerras
Una rifa original
Durante la lidia de las becerras se celebró una rifa que, por su originalidad, mereció el regocijo de cuantos la presenciaron. se rifaron "mil pesetas" y a "duro la tirada", contribuyendo los más pudientes y entusiastas de la Comunión Tradicionalista.
Fueron agraciados con primero, segundo tercero y cuarto premios, entre otros lo señores Lamamié, Pradera, Zamanillo, Martínez de Pinillos, Alvear, Fal Conde, García Porres, Checa, Matute, Conde de la Cortina, García Verde...y otros muchos. (El primer premio era de 250 pesetas y los restantes en progresión descendiente hasta 25, que era el cuarto).
La originalidad de la rifa estribaba en que los "agraciados" eran reconocidos como tales por la concurrencia, pero se veían obligados por su "agradecimiento" a cotizar una cantidad equivalente al premio para los fondos del Socorro Blanco.
Hubo las escenas humorísticas que es de suponer, y se aplaudió el humor de los jóvenes organizadores de la original rifa.
Las papeletas no tenían número, porque de antemano estaban adjudicados los premios.
El Desfile
A las cuatro de la tarde -y como el tiempo apremiaba para la asistencia al mitin en el local social- se organizó el desfile de la nutridísima concurrencia. Pasaron del millar los que asistieron a la reunión en Quintillo. Con el orden y entusiasmo que se había penetrado en la finca del señor Anastasio Martín, que con su acostumbrada hospitalidad atendió a todos.
Un elogio a los simpáticos Pelayos
Merece capítulo aparte la nutridísima representación de los pelayos -vivero de futuros requetés-, que se sumaron al trabajo y sacrificio de sus hermanos mayores, dando al acto una faceta de prometedora savia tradicionalista.
EL CORREO DE ANDALUCÍA
Diario católico
(16 de abril de 1934)
Una jira en el Quintillo
A las once de la mañana se celebró en el cortijo Quintillo una gran jira campestre, para hacer entrega de un banderín al Requeté de Sevilla. El campo presentaba un brillante aspecto por la gran cantidad de personas que había, confundidos todos, ricos y pobres, y los viejos, senadores y diputados del partido, veteranos de la última guerra carlista, y las personalidades más sobresalientes de la Comunión Tradicionalista, con el jefe regional de Andalucía, don Manuel Fal Conde.
Los requetés, con sus boinas rojas hicieron una evolución, mostrando una admirable disciplina, y desfilaron a los acordes de la marcha de Oriamendi por delante del antiguo general carlista, don José Díez de la Cortina, que asistía al acto emocionado.
Entrega de la Bandera
Después, formados correctamente, los requetés recibieron la bandera que les regalan las margaritas de Sevilla, artísticamente bordados los emblemas de la Tradición. Fué madrina la señorita Pilar Campo Rey, y, después de bendecida la enseña, se la entregó, dirigiéndoles unas palabras vibrantes, recordando que desde los tiempos de Juan II de Castilla había la costumbre de bendecir las banderas antes de entrar en combate. Dijo que, en representación de la Baronesa de sangarren, les entregaba la bandera, que tenía al reverso el escudo de Alfonso X a Sevilla.
La madrina fué ovacionada, mientras la banda del Requeté ejecutaba una marcha entre atronadores aplausos.
El jefe de los requetés de Sevilla contestó dando las gracias por la entrega de la bandera, y dijo que la defenderían todos con entusiasmo y ardor.
Después se sirvió el almuerzo en medio de gran entusiasmo, presidiendo las autoridades y diputados del Partido.
Drespués se celebró una fiesta taurina, en la que muchos jóvenes torearon unas vaquillas, sobresaliendo algunos que daban buenos pases.
A las cinco de la tarde se inició el desfile, para asistir a la bendición e inauguración del Centro.
ABC de Sevilla
Diario alfonsino, monárquico liberal.
(17 de abril de 1934)
Con motivo de inaugurar el local nuevamente adquirido por la Comunión Tradicionalista de Sevilla, tuvieron lugar en el día del domingo diversos actos, todos los cuales se vieron brillantemente realizados
Por la mañana, y después de una misa de comunión, se trasladaron numerosísismos afiliados al cortijo del Quintillo, donde tuvo lugar primeramente una fiesta deportiva que resultó agradabilísima, y en la que intervinieron representaciones de los Requetés de Cádiz, Huelva, Jerez, Sanlúcar la Mayor, Puerto de Santa María, Orihuela, Murcia, Córdoba y Madrid.
Terminados los indicados ejercicios, se procedió a hacer entrega de un banderín al Requeté sevillano, siendo madrina del mismo la señorita Pilar Campo Rey, en representación de la Baronesa de Sangarren. La banda del Requeté interpretó el Himno de Oriamendi, y la masrina de la bandera leyó unas vibrantes cuartillas, a las que contestó con un sentido discurso el jefe de las fuerzas del Requeté al hacerse cargo de la enseña.
El momento resultó de una solemnidad extraordinaria.
Almuerzo, festejo taurino, rifa y desfile.
Terminado el acto enterior, tuvo lugar una comida al estilo campero, durante la cual la banda del Requeté interpretó diversas piezas musicales, y después se celebró un festival taurino, lidiándose dos becerras de don Esteban González. Durante la celebración de éste se rifaron mil pesetas, a duro el número, pero distribuidas en premios de distinta cuantía y con la condición de que los agraciados tenían que cotizar para el Socorro Blanco cantidad igual a la lograda por el sorteo. Excusado es decir que la originalidad de la rifa dio lugar a graciosísimos comentarios.
A las cuatro de la tarde se inició el desfile con el orden y entusiasmo que en todo momento animó a los numerosísimos concurrentes.
Comida campera en el cortijo de Quintillo
El Liberal
de Sevilla, diario republicano.
(16 de abril de 1934)
Con motivo de la inauguración y consagración de los nuevos locales, los tradicionalistas celebraron ayer diversos actos, que culminaron en un mitin. Por la mañana, los diputados invitados y requetés asistieron a la entrega de una bandera en el cortijo Quintillo, del término de Dos Hermanas.
Después de los discursos de la madrina, del diputado señor Lamamié de Clairac y del general Díez de la Cortina, los boinas rojas uniformados desfilaron ante los jefes.
Más tarde tuvo lugar un festival taurino en el que participaron las juventudes, y un almuerzo campestre.
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