Esta noticia es de hace tres años. Al final, la encantadora placita del barrio de Santa Cruz siguió llamándose como siempre, pero el ayunta-miento socialista siguió con sus actitud revanchista cambiando nombres de calles para confundir a la gente, cuando la mayoría ni siquiera sabían por qué tal calle se llama de cual manera. Por supuesto, el actual ayunta-miento del PP no ha restituido los nombres originales de las calles. En fin, es una pena. El callejero de Sevilla está lleno de calles con nombres infames. Ya no son solo los nombres de los políticos liberales de ingrata memoria que continuaron vigentes en el callejero durante el franquismo. Ahora tenemos una Avenida Carlos Marx, calles dedicadas a José Díaz, Indalecio Prieto y muchos más. Ah, y desde el siglo XIX abundan las calles que aluden a batallas de las Guerras Carlistas ganadas por los liberales. Urge una reforma del callejero, sí, pero como Dios manda. De todos modos, alegra ver que a veces hay algunos sevillanos que reaccionan a los cambios arbitrarios de nombres de calles. He aquí la noticia de ayer, curiosamente referida al mismo individuo al que hace tres años le quisieron dedicar la Plaza de la Alianza:
Piden que la calle Indalecio Prieto vuelva a ser Tomás de Ibarra
Las asociaciones de vecinos Barrio de Santa Cruz, Casa de la Moneda y Barrio del Arenal han dirigido un escrito al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, en el que reclaman que la calle Indalecio Prieto recupere su antiguo nombre, Tomás de Ibarra.
En el escrito, los vecinos recuerdan que desde junio de 2010 han remitido varios documentos al Ayuntamiento. Alguno de ellos acompañados por un centenar de firmas, mostrando su oposición a que esa calle pasara a denominarse Ministro Indalecio Prieto, en recuerdo del que fue presidente de la II República. En esas cartas, se consideraba como un sinsentido que enfrente del edificio de la Delegación Provincial de Hacienda exista un rotulo con la leyenda «Antigua calle de Tomás de Ibarra», con el nombre del ministro Indalecio Prieto, cuando se trata de una calle que era conocida como «la Aduana». Recuerdan los vecinos que Tomás de Ibarra y González fue jefe liberal conservador de la provincia de Sevilla y gracias a él se restauraron las puertas de la Catedral, mientras que Indalecio Prieto «ni siquiera era sevillano».
El escrito recuerda que esa vía era conocida como la calle de la Aduana hasta que en 1845 se llamó Tomás de Ibarra, que le fue retirado por el anterior Gobierno municipal no sin gran polémica, ya que se planteó poner el nombre de Indalecio Prieto, presidente de la II República, en la plaza de la Alianza y, ante la polémica que ello generó, se cambió el nombre a la calle del Arenal. Los vecinos fundamentan su petición en la ordenanza municipal que, además de recordar que los nombres se hacen a propuesta de los vecinos en su artículo 8 señala por una parte que «se mantendrán los nombres actuales que se haya consolidado por el uso popular» y «que en el conjunto histórico debe procurarse la recuperación de los nombres originales de las calles».
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