Rica a todos los niveles es la historia de la Universidad de Oñati, por la que han pasado innumerables personajes ilustres, tanto catedráticos como alumnos, y prueba irrefutable de lo que decimos está en la vida y obra del político Matías Barrio Mier, quien falleció el 23 de junio de hace cien años y ostentara el decanato de la Facultad de Derecho de este centro académico desde 1872 hasta 1876, así como la del escritor, periodista, poeta y dramaturgo Nicasio Álvarez de Cienfuegos, fallecido el 30 de junio de 1809.
La Universidad de la villa del Alto Deba que fue bautizada por el insigne pintor Ignacio Zuloaga como la Toledo guipuzcoana fue fundada por el obispo y humanista oñatiarra Don Rodrigo Mercado de Zuazola en 1540 bajo el nombre de Universidad del Sancti Spiritus y mediante un bula del Papa Pablo III. En un principio estuvo ubicada en Hernani, pero en 1548 se trasladó a Oñati. Impartía Teología, Leyes (Derecho), Cánones, Artes y Medicina. La universidad fue estrictamente católica hasta que en 1869, tras la Revolución de 1868, albergó la Universidad libre. Más tarde pasó a manos de los carlistas, quienes fundaron la Real y Pontificia Universidad Vasco-Navarra. A finales de siglo se convirtió en la Universidad libre católica, pero cerró sus puertas en 1901. El País Vasco se quedó sin universidades, vacío que condujo a la fundación en Bilbao de la Universidad de Deusto. En la actualidad, desde 1989, el edificio acoge el Instituto Internacional de Sociología Jurídica (IISJ). En 1931 fue declarado Monumento Histórico
-Artístico Nacional y es Bien de Interés Cultural.
El decano Barrio Mier
Subrayar que el referido Matías Barrio y Mier, catedrático, político y escritor nacido en la localidad palentina de Verdeña el 10 de febrero de 1844, pasó su niñez en Asturias y falleció en Madrid el 23 de junio de 1909. Fue toda una figura y hombre de total confianza del rey carlista y duque de Madrid, Carlos VII, quien curiosamente, murió en Varese (Italia) también en 1909.
En 1865, Barrio Mier se licenció en Derecho y al año siguiente alcanzó el grado de doctor en Madrid, capital donde estudió asimismo la carrera de Filosofía y Letras. En 1871 ganó, por oposición, una cátedra en la Facultad de Derecho de Zaragoza, pero renunció a ella para sumarse a las tropas carlistas que luchaban en el Norte. El rey Carlos VII, profundo conocedor de su valía, le nombró Delegado Regio de España, corregidor del señorío de Vizcaya y decano de la Facultad de Derecho de Oñati, cargo que ocupó hasta 1876.
Tras la guerra, se trasladó a Francia y seguidamente a Alemania, donde se dedicó a estudios de carácter jurídico y filológico. Regresó a España y alcanzó la cátedra de Derecho Civil de la Universidad de Oviedo, donde residió buena parte de su vida. Después pasó a ocupar cátedra de Historia del Derecho de la Universidad de Madrid.
Su labor en las universidades de Oñati y Oviedo fue muy importante, y desde su puesto dirigió las reformas de la biblioteca de la Facultad de Derecho y la adquisición de conocidas publicaciones extranjeras. Defendió la extensión de la educación a todo el pueblo y el acceso universal a la Universidad.
Elegido en 1871 diputado por Cervera de Pisuerga, durante un año batalló en el Parlamento contra la política de la revolución demoliberal y en 1899 Carlos VII le nombró jefe delegado nacional de la Comunión Tradicionalista. Matías Barrio y Mier llevó a cabo entonces una tarea de organización política del carlismo, incrementando sus actividades culturales.
Es autor de una Historia del Derecho Español, que se publicó tras su muerte y que durante muchos años fue el libro de texto de varias universidades españolas y americanas. Poseedor de una cultura extraordinaria, colaboró en varias publicaciones científicas, especialmente de carácter histórico, filosófico y jurídico. Escribió también algún trabajo de investigación sobre las instituciones civiles en Asturias.
Fuente: Diario Vasco del día 7/07/2009
Es algo tan obvio que aburre resaltarlo. Pero el hecho de que Carlos VII nombrase a un astur-leonés Decano de la Universidad de Oñate nos dá una idea de la íntima interrelación de todos los españoles de las tierras de las Españas y de como los Fueros (los Fueros de Vizcaya en concreto, no "la autonomía vasca", restaurados por SMC Carlos VII, al tiempo que reconocía las competencias de los resguardos aduaneros nacionales y de la Guardia Civil y establecia un Código Penal para toda España) no suponían discriminación alguna por razón de origen, como les gusta de vez en cuando pintar a los necionalistas.
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