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Tema: Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

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    Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

    Vascos en el descubrimiento de América y viajes colombinos


    Los vascos fueron, junto a los andaluces y otros grupos nacionales, participantes en el descubrimiento de América y, por lo tanto, estuvieron presentes en la colonización del Nuevo Mundo desde el primer momento. Posteriormente, y a medida que avanzaban los años y los siglos, la presencia en esta empresa de vascos junto a la de navarros se iba incrementando, y su participación se convirtiendo en protagonismo y liderazgo.

    El Descubrimiento de América, el 12 de Octubre de 1492, fue un hito histórico trascendental tanto para España como para el resto de la humanidad. En este acontecimiento participaron nada menos que siete tripulantes vizcaínos y otro guipuzcoano, de los 87 que componían la expedición que dirigió el almirante Cristóbal Colon.

    Juan de la Cosa, también conocido como Juan Vizcaíno, era el maestre y armador de la nao capitana, la Santa María, en la cual viajaron: Juan de la Cosa, maestre; Juan de Lequeitio, contramaestre; Domingo de Lequeitio, contramaestre; Domingo de Achia de Ispáster, tonelero; Martín de Urtubia, grumete; Lope de Erandio, calafate; Diego de Arana, era cordobés y descendiente de vascos, también Pedro Bilbao y Juan de Urtubia.

    Las otras dos carabelas eran de origen andaluz. En la Niña, que lleva por capitán a Vicente Yáñez Pinzón, viajaban Pedro de Ledesma, que repitió viaje más tarde, Juan Martín de Azoque, marinero de Deva, y Juan Ruiz de la Peña, marinero vizcaíno. Pedro Arraes y Juan Arraes eran padre e hijo, este último sería luego carpintero en el segundo viaje de Colón. En La Pinta, capitaneada por Martin Alonso Pinzón, viajaban Oier de Varástegui, Domingo de Bermeo, Francisco de Vergara y Juan Pérez Vizcaíno, calafate.

    La mayoría de los tripulantes del primer viaje de Colón eran de la Baja Andalucía, siendo los vascos los de la minoría más numerosa. Fueron varias las razones de esta importante presencia vasca en tan arriesgada expedición: la natural inclinación por la aventura, su vocación marinera, y el hecho de que el armador y maestre de la nao capitana sea de origen vizcaíno.



    PRIMER DESEMBARCO DE CRISTÓBAL COLÓN EN AMÉRICA, POR DIÓSCORO PUEBLA


    La expedición partó el 3 de agosto, avistando tierra el 12 de octubre por el sevillano Rodrigo de Triana. La primera isla a la que llegaron estos navegantes fue llaman San Salvador (Las Lucayas). La intención de Cristóbal Colón era la de llegar a la isla de Cipango, el 21 de octubre de 1492. Entre el 27 de octubre y el 5 de diciembre de 1492, las naves se movieron por la costa oriental de Cuba, se vio mucha vegetación y frutos, pero no se vio grano de oro alguno ni noticias de la corte del Gran Khan.

    Alcanzaron la isla La Española (Santo Domingo-Haití), el 6 de diciembre. Fue en esta isla donde establecieron la primera colonia cristiana en América, un 24 de diciembre, y a la que llamaron Fuerte Navidad.

    La nao Santa Maria, en la que viajaban el grupo de vizcaínos de la zona de Lequeitio, encallaba en la costa de esta isla, por lo que la mayoría de los tripulantes se ofreció voluntaria para quedarse en el fuerte, y así buscar oro, aclimatarse al lugar y aprender el idioma de los indios. Juan de la Cosa, dueño de la nao encallada, prefirió cobrar el precio de la embarcación a su regreso a España.

    La expedición de vuelta partió el 16 de enero de 1493 y llegó a Palos de Moguer el 15 de marzo, quedando en la colonia Navidad 39 hombres al mando de Diego de Arana,



    PRIMER VIAJE DE COLÓN


    En el 2º viaje de Colón a las Antillas, partió en 25 de septiembre de 1493.

    Al llegar al fuerte Navidad en La Española, la decepción fue enorme, pues no quedaba ningún superviviente. Según Bartolomé de las Casas, hubo discordias entre los cristianos y fueron los vascos los causantes de ellas, debido a que se dividieron y separaron del resto por el afán de conquista y búsqueda de oro. Todos fueron asesinados por los nativos, y sus familiares cobraron las recompensas establecidas.

    Se exploraron las pequeñas Antillas, Puerto Rico y Jamaica. En esta expedición, Juan de la Cosa regresó en una de las 17 embarcaciones que participaron en la segunda expedición de Colón en 1493. Fue autor de una las joyas de la historia de la cartografía.

    Alonso Sanchez Cotillos, natural de Pasajes, fue armador y piloto de la nao capitana Mari-Galan, junto a él viajaba otro guipuzcoano llamado Martin de Alzate.

    Francisco de Garay, fue nombrado por Diego de Colón, gobernador de Jamaica en sustitución de Juan de Esquivel, con el encargo de organizar la explotación económica de la isla, la evangelización de la población indígena y convertirla en base para futuras expediciones. Así, mandó en 1519 a Alonso de Zorita a buscar un estrecho en La Florida que sirviese de paso hacia el Panuco. En esta isla, Esquivel, sería el primero en roturar y arar en el Nuevo Mundo.

    Otros vascos implicados en este segundo viaje fueron Lope de Olano y Martín Zamudio, pilotos; Sebastián Olano, receptor de la armada; Fernando Guevara, Luis Arteaga, Bartolomé Salcedo y Miguel Muncharaz. Colón regresó en marzo de 1496.



    SEGUNDO VIAJE DE COLÓN


    El 3º viaje salió de Sanlúcar de Barrameda el 30 de mayo de 1498, con seis navíos, cuatro de ellos pilotados por vascos. Reconocieron Trinidad y costas de Venezuela. En este viaje no iba De la Cosa, pero estaban presentes otros vascos como Lope de Olano, Pedro de Arana, Pedro Ledesma, Martín de Arriarán y Bernardo de Ibarra, secretario de Colón.



    TERCER VIAJE DE COLÓN


    La 4ª y última expedición de Colón, formada por cuatro navíos, salió desde Sevilla el 13 de abril de 1502. La participación vizcaína estaba al mando de Juan de Orquiva o Urquina, vecino de Guetaria, en la nao Vizcaína. En este buque, quince de los tripulantes eran vizcaínos, siendo su maestre y capitán el tolosano Juán Perez de Balda y contramaestre Martín de Fuenterrabía. La nao capitana era el navío La Santiago, pilotada por Pedro Ledesma, que viajó en los 1º y 3º viajes, llegando a ser piloto real en 1513 cuando se afincó en Sevilla.

    La participación de los vascos en esta aventura quedó escrita por Navarrete en su Relación de la gente e navíos que llevó en el viaje a descubrir el almirante don Cristóbal Colón.

    Entre ellos se conocen los nombres del tonelero Martín de Arrieta, los calafates Domingo Vizcaíno y Domingo de Arana, el carpintero Machín, los marineros Pedro de Maya y Martín de Atín, los grumetes Diego de Portugalete, Juan de Zamudio, Miguel de Lariaga, Bartolomé de Alza, Pascual de Ausuriaga, Antón Chavarrin y Antonio de Arce, el paje Cheneto y el trompeta Gonzalo de Salazar.

    La expedición exploró las costas de Centro América y sufrió grandes penalidades; de los 140 que zarparon desde España, murieron 26, seis de ellos eran vascos. La carabela Vizcaína se hundió, y murieron algunos de los marineros antes mencionados. Colón reconoció las dificultades de la navegación, los barcos llenos de gusanos y la tripulación desconcertada. Regresaron a Cádiz, en 1504, pocos días antes de morir la reina Isabel.



    CUARTO VIAJE DE COLÓN


    En la primera etapa descubridora, la participación vasca con naves y hombres fue intensa y alta en relación a los procedentes de otras regiones de España.

    Pero el descubrimiento de América no sólo fue una empresa colonizadora, fue una hazaña científica y técnica. A finales del siglo XV, España y Portugal eran las dos grandes potencias marítimas de Europa. La Corona de Aragón tenía una intensa experiencia marinera por su dominio del Mediterráneo, y la Corona de Castilla mantenía rutas muy seguras en el Atlántico norte, además los marinos castellanos, andaluces, cántabros y vascos ya habían comenzado la conquista de las islas Canarias.

    Por otra parte, Portugal, gracias a la vocación de Enrique el Navegante, llegó a las Azores, abrió rutas por las costas africanas, inventó la carabela, una embarcación capaz de maniobrar con cualquier tipo de viento, fundó la Escuela de Sagres, el primer complejo científico-militar-industrial de la historia, y Vasco de Gama llegó a la India doblando el Cabo de Buena Esperanza.

    En ese ambiente de innovación técnica en la navegación surge la figura de Cristobal Colón, quien llega a la convicción de que navegando la esfera terrestre hacia occidente es posible llegar a las Indias, demostrando la esfericidad de la tierra. Pero en aquellos tiempos, cualquier persona culta sabía que la tierra era redonda, algo evidente desde el siglo IV a. C. con Aristóteles. Un siglo después, Eratóstenes calculó la media esférica, y de ahí la teoría pasó a Tolomeo, que afina aún más la medición. Desde el siglo V, existieron autores cristianos que defendieron la tesis de la esfericidad de la tierra: Isidoro de Sevilla en sus Etimologías hacia el año 600, o Beda el Venerable a principios del siglo VIII, y después Tomás de Aquino, que completa la teoría de Aristóteles con datos de la astronomía árabe. En las universidades españolas y portuguesas del Renacimiento se enseña que la tierra es redonda y, además, se acepta una longitud casi igual a la actual: 40.000 kilómetros por el ecuador.


    COLÓN VISITA A LOS REYES CATÓLICOS


    Cristóbal Colón poseía cierta información procedente del matemático florentino Toscarelli, al servicio de la corte portuguesa, este era una de las grandes eminencias de la época y afirmaba que el camino occidental hacia Cipango estaba salpicado de islas que facilitaban la navegación. Buscó más información al respecto, hasta dar con el Tractatus de Imago Mundi del cardenal d´Ailly, y con unas medidas escritas en el árabe de Alfragano: el ecuador mediría unas 20.400 millas marinas. Pero Colón se equivocó en el cálculo, pues eran millas árabes, unidad de medida bastante más larga que la milla italiana convencional usada en Europa. Colón le sustrajo unos 10.000 kilómetros a la circunferencia terrestre.

    Pues con estos cálculos, Colón intentó llevar a la práctica su teoría. Lo que estuvo en discusión no fue la esfericidad de la tierra, sino la distancia que podía existir entre las costas occidentales de Europa y la isla de Cipango en Japón. Los portugueses pretendían llegar a las Indias bordeando las costas africanas, cuando en aquella época cruzar el canal de Suez y navegar por el mar Rojo era un suicidio ante el cerrojo establecido por los otomanos. La apuesta de Colón fue atravesar el Atlántico. Pero Juan II de Portugal no tenía ningún interés en romper el Tratado de Alcaçoba con Castilla, que le atribuía la exclusividad sobre las costas africanas, una ruta segura hasta Oriente.

    Ante la negativa portuguesa, Colón marchó a Palos de la Frontera, relevante puerto de la Corona de Castilla que hierve de iniciativas náuticas, como todo el suroeste peninsular. Se instala en el monasterio de La Rábida, que además, es centro científico con demostrada innovación náutica y cartográfica. Allí confía el plan al monje Antonio de Marchena, astrónomo de renombre, a quien expuso incluso las razones materiales de su proyecto. Este realiza gestiones para llevarlo ante los Reyes Católicos, consiguiendo que el Real Consejo lo examine, pero se desestima al considerar que Cipango está demasiado lejos y el viaje no ofrece garantías.


    TRES EMBARCACIONES CON DESTINO AL NUEVO MUNDO


    Un año después, en 1486, la reina Isabel recoge de nuevo el proyecto y lo somete a una comisión de expertos. El veredicto es el mismo: con las medidas reales de la circunferencia terrestre, es imposible llegar en carabela.

    La Corona de Castilla estaba gastando todos sus recursos en finalizar la Reconquista contra Granada, pero aun así, y a pesar de la opinión de los expertos, Isabel confía en el plan de Colón. Y es que, aunque existían certidumbres científicas bastante asentadas, como la medida real de la tierra y la distancia entre Europa y Asia, por otro lado, existía la certidumbre práctica con un cierto éxito ante la posibilidad de que hubiesen tierras intermedias entre ambas costas, que no mostraban los mapas por no ser descubiertas aún: el Nuevo Mundo. Y esa posibilidad práctica, que no técnica, fue la que motivó a los asesores de los Reyes Católicos a aceptar la aventura, frente a los dictámenes de los sabios. La voluntad política pudo con la sabiduría científica.

    Liberada Granada, en abril de 1942 se firma las Capitulaciones del proyecto, mientras que el financiero, Luis de Santángel, y el secretario de la Corona de Aragón, Juan de Coloma, negocian las exigencias económicas.

    Colón marchó de nuevo a Palos de la Frontera, y con la ayuda de su amigo el franciscano Marchena, contactó con Pinzón. Los hermanos Pinzón (Martín Alonso, Vicente Yáñez y Francisco Martín) se entusiasmaron por la propuesta y decidieron organizar los preparativos. Estos eran reputados navegantes, que habían conseguido una fortuna con sus empresas mercantes, y estos organizaron la contratación de la tripulación y la construcción de los barcos.

    Las naves fueron tres: dos carabelas, Pinta y Niña, alargadas, ágiles y muy veleras, fabricadas en Palos de la Frontera para la ocasión, estaban tripuladas por personal andaluz en su mayoría y capitaneadas por Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez Pinzón respectivamente; y una nao, Santa María, que era la capitana, construida en un puerto del Cantábrico por el marino, cartógrafo y espía de Castilla, Juan de la Cosa. En esta nao viajaba Colón y una tripulación casi toda de origen cántabra y vizcaína.


    DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


    El 2 de agosto, Colón mandó embarcar, y tres días después, zarpar. La primera etapa del viaje son las islas Canarias. Allí se reaprovisionaron, repararon los barcos, modificaron el velamen para ganar seguridad. El 6 de septiembre parten de nuevo, y dos días más tarde enganchan el viento aliso hacia el oeste.

    Adentrados en el Atlántico, comenzó una serie de descubrimientos de toda índole: los pilotos constataron que la brújula no marca exactamente el norte, la estrella polar, sino que se desvía. Calcularon por primera vez la declinación magnética, la diferencia entre el polo norte magnético y el polo geográfico. Un gran hallazgo científico

    En el mar de los Sagazos, descubren una inmensa extensión de algas que cubre esa parte del océano. Llegaron a pensar que eran aguas bajas y que podían embarrancar, por ello, arrojaron una sonda y comprobaron que se trataban de aguas muy profundas. A pesar de aprovechar siempre el aliso hacia el oeste, también descubrieron que existían vientos hacia el este, de ese modo, supieron que el tornaviaje estaba garantizado.

    A principios de octubre, Colón se dio cuenta que sus cálculos estaban fallando y que las islas que esperaba encontrar se habían quedado atrás. La tripulación de la Santa María se amotinó el 6 de octubre, nunca había navegado tanto tiempo sin ver tierra y temían por su vida. Finalmente, los Pinzón intervinieron para evitar desastres. Llevaban 1.000 leguas de navegación. El día 10, los propios Pinzón pusieron fecha de regreso si no encontraban tierra. La expedición hizo historia y en la noche del 12 de octubre de 1492, el vigía de la Pinta, Rodrigo de Triana, gritó "¡Tierra!"


    Patriotas Vascongados: Vascos en el descubrimiento de América y viajes colombinos

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    Re: Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

    Vascos en la Conquista de las islas del mar Caribe


    Desde el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492, los vascos aparecen embarcados en la compleja empresa americana de exploración, conquista y colonización.

    En la isla La Española, un grupo de españoles mayoritariamente vascos construyó el primer asentamiento cristiano, el fuerte Navidad, quedando al mando Diego de Arana. La experiencia fue un desastre, hubo discordias entre los cristianos y fueron los vascos los causantes de ellas, debido a que se dividieron y separaron del resto por el afán de conquista y encontrar oro, todos fueron asesinados por los nativos.

    En 1497, y tras partir la segunda expedición de Cristóbal Colón, en esta isla estalla la rebelión encabezada por el alcalde mayor Francisco Roldán y los vascos Adrián de Múxica, Pedro de Gámiz y Diego de Escobar, contra su hermano, el adelantado Bartolomé Colón.





    Hernando de Guevara se convirtió en el primer europeo en casarse con una princesa india, Higuemota, de la tribu de Jaragua. Esta es la causa de otro enfrentamiento que termina con la encarcelación de Guevara, la sublevación de Adrián de Múxica y la posterior liberación de Guevara por Bobadilla, enviado real.

    Luis de Arriaga llegó a La Española en el viaje de Colón de 1493. Propuso fundar una colonia de 200 familias vascas en 4 villas de 50 familias cada una. La reina Isabel la Católica, que fue señora de Vizcaya antes de reina de Castilla, aprobó el proyecto el 5 de Septiembre de 1501. Según el plan de Arriaga, los vizcaínos tendrían que permanecer 5 años en La Española, sin recibir sueldo, cultivando la tierra, pero tendrían el derecho a organizarse internamente. El plan fracaso desde el inicio, pero esta acta sirvió de base para capitulaciones similares y Diego de Arriaga fue nombrado regidor de Azúa en 1504.

    También llegaron en 1510 el primer cantero, Hortuño de Bretendón, de Bilbao, y los primeros obreros vascos, Fortuño de Arteaga y Pedro Matienzo, con la intención de acabar la iglesia de Santo Domingo: llegan en la nao Santa María, cuyo patrón era el guipuzcoano Juan Camargo y escribano Domingo de Bidania.




    La isla de La Española se convirtió en base de futuras expediciones marítimas y empresas continentales, desde donde salían conquistadores, evangelizadores y colonos para Puerto Rico, Cuba, Trinidad, Jamaica, otras islas y tierra firme.

    La isla de Cuba fue descubierta por Colón en su primer viaje de 1492 y representada en cartografía por primera vez por Juan de Lacosa en 1500. En los primeros viajes de Colón a Cuba ya existía un contingente de vascos en su tripulación. Sebastián de Ocampo la exploró de nuevo en 1508.

    En 1511, el gobernador de Cuba, Diego de Velázquez se encargó de poblar la isla estando entre sus hombres de su confianza Bartolomé de las Casas y los vascos Juan de Aguirre, Francisco de Berrio y Pedro de Rentería.

    De las Casas y De Rentería encabezan la causa protectora de los indios. Juan de Aguirre, fue uno de los primeros aventureros que ocupó un cargo de gobernación cubana.

    Para el 1514, la isla de Cuba se había conquistado por completo, doblegando la resistencia indígena y logrando su sumisión, se establecieron los núcleos de población que necesitaban los colonizadores.

    En 1517, tres vecinos de Santiago de Cuba, entre los que se contaba Lope Ochoa de Salcedo, organizaron una expedición al Yucatán con dos navíos y un bergantín que resultó un fracaso.




    Desde Cuba se organizan las expediciones hacia Tierra Firme por Hernán Cortés, Pánfilo de Narváez y otros. Entre ellos se encontraba Juan de Aguirre, que participaba en la toma de Tenochtitlán y en la expedición de las Higueras.

    En 1521, Alonso de Zuazo, fue designado por Diego Colón como teniente gobernador de Cuba, que trató de ordenar conflictos como, por ejemplo, el reparto de indios.

    En el primer viaje de Colón, la isla de Jamaica quedaba al mando de Juan de Esquivel, el primero en roturar y arar en el Nuevo Mundo. En el segundo viaje de Colón, en 1493, Francisco de Garay es nombrado gobernador de Jamaica en sustitución de Juan de Esquivel. Garay había sido el primero que construyó una casa de piedra en la isla La Española.

    Se encargó de organizar la planificación económica de la isla, mediante explotaciones agrícolas y ganaderas, siendo el primero en llevar ganado a América: vacas, ovejas y caballos. Inició la evangelización de la población indígena. Ayudó a instalar en Jamaica la primera colonia europea en América con 40 familias vascas en esta isla, siguiendo el modelo de Luis de Arriaga, y hacer de ella base para futuras expediciones a la Florida y al Pánuco.

    Alonso de Zorita fundó con Bartolomé Colón la ciudad de Santo Domingo (República Dominicana).



    Patriotas Vascongados: Vascos en la Conquista de las islas del mar Caribe

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    Re: Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

    Vascos en la fundación del Virreinato de la Nueva España


    Tras el descubrimiento y la colonización de las primeras islas caribeñas por las expediciones españolas de finales del siglo XV, la siguiente etapa fue la expansión descubridora y la conquista continental, que se desarrolló hasta finales del siglo XVI. Los vascos fueron, no solo participantes, sino protagonistas de las exploraciones y asentamientos colonizadores más extremos.

    Las islas de Cuba y La Española se consolidaron como principales bases coloniales, desde allí el radio de acción se prolongó por los alrededores del golfo de México hasta la península de La Florida, y hasta el océano Pacífico.



    MAPA DEL MAR CARIBE DEL SIGLO XVI


    El gobernador de Jamaica, Francisco de Garay, recorrió la costa de México, y en 1519 encontró la desembocadura del río Mississippi. Este vizcaíno envió a Alonso de Zorita a buscar un estrecho en la Florida que sirviese de paso hacia el Panuco, consiguiendo conquistar el litoral mexicano desde Pensacola hasta Cabo Rojo, recorriendo el río Mississippi. Pero Hernán Cortés se adelantó en la toma de posesión de tales tierras. En la expedición de Francisco de Garay llegaron Gonzalo Ochoa, paje de Cortés, hombre rico que estuvo al cuidado de los bienes de Cortés; y Martín de San Juan, de Irún, maestre de navío llegado con Garay.

    Durante este tiempo, el golfo de México recibía las expediciones de Ponce de León de 1513 y 1521, en la que intervinieron otros vascos como los pilotos Juan Pérez de Urtibia yJuan M. Eguiluz.

    En 1519, desde Cuba se organizó el asalto a un imperio situado en Tierra Firme, empezando por la península de Yucatán, al mando de Hernán Cortés.

    La expedición cortesiana partió de Cuba el 10 de febrero de 1519, llevando a su cargo 11 naves, a bordo de las cuales embarcaron 100 marinos, 500 soldados y capitanes, unas decenas de ballesteros, escopeteros y jinetes, 200 indios de servicio y una artillería compuesta de 10 cañones y 4 falconetes. Como intérprete llevaron a Jerónimo de Aguilar, quien llevaba siete años viviendo en aquellas tierras, náufrago de una excursión anterior en 1511. El propósito de la misión era explorar las tierras litorales del golfo de México y fundar ciudades, pero sin adentrarse tierra interior.



    FUNDACIÓN DE VERACRUZ


    La primera ciudad fundada fue Veracruz, cuyo primer alguacil mayor del ayuntamiento fue Juan Ochoa de Elexalde, de Salinas de Léniz. Desde allí pacificó a los naturales de Tabasco, de quienes consiguió los servicios de la india maya Malinche como traductora y consejera, fundó el puerto marítimo de Zempoala, y liberó a los totonacas de su servidumbre a los aztecas. Cortés supo de las guerras intestinas y conflictos establecidos entre un imperio dominante, el azteca, y varios pueblos indios oprimidos, que más tarde le fue de gran utilidad estratégica cuando decidió la conquista definitiva de un país que los lugareños llamaron México.

    Pero Hernán Cortés desobedeció las órdenes del gobernador de Santo Domingo, Diego Velázquez de Cuellar, y decidió explorar el interior mexicano en busca del Imperio azteca. Para impedir que nadie regrese a Cuba, ordenó desmantelar las naves.



    HERNAN CORTÉS MANDA DESMANTELAR LAS NAVES


    A mediados de agosto, Cortés con una hueste formada por 400 soldados, 15 jinetes y 1.300 indios totonacas emprendió rumbo hacia Tenochtitlán. En Tlaxcala, liberó a la tribu de los nahuas, enemigos de los aztecas, que se unieron a la expedición.

    Durante la búsqueda, encontraron un volcán activo: el Popocatépetl, de 5.450 metros. Los expedicionarios se quedaron admirados al ver cómo echaba fuego por la boca. Diego de Ordas se encargó de subir hasta la cima, convirtiéndose en el primer escalador europeo en coronarlo. Desde lo alto divisó el objetivo: Tenochtitlán, el corazón de la civilización azteca.

    La entrada en la capital se produjo el 8 de noviembre de 1519. Se trataba de una ciudad rodeada de agua y unida a la tierra por cuatro avenidas, y poblada por unos pocos centenares de miles de habitantes. Moctezuma II era su emperador, quien los recibió, sirvió vasallaje a Carlos I y alojó a las huestes en su palacio real. Los colonizadores se quedaron fascinados por aquella ciudad, descubrieron los lujos revestidos en oro, plata y piedras preciosas que el emperador de los méxicas mostraba en sus dependencias, cuyo valor local era apenas estético.

    Aunque la gran superioridad numérica del ejército azteca fue evidente, los españoles fueron recibidos con total diplomacia. Cortés aseguró que sus intenciones eran las mejores, le prometió beneficios enormes a Moctezuma y como muestra contrajo matrimonio con la nativa maya Malinche, su traductora personal.



    ENTRADA DE LA EXPEDICIÓN CORTESIANA EN TENOCHTITLÁN


    Un día llegaron noticias de que caciques aztecas atacaron el campamento de Veracruz y decapitaron a varios expedicionarios. Aquella situación se fue volviendo cada vez más tensa. La causa fue que, en mayo de 1520, el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, había organizado una expedición formada por 1.000 hombres al mando de Pánfilo de Narváez para arrestar a Cortés por desobedecer órdenes. En la expedición de Narváez llegaron vascongados, algunos de los cuales fueron Francisco Martín, Antón de Torraeta, Gonzalo de Urriola, Juan de Susmiaga, Juan de Orozco; Juan de Zubia, de Oñate. El más destacado fue Francisco de Orduña, regidor de la villa de Tepeaca en 1520, secretario de Cortés y secretario del cabildo de la ciudad de Méjico en 1524.

    La expedición cortesiana regresó hacia la costa en busca de Narváez, dejando en Tenochtitlán una guarnición de 120 soldados al mando de Pedro Alvarado. En Zempoala, Cortés sorprendía y derrotaba a Narváez. Aquella victoria le proporcionó más hombres y armas, confianza en su habilidad militar, y derechos de conquista.

    Mientras tanto, el 1 de julio de 1520, en Tenochtitlán comenzaba la fiesta de Toxcatl para honrar al dios principal, Tezcatlipoca, en cuyo honor se sacrificaba un joven hermoso y virgen. En el momento culminante de aquella celebración, Pedro Alvarado irrumpió a caballo con sus hombres en la plaza del Templo Mayor, abriéndose paso a tiros de arcabuz y espada entre la multitud azteca, con la intención de humillar aquel dios de fe herética, sembrar el terror, someter a las masas, fortalecer su poder frente a Moctezuma y ganarse los laureles de Cortés. Durante el enfrentamiento, murió gran parte de la nobleza local que estaba indefensa al igual que sus guardianes, desarmados. Aquella situación se puso en su contra, la rebelión nativa se desbordó y por más que los de Alvarado hiciesen derramamientos de sangre, cada vez llegaban más guardianes armados en venganza hasta el punto de rodearles. Los conquistadores se refugiaron en el palacio de Axayácatl.

    Cuando Cortés llegó a la capital junto a sus aliados tlaxcaltecas, la situación era pésima. Su salvoconducto, intermediario y rehén Moctezuma murió en extrañas circunstancias. El hermano del emperador, Cuitláhuac lideró la resistencia del pueblo azteca.



    HERNÁN CORTES Y MOCTEZUMA II


    A fin de evitar su exterminio por los aztecas, Cortés ordenó la retirada. Los expedicionarios partieron de la ciudad el 30 de junio de 1520, siendo sorprendidos y atacados desde los lagos, fue la llamada "Noche Triste". Murieron cerca de 800 soldados y unos 5.000 indios aliados.

    Cortés sabía que la recuperación de su conquista era cuestión de tiempo y estrategia. Como ambicioso expedicionario y excelente estratega supo jugar las cartas a su favor. La mejor carta se llamó: viruela. Una enfermedad que se había filtrado en la capital azteca y ya estaba causando la muerte en gran parte de su población incluso antes de la retirada.

    Mientras tanto, Cortés se refugió en Tlaxcala y en Tezcuco, afianzó la alianza con los tlaxcaltecas, organizó una expedición de conquista en toda regla contra la confederación azteca. La armada cortesiana estaba basada en la colaboración aliada de varias tribus indígenas enemigas de los méxicas y en la construcción de trece bergantines armados de artillería para surcar el entorno hidrográfico de Tenochtitlán y que fueron construidos por el vizcaíno Martín López.

    El ejército de Cortés estaba formando por 80.000 guerreros tlaxcaltecas, reforzados por centenares de españoles entre los cuales marchaban entre otros vascos los capitanesCristóbal y Martín de Gamboa; los durangueses Andrés de Monjarraz, capitán,Gregorio Monjarraz y Martín Ruiz de Monjarraz, que murió en combate; el encargado de la artillería y capitán Francisco de Orozco; el cabo Amador de Láriz; Juan de Montano, de Portugalete; el alférez de Pedro de Alvarado; Diego de Motrico, marino yAlonso de Motrico; el capitán Diego de Ordás, leonés, originario de las Encartaciones;Diego de Orduña, de cargos públicos; Diego de Olarte, fraile, dedicado a la evangelización; Andrés y Diego de Sopuerta; Juan de San Sebastián; Pedro de Urbieta, Miguel de Veraza, Juan de Ugarte, de Llodio; Juan Ruiz de Viana, navarro;Pedro Vizcaíno, de Bilbao; Juan de Zamudio, fue señor de Piaxtla y más tarde apoderado de Cortés, en Panamá.

    El 30 de mayo de 1521, comenzó la definitiva ofensiva contra el bastión de México-Tenochtitlán. Aquella ciudad había reorganizado al Ejército azteca y la vida civil, y fortificado la ciudad bajo el reinado de Cuitláhuac. Pero la viruela negra fue la mejor arma y aliado español en el ataque final. Durante la llegada a Tenochtitlán de la primera expedición cortesiana, esta enfermedad desconocida en América se instaló en la población azteca y, durante el rearme de la armada cortesiana en Tlaxcala, el contagio causó estragos entre sus defensores, que alcanzó también a su emperador, Cuitláhuac, sucedido por su hijo Cuauhtémoc.

    Cuando llegó Cortés, los méxicas estaban bastante debilitados y mermados en sus posibilidades de resistencia frente a un ataque de un ejército invasor, inferior en número de efectivos, pero militarmente más potente. Días después Cuauhtémoc fue secuestrado y la resistencia azteca derrotada. El 13 de agosto, la expedición cortesiana triunfó y, con ello, el virreinato de Nueva España controló un inmenso territorio mexicano.



    LLEGADA DE HERNÁN CORTES A TENOCHTITLÁN


    Para consolidar la conquista mexicana, se organizaron otras expediciones de conquista y colonización donde participaron colonizadores vascongados, como la de Hernando de Soto de 1539, en la que marchó Pedro de Añasco.

    La expedición del general Pero Menéndez de Avilés de 1565-1566 a la península de La Florida llevaba tripulación vascongada. De nueve capitanes, seis llevan apellido vasco:Diego de Amaya, Pedro Larrandia, Francisco Múgica, Martín Ochoa y Francisco Recalde. La región de La Florida abarcó territorios fuera de la península, en ellos hubo un gobernador vasco, Domingo Martínez de Abendaño y un misionero, fray Francisco de Berascola, de Gordexola, martirizado por los indios en 1599.

    El capitán Francisco de Urdiñola, fue un gran pacificador de indios del norte de la Nueva España durante las últimas décadas del siglo XVI, de vital importancia para la extracción de las minas ricas en mineral. De manera diplomática pacificó al feroz cacique Nimanea, jefe guachichil, y a todas sus huestes por medio del diálogo. Pacificó la región entre Saltillo, Parras, Mazapil e Inde, pero en la parte oriental de Nueva Vizcaya (Coahuila) luchó contra los indios guachichiles con los pachos. Los ataques y levantamientos de los indios fueron frecuentes, llegando a necesitar la ayuda del capitán Diego de Aguirre.



    RECORRIDO DE LA EXPEDICIÓN CORTESIANA


    En 1591, Urdiñola trasladó 400 familias tlaxcaltecas hacia las poblaciones del norte de la Nueva España, fundando San Esteban de la Nueva Tlaxcala, en donde los tlaxcaltecas quedaron establecidos y de donde salieron posteriormente colonos para un gran número de pueblos coahuilenses y de Nuevo León.

    El Gobierno Colonial, en su propósito de pacificar los indios, trató de establecerlos en poblados y cambiar su forma de vida de recolectores en agricultores, como sus intentos fracasan buscó la ayuda de los tlaxcaltecas para que con su ejemplo se hicieran sedentarios y aprendieran de ellos a cultivar la tierra.

    La última fase de la expansión desde México alcanza Filipinas. Los vascos fueron el grupo de españoles que más protagonismo y continuidad obtuvieron entre la península de La Florida y la provincia asiática de Filipinas.

    Ante el temor a que franceses e ingleses ocupasen posiciones al norte del territorio descubierto, se continuaron las expediciones a marchas forzadas. Se apresuró a la expansión y el poblamiento en Nuevo México y el Sudeste de los actuales Estados Unidos. Así, en 1595, Sebastián Vizcaíno ocupó California y navegó sus costas hasta la actual frontera norte. Y Antonio Deza y Ulloa fundaba el territorio de Chihuahua.



    HERNÁN CORTES Y MOCTEZUMA II


    La labor descubridora de California fue continuada por el jesuita navarro Pedro Matías de Goñi que, en 1683, realizó una expedición a la península de la Baja California y México. Al mando iba el también navarro, almirante Isidro Atondo y Antillón. Desde La Paz recorrieron tierras hasta que abandonaron la expedición por la hostilidad de los indios guaycuras, la cobardía de los soldados que los acompañaban y la falta de alimentos. Fundaron un puerto al norte de la Paz al que llamaron ensenada de San Bruno.

    Desde esa colonia hicieron varias exploraciones tierra adentro, evangelizando más de 400 indios convertidos al catolicismo, hasta que regresaron a Nueva España en 1685 por falta de suministros. Además hizo varias expediciones en los alrededores, una a la Sierra de la Giganta, nombre dado a esa formación montañosa por el padre Kino, y otra hasta la costa del mar del Sur, llamado océano Pacífico. A pesar de sus arduos esfuerzos por promover la continuación de la empresa que había iniciado, la Corona tenía otros intereses y otras posesiones que fortalecer y no consideraba rentable la inversión.


    Patriotas Vascongados: Vascos en la fundación del Virreinato de la Nueva España
    Última edición por ilustrado; 25/09/2015 a las 02:13

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    Re: Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

    Vascos en la Conquista del Birú


    La conquista de México había tenido un efecto fulminante entre los españoles de los dos lados del Atlántico. Hernán Cortés tomó Tenochtitlán en 1521 y rápidamente se extendieron los colonizadores por todo el territorio de la Nueva España. Por el sur el alavés Pascual de Andagoya fundaba la ciudad de Panamá en 1519.

    Desde este punto se iniciaba la conquista de América del Sur. Consiguiendo la confianza del capitán general Pedrarias Dávila, Andagoya continuó su misión exploratoria hacia el sur con el objetivo de informar sobre estas tierras, por ello, pidió licencia "para ir a descubrir al cacique Perú en la costa adelante del golfo de San Miguel".

    Unas 50 leguas del litoral colombiano fueron recorridas por Andagoya entre 1521 y 1523, llegando hasta Cachama, territorio de la tribu de los Cueva. Se instaló en San Juan como gobernador y allí conoció al cacique de Chochama que le pidió ayuda para luchar contra sus enemigos, la gente de Birú. Acompañó al cacique de Chochama, y en una semana se presentó a las puertas del Birú, territorio denominado Tahuantinsuyo. Remontó un caudaloso río y sometió a los caciques que estaban en guerra. Aquí tuvo noticias del fabuloso imperio incaico, un rico territorio denominado el Pirú o Birú. Su delicado estado de salud le obligó a regresar a Panamá donde difundió la noticia.

    Andagoya escribió la crónica La relación de los sucesos de pedrarias de Dávila en las provincias de Tierra Firme o Castilla del Oro, y de lo ocurrido en el descubrimiento de la mar del Sur y costas del Perú y Nicaragua. Se trataba de las primeras referencias sobre estas zonas recién exploradas, y que apuntaban hacia el corazón del Imperio inca.

    Las informaciones de Andagoya no pasaron desapercibidas para el alcalde de la ciudad de Panamá, un extremeño llamado Francisco Pizarro, quien decidió en 1524 conquistar aquel territorio desconocido. Entonces se asoció con Diego de Almagro y con el vicario de la ciudad, Hernando de Luque. Almagro se encargó de la logística, comprando el Santiago y contratando a 112 hombres. Luque se ocupó de encontrar financiación y Pizarro de dirigir las exploraciones.

    La primera expedición partió de Panamá en noviembre de 1524. Recorrió la comarca que había descubierto Andagoya, intentaron desembarcar en distintos puntos de la costa ecuatoriana, pero todo estaba lleno de indios hostiles. De esta primera experiencia regresó la expedición a Panamá para reorganizarse. Pizarro llegó con siete heridas, Almagro tuerto, y Luque pronto abandonó la empresa.

    En 1526, reanudaron las expediciones hacia el sur americano, esta vez más lejos, donde avistaron más tribus indígenas y más hostiles, pero también empezaron a encontrar objetos tallados en oro, por lo que vieron confirmar la leyenda del Birú, anteriormente relatada por Andagoya. Continuaron las exploraciones buscando el codiciado “Dorado” en estas tierras durante meses hasta que en 1527, maltrechos y hambrientos, se ubicaron en la isla del Gallo.

    Allí Pizarro mandó a Almagro conseguir refuerzos en Panamá. El gobernador, Pedro de los Ríos, enterado del fracaso de la expedición y antes las órdenes recibidas por Juan Tafur, exige el regreso de todos los exploradores de Pizarro. Cuando la orden llegó a la isla del Gallo, se produjo uno de los episodios más célebres de la Conquista del Nuevo Mundo: la decisión de los Trece de la Fama.



    LOS TRECE DE LA FAMA


    Pizarro no aceptó las órdenes de superiores, fue un hombre de honor y determinación, que no pretendía volver derrotado después de tantos esfuerzos, pero eso ofrecía a sus hombres seguir o regresar. Pizarro expuso una disyuntiva, trazó una raya en el suelo con su espada y con pocas palabras comentó a sus expedicionarios: “Por este lado se va a Panamá, a ser pobres. Por este otro, al Perú, a ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que más le estuviere”. Trece hombres cruzaron la línea, denominados losTrece de la Fama. Fue un gesto más osado y valiente que el “Hundid las naves” de Hernán Cortés. Entre los trece, se encontraba un vizcaíno, Domingo de Soraluce, natural de Idiazabal.

    El líder extremeño mandó a otro hombre, Bartolomé Ruiz, quien sumaría el 14 de sus seguidores, buscar refuerzos a Panamá. El caso es que gracias a la tozudez de Pizarro y a la osadía de estos trece, que en realidad fueron catorce más Pizarro, se abordó finalmente la exploración hasta el Perú. Porque el gobernador de Panamá, superado por la tenacidad de Pizarro, terminó autorizando el envío de refuerzos suficientes para, desde la isla del Gallo, surcar el litoral hacia el sur. Y esta vez si que apareció el fabuloso Birú. Los aventureros vieron multitud de gentes vestidas con ricos atuendos, innumerables objetos de oro y plata, ricos templos, animales exóticos como las llamas, etc. Fue un conjunto de grupos tribales sin relaciones entre sí en 1.300 d.C., pero integrados en una sociedad imperial entre el 1.400 y 1.537, y que se colapsó con la presencia de los colonizadores.

    Era el gigantesco Imperio de los incas, ellos lo llamaban Tahuantinsuyo. Pedro Cieza de León describió Perú como un extenso territorio que se pierda desde Quito hasta la villa de Plata (Sucre), que tiene una longitud de setecientas leguas de norte a sur, y una anchura de más de cien leguas de levante a poniente. El Estado Inca estaba fuertemente centralizado en Cuzco (Cruzco); al norte se dispersaban poblados y aldeas de agricultores; la Amazonía, una región inmensa con una baja densidad de población, dedicada al cultivo; al sur, las tribus recolectoras se alternaron con tribus de campesinos. Los límites del Imperio Inca se asentaron sustentados por tribus con una agricultura integrada, una estructura económica y un sistema productivo, articulados desde Cuzco.

    Con las muestras que reunió de la riqueza incaica, Pizarro decidió marchar a España y exponer el hallazgo al emperador Carlos I: objetos tallados en oro y plata, mantas de lana, y hasta un par de llamas. El emperador le recibió en Toledo, en julio de 1529; se emocionó tanto al conocer el episodio de los Trece de la Fama que resolvió hacerlos a todos hidalgos, y al que ya lo fuera, caballero de Espuela Dorada. Pizarro fue nombrado adelantado y alcalde de una tierra sin explorar, pero que ya recibe el nombre de Nueva Castilla. Las capitulaciones las firmó la reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos I y madre del futuro rey Felipe II.



    RUINAS INCAS DEL MACHU-PICCHU


    La expedición definitiva partió de Panamá en 1532. Estaba formada por tres barcos, 185 hombres y 27 caballos, entre los que estaban los cuatro hermanos de Francisco Pizarro. Su socio, Diego de Almagro, continuó a cargo de la logística, viajando constantemente a Panamá para proveer a la expedición de lo necesario. Contribuyeron a las primeras fundaciones de Pizarro en el Perú los vascos Antonio Navarro, García de Salcedo yJuan de Abendaño.

    Durante meses tantearon el territorio, un mundo tan fabuloso como enigmático. Desde el sur de lo que hoy es Colombia, a través del actual Ecuador, cruzaron selvas y pasaron montañas hasta llegar al norte de Perú. Una hazaña física impresionante.

    El imperio al que llegaron aquellos aventureros era una civilización en decadencia. Las grandes epidemias habían llegado al menos diez años antes que los expedicionarios de Pizarro. La viruela, el sarampión y la peste porcina se habían propagado desde México hasta Perú y causado estragos, especialmente entre las poblaciones de las zonas cálidas. Las epidemias fueron devastadoras en una población virgen pero suficientemente densa como para transmitir el contagio. Al mismo tiempo una encarnizada guerra civil estaba devastando a la población, ya que los hermanos Atahualpa y Huáscar, pretendientes al trono, luchaban hasta la extenuación. Atahualpa apresó a Huáscar y mandó matar a todas sus mujeres y a todos sus hijos.

    Los expedicionarios aprendieron pronto lo que estaba sucediendo en Perú. Conocieron una vieja leyenda que hablaba de los enviados del dios Virococha, blancos y barbudos; pero también vería que bajo los incas había varios pueblos oprimidos: huancas, chachapoyas, cañares, yanaconas, etc. Todas aquellas tribus sometidas vieron a los expedicionarios como a libertadores.

    Pizarro solicitó audiencia con Atahualpa, enviándole sucesivos mensajes, mientras continua al mando de la expedición que sigue estudiando el país y tomando contacto con sus gentes. Un día, Pizarro recibe el primer mensaje de Atahualpa, se traba de unos patos degollados, drástica advertencia para que los expedicionarios no avanzaran más. Finalmente, recibió un mensaje que le cita en Cajamarca, una vieja ciudad abandonada. Pizarro sabía que era tan sólo una trampa, pero como hizo en la isla del Gallo, nada le haría retroceder.





    GURREROS INCAS

    El encuentro tuvo lugar el 15 de noviembre de 1532. Los aventureros de Pizarro quedaron impresionados ante tan enorme ejército: más de 10.000 guerreros divididos en diferentes escuadras, ataviados de distintas maneras, algunos de ellos exhibían armaduras, patenas y coronas de oro u plata. Detrás marchaba una lujosa cohorte de nobles que cantaba y bailaba mientras acompañaba a Atahualpa, sentado en una litera de oro, precedido por siervos que mullen con alfombras el suelo que pisan los porteadores. Enfrente, 156 españoles barbudos y hambrientos, con una fraile dominico llamado Vicente Valverde, unos 20 arcabuces, 70 caballos y unos cuantos falconetes ligeros, pero estruendosos. La aproximación entre la breve compañía de Pizarro y la multitudinaria horda de Atahualpa era, aparentemente, pacífica, pero nadie ignoraba que acabase de forma violenta.

    Al encuentro fue el padre Valverde, quien intentó presentarse como un enviado de Dios, con una Biblia en una mano y un crucifijo en la otra, objetos que el inca despreció

    Fue gritar "Santiago" y entrar a descabello. Tomaron los falconetes, dispararon los arcabuces, los jinetes se precipitaron sobre la muchedumbre de indios con Pizarro a la cabeza, abriendo hueco y deshaciendo la muralla humana que protegía a su líder, hasta llegar a Atahualpa. El soberano inca fue apresado, sus huestes salieron de estampida o quedaron paralizados ante la fuerza destructiva de aquellas armas de fuego y el atronador sonido que emitían. En media hora de batalla, el imperio más vasto, rico y poderoso de América se derrumbó sobre sí mismo.

    Atahualpa ofreció a Pizarro un rescate en oro y plata por su libertad. Y este se lo cobró, unos 6.000 kilos de oro y casi 12.000 kilos de plata; una inmensa fortuna que el inca guardaba en Cuzco, su capital. Aquel tesoro está considerado uno de los más ricos de la historia. En el reparto que hace Pizarro participan los vascos Cristóbal de Mena, Juan Salcedo, Gómez Carranza, Lope Vélez de Guevara, Pedro de Aguirre, Nicolás de Azpitia, de caballería; Pedro de Vergara, Juan Pérez de Tudela, Gaspar de Marquina, Martín de Marquina, Francisco Martínez Zárate y Juan Vergara, de infantería. Estos nombres constan en el Acta de la repartición del tesoro de Atahualpa, en la Colección Muñoz. Ms.

    Para activar la remisión de los tesoros marcharon al Cuzco "tres soldados particulares que fueron Pedro Moguer, Francisco Martínez de Zárate y Martín Bueno, los cuales, llevados en hombros de indios, reclinados en hamacas, anduvieron las doscientas leguas que hay de Caxamalca al Cuzco". Estos regresaron con más noticias sobre sus riquezas.

    Mientras tanto, el fracasado pretendiente al trono imperial, Huáscar, llega a Cajamarca. Allí intentó negociar para rescatar a su hermano. Enterado este, ordenó a sus emisarios que lo asesinen. Los expedicionarios juzgaron al emperador por aquel delito y lo ejecutan.

    En Cajamarca se incorporó Almagro y sus hombres, y junto a los de Pizarro, decidieron emprender camino hacia Cuzco, presentándose la expedición a las puertas de la capital en noviembre de 1533. Durante el trayecto, tribus que estaban enemistadas con Atahualpa, partidarias de Huáscar, o que estaban en contra de la dominación inca se incorporaron a la expedición, entre ellas, los huancas del valle del río Mantaro.

    Pizarro establece la administración en las provincias y ciudades del territorio colonizado: en el acta de fundación de Cuzco, figuran: Antonio Navarro, García de Salcedo,Francisco de Castañeda y Tomás de Echeandía.



    FUNDACIÓN DE TRUJILLO


    En 1535, Pizarro fundaba la Ciudad de los Reyes, en el valle de Lima, que estableció como capital del virreinato del Perú. En el acta de fundación aparece el veedor García de Salcedo, oficial del rey, hijo de Hernando de Salcedo, posiblemente procedente de Güeñes. El primer alcalde de Lima fue Nicolás Ribera, gaditano pero hijo de madre vasca, Beatriz Laredo y Esquibel, y uno de los “trece de la fama”. En la sesión del 13 de Agosto de 1535 fue recibido por regidor perpetuo Diego de Arbieto, natural de Orduña. En 1536 fue diputado de la ciudad y en 1537 tenedor de bienes de difuntos. En 1537 era Pedro Navarro procurador de Lima, alcalde en 1543 y más tarde regidor perpetuo.

    Según la obra de P. Bernabé Fundación de Lima, aparecen los primeros pobladores de esta ciudad a los que se les otorgaron solar, algunos de los cuales fueron de origen vizcaíno: los citados Pedro Navarro y el veedor García de Salcedo; el escribano del cabildoPedro de Castañeda; el encomendero de Jauja Juan Berrio; el encomendero de Guamanga Francisco Isasaga; Jerónimo Zurbano, que fue naviero en el Pacífico y sobrino de los oidores del Consejo Real Leguizamo y Aguirre; Juan de Larrínaga, que peleó en Chupas, a favor de Almagro y después tuvo el mando de un navío; Juan de Larrínaga Salazar, natural de Bilbao, llegado más tarde al Perú, fue electo dos veces alcalde ordinario de Lima. También estaban otros vizcaínos como Juan López de Recalde, Luis García San Mamés y Bachiller Guevara.

    Alarmados Pizarro y Almagro por la presencia de Pedro de Alvarado en Puerto Viejo (Ecuador) toman sus medidas. En el ejército de Alvarado, compuesto por gente muy lucida y principal, iban los vascos Cristóbal de Ayala, Pedro de Añasco, Mateo de Lazcano,Antonio Ruiz de Guevara y Lope de Idiáquez, y el navarro Juan de Rada.

    Alvarado y Almagro se encontraron en las llanuras de Riobamba y llegaron a un acuerdo. La flota de Alvarado, unos doce navíos, y la tropa expedicionaria, pasaban a la expedición comandada por Pizarro y Almagro. Alvarado recibió cien mil pesos oro a cambio de regresar a su gobernación de Guatemala. El acuerdo fue ratificado por Pizarro en Pachacámac, cerca de donde se emplazaría Lima.




    CAPTURA DE ATAHUALPA EN CAJAMARCA



    En 1534, Almagro fundaba Trujillo, entre los primeros fundadores se encontraban varios expedicionarios vascos: Pedro Gonzalo de Ayala, Francisco Pérez de Lazcano, Pedro Lazcano Gaona, Domingo de Soraluce, Juan de Ureña, Juan Villafranca de Lazcano, Francisco de Zamudio e Iñigo Ortíz de Zúñiga. Como primer regidor del cabildo de Trujillo fue nombrado, en 1536, Domingo de Solaruce, uno de los “Trece de la Fama”.

    Francisco Pizarro poco a poco fue consiguiendo el control de todo el extinguido Imperio de los incas, pero algunas concesiones a sus hermanos, entre otras razones, produjo el enfrentamiento con su socio Diego de Almagro quien pretendió estar al mando de la capital. Este asedió Cuzco en 1537, y tras tomar la ciudad, apresó a los hermanos Hernando y Gonzalo Pizarro. Entonces, solicitó la gobernación de la misma a su socio Francisco, propuso encontrar una solución negociada. En aquel ejército almagrista, estaban integrados los vizcaínos Lope de Idiáquez, Rodrigo de Salcedo, Vasco de Guevara, el guipuzcoano Marticote y el navarro Juan de Rada, hombre de confianza de Almaro. Este ejército había formado parte de la expedición de conquista de Chile, pero Almagro decidió volver al Cuzco después que Rada le llevara las providencias que le había traído Hernando Pizarro de España.

    No hubo acuerdo y se desató la lucha entre pizarristas y almagristas. Los hermanos consiguieron escapar, uniéndose a su hermano, los Pizarro organizaron una ofensiva de la que salieron victoriosos. Almagro fue ejecutado en la batalla de las Salinas, el 26 de abril de 1538, en la que intervinieron muchos vascos: Pedro de Vergara, Diego de Urbina,Alonso Pérez de Esquivel, Alberto de Orduña, Alonso de Mendoza y un Anduizaque lucharon por Pizarro, a los que habrían que añadir los almagristas de la expedición de Chile.

    Entre los caídos por los soldados de Pizarro estaban: Juan de Urrutia, Pedro de Salazar, Alonso de Ariza, Pedro de Leguizamón , Esteban Francisco de Miravalles y Juan de Armenta. Fueron apresados, además de Diego de Almagro y su hijo, Juan de Rada, Lope de Idiáquez, Juan Ortiz de Zárate y Vasco de Guevara, además de sus principales capitanes supervivientes. El vasco Juan de Balsa representaba a Diego de Almagro en el proceso incoado por Hernando Pizarro. Al cabo de tres meses en prisión, Almagro fue ejecutado.



    CARTULARIO JOAN MARTINES SIGLO XVI


    En 1539, el extremeño fue nombrado marqués gobernador del Perú y autorizó la organización de una expedición hacia Chile al mando de Pedro de Valdivia. Los almagristas fueron desterrados del Cuzco. Diego de Almagro, hijo, y Juan de Rada quedaron como huéspedes-presos en las casas de Pizarro en Lima, pero pronto fueron puestos en libertad, despojados de todos sus bienes. Almagro declaraba en su testamento que tenía una gran suma de dinero con el gobernador de la que dejaba por heredero al rey.

    En virtud de una provisión real nombraba gobernador de Nueva Toledo a su hijo Diego y hasta su mayoría de edad a Diego de Alvarado. Las reclamaciones a este respecto no obtuvieron respuesta, pero se anunciaba la llegada de Vaca de Castro como juez en comisión. Los almagristas, liderados por Juan de Rada, sospechaban que Vaca de Castro venía a favorecer a Pizarro, conocieron la orden de detención del Diego de Almagro, el hijo, y decidieron vengar la muerte de su líder. Asaltaron los aposentos de Pizarro y dieron muerte a Francos de Pizarro quien hizo con su sangre una cruz en el suelo momentos antes de morir, el 26 de junio de 1541. Entre aquellos almagristas que acompañaron a Rada estaban Domingo Ruiz, Martín de Bilbao, Juan Sojo, Bartolomé de Arbolanchay Martín de Zazo. Entre los heridos que defendían al gobernador se encontrabanFrancisco de Vergara y Juan Ortiz de Zárate.



    EXPANSIÓN TERRITORIAL DEL IMPERIO INCA




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    Re: Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

    Participación de los vascos en la colonización del Río de la Plata




    Las expediciones con un alto grado de protagonismo vasco en América del sur tomaron dos direcciones geográficas diferentes: por un lado, desde el mar Caribe y Tierra Firme bordeó la costa oeste del Pacífico en dirección sur, conquistado a los incas, hasta la fundación de Santiago de Chile; por otra, desde el Río de la Plata, las expediciones se adentraron hacia amplias zonas que hoy pertenecen a Argentina, Uruguay y Paraguay. Algunos de sus protagonistas principales fueron un grupo de expedicionarios vascongados y sus huestes:Francisco de Aguirre, Juan de Ayolas, Domingo Martínez de Irala, Juan Ortiz de Zárate, Juan de Garay y Bruno Mauricio Zabala.


    La exploración, conquista y colonización de la Argentina actual fue realizada por dos corrientes: la procedente de la península por Pedro de Mendoza, y la de Perú-Chile por Francisco de Aguirre y otros. Fracasada la primera fundación de Buenos Aires por Mendoza, Asunción pasó a ser el foco principal de expansión hacia el Chaco y hacia los territorios del Río de la Plata propiamente dicho.




    PROVINCIA DEL RÍO DE LA PLATA



    La expedición de Pedro de Mendoza al estuario del Plata, en 1536, estaba formada por 11 naves y 3.300 hombres. Entre ellos viajaba un grupo de vascos encabezados porFrancisco de Aguirre, Domingo Martínez de Irala, y Juan de Ayolas, que se adentraron en el interior de Suramérica, remontando el río Paraná con la intención de descubrir la Sierra de la Plata.


    En 1536, los tres aventureros participaron en la primera fundación de Buenos Aires por Pedro de Mendoza. Desde Buena Esperanza, comenzaba la expedición que lideró Juan de Ayolas y que capitaneaba Domingo Martínez de Irala, remontando en barco el curso entero del río Paraná en busca de la fabulosa Sierra de la Plata. En 1537, llegaron hasta el lugar en el que Ayolas decidió fundar a orillas del río Paraguay la ciudad de La Candelaria, cuyo gobierno encomendó a Irala.


    Juan Salazar acudió al rescate de esta expedición ante la falta de noticias de Ayolas e Irala, fundando la ciudad de Asunción. En este asentamiento se crearon en 1539 las dos primeras capellanías a cargo de Juan Gabriel de Lazcano y Francisco de Andrade.


    Desde La Candelaria, la expedición tomó nuevas direcciones: Ayolas prosiguió el camino hacia el oeste en su afán descubridor, adentrándose en las regiones de El Chaco y de Charcas, en busca de los fabulosos tesoros que, según todas las noticias, encontrarían en aquellos parajes. Otros dos vascos, Juan Ortiz de Zárate y Juan de Garay continuaron su expedición por el rio Paraná.





    EXPEDICIÓN DE ORTIZ DE ZÁRATE Y JUAN DE GARAY




    Ayolas, cargado de riquezas y de noticias, regresó a La Candelaria; allí se encontró sin el apoyo esperado de Irala. Toda la expedición de Ayolas fue exterminada por los indios payaguaes. Irala no acató las órdenes de Ayolas, alejándose de La Candelaria, realizó incursiones por el río hasta que, en 1538, se dirigió a Asunción. Cuando regresaba a La Candelaria, al año siguiente, se enteraba de la muerte de su amigo. Esta noticia le hizo emprender una operación de búsqueda a Ayolas y de castigo contra los indios payaguaes internándose por El Chaco. En Asunción, construyó el puerto y pacificó toda la región, sometiendo a las tribus en base a una política colonizadora.


    En 1543, Irala partió de Puerto de los Reyes, ciudad que antes había fundado él mismo, rumbo al Perú. En la expedición, que alcanzó las cincuenta leguas rió arriba, Irala venció a los indios guaicurnes que encontró en su camino, y cometió una serie de crueldades y abusos con los nativos. Ya nadie el pararía los pies, apoyado por sus más fieles colaboradores, Nuflo de Chaves, Juan Gabriel de Lezcano, Felipe de Cáceres y Francisco de Mendoza, se proclamó teniente gobernador de Asunción.


    Durante este periodo Irala creó un sistema monetario para regular el comercio, habilitándose como monedas el anzuelo, el cuchillo, la cuña de hierro, el rosario de abalorios, etc. El sistema dio resultado, se regularizó el comercio y toda tipo de transacciones, también se promulgó la Ordenanza de Irala que regulaba principalmente la vida de los pobladores y sus relaciones con los indios.




    FUNDACIÓN DE ASUNCIÓN



    En 1547, Irala prosiguió en su empeño de llegar a la fabulosa Sierra de La Plata. La expedición contaba con 280 blancos y 2.000 indios, que partieron desde el puerto de San Fernando en dirección al interior de El Chaco, donde se aplicó una marcha forzada y se abrió paso a sangre y fuego contra los indios. A través de la fantasía indígena había llegado hasta ellos la noticia de las riquezas el Imperio incaico.


    Sin encontrar el tan ansiado “Dorado”, Irala se dedicó a desarrollar su política conquistadora, mucho más pausada y suavizada que la anterior, fundando poblamientos y construyendo infraestructuras necesarias en la región. Fue nombrado general del Río de la Plata (actuales Paraguay y Argentina).


    Fracasó de nuevo en la expedición. Tras atravesar el Gran Chaco, llegó a Charcas (actual Bolivia) recibiendo la desagradable sorpresa de que Pizarro y La Gasca se le habían adelantado desde el Perú. Pero fundó un gran número de ciudades en Xarages, al norte de El Chaco, y en la región de Guairá, al este, donde ya había fundado, en 1554, la ciudad de Ontiveros. Dos años antes, en 1552, Salazar le trajo el título de Gobernador, haciéndose justicia a sus dotes de organizador y a su habilidad para sobrevivir a todas las intrigas.


    Domingo Martínez de Irala puso en marcha un programa colonizador consistente en fundar ciudades nuevas a las que iba repoblando con elementos españoles y mestizos, fruto de las continuas mezclas raciales que eran permitidas y fomentadas por el propio Irala entre los colonizadores y los indígenas. Pero también consolidó la estabilidad de Asunción por el sistema de enlaces matrimoniales, casando a sus hijas con los capitanes Guzmán, Ortiz de Vergara y Pedro de Segura.


    Miguel de Urrutia y Nuflo Chaves trajeron ganado ovino y cabrío al regresar del Perú; gracias a ello, Irala puso explotar la ganadería en aquellos inmensos territorios, fertilizados por grandes ríos. También fundó escuelas e iglesias, logró traer un obispo a Asunción y proyectaron la construcción de una catedral. Sus leyes fueron pacíficas y humanas y los indios guaraníes le respetaron. Su original gobierno, patriarcal, personalísimo y tenaz, dio origen a la nación paraguaya.




    ORGANIZACIÓN DE LA ECONOMÍA EN ASUNCIÓN



    Juan Ortiz de Zárate, era natural de Orduña nacido en 1521. Pasó a América siendo un adolescente y tomó parte en las campañas de Pizarro. Después de la guerra entre Pizarro y Almagro, se instaló en Charcas o Chuquisaca, en la actual Bolivia. Fue el continuador de la obra colonizadora de Domingo Martínez de Irala. Juan Ortiz, había reunido una fortuna mediante explotaciones ganaderas y mineras en Charcas (Bolivia) desde 1546. Su fortuna la invirtió en exploraciones en el Rio de la Plata, por eso, fue nombrado adelantado del Río de la Plata, y sustituyó a Francisco Ortiz de Vergara, como gobernador de Asunción en 1567.


    El título de "adelantado" se remonta a la Reconquista; es el que va delante, el que abre campo, el que conquista y repuebla las tierras, con funciones de gobernador y jefe militar.


    Juró cargos ante la Corte de Felipe II, y al regresar, trajo cientos de colonos, hombres y mujeres, con la intención de repoblar las tierras de su gobernación. También introdujo miles de cabezas de ganado vacuno, equino y ovino.


    En 1572, el rey le designó gobernador y capitán general del Río de la Plata, para organizar una expedición que desembarcase al año siguiente en el gran estuario formado por la desembocadura conjunta del Paraná-Paraguay. Pero la expedición fracasó ante el ataque de los indios.


    Ortiz de Zárate llamó a la región Nueva Vizcaya, anteriormente llamada Río de la Plata, en honor a su tierra natal e intentó que todos los pobladores de la comarca se llamasen vizcaínos. En 1575, fundó la ciudad de Zaratina de San Salvador (Zárate), próxima al estuario del Rio de la Plata. Esta región quedó englobada dentro de la Provincia Gigante del Paraguay, con capital en Asunción. En esta ciudad murió Ortiz de Zárate a comienzos de 1576.


    Recogieron el testigo de Juan Ortiz de Zárate, su hijo Diego de Ortiz y Mendieta, que le sucedió en el cargo, su hermano Pedro Ortíz de Zárate, que fue destinado a la Audiencia de Lima, en la expedición de Blasco Núñez, y su sobrino Juan de Garay, el más laureado.




    PROVINCIA GIGANTE DEL PARAGUAY




    Juan de Garay, natural de Orduña, había ido al Perú muy joven, con su tío Pedro de Zárate y otros familiares, en la expedición del primer virrey Blasco Núñez de Prado a Tucumán (Chile). Pero centró sus actividades en el Alto Perú (Bolivia), donde participó en la fundación de Santa Cruz de la Sierra, en 1561, por Chávez, de la que fue elegido regidor de su cabildo. En Perú también participó en varias campañas de conquista.


    Pedro Fernández de Vergara, el fundador de Ontiveros (Paraguay), el obispo de la Torre y Chaves, habían organizado el éxodo de 1564, de Asunción a Santa Cruz de la Sierra. En 1568, Garay dirigió la vuelta a Asunción de la mayoría de los emigrantes, para facilitar las comunicaciones entre Asunción y la metrópoli. Se estableció en esta ciudad y fue nombrado alguacil mayor de las Provincias del Plata.


    Juan Ortiz de Zárate, gobernador del Río de la Plata, había ido a España a solicitar la confirmación de su cargo, nombrando teniente de gobernador a Martín Suárez de Toledo. Este encomendó a Juan de Garay emprender desde Asunción una expedición por el río Paraná con el objetivo de fundar una ciudad a orillas del Paraná y, el 15 de noviembre de 1573, fundaba Santa Fe junto a Pedro Ortiz de Zárate, en la confluencia de los ríos Paraná y Salado.


    En 1574, participó en la fundación de la ciudad de San Salvador, junto al río Uruguay, siendo nombrado teniente de gobernador y capitán general de las provincias del Río de la Plata.


    Continuó su labor conquistadora emprendiendo expediciones colonizadoras, organizó la ciudad de Santa Fe, fundó otras como Villa Rica del Espíritu Santo y Santiago de Jeréz, e incluso trasladó la ciudad de Buenos Aires algo más al norte en 1580. Desde allí partió en busca de la mítica ciudad de los Césares, llegando hasta las inmediaciones de la actual Mar del Plata.


    Juana de Zárate, hija de Juan Ortiz de Zárate y de la princesa inca Leonor Yupanqui fue la heredera de todos los cargos de su padre, incluso del título del adelantazgo. Esta se casó en Chuquisaca con el oidor Juan Torres de Vera y Aragón, y éste designó a Garay teniente de gobernador en 1578.


    Juan de Garay se encargó de abrir tierras en nombre del nuevo adelantado, Juan Torres, quien recibió esta titularidad por parte de su esposa menor de edad, encargándole la repoblación de Buenos Aires. El veterano explorador vascongado organizó una expedición con 200 familias de indios guaraníes, 76 familias de colonos y 39 solados. Embarcados en una carabela y dos bergantines los transportaron río abajo.





    SEGUNDA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR JUAN DE GARAY



    Al llegar al estuario del Río de la Plata, Garay fundaba por segunda vez Buenos Aires en 1580. La primera fundación fue realizada por el primer adelantado, Pedro de Mendoza, medio siglo antes, pero fue destruido por los indios y abandonado. Esta nueva fundación, un poco al sur de la primera, estaba mejor acondicionada para su defensa, de hecho llegó a resistir el ataque de los indígenas mandados por su jefe Tububá.


    La refundación surgía ante la necesidad de tener un puerto para establecer comunicación con Chile y el Perú sin necesidad de ir a Panamá. Juan de Garay proclamaba solemnemente el nacimiento de la nueva ciudad y nombró su primer ayuntamiento o cabildo, de la forma siguiente:

    "Hoy sábado día de San Bernabé, onces días del mes de junio del año del nacimiento de Nuestro Redentor Jesucristo de mil y quinientos y ochenta años, estando en este Puerto de Santa María de Buenos Aires, que es en las provincias del Río de la Plata intitulada nuevamente la Nueva Vizcaya, hago y fundo en dicho asiento y puerto una ciudad. La iglesia de la cual pongo su advocación de la Santísima Trinidad, y la dicha ciudad mando que se intitule la Ciudad de la Trinidad".



    Desde allí partió, en 1581, en busca de la mítica ciudad de los Césares, llegando hasta las inmediaciones de la actual Mar del Plata. En marzo de 1583, en el trayecto de Buenos Aires a Santa Fe, en la confluencia de los ríos Coronada y Carcarañá, cayó en una emboscada de los indios querandíes de la zona y pereció junto a doce de sus hombres.


    Uruguay fue tardíamente colonizado. En 1724, el vizcaíno Bruno Mauricio de Zabalafundó su capital Montevideo.



    [img]http://3.bp.blogspot.com/-9To10R_bOPQ/VI956IvGveI/AAAAAAAAEgY/2TIohJIsgck/s1600/ESTATUA%2BECUESTRE%2BDE%2BBRUNO%2BMAURICIO%2BDE%2BZABALA%2BEN%2BMONTEVIDEO.jpg[/url]
    ESTATUA ECUESTRE DE BRUNO MAURICIO DE ZABALA EN MONTEVIDEO




    Patriotas Vascongados: Participación de los vascos en la colonización del Río de la Plata

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    Re: Vascos en la exploración, colonización y civlización de América

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Expansión del Virreinato de la Nueva España




    Después de la primera ola de aventureros que conquistaron la Gran Tenochtitlán y fundaron el Virreinato de Nueva España, la actividad expedicionaria y descubridora de los colonizadores españoles continuó dirección norte, gracias a la intervención de linajes vascongados como los de Oñate, Ibarra y Tolosa. La aportación a la colonización por parte de estas familias de origen vasco se basó en la fundación de ciudades, la explotación de las minas de plata de Zacatecas y de Guanajuato (tan importantes para el futuro del Imperio), el desarrollo de las provincias de Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo México, la apertura al comercio y la minería, la organización de la administración y el gobierno, y la pacificación y evangelización de las tribus indígenas.


    Cristóbal de Oñate natural de Oñate (Guipúzcoa), perteneció por nacimiento a la ilustre Casa de Haro, cuyos orígenes se remontan a la época medieval. Llegó a los territorios que poco después constituirían el virreinato de Nueva España en 1524, con sus sobrinos Juan y Vicente de Zaldívar Oñate.


    En 1529, los Oñate acompañaron a Nuño Beltrán de Guzmán en su expedición hacia el noroeste de México, recorriendo Nayarit, Jalisco, Colima, Aguascalientes y parte de Sinaloa, Zacatecas y San Luis de Potosí. Toda esa zona fue llamada Nueva Galicia, siendo Cristóbal de Oñate el vicegobernador. Durante la expedición, Cristóbal Oñate, con el grado de capitán, conquista la ciudad de Zapotlanejo a los tecuexes. Así mismo, intervino en la fundación de varias ciudades: Compostela y Tepic (1530) en el actual estado de Nayarit, y Zacatecas y Guadarajara (1530) con el nombre de Espíritu Santo.





    ESTATUA DE CRISTOBAL DE OÑATE




    En estas conquistas y fundaciones participaron familiares suyos como Juan de Oñate, algunos de los cuales son protagonistas en futuras expediciones como los hermanos Diego y Manuel de Ibarra, Juan de Tolosa, Andrés de Urdaneta y Ortiz de Zúñiga, y numerosos vascos más: Santiago Aguirre, Jerónimo E. Arceniega, Juan Anuncibay, Iñigo P. de Anuncibay, Domingo Arteaga, Alfonso Gaztañaga, Juan Labastida, Miguel Landeta, Diego Mendoza, Jerónimo Orozco, Martín de Rentería, Juan Salcedo, Juan Samaniego, entre otros.


    La búsqueda de metales preciosos fue un gran atractivo y motivación en la actividad expedicionaria de los vascos. Es significativo el hecho de que sean tres vascos entre cuatro españoles, los fundadores reconocidos en la fundación de Zacatecas.


    Juan de Tolosa consiguió que en Tlaltenango, algunos indígenas le mostraran piedras brillantes que contenían plata. Después de investigar el origen de las piedras, viajo a tierra de los zacatecos de donde procedían. Con una expedición de 150 hombres, Tolosa comenzó a explorar el Cerro de La Bufa donde descubrió importantes yacimientos de plata, especialmente en lo que hoy es Nochistlán.


    El 1548, se unieron Juan de Tolosa, Diego de Ibarra, Cristóbal de Oñate y Baltazar Temiño de Bañuelos para realizar la fundación de la ciudad de Zacatecas y la conquista y pacificación definitiva de Nueva Galicia. Zacatecas fue conocida después como la "Civilizadora del Norte". Esta ciudad se reconoce hoy en día por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad.


    Este grupo de expedicionarios comenzaron juntos una próspera explotación minera al descubrir las minas de plata de Zacatecas y de Guanajuato, muy necesarias para el sostenimiento de la economía del imperio colonial. Estas explotaciones permitieron impulsar la colonización hacia el Norte.


    Cristóbal de Oñate organizó la actividad administrativa, el régimen de encomiendas para la agricultura y la ganadería de la zona, así como las explotaciones mineras. Como gobernador de la recién conquistada Nueva Galicia, se encontró con una rebelión de indios en la zona que a duras penas pudo resistir durante un año. Para sofocar dicha rebelión acudió un joven Andrés de Urdaneta al mando de un ejército enviado desde la capital, cuya actuación fue decisiva para aplastar la rebelión y pacificar la tierra en 1541.


    Aun así, las ciudades por él fundadas lo recuerdan como su fundador y mecenas. Muchas avenidas, calles, empresas, equipamiento urbano y hasta accidentes geográficos llevan su nombre. Se dice que un rasgo de su personalidad fue su gran generosidad en beneficio de quien le requiriera ayuda.


    La expedición conquistadora continuó al mando de Diego de Ibarra y Juan de Tolosa que ocuparon y pacificaron el actual estado mexicano de Durango. Diego descubre y explota la más importante veta argentífera de San Bernabé, en 1548, cerca de Zacatecas.



    FUNDACIÓN DE ZACATECAS




    La empresa descubridora y colonizadora de estas familias vascas continuó liderada por el eibarés Francisco de Ibarra, sobrino de Diego de Ibarra, que delimitó y extendió el estado de Nueva Vizcaya al noroeste de Nueva España. En 1562 fue nombrado adelantado y capitán general de Nueva Vizcaya.


    Ocupa y pacifica los territorios de los estado de Chihuahua, Sonora y Sinaloa, funda misiones y ciudades como Durango (Victoria de Durango), Nombre de Dios, San Juan Bautista de Carapoa (El Fuerte) y San Sebastián (Concordia), en un claro homenaje a sus orígenes guipuzcoanos. Pacificando la región de los tepehuanes y chichimecas, también descubre yacimientos mineros de plata. Estas villas conforman las tierras del actual estado mexicano de Durango. También fundó en 1564 la Villa de San Juan Bautista de Carapoa (El Fuerte) en Sinaloa.


    Los apellidos vascos dominan toda la historia de la explotación y colonización del Norte de Nueva España en aquel período y aún en el siglo XVII: Francisco de Ibarra y Francisco de Urdiñola en Nueva Vizcaya; Juan de Oñate en Nuevo México; y Martín de Zavalaen Nuevo León. Entre los colonizadores vascos existía la tendencia, más que entre los demás españoles de América, de agruparse con otros que hablaran la misma lengua y tuvieran el mismo origen regional.


    Los logros de Francisco de Ibarra fueron continuados por Juan de Oñate, hijo del fundador de Zacatecas del mismo nombre, convertido en un rico criollo minero vasco. Desde muy joven encabezó campañas militares contra los rebeldes indios chichimecas que habitaban en el norte de México y asolaban los asentamientos españoles, al mismo tiempo que se introducía en la búsqueda de minas de plata.


    El 21 de septiembre de 1595, el rey Felipe II le concedió permiso para colonizar el actual territorio de los estados de Nuevo México y Texas en Estados Unidos. El principal objetivo era difundir la fe católica entre los nativos americanos. Sin embargo muchos colonos españoles se enlistaron con la intención de encontrar minerales de plata, oro o piedras preciosas. Juan de Oñate pudo invertir gran parte de su fortuna en la consecución de estas exploraciones en las tierras.





    TERRITORIO DE NUEVA VIZCAYA EN EL VIRREINATO DE NUEVA ESPAÑA




    La expedición de Juan de Oñate es una de las más fantásticas de la epopeya americana, recorrió los actuales estados de Nuevo México, California, Arizona, Texas, Kansas, Nebraska, Oklahoma, Iowa, Missouri y Colorado. Se convierte en el gobernador y adelantado de Nuevo México.


    En estas largas expediciones, realizadas durante los últimos años del siglo XVI y primeros del siguiente, lleva centenares de personas en calidad de soldados, misioneros y colonos, y miles de cabezas de ganado. Le acompañaban también Juan y Vicente Zaldívar, parientes suyos, originarios de Vitoria. El primero había sido muerto a traición en la ciudad indina de Acoma. Su hermano Vicente, a pesar de ser considerada como inexpugnable, la tomó y destruyó.


    La expedición se inició a principios de 1598. El 30 de abril tomó posesión del territorio más allá del Río Grande y en los primeros días del mes de mayo vadearon el Río Bravo o Grande en el Paso del Norte (El Paso y Ciudad Juárez). A fines de mayo, ya en territorio de la actual Texas, tomaron contacto con los nativos de la región.


    Para julio de 1598 la expedición estableció su primer asentamiento en San Juan Pueblo, en el actual estado de Nuevo México, es necesario resaltar que la iglesia católica construida en el lugar fue el primer templo cristiano construido en los Estados Unidos, en los siguientes 25 años 50 iglesias serían edificadas en el hoy estado de Nuevo México.





    MONUMENTO A JUAN DE OÑATE EN EL PASO (TEXAS)




    En la ciudad de San Gabriel, fundada por Oñate, construyó fray Antonio de Arqueaga la iglesia de San Antonio de Senecu, en 1629.


    Al establecer San Juan Pueblo, la expedición de Oñate había extendido el camino real en más de 600 millas. En tanto llegaba el resto de la caravana, Oñate exploró las áreas vecinas para consolidar la posición del asentamiento entre los nativos de las tribus hopi y zuñi e inició la construcción de un templo dedicado a San Francisco y la correspondiente misión.


    Amotinamientos, deserciones y disgustos plagaron la nueva colonia cuando las riquezas prometidas no aparecieron a la vista; Oñate enfrentó con mano dura la rebelión. Algunos de los colonos exploraron hacia el este, más allá del pueblo de Pecos en dirección de la frontera de Nuevo México con Texas en busca de búfalos. Es probable que alcanzaran el nacimiento del río Magdalena o Buenaventura (Canadian River) ubicado a 40 kms. al noroeste de la actual ciudad de Amarillo (Texas).


    Juan de Oñate visitó los pueblos indios de Acoma Pueblo así como los pueblos de las tribus hopi y zuñi ubicados más al oeste. Una parte del grupo viajó tan lejos como las montañas de San Francisco en Arizona, fundado la ciudad de San Francisco (Chamita). Allí encontraron mineral de plata por lo que reclamaron la posesión de los minerales.


    Oñate regresó a Acoma (Nuevo México) para castigar severamente una rebelión indígena que dejó 11 colonos muertos. Allí se produjo la batalla del Peñón de Acoma, de la que el monseñor Zacarías Vizcarra escribió un artículo en la publicación Eclesia que decía:
    “el capitán alavés Juan de Oñate, pacificador y gobernador de una de las provincias agregadas a la Nueva España con el nombre de Nueva Méjico, había fundado la ciudad de Santa Fe, capital entonces de ella y capital hasta hoy del Estado norteamericano de Nuevo Méjico, y puso una guarnición española sobre el Peñón de Acoma, entonces inexpugnable, porque estaba verticalmente tajado por casi todas sus partes. Pero los indios paganos sublevados asesinaron a traición a su Maestre de Campo don Juan de Zaldívar y se apoderaron de la plaza. Vicente de Oñate, hermano del gobernador, después de varios encuentros con los indios sublevados, los derrotó completamente en una batalla campal y les hizo entregar la plaza del Peñón el 25 de enero de 1599...”



    Partieron más expediciones en busca de minerales preciosos con la intención de traer prosperidad a la colonia, y a fines del año 1600 la colonia fue reforzada. Sin embargo, una serie de dificultades que incluían el frío invernal y la escasez de alimentos continuaron.


    El 23 de junio de 1601 Oñate montó una expedición en busca de la mítica Quivira para conseguir riquezas y una salida al mar; siguieron el río Magdalena a través de las llanuras de Texas y cerca de la actual frontera con Oklahoma. Se dirigieron al noroeste, probablemente hasta la región central del hoy estado de Kansas en donde la expedición arribó a unas villas de la tribu wichita que ya antes Francisco Vázquez de Coronado había llamado Quivira.


    Gran decepción se llevaron los españoles en el asentamiento indígena de los wichita. Ahí no había riquezas, por lo que se vieron obligados a regresar con las manos vacías. En tanto Oñate andaba en busca de riquezas fáciles las condiciones en la colonia de Nuevo México se deterioraban, la tierra era pobre, los nativos eran problemáticos y no habían encontrado ninguna mina que valiera la pena. Lentamente la colonia fue abandonada por los colonos con excepción de los más devotos seguidores de Juan de Oñate.


    Quienes abandonaron la colonia de San Juan Pueblo regresaron a la Nueva España narrando las malas condiciones en que habían vivido y los abusos que habían visto, por lo que el gobierno español inició una averiguación sobre la situación en la colonia de Nuevo México y sobre el trato que Oñate le daba a los indios. En esos días Oñate lanzó su más ambiciosa expedición, ir desde los pueblos zuñi en el actual Nuevo México hasta el río Colorado y de ahí hasta su desembocadura en el golfo de California.



    PROVINCIA DE NUEVA VIZCAYA, ACTUAL ESTADO DE DURANGO




    En 1606 el rey Felipe III ordenó a Oñate acudir a la Ciudad de México para ser investigado y responder las acusaciones en su contra, por lo cual renunció a su empresa en 1607 por motivos financieros y las condiciones de la colonia. Sin embargo permaneció en Nuevo México hasta establecer el pueblo de Santa Fe de California, y abrir nuevas minas como las de San Luis de Potosí.


    Un nuevo gobernador fue nombrado y Oñate tuvo que defenderse en México de las acusaciones de haber usado fuerza excesiva durante la rebelión en Acoma en la que colgó a dos indios y ejecutó amotinados, desertores y adúlteros. El resultado fue el destierro de Nuevo México en 1613.


    Después de un tiempo tratando de esclarecer su verdad, el rey le otorgó el nombramiento de inspector de Minas. Murió en Guadalcanal (Sevilla) en junio de 1626.





    LIBRO LA EXPEDICIÓN DE JUAN DE OÑATE




    Patriotas Vascongados: Vascos en la Expansión del Virreinato de la Nueva España

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