Buenos días,
Soy nuevo en este foro y me he animado ha participar en él visto el carácter de respeto hacia las distintas opiniones que he leído en sus páginas. No quisiera ser redundante, porque estoy seguro que lo que voy a exponer es posible que ya este tratado en otros temas.
Me gustaría reflexionar sobre la necesidad de una “reconstrucción” histórica de las guerras carlistas. No os llevéis las manos a la cabeza. Sé que las bibliotecas rebosan de libros sobre la ideología carlista, pero yo me estoy refiriendo a la historia de la guerra en sí: hechos de armas, número de batallones, número de bajas, tropas, mandos, material bélico, uniformes… . Hace unos pocos años me entró un interés especial por el tema de las guerras carlistas, primeramente como algo superficial y seguidamente, y visto el vacío existe y el desconocimiento generalizado, con la necesidad de “reconstruir” lo que realmente paso, dejando a un lado la ideología y centrándome en las personas y los hechos de la segunda guerra carlista 1872-1876.
Lo cierto es que ha día de hoy existe un notable vacío en este aspecto. Los libros actuales pecan de simplicidad, sólo se citan los hechos, no se profundiza en el “hecho” y los errores, algunos de ellos de bulto, se trasmiten de libro en libro, ya que no se ha visionado las fuentes originales; otros son copy-pastes salvajes que desinforman más que informan.
La problemática de las fuentes originales no es menor: los escritores, incluido Pirala, muestran afinidades por unos de los campos contendientes, y las derrotas se convierten en gloriosas retiradas, los números se inflan y el valor de los soldados se infla hasta salir del pecho. Algunas veces se cuentan cosas no vividas en primera persona y los datos no casan.
He buceado en esos libros, he consultado archivos parroquiales y me reafirmo en decir, que existe un inmenso vacío que esta esperando a ser reconstruido (Evocar recuerdos o ideas para completar el conocimiento de un hecho) y el ¿Por que? Porque aun existiendo abundante bibliografía, los hechos están diseminados, parcialmente o equivocadamente explicados y de forma general, son poco o nada, conocidos.
El resultado de este humilde investigación ha sido un pequeño artículo sobre la batalla de Somorrostro en 1874 que espero vea la luz pronto. Después de la ardua tarea de unir todos los trozos de puzzle, lo que me encontré fue el relato más humano de unos chavales que se enfrentaron encarnizadamente en una guerra que no siempre comprendían y donde los voluntarios, no eran tan voluntarios, los valientes no eran tan valientes, donde las penurias campaban a sus anchas y donde cada soldado o voluntario tenía tras de sí una historia familiar. Anécdotas bastantes: los mikeletes gipuzkoanos, símbolos de la foralidad vasca, luchaban junto a los liberales y eran los “enemigos” más enconados que tenían los carlistas vascos. Si tu hijo era mikelete, tenias todas la papeletas para que si alguna partida carlista pasaba por tu caserío, a falta de matar a tu hijo, te diera a ti el paseillo. En las propias familias, incluidas en las que llevaban el carlismo en la sangre y ocupaban mandos elevados, existían hermanos que militaban en el ejercito liberal. O bien, padre carlista e hijo mikelete, que se dejaban de hablar. Total, un compendio de anécdotas de microhistoria que construyen una imagen real y humana de una guerra civil.
En mi humilde opinión, creo que falta esto. Dejar a un lado la grandilocuencia de la imagenes de la segunda guerra carlista, apartar a un lado las bellas imagenes que presentan a elementos correctamente uniformados y engalanados, para encontrarnos con el voluntario vestido con alpargatas y zamarra, que moría de frío en sus marchas y contra-marchas. Y al soldado liberal al que montaban en un tren y le llevaban de a batirse por un rey, una república o un nuevo monarca.
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