La fiebre euskaldunizadora de lo nacionalisticamente correcto no se refiere solo a los nombres sino a apellidos: Belasko, Etxebearria, Bakero, Gartzia, Rubalkaba; de López te pasan a Lopetegi, de Perez a Perurena, así como el cambio de orden de los apellidos para resaltar los eusquéricos. Todo este maravilloso proceso les hace sentirse muy felices.