Como se viene haciendo desde 1890, se celebró en Ermua el Día de la Dinastía Carlista, con la tradicional cena de alubias, caracoles y fruta, todo bien regado por un sabroso vino.




Allí nos juntamos un grupo notable de carlistas provenientes de la propia Ermua y de las regiones colindantes. Hubo carlistas guipùzcoanos, alaveses, por su puesto vizcainos e incluso de la montaña cántabra.
DEntro de un ambiente extraordinario de camadería se dieron buena cuenta de los tradicionales platos que se vienen sirviendo este día de San Carlos Borromeo, desde 1890, excepción hecha del año 1936 (Ermua estaba todavía en manos del Gobierno Vasco secesionista).
A los postres, Carlos Ibáñez dirigió unas palabras a los comensales denunciando los males del sistema actual, proclive a la corrupción por su propia naturaleza, completamente desprovista de principios y animando a los presentes a que perserveren en la lucha por los principios que recogen y aunan todo el ser y sentir carlista, de Dios, Patria-Fueros y Rey.
La despedida, como no podía ser de optra manera, estuvo acompañada de los tradicionales cantos carlistas, entre los que no podía faltar el Oriamendi, que dicho sea de paso, suena aún más bello cantado en las hermosas tierras vizcainas.




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