"LA DERROTA DE LAS ÁGUILAS" (31 de Agosto de 1813)
Por In memoriam - 31 de Agosto, 2006, 19:30, Categoría: General
Cuando los franceses cruzaron el río Bidasoa, se toparon de bruces con el IVº Ejército, el de Galicia, a cuyo frente se encontraba el brillante General sevillano don Manuel Alberto Freire-Andrade Armijo. La primera línea defensiva española estaba formada por la IIIª División, mandada por el General don José María de Ezpeleta, la Vª División, ocupando las alturas de la colina de San Marcial, y la VIIª, asentada en las poblaciones de Irún y Fuenterrabía. Como reserva, en posiciones de segunda línea, una División mandada por el General don Francisco de Longa, una División inglesa, aposentada a las afueras de Irún, y tres Brigadas, dos inglesas y una portuguesa, situadas en unas elevaciones del terreno existentes entre Vera y Lesaca; en total, unos 15.000 hombres. Al amanecer del día 31 de agosto de 1813, los imperiales lanzaron un ataque fortísimo que arrolló las primeras posiciones de los españoles causándoles numerosas bajas, entre ellas, el Coronel don Fernando Miranda, Jefe del Regimiento de Asturias. Frenados en su avance por la infantería del General Ezpeleta , los franceses , apoyados por nutrido fuego de artillería, realizaron un segundo asalto, esta vez contra el centro de las posiciones españolas, pero fueron repelidos por los granaderos del Coronel Porlier y las tropas del IIº Batallón de Marina. Ordenó entonces el mando francés dirigir el esfuerzo principal contra el ala izquierda de las defensas españolas, pudiendo rebasar los galos en un primer momento las posiciones de la IIIª División y apoderarse de unos barracones que se utilizaban como campamento; no obstante, la rápida reacción de los Regimientos de Guadalajara, Asturias y La Corona, que acudieron en ayuda de las fuerzas del General Ezpeleta, en furioso contraataque les obligaron a retirarse a sus puntos de partida. Las tropas napoleónicas fueron vencidas en todos sus intentos de rebasar las líneas españolas y obligadas a cruzar en franca retirada el río Bidasoa, distinguiéndose por su comportamiento heroico los Batallones de Voluntarios de Guipúzcoa y los soldados del IVº Batallón de Artillería. Una columna francesa que había logrado establecerse en el primer ataque en las cotas altas del monte Irachaval, fue también forzada a desalojar sus posiciones y reunirse con el grueso de su ejército. La derrota francesa fue total y de los 18.000 hombres del Mariscal Soult que habían cruzado esa mañana el río Bidasoa, 3.600 quedaron malheridos o muertos en el campo de batalla.
Enterado de la importante victoria conseguida, Lord Wellington, Comandante en Jefe de las Fuerzas Aliadas, dictó una orden en los siguientes términos: «Guerreros del mundo civilizado: aprended a serlo de los individuos del Cuarto Ejército español, que tengo la dicha de mandar. Cada soldado de él se merece con más justo motivo que yo el bastón que empuño....Dos divisiones inglesas fueron testigos de este original y singularísimo combate, sin ayudarles en cosa alguna por disposición mía, para que se llevasen ellos solos una gloria que en los anales de la historia no tiene compañera.....Franceses: huid pues o pedid que os dictemos leyes, porque el Cuarto Ejército español va detrás de vosotros y de vuestros caudillos, a enseñarles a ser soldados.»
La derrota de las águilas imperiales en San Marcial y la urgente necesidad de utilizar más tropas en la campaña de Rusia, obligaron a Napoleón a negociar con Fernando VII un acuerdo: con la firma del Tratado de Valençay el Borbón recuperaría su trono a cambio de que España se comprometiese a mantener su neutralidad en la guerra que enfrentaba a Europa con el Gran Corso. Después de cinco largos años de enfrentamientos, los invasores de nuestra Patria habían sido expulsados.
Imagen izq: Granaderos
Imagen der: Cruz de San Marcial
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