Información sobre la marcha de Salem 2005
El sábado 10 de diciembre tendrá lugar la sexta marcha contra la violencia multiculturalista en Salem, a las afueras de Estocolmo, en la capital de Suecia. Han pasado cinco años desde que Daniel Wretström murió víctima de la violencia de una banda multicultural en Salem, pero los problemas con la violencia multiculturalista en Suecia todavía existen, y han empeorado durante los años pasados. En 2004, un chico de 14 años fue asesinado por una banda multiculturalista, y recientemente hemos visto disturbios multiculturalistas en un suburbio de Estocolmo.
El sábado 10 de diciembre, los suecos protestarán contra el experimento multiculturalista que les ha sido impuesto por sus políticos. Solidarízate con el pueblo sueco uniéndote a su protesta contra la violencia multiculturalista y exigiendo un cambio.
Lugar: estación de trenes de Rönninge
Fecha: Sábado 10 de diciembre
Hora: 16:00
Traed velas y antorchas, y aseguraos de ir bien abrigados.
Nos vemos en Salem
Reglas
Marcharemos en filas de a cuatro.
No se fumará ni se usarán teléfonos móviles durante la marcha.
El servicio de orden os dará información relevante. Prestadles atención.
Encenderemos las antorchas por turnos. El servicio de orden os informará cuando os llegue el turno.
Por favor, no habléis durante el turno de oradores. Es una gran falta de respeto hacia los oradores.
Información para llegar
En tren: la estación de trenes de Rönninge está situada en la línea sur "Pendeltåg" (tren de cercanías) desde Estocolmo a Södertälje. El viaje en tren desde el centro de Estocolmo hasta Rönninge dura unos 30 minutos.
En coche: Rönninge está situado a unos 30 minutos al sur del centro de Estocolmo, por la E4. Coged la salida de Rönninge/Salem y seguid las señales de indicación hacia Rönninge.
E-mail: salemfonden@info14.com
http://www.salemfonden.info/
Salem, un suburbio de Estocolmo, el 9 de diciembre de 2000. Es apenas pasada la medianoche cuando una banda multicultural de unos quince individuos se acercan a un joven sueco que se encontraba en la parada del autobús en Säbytorgsvägen. El chico, un joven de estatura más bien baja y de complexión delgada, espera al autobús para regresar a casa de una fiesta.
- ¡Racista cabrón! - Los pandilleros le gritan mientras se le acercan. Una chica sueca de pelo largo y rubio, le grita con un acento extranjero.
- ¡Racista cabrón! ¿Te atreves a quedarte aquí? ¿Tienes miedo?
Durante las semanas anteriores al incidente, la prensa había lanzado una campaña de odio dirigida contra los patriotas suecos. Entre otras cosas, decían que unos "ultra-derechistas" habían matado a un niño de 6 años en Alemania. Estas acusaciones eran totalmente falsas y más tarde se reveló que todo había sido una mentira.
- ¡Pegadle a muerte! - chilla una chica a la agresiva pandilla, que ya había recibido el olor de su víctima, a modo de supérflua respuesta. Los pandilleros saben que se les permite más que de sobra atacar a personas cuando son sospechosas de ser racistas. Un par de días antes habían recibido luz verde desde las más altas instancias. El Primer Ministro sueco Göran Persson había declarado en un artículo en uno de los periódicos de mayor difusión de Suecia, con respecto a los nacionalistas, que "los aplastaremos". Y esta noche la pandilla multicultural sub-urbana está absolutamente dispuesta a hacer realidad estas palabras.
Cuando el asalto empieza, el chico se da cuenta inmediatamente de lo vulnerable de su posición. Sólo contra una pandilla sedienta de sangre y armada con palos de madera y otros artefactos. Intenta protegerse lanzándose contra el techo de un coche que pasaba. Ruega al conductor "Por favor, ayúdeme", esperando que el conductor le lleve a algún sitio seguro. Uno de los pandilleros grita algo al conductor, y el conductor intenta quitarse al chico de encima del vehículo haciendo marcha atrás y adelante. El chico se aferra por su propia vida, y los pandilleros le arrancan y le tiran al suelo. El coche se da a la fuga y la paliza continúa.
Ahora empieza un apaleamiento intenso. La pandilla continúa pegándole patadas y golpeando repetidamente con los palos el cuerpo y la cabeza de la víctima. Después de un rato el chico está tirado, casi sin vida, en una zanja. Entonces uno de los atacantes coge un palo de metro y medio y comienza a gopearle sin piedad en la cabeza con él, y no para hasta que una joven quinceañera que pasaba por ahí grita histéricamente y le ruega que pare. Una de las chicas que estaba participando en la paliza le chilla a la joven chica diciendo que "el racista lo merece", y el pandillero que llevaba el palo lo muestra con gestos amenazantes a la chica.
En ese momento uno de los miembros de la pandilla que se había ido a buscar a su hermano mayor, vuelve. Empieza a saltar sobre la cabeza y el cuello del chico, ahora ya casi muerto. El hermano mayor había acudido para encargarse de uno de esos detestables racistas que matan "niños pequeños" y que están en contra de la "democracia", y siente ahora como el odio le hierve la sangre.
- ¡Fuera de mi camino! ¡tengo un cuchillo!- grita excitado mientras se avalanza sobre el cuerpo casi sin vida del chico, con un cuchillo de cocina en mano.
Levanta el largo cuchillo y lo clava una vez y otra. Después de acuchillar al chico por lo menos cuatro veces en la espalda, la hoja se parte por la mitad. Entonces Khaled coge la cabeza del chico con su mano izquierda y la tira hacia atrás.
Siente un odio irracional por el mutilado chico. Un chico que él sabe que es una amenaza para la democracia. Un chico que mata a niños pequeños. Sabe que debe aplastarlo. Así que decide qué hacer. "Yo lo mataré". Estas palabras pasan por su mente mientras con lo que ha quedado del cuchillo corta el cuello del chico.
Los otros miembros de la pandilla dejan sitio a Khaled Odeh, que está sentado sobre la espalda del chico.
Satisfecho con haber liberado a la sociedad de un racista, se levanta con júbilo y se pone en pie. La sangre que cubre sus manos todavía está caliente. Mira alrededor y grita amenazador a la gente que hay a su alrededor que nadie le ha visto. Entonces sale corriendo con su hermano detrás de él. El resto de los miembros de la pandilla se van cada uno por su lado. "Aplastad el racismo", grita alguien entre las sombras.
Pero alguien ha visto a Khald Odeh. La chica sueca que fue testido del brutal asalto se acerca al chico con lágrimas en los ojos. El chico intenta levantar su cabeza, pero no puede. Sus ropas están empapadas con sangre que mana de la arteria rajada de su cuello. Intenta coger algo de oxígeno. De su boca se escucha un sonido resollador, y entonces su cabeza vuelve a caer al suelo de la fría zanja. La vida de Daniel Wretström se escapa mientras la chica trata de salvarle desesperadamente.
En vida, Daniel era un chico que provocaba la felicidad y el buen humor de los que le rodeaban. Su familia y amigos le describieron como considerado, amable y muy agradable. La llama de sus ojos fue apagada cuando sólo tenía diecisiete años y toda una vida por delante. Mi hijo Daniel era un chico blando y maravilloso, con un centelleo en sus ojos, nos dice su madre. Iluminó mi vida con su buen humor y sus bromas. No todo fue un camino de rosas, pero cada cosa que hicimos juntos nos acercó más entre nosotros. Encontraba la relajación y la calma en la pesca, y podía permanecer sentado en la barca durante horas, meditando y disfrutando de la paz del silencio. Pronto aprendí a evitar dejar que Daniel fuera a una tienda de artículos de pesca, porque podía estar horas allí dentro antes de salir. Amaba la pesca, el conocer chicas, tocar los tambores, y a su familia. A mis ojos era un chico maravilloso, del que estaba muy orgullosa. Si alguna vez nos enfadábamos, las palabras "lo siento" eran muy importante. Solía decirme "mamá, te quiero", y no le avergonzaba en absoluto que le escucharan sus amigos. Daniel era un chico que dejó una fuerte impresión en la gente que conoció, y que se ganó el corazón de las personas. Cada vez que miro por la ventana de la cocina a la casita de Daniel, veo una ventana oscura, las luces están apagadas y me pregunto, ¿por qué te quitaron la vida?
Las consecuencias legales se han descrito como una farsa, en la que jueces y jurado declararon a la juventud sueca como fuera de la ley y sin derechos legales. El asesino, Khaled Odeh, fue sentenciado a cuidado psiquiátrico por asesinato, ya que el tribunal llegó a la conclusión de que sufrió locura temporal en el momento de cometer el crimen. Cuando se formula un veredicto de esta forma, no es raro que el convicto sea declarado sano depués de un año, y salga a la calle. Sólo se juzgó a seis de los participantes en el macabro acto. Tres de ellos fueron sentenciados a cuarenta y ocho horas de servicio comunitario, y a contactar con los servicios sociales. Otros dos a pagar 1800 coronas suecas (unos 200 euros) en multas. Y el último salió libre bajo palabra y con una multa de 1800 coronas. ¿Vale tan poco la vida de un chico sueco? ¿Menos que una multa por exceso de velocidad?
No estás solo si no quieres ver tu sociedad destrozada y brutalizada. Para mantener viva la memoria de un joven sueco cuya vida ha sido derramada en el altar de sacrificios de las clases dirigentes, hay una marcha memorial cada año, en el aniversario de su asesinato. En el año 2001 se reunieron 1400 manifestantes para protestar contra la violencia acelerada contra los suecos. Lo mínimo que podemos hacer es participar en esta manifestación en memoria de Daniel, y elevar nuestra repulsa por este cambio social negativo. ¡Cualquiera que se oponga a la violencia multicultural es bienvenido!
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