Misa por el Beato Carlos I en Barcelona.



Con motivo de la celebración de la festividad del Beato Carlos I, emperador de Austria y rey de Hungría, tendrá lugar una misa el próximo Sábado 21 de octubre a las 11 de la mañana en la Capilla de la ANFE (Adoración Nocturna Femenina), calle Aragón 268 (entre Paseo de Gracia y Rambla Cataluña, junto a Servicio Estación). Será una ocasión para recordar el ejemplo de este reciente beato y pedir su intercesión en estos tiempos especialmente necesitados de políticos verdaderamente cristianos y santos. Os esperamos.



























Carlos de Habsburgo, emperador de Austria y rey de Hungría





beatificado por Juan Pablo II el domingo 3 de octubre de 2004.

















«Mi única aspiración ha sido siempre conocer lo más claramente posible en todas las cosas la voluntad de Dios y realizarla de la manera más perfecta».










Nacido a orillas del Danubio en 1887, era el primogénito del archiduque de Austria Otón Francisco –nieto de su alteza imperial y real Francisco José– y de la achiduquesa María Josefina, princesa y duquesa de Sajonia.







En 1911 se casó con Zita Borbón-Parma. “Ahora tenemos que llevarnos el uno al otro al cielo”, se dijeron.







Carlos se convirtió en el príncipe heredero tras la muerte de su tío abuelo Francisco Fernando, cuyo homicidio causó del estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914, y a la muerte de su tío abuelo Francisco José, se convierte en 1916 en emperador con el nombre de Carlos I.







Heredaba una potencia en crisis y en decadencia en medio de una cruel guerra. Visitó las tropas que estaban en primera línea de combate, enviando informes exactos sobre la situación militar, sin esconder que el conflicto, con el paso del tiempo, se estaba transformando en una matanza sin precedentes.











Pequeños episodios dan una idea de su fe sencilla y sincera, y de su firme carácter. Rezaba con devoción el rosario y procuraba que todas las subdivisiones, incluso las que estaban en primera línea, pudieran oír la santa misa y recibir los sacramentos.







En la política interna desarrolló amplios programas a favor de la justicia social, y medidas en contra de las corrientes nacionalistas disgregadoras, para mantener la unidad en la diversidad de sus reinos.







Sollozando ante los cadáveres en el frente, exclamaba «ningún hombre puede responder de esto ante Dios. Yo pongo punto final lo antes posible». Frente a la ruina y la muerte en las trincheras, y la acción devastadora de los submarinos, Carlos comenzó a tratar de poner en marcha negociaciones secretas de paz, pero a causa de deslealtades y traiciones no pudieron llevarse a cabo. Años después, el socialista radical francés Anatole France dijo del joven emperador: «Fue el único hombre decente, surgido durante la guerra, en un puesto directivo; pero no se le escuchó. Deseó sinceramente la paz, y por eso fue despreciado por todo el mundo. Se perdió una ocasión estupenda».







Tras la capitulación en 1918 y las revueltas interiores, marchó a Suiza en 1919 para evitar conflictos de sangre pero negándose a abdicar. Dos intentos fallidos de volver al trono de Hungría en 1921 le llevan de nuevo al exilio definitivo, esta vez fuera del continente, en la isla de Madeira.







Falleció en Funchal en la primavera de 1922 a causa de una enfermedad, y entregaba su alma al Señor en los brazos de la emperatriz Zita, embarazada de su octavo hijo, acompañado de sus pequeños y en la soledad del destierro. 30.000 isleños asistieron al funeral del último emperador de Austria, quien perdió imperio, fama y salud por luchar por la paz en Europa, pero ganó el más perfumado laurel de las victorias: la santidad







En la ceremonia de publicación del decreto de “virtudes heroicas”, se afirmó que el emperador Carlos, con el apoyo de la fe, buscó la paz, ayudó a los pobres y cultivó con empeño su vida espiritual; su acción de gobierno se inspiró en la doctrina social de la Iglesia; fomentó la justicia, la paz, se preocupó por los pobres y alimentó un constante anhelo a la santidad. Fue ejemplar como marido, padre y soberano. El milagro que se le atribuye para la beatificación es la curación en 1960 de una religiosa de Brasil que padecía una parálisis incurable.







Con su beatificación, Carlos I es propuesto al pueblo cristiano, y especialmente a los Jefes de Estado y de Gobierno, como modelo de virtudes en el ejercicio de la vocación política.
















Extraído del Foro Santo Tomás Moro - http://miarroba.com/foros/ver.php?fo...temaid=5787254