Tema: Las razones de una convención

La acción política debería comportar que aquello que se piensa sea lo mismo por lo que se lucha. No tiene sentido decir que se piensa algo y dedicar los esfuerzos a otra cosa. Con la convención del Partido Popular ha salido a la luz lo que ya se sabía: que está acelerando su transformación, desde la antigua AP, como partido de referencia para canalizar el voto de la derecha española hacia los fines y designios del capitalismo global. En la izquierda es el PSOE el que se ocupa de ello y el esquema se repite, a veces con variantes, en todas partes.

El caso es que en ningún lugar las constantes establecidas por los amos del juego van a variar ni un milímetro, por la sencilla razón de que hay cosas que no se votan. Así, las críticas que aparecen en uno u otro medio son descalificadas como "absurdas", mientras que los verdaderos fines se presentan como cuestiones de necesidad histórica. Por ejemplo en ningún lugar está escrito que el modelo neoliberal sea una ley intrínseca del universo. Más bien, su prestigio viene de la falta de alternativas y de su escamoteo al debate público no marginal. El balance es que nada, absolutamente nada de lo esencial, cambiará.

Pero lo que importa en este artículo es plantear cuál es el papel del PP en todo esto. En España existe una gruesa capa social arraigada profundamente en las coordenadas identitarias del país que, además, no desea ni la balcanización multiétnica, ni la fragmentación nacionalista. Un sustrato que tiene unas creencias religiosas capaces de sostener sólidos principios y que sabe que la familia se da de tortas con la deslocalización económica y con la precariedad laboral. Parte de todo esto existe también en la izquierda, aunque quizás menos.

Así, el papel del PP consiste en narcotizar y canalizar ese voto hacia situaciones inoperantes que en modo alguno impidan el lento deslizamiento hacia los designios del capital global. Con las tropelías de los nacionalismos, el PP juega la carta de hacer creer que éstos y solo éstos constituyen la principal amenaza contra la nación española. Desgraciadamente no es así. Es evidente que las más importantes revoluciones de la historia ocurrieron en el silencio. Cosas como, por ejemplo, el porqué de la inmigración, la mencionada deslocalización multinacional o la importación de productos del Tercer Mundo no salen en la COPE. La última traición al pueblo es la petición realizada por el partido de Mariano Rajoy para que los inmigrantes voten en las elecciones municipales.

Nada de esto resulta extraño. Por eso pretender que, desde dentro, puede variarse aquello a lo que realmente se sirve y que es un fin sólidamente establecido representa una ausencia total de sentido político; en algunos casos, bordea la deserción.

Ha llegado la hora de recorrer un camino salvador muy distinto. ¿Quién se atreverá a recorrerlo?

Eduardo Arroyo.
http://www.elsemanaldigital.com/arts/47058.asp

Sobre todo al psoe, si no al tiempo o a iu