Acaba de aparecer en Barcelona, editado por Ediciones Scire, un conjunto de escritos de Francisco Canals Vidal bajo el título Catalanismo y tradición catalana. La obra de Canals, catedrático de Metafísica en la Universidad de Barcelona, profesor de la prestigiosa Fundación Balmesiana y eminente divulgador de la secular escuela tomista de Cataluña, debería ser leído por toda la colección de sujetos que campan por la prensa hablando una y otra vez de "Cataluña".
Canals nos habla de la tradición popular catalana fundada en la mentalidad medieval, siempre rebelde contra las ideas difundidas por la modernidad y la Francia revolucionaria. Nos explica el autor que nadie en Europa se ha sublevado más veces contra esas ideas, que a la postre han acabado triunfando. Canals subraya el carácter popular de unas revueltas que totalizaron quince años de guerra contra el liberalismo burgués entre 1822 y 1876: el Alzamiento en apoyo de la regencia de Urgell y contra la Constitución de Cádiz, la guerra dels agraviats en 1827, la primera guerra carlista, la guerra dels matiners de 1846 a 1849, y la segunda guerra carlista -tercera guerra carlista en Cataluña- de 1872 a 1876. El arranque de este esfuerzo patriótico catalán arranca de su presencia en los Tercios durante el siglo XVI y de su lucha heroica en Viena y en Budapest al servicio de España y de Occidente.
Una fecha clave en esta lucha es el 11 de septiembre de 1714, un día sentido por los catalanes de entonces como un hito en la lucha por la liberación de España. En la víspera de la heroica capitulación de Barcelona, se publicó un bando en lengua catalana, convocando en las plazas de Junquera, Borne y Palacio a todos los ciudadanos: "Haciendo el último esfuerzo, y dando testimonio a los que habrán de venir, de que se han ejecutado las últimas exhortaciones y esfuerzos, protestando de los males, ruinas y desolaciones que sobrevengan a nuestra común y afligida patria, y del exterminio de todos los honores y privilegios, quedando esclavos con todos los demás españoles engañados, y todos en esclavitud del dominio francés; pero se confía con todo, que como verdaderos hijos de la patria y amantes de la libertad acudirán todos a los lugares señalados, a fin de derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España".
Por todo esto, la falsificación histórica –y la suplantación- que supone conmemorar, en clave de reivindicación nacionalista, la derrota de un puñado de patriotas españoles, demuestra cómo los sediciosos catalanes escupen sobre varias generaciones de muertos.
Desgraciadamente ninguna sociedad puede escapar impune a la globalización de la mentira, por la simple razón de que la mentira, cuando es aceptada, nunca queda confinada a los límites que queremos imponerle. Los políticos que, al revés que el profesor Canals, hacen la vista gorda ante este monumental timo intelectual serán responsables de un futuro que ya se presenta oscuro.
Eduardo Arroyo
Fuente: http://www.elsemanaldigital.com/arts/48944.asp
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Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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