¿DÓNDE ESTAN LOS DE LA SER?


Los apagones sufridos recientemente por cerca de medio millón de barceloneses, no fueron propiciados por un fallo general en la red eléctrica. Según informaciones recibidas, todo se debió a una perfomance bien calculada de ZP y el trifásico catalán, en un intento por actualizar la memoria histórica -que es lo que se lleva ahora-, coincidiendo con el setenta aniversario de los bombardeos facciosos sobre la ciudad Condal. Otras informaciones de menor solvencia, pero a la espera de ser contrastadas por los redactores de Hispanismo.org, aseguran que fue un gesto solidario con el corralito privado de los hermanos Castro. Eso si que es una Second Life auténtica y no el paripé montado por el mendrugo Llamazares, que ya no sabe que hacer para que se le preste un poquito de caso.

Dejando de lado dichas informaciones, lo que ya a nadie se le escapa, es que vivimos en un país de caspa y pandereta, que cuando no se estropea el tren, se nos va la luz y, cuando no, se nos calcinan miles de hectáreas de pino protegido, mientras un carguero vomita, tan ricamente, su carga putrefacta en nuestras costas, poniendo en peligro la industria nacional por excelencia: la tumbona. Para redondear el verano, ya sólo nos queda una intoxicación masiva por salmonelosis en Córdoba y que la dirección de Iberia anuncie suspensión de pagos a final de mes. Menudos quince días de tensión nos esperan. Se me olvidaba: y que los psicópatas de la ETA perpetren una carnicería en un supermercado para dejarnos congelados, sin necesidad de cambios climáticos.

A todas estas calamidades, ya hay quién le está intentando sacar rendimiento electoral. Esta vez no me estoy refiriendo a las huestes de don Mariano, que ya se encuentran refrescando Meyba por aguas del Levante. Estoy hablando del micronacionalismo local catalán, que vuelve a lloriquear -exigiendo por enésima vez en una semana-, la separación de España, porque la pela és la pela, y las quiere todas. Y no para invertirlas en un tendido eléctrico en condiciones, sino para subvencionar la selección nacional de macramé, que es lo que se lleva ahora.

Los que no han abierto la boca después de tanta calamidad encadenada, son los dóbermans de la cadena SER. Deben estar guardando todavía luto. Son tan sentidos. Puede que también, con la solina que está cayendo, no tengan ni cuerpo, ni brío para andar convocando manifestaciones y caceroladas delante de la sedes del gobierno de la nación.

Ara no toca, como decía el gran Pujol, y punto. Y nada tiene que ver que sean amiguetes, los unos con los otros, y viceversa.

¡Felices vacaciones!


Arnau Jara
El traidor