Gran artículo otra vez de E. Arroyo, de no ser por él me pregunto en cual de nuestros "prestigiosos" medios nos íbamos a enterar de qué cosas.
Lo que está sucediendo en Pakistán llena muchas horas de televisión pese a que no lleva a reflexionar a los que han diseñado la política exterior de Occidente.
La prensa conservadora francesa, alemana y también la española jalean a Nicolas Sarkozy y a Angela Merkel por mostrar su dureza con Irán, mientras que en la precampaña, casi abiertamente en marcha, de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, demócratas y republicanos rivalizan por ver quién se muestra más belicoso. El pueblo americano ha sido traicionado por los políticos a los que votó esperando un pronto fin del desastre iraquí.
Todo sigue igual que siempre pero resulta que, ahora, Pervez Musarraf, que ha declarado el estado de excepción y ha hecho arrestar a numerosos opositores perpetrando su segundo golpe de estado tras el primero de 1999, recibe el apoyo expreso del presidente George W. Bush. O sea que alguien tan poco demócrata como el líder pakistaní obtiene la ayuda indisimulada del campeón de la democracia. ¿No es esto absurdo? No. Es más bien muy lógico. Si Pakistán cae ¿cree alguien que Benazir Buttho va a poder contrarrestar a los militantes islámicos que ya han intentado asesinarla? Con un Pakistán hostil a Occidente, ¿cómo va a evolucionar la situación en Afganistán e Irak?
Lo que queremos decir es que la situación incubada en Pakistán debería devolver al mundo real a tanto iluminado. Muchos deberían retornar a un mundo real donde los intereses de los Estados prevalecen frente a las chaladuras de los ideólogos. Es una pena que Occidente solo aplique esta receta puntualmente y no lo haya hecho en otros momentos de su historia, por ejemplo, en la primavera de 2003, cuando se gestó el actual desastre de Irak.
Por entonces, como ahora con Irán, se nos decía que los militantes islamistas nos odiaban por ser libres, democráticos y liberales en lo económico, cuando en realidad se nos odiaba, no por lo que éramos y somos, sino por lo que hacíamos y hacemos.
En el caso concreto que nos ocupa, Pakistán fue un aliado en la zona durante la guerra fría y los Estados Unidos emplearon el país como base de operaciones para la guerrilla que hostigaba al Ejército Rojo en Afganistán. Después, los Estados Unidos traicionaron a Pakistán para apoyar a su adversario principal: la India. Ahora ningún musulmán ve a los Estados Unidos –y por extensión a Occidente- como la cuna de la libertad, sino como un conjunto de potencias imperialistas y arrogantes que después del fin de la guerra fría y de sus victorias en la primera guerra del Golfo, no solo no retiraron sus tropas, sino que se instalaron permanentemente en Kuwait, en la tierra sagrada de Arabia Saudita y en todo el Golfo Pérsico. Los Estados Unidos y todo el Occidente atacaron a un país -Irak- que no les había atacado a ellos y que ni suponía una amenaza ni poseía unas supuestas armas que resultaron ser propaganda falsa.
Finalmente, Occidente era y es despreciado por una cultura nihilista y destructiva y por el apoyo incondicional y absolutamente acrítico a Israel, a quién el Islam considera el gran ladrón de la tierra y la dignidad palestina. Curiosamente, nadie hace el intento de vernos a nosotros mismos como ellos nos ven, una acción que nos hubiera devuelto a la realidad, tal y como ahora ocurre en el caso de Pervez Musarraf.
Pocos ven en el esfuerzo por contemplar el mundo con los ojos del otro, una inteligente acción de política exterior. En los Estados Unidos, Michael Scheuer, el responsable de la unidad de la CIA que siguió el rastro de Osama Bin Laden por medio mundo entre 1996 y 1999, dimitido en 2004, ha escrito un interesante libro que se titula precisamente así: Through our enemies eyes (A través de los ojos de nuestros enemigos). Desgraciadamente, la elite política de aquél país –y nuestros clones locales- prefiere hacer caso de personajes como el alucinado Giuliani, que contempla el mundo bajo los efectos del narcótico suministrado por Cheney y sus amigos neoconservadores.
Michael Scheuer
Solo unos pocos entienden el problema en sus justos términos. En palabras de Michael Scheuer, en referencia al debate sostenido por el candidato a la nominación republicana Ron Paul el pasado mes de mayo, "creo que el Dr. Paul ha entendido el problema de manera correcta. Esta guerra es peligrosa para América porque no se basa en cuestiones de igualdad de género, como sugiere Giuliani, o en otro tipo de libertades, sino simplemente en lo que hacemos en el mundo islámico; básicamente porque estamos allí, como el Dr. Paul dijo en el debate".
Solo una minoría se ha planteado, no si la medicina es escasa, sino si es o no contraproducente y en España preferimos defender nuestros intereses bajo un pro-bushismo acrítico, desde las sandeces de los diarios conservadores –La Razón, ABC- hasta la histeria antiamericana del complejo económico-izquierdista que sostiene a El País. Bufones como Hugo Chávez proporcionan la excusa perfecta para inducir equívocos en el debate de la política exterior: si Chávez dice lo que dice, sus amigos son mis enemigos y el resultado es que tragamos sin preguntar las insensateces de la administración Bush, sin preguntarnos si no habrá una tercera opción y si Chávez y el "populismo" que inflama Sudamérica no serán el resultado lógico de años de política errada.
A la pregunta de si somos ahora más o menos vulnerables que en las días posteriores al 11/S, el mencionado Michael Sheuer explicaba:
"En términos globales, más vulnerables. Estamos más seguros en la aviación. Estamos más a salvo de ser atacados por algún loco que intente entrar en el país por una aduana; hemos gastado millones en eso. Pero en su mayoría nuestras victorias son tácticas y no estratégicas. Ha habido éxitos importantes de los servicios de inteligencia y de las fuerzas especiales que han capturado y matado a militantes de Al-Qaeda, pero a la larga, eso es solo una estadística y no un progreso. No podemos capturarles uno a uno y llevarlos ante la justicia. Son muchos y su número es mayor ahora que antes del 11/S. En la retórica oficial de los occidentales, sus organizaciones son finitas pero cada vez que interferimos en el mundo musulmán, ellos ganan apoyos. A la larga, no estamos más seguros porque estamos trabajando bajo el supuesto de que nos odian por nuestra libertad cuando de hecho nos odian por nuestras acciones en el mundo islámico. Está nuestra presencia militar en los países musulmanes, la percepción de que controlamos la producción de petróleo del mundo musulmán, nuestro apoyo a Israel, a los países que oprimen a los musulmanes como China, Rusia, India y a las tiranías árabes. El pacto con Gadafi en Libia parece hipócrita: hacemos las paces con un dictador brutal si nos proporciona petróleo. El presidente Bush tiene razón cuando dice que todos los pueblos aspiran a la libertad pero no admite que los pueblos tienen definiciones diferentes de la democracia. Lo más perjudicial que hacemos es promover públicamente la democracia mientras que apoyamos tiranías. Desde el punto de vista de la democracia, Arabia Saudí es mucho peor que Irán. Empleamos el término islamofascismo pero lo apoyamos en Arabia Saudí, en el Egipto de Mubarak y también en Jordania, que es un Estado policial. No tenemos una estrategia porque no tenemos ni idea de lo que motiva a nuestros enemigos".
Cuando todo parece empeorar, ¿no sería interesante ver las cosas de otra manera?
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Eduardo Arroyo
http://www.elsemanaldigital.com/arts/75938.asp?tt=
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Gran artículo otra vez de E. Arroyo, de no ser por él me pregunto en cual de nuestros "prestigiosos" medios nos íbamos a enterar de qué cosas.
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
Muy bueno, quizá me compre el libro mencionado. Si te gustan periodistas realistas e independientes como Arroyo y entiendes el inglés, lee los artículos de Robert Fisk en www.independent.co.uk ( lo echaron del Times por ser demasiado objetivo) solo sus artículos el resto del periódico no vale mucho la pena.
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