Unas verdades sobre Obama y McCain que no gustarán a Pepiño
El mandamás del aparato del PSOE ha personificado la reciente "Obamanía" del partido de ZP. Pero un análisis del candidato no le haría mucha gracia. Tampoco su contricante está limpio.
En medios afines al "centro-derecha" se apoya claramente a John McCain con motivo de las elecciones norteamericanas que tendrán lugar el próximo mes de noviembre. No es de extrañar, porque los que conforman la opinión de estas personas pertenecen sin lugar a dudas a lo que en esta columna y entre los auténticos patriotas de los Estados Unidos se da en denominar el "Partido de la Guerra".
La opinión de los mencionados medios del "centro-derecha" no interesa en absoluto por la sencilla razón de que hay gente que nunca aprende y, si bien el desastre estratégico de Irak es cada vez más evidente, estas personas volverían a incurrir en exactamente los mismos errores en el caso de verse en una situación similar. Ahora, desde su falta absoluta de análisis e información, se empeñan en apoyar a McCain y en atacar a Obama, quizás porque, como los "ideólogos" del PSOE apuestan decididamente por éste, ellos tiene que apostar justo por lo contrario, es decir, John McCain.
Dentro de este paradigma de mera reacción, no es de extrañar artículos como el de César Vidal (Marine Roger, La Razón, 12-8-2008), que esgrime la opinión de un "marine", como si la nobleza y la rectitud que proporciona la vida militar fueran argumento en favor del continuísmo de una de las políticas exteriores más estúpidas y fracasadas que ha llevado administración americana alguna.
Si se hubieran molestado en estudiar las elecciones norteamericanas fuera de los estrechos márgenes que establece la dictadura de lo "políticamente correcto" -es decir, aquellos criterios establecidos por la izquierda según los cuales la "derecha" o es ultraliberal o es "fascismo"- sabrían que hay tres temas en los que los EE.UU. se juegan su existencia como nación: la política exterior, la política demográfica y la política económica, las tres como síntomas de un determinado estado espiritual que no vamos a exponer aquí por exceder de los límites de este artículo.
Pese a que los tres temas preocupan al pueblo estadounidense, existe una escasa diferencia entre los dos candidatos en las tres cuestiones claves en las que se decide la política (y la supervivencia) de los Estados Unidos. Así en política exterior, en política demográfica y en economía, McCain y Obama, por su trayectoria y por sus declaraciones -antes y después de la campaña electoral-, no se diferencian demasiado. De hecho, pese a que este pueblo está harto de guerras absurdas en nombre de la "democracia" -la encuesta de CBS News realizada a primeros de agosto da a George W. Bush un 25% de apoyo-, McCain y Obama continúan defendiendo una clara continuidad intervencionista en política exterior.
A este respecto, llama la atención un artículo, aparecido en The Wall Street Journal, bastión del Partido de la Guerra, el pasado 2 de junio, titulado Don´t Expect a Big Change in U.S. Foreign Policy (Que nadie espere un gran cambio en la política exterior norteamericana), en el que Timothy J. Lynch y Robert S. Singh, ambos de la Universidad de Londres, nos cuentan cómo, gane quién gane en noviembre, la política exterior de los EE.UU. será tanto o más intervencionista.
Según Lynch y Singh, "el deseo de deshacerse de George W. Bush no hará que su relevo sea menos comprometido con la persecución de la prosperidad y la seguridad por parte del actual presidente. Por tanto, suscitar expectativas dentro y fuera de América por una rápida transformación de la política exterior, conducirá posiblemente a la decepción. Como dice un proverbio rumano: El cambio de líderes es la alegría de los idiotas".
Así, mientras que McCain alardea de sus delirios belicistas, Obama, al que algunos consideran el clásico y estereotipado luchador negro por los derechos civiles, se deshace en alabanzas a los halcones "likudniks" del "lobby" proisraelí, tal y como se desprende de su discurso ante el "America Israel Public Affair Comittee" del pasado 8 de junio. El mencionado discurso es un ejemplo de cómo los candidatos a la Presidencia tienen todos que rendir cuentas ante un "lobby" que cree neciamente que los intereses de Israel son los de los EEUU y viceversa.
En lo que respecta a la política demográfica, la posición de McCain en favor de la inmigración sin control y del aborto igualmente sin control ya la hemos tratado en el artículo publicado en El Semanal Digital, el pasado 8 de febrero (véase Una falsa elección: John McCain, el abortista e izquierdista "neocon") y no será reiterada aquí porque no ha variado un ápice.
En el caso de Barack Obama, el senador por Illinois se muestra, como McCain, a favor de amnistiar a unos diez millones de ilegales. En su página web puede leerse, como parte de su Obama´s plan, la apuesta decidida por "sacar a la gente de la sombras" de manera que los ilegales puedan convertirse -igual que en España con las regularizaciones de Aznar o de Caldera- en ciudadanos americanos por arte de birlibirloque a fin de que puedan encontrar trabajo. Obama realiza así mismo una defensa del "trabajo cualificado", que por otro lado ayuda a las grandes corporaciones a abaratar los costos más elevados del personal que más cobra.
Además, David Freddoso acaba de publicar en los EEUU un best-seller titulado The Case Against Barack Obama, que argumenta que los católicos -pero también otras religiones- no deben votar a Barack Obama por su defensa radical del aborto. Tanto Obama como su mujer Michelle han defendido no solo el aborto habitual, sino también lo que se conoce como partial birth abortion, un procedimiento claramente infanticida que induce el nacimiento para luego triturar y succionar la cabeza del feto en el canal del parto.
De hecho Michelle Obama ha dicho que ella y Barack lucharían "sin descanso" en defensa de "este legítimo procedimiento médico", tal y como puede leerse en la carta de Michelle Obama para recaudar fondos durante la campaña electoral de su marido al Senado, fechada el 17 de febrero de 2004. Según manifiesta Freddoso, "no he podido encontrar un ejemplo en toda su carrera en el que votara por regular o restringir la práctica del aborto". De acuerdo con Freddoso, en 2007 Obama afirmó que su primer acto como presidente sería firmar una Freedom of Choice Act (Ley de Libertad de Elección) que suprimiría cualquier regulación local, estatal o federal que restringiera el aborto. Según la National Organization for Women, tal ley aboliría cualquier restricción a la financiación gubernamental del aborto. La defensa de aborto y la justificación económica de la inmigración ponen a Obama en sintonía con los intereses del capital global y con la propia decadencia moral de América.
Por último, en las cuestiones económicas es donde quizás exista alguna diferencia, aunque muy muy ligera. Pese a que la política de "libre comercio" irrestricto -personificada en el NAFTA- está destruyendo el tejido manufacturero de los EE.UU. y está condenando a este país al paro y a la precariedad o a convertirse en una economía tercermundista de servicios, McCain se ha obstinado en defenderlo. Ante los obreros de Idaho, uno de los Estados más castigados por la deslocalización económica, manifestó que "los empleos no van a volver" y acto seguido se marchó a México para asegurar que el NAFTA no sería renegociado. Por el contrario, Obama se percató de que el NAFTA era letal para la economía y apuesta por la renegociación con México y con Canadá.
Sin embargo su postura es lo suficientemente ambigua como para que al final todo siga igual si es que él es elegido presidente. En el 2007 AFL-CIO Primary Democratic Forum podía leerse el pasado 8 de agosto de 2007, "la gente no quiere una camiseta más barata si eso le cuesta su empleo durante el proceso. Prefieren tener el empleo y pagar un poco más por la camiseta. Y creo que esto es algo en lo que todos los americanos estarán de acuerdo. Pero esto suscita una cuestión más importante: la globalización está aquí. Y debemos comerciar a lo largo del mundo. No queremos quedarnos quietos mientras el resto del mundo está ahí fuera adoptando las medidas que necesita para expandir el comercio. El congreso tiene una responsabilidad porque tenemos recompensas en nuestro sistema impositivo para las empresas que se llevan empleos al extranjero en lugar de invertir aquí en los EEUU. Y esto es un reflejo del grado en el que intereses especiales están modelando nuestra política comercial. Esto es algo con lo que voy a acabar". Esta declaración, si bien algo antigua, retrata bastante bien que la opinión de Obama al respecto de la globalización pone una vela a Dios y otra al diablo, tal y como demostró votando a favor de un acuerdo de libre comercio con Omán pero votando en contra de extender CAFTA a los países centro-americanos.
En suma, Obama y McCain, McCain y Obama son posiblemente la garantía de que un poder asentado no se sabe muy bien donde en los Estados Unidos, continuará destruyendo la soberanía nacional norteamericana y minando la identidad misma del país. Igualmente, seguirá restringiendo el crecimiento demográfico autóctono para sustituirlo por una masa flotante de mano de obra extranjera, fácilmente reubicable y sin derechos de ningún tipo. Ese poder cree que el modelo que se está construyendo en los EE.UU. es exportable a todo el planeta por las buenas o por las malas. En la base se encuentra una enfermedad espiritual que cree legítimo someter a todo un país mediante la herramienta del mercado.
Por todo ello, y si el conjunto de Occidente asume este estado de cosas sin plantear la menor crítica, se avecinan nubarrones muy oscuros en el horizonte del mundo.
Ánimo a que se siga el enlace al artículo original y se compruebe el nivel, Maribel, de los lectores "patriotas" de este país. Uno llama a Arroyo "rojo"...
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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