El mayor ridículo de la historia democrática europea
NO SÉ si Soraya y Dolores le habrán explicado a Mariano Rajoy que no se puede defraudar a los propios electores. Leopoldo Calvo Sotelo con la complicidad de Landelino Lavilla y la colaboración de sus ministros García Díez, Martín Villa, Pérez Llorca, Luis Ortiz, Sancho Rof, Íñigo Cavero, García Añoveros y otros de cuyos nombres no quiero acordarme se instaló en la social democracia y ofendió al electorado de centro derecha que era el soporte de la UCD. Algunos ministros de Calvo Sotelo eran pavos reales que babeaban para conseguir el aplauso de la izquierda y del periódico adicto. El espectáculo daba asco y, claro, los electores del centro derecha reaccionaron con dignidad y buscaron otra opción.
Calvo Sotelo, sus ministros y su UCD pasaron de 167 diputados a 12. El mayor ridículo de la historia democrática de Europa. Ni siquiera Calvo Sotelo tuvo votos suficientes para continuar siendo diputado. El libro Guiness se enriqueció con el espectacular récord. Ministros y políticos de derechas de toda la vida se dedicaron a jugar a la izquierda y el resultado fue acongojante. «La política pasa siempre factura a pusilánimes y traidores», decía el sabio Adenauer. Todavía algunos protagonistas de aquel desastre gallean, escondiendo como pueden la vergüenza de las elecciones de octubre de 1982 que les borró del mapa.
Aznar hizo todo lo contrario. Fue flexible y dialogante siempre pero se mantuvo firme en los principios del electorado que representaba. Y en el año 2000 se alzó con una copiosa mayoría absoluta. La diferencia entre Calvo Sotelo y sus ministros jugando a la izquierda y el Aznar serio y responsable supuso la distancia que va de 12 escaños a 183. Aznar dio además la lección de retirarse como candidato en septiembre del año 2003 cuando aventajaba a Zapatero en 14 puntos según las encuestas más hostiles.
Tientan ahora algunos a Rajoy para que se desplace a la izquierda porque a la derecha la tiene cautiva. Craso error. El centro derecha no está cautivo de nadie y se puede montar un partido en 24 horas. Es inteligente escarbar votos en el centro-centro, ocupado hoy por Rosa Díez, pero convengamos que ahí los sufragios son escasos. Ése fue el error de Suárez y Calvo Ortega con su CDS. Cristalizados el centro derecha y el centro izquierda, el caladero de votos se encuentra en el sufragio variable, en los ciudadanos sin adscripciones ideológicas que votan según les va en la feria. Si Rajoy se asegura el apoyo sin fisuras del centro derecha, lo que procede es canalizar en su favor el descontento de los ciudadanos que están al margen de los partidos políticos y que viven sufriendo las ocurrencias de Zapatero. La victoria o la derrota electoral, en sus votos se encuentra.
Estamos a dos años vista de las elecciones generales. Incluso Rajoy le puede ganar a Zapatero. Pero debe andar con pies de plomo, taponarse las orejas ante los cantos de sirena, afianzarse en su electorado y conquistar a los descontentos que crecen con la celeridad de los elogios de Leire Pajín a Zapatero.
Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
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